Posted by : Vaig a Peu lunes, 29 de octubre de 2018

Los lugareños llaman “arribes” a las pendientes, a menudo repentinas y abruptas, que descienden al río, y no hay mejor definición para un espacio formado por altas planicies (penillanuras) continuamente interrumpidas por gargantas fluviales de las que son responsables tanto el río Duero como sus afluentes: Tormes, Uces, Huebra y Águeda. Cinco elementos definen el paisaje Arribes del Duero. Los medios agrícolas predominan en las zonas llanas o ligeramente onduladas de penillanura, en las cercanías de los pueblos. Los bosques dominados por la encina, aparecen relegados a manchas aisladas, muchas veces acantonadas en las escarpadas vertientes de los cañones fluviales. El matorral ocupa vastas áreas de ladera y penillanura abandonadas al uso agropecuario, con predominio de piornales de escoba blanca y abundancia de jaras de varias especies. Los ríos constituyen una de las señas de identidad del parque, aunque solo algunos tramos, ajenos a los embalses y aprovechamientos hidroeléctricos que proliferan en la zona, conservan su bosque de ribera original. Por último, los cañones y gargantas fluviales conforman los escenarios más imponentes y llamativos de Arribes, sirviendo de refugio a la fauna más representativa del Parque Natural (cigüeña negra, águila-azor perdicera, águila real, alimoche, roquero solitario).
CÓMO LLEGAR:Desde Aldeadávila de la Ribera, por la SA-314 hasta la Zarza de Pumareda, continuar por el camino de la Zarza hasta Mieza. Nosotros aparcamos en la Plaza del Humilladero.
COMPONENTES:VICENTE Y SUSI.
ITINERARIO:01-MIEZA / 02-DECHA. DEJAR GR-14 / 03-DERECHA / 04-DCHA. CAMINO/ 05-IZQ. CARTEL / 06-ENTRADA MERENDERO / 07-MIRADOR DEL ÁGUILA / 08- SENDERO / 09-PARED / 10-PINCHOS / 11-SALTAR MURO / 12-ARROYO / 13-SENDERO IZQ. / 14-FUENTE SECA / 15-¡OJO! SENDERO DEFRENTE / 16-IZQUIERDA / 17-CAMINO PISTA / 18-COLAGÓN DEL TÍO PACO / 1-VIRGEN / 20-MIRADOR DE LA CODE / 21- GR-14 / MIEZA.

LA RUTA: Al llegar temprano ayer, nos dio tiempo a visitar la oficina de Turismo y decidir la ruta para hoy que ya teníamos grabada en el GPS. Nos vamos a Mieza, a recorrer sus miradores y por la tarde, crucero fluvial por el Duero.

Hemos cargado provisiones en el super y en la panadería, y enseguida estamos en Mieza. Las distancias en los desplazamientos son muy cortas. En estas fechas los pequeños pueblos está sumidos en un sereno letargo.


Iniciamos junto a la ermita del Humilladero cruzando el centro del pueblo hasta que salimos a campo abierto. Vemos la balsa de una fuente y un cruce de caminos, no haremos caso a los carteles de los miradores y marcharemos por la izquierda.


Este tramo está marcado como GR-14 que va en dirección a Vilvestre. Vamos subiendo con un moderado desnivel que nos pasea por campos cercados con muretes de piedra seca, por los que sobresalen los almendros y las encinas.


Son campos de pastos parcelados con muchas puertas de acceso y alguna casita de aperos pero vacíos de ganado. Alcanzada la penillanura el camino deja de subir y se alargan las vistas moteadas de manchas de encinar.


Poco después dejamos el GR-14 por otro camino a la derecha que nos otorga vistas a los no muy lejanos pueblos de la Zarza y Vilvestre, que rompen la monotonía del paisaje con sus casas blancas de tejados rojos.


Este camino reduce anchura y se aprieta entre los muros de piedra seca de las parcelaciones, quedando como camino de servicio en ambas. Aparecen avellanos y algún roble, y en una de las vallas un pollino viene a saludarnos.


Más tarde volvemos a girar a la derecha. La arboleda, al igual que las nubes que mueve el viento, va y viene, y de nuevo las encinas nos acompañan y dan sombra junto a las cercas de piedras o construcciones derruidas.


Cambiamos de camino torciendo a la derecha, en donde el matorral de gramináceas que parecen a punto de ser cosechadas ocupan el suelo. Llegamos a un punto donde hay grandes rocas de granito, se huelen las Arribes.


En otro cruce de caminos tomamos el ramal de la izquierda con indicaciones a la Peña del Águila. Enseguida tenemos tras la valla, un corral de ganado y una vista parcial en el cauce a una de las centrales eléctricas.  


El paisaje permuta, sustituyendo a la arboleda por piornos escoba, con redondeados bloques de granito esparcidos cerca de los comederos de una explotación ganadera, donde apenas hay algún ejemplar de ganado vacuno.











Entramos en el merendero de la Peña del Águila, antesala del mirador. Esta finca fue donada por un nativo de Mieza y el ayuntamiento ha instalado mesas y bancos de piedra, una pequeña escultura metálica y una placa de agradecimiento.


Prosigue el camino por otros dos pilares de piedra que dan acceso al mirador, serpenteando en suave descenso hasta su base. antes de llegar hay una bifurcación a la izquierda, que sube hacia un roquedo distinto.


Mirador de la Peña del Águila. Por fin tenemos las primeras miradas a las Arribes, con el río Duero a nuestros pies. Un gran tramo del cauce y las laderas que  se abren ante nuestros ojos, con un río manso y represado.











l fondo podemos distinguir en la ladera el poblado de Iberdrola y la presa de Aldeadávila, y la otra ladera, la que pertenece a Portugal, surcada por diversos caminos, vemos arriba el pueblo luso de Lagoaça.












A la salida del mirador, ahora por la izquierda, dejaremos el camino por un sendero que no está muy definido, poco pateado. Tendremos que estar muy atentos para no perderlo, siguiendo muy pendientes el Track del GPS.


Caminaremos casi al filo de los precipicios, junto a los grandes roquedos graníticos que nos dejan inigualables ventanas al cauce del río Duero. Técnicamente no hay dificultad, pero es un constante sube y baja cercano a las rocas.


Algunos roquedos y farallones son de una plasticidad y estética espectaculares. Sin dejar de mirar adelante, de vez en cuando hay que volver la vista atrás para contemplar el entorno por donde hemos caminado.


La parte central es quizás la más fatigosa, puesto que a las constantes subidas y bajadas hay que añadirle el paso por zonas de mucha maleza, rosales silvestres y zarzamoras que arañan sin cesar. Los bastones son gran ayuda.


Poco a poco vamos descendiendo de los grandes riscos de granito para enlazar con un camino que vemos al fondo, para ello saltamos por encima del murete de piedras. Al cruzar un arroyo con poco agua dejamos el camino por un sendero a la izquierda.


Pasamos por la pileta de una fuente seca entrando en una franja de vegetación más abundante pero sin rastro de pinchos. Seguimos bajando suavemente con miradas cercanas al Duero, por una zona que antes estuvo cultivada.


Quedan olivos y almendros abandonados en lo que fueron antiguos bancales. Hacia atrás vemos las coloridas y otoñales laderas por las que hemos transitado, y enfrente la otra ladera portuguesa, mucho más cuidada y cultivada.


Alcanzamos la parte más baja y cercana al Duero de nuestro recorrido, y en un recodo, después de una barranquera, comenzamos moderadamente la subida, todo ello con bonitas miradas a las sinuosidades y hoces del río.


Pausadamente seguimos ascendiendo por sendero bien peritado que aprovecha los recodos para trazar rampas en la dura ladera. Muchos de estos trazos son restos de los que utilizaban para acarrear aperos y cosechas de secano.


La abundancia de matorral, viejos olivos y algún castaño nos impiden ver el cauce del río, pero el vuelo de algunas rapaces y los peñones rocosos nos indican de que estamos arribando de nuevo a la parte alta de las Arribes.


Un empujón entre los últimos roquedos y coronamos de nuevo la penillanura. Volvemos a tener a la vista la gran depresión del cauce del Duero y extenso paisaje llano salpicado de encinas y algún pueblo cercano.


Conectamos con la ancha pista principal que va a los miradores. Pronto llegamos al primero de ellos, el Mirador del Colagón del Tío Paco, bonito balcón colgado sobre el barranco del Tuerto, con miradas abiertas al Duero.











Aquí, el río viene embalsado por la presa de Saucelle, creando un microclima en las resguardadas  laderas. En la umbría de la española se esconde uno de los tesoros del Parque Natural de las Arribes, el almez de Mieza.


Avanzamos un poco más por la pista para llegar al Mirador de La Code bajando unas rampas que nos sitúan en uno de los oteros más impresionante del Parque Natural, con largas vistas al cauce del Duero y a ambas laderas.












El origen del nombre de La Code, es difícil de rastrear. Parece ser que procede del meandro que el Duero crea en esta parte del río, un “codo” caprichoso, a lo largo de su pausado viaje en busca del Atlántico.

De subida, nos acercamos a una especie de cueva, cerrada con una cancela de hierro que en su interior guarda un pequeño retablo y dos querubines sobre una laja de piedra cubierta por un mantel. Deshacemos camino por la pista.


Al llegar al cruce anterior seguimos por la izquierda y poco después conectamos con el GR-14 que en un corto tramo nos lleva a Mieza, entrando por la iglesia hasta la ermita del Humilladero donde  cerramos esta preciosa ruta.

RECORRIDO:CIRCULAR.
AGUA POTABLE EN RUTA:NO.
DISTANCIA:12,3 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO:05:20 HORAS
ALTURA MÁXIMA:682 M. (Al principio del GR-14)
ALTURA MÍNIMA:344 M. (Bajada)
DESNIVEL POSITIVO:546 M.
DESNIVEL NEGATIVO:584 M.
DIFICULTAD:MODERADA.

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