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- EL FAR DE L’ALBIR, LA CALA DE LA MINA Y LA MINA DE OCRE.
CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 hacia Benidorm, salida en la nº 65 BENIDORM (LEVANTE) CALLOSA D’ENSARRIÁ, enlazar con la N-332 y por la izquierda continuar hasta la Playa de l’Albir y la entrada al Parc Natural de la Serra Gelada.
COMPONENTES: VICENTE, PEPE COVES, TONI, JUANJO, PACO VERDÚ, CERVERA, PELEGRIN, MANOLO PERAL Y CERVERETA.
ITINERARIO: PARC NATURAL / MIRADOR-1 / MIRADOR-2 / A LA CALA / CALA DE LA MINA / A LA MINA / MINAS DE OCRE / MIRADOR DE YEBENES / AL ALJIBE / FARO / TORRE BOMBARDA / PARC NATURAL.
LA RUTA: Ruta fácil para que mis amigos veteranos conozcan el Far de l’Albir y disfruten de las generosas panorámicas del recorrido y de la Marina Baixa. Hace un despejado día con algo de fresco matutino que irá mejorando.
Iniciamos por la bonita entrada de madera del Parc Natural de la Serra Gelada. Tiene un punto de información y control, aseos y una máquina de venta de refrescos, el acceso está prohibido para vehículos.
Comienza el remozado Camí Vell del Far, que nada tiene que ver con la tortuosa senda que desde la construcción del faro en 1863 subían los fareros. Han renovado todas las señales y carteles, y abundan las peanas informativas con datos del parque.
Por la derecha dejamos atrás la primera subida al Alt del Governador por el PR. El cuidado piso de asfalto permite un tránsito concurrido por paseantes, runners y algunos ciclistas. También tiene buen acceso para minusválidos.
Con la primera mirada al Morro de Toix y al mar, llegamos al Área Recreativa, que siguen perfeccionando con techados, mesas, bancos y espacios para gente con movilidad reducida, así como, paneles descriptivos del paisaje.
Llegamos al primer mirador por un pasillo con barandas, entre la frondosidad de los pinos tenemos nuevas vistas al mar, con el Penyal de Ifach al fondo, la muralla montañosa del Bérnia, y como no, las inconfundibles moles del Ponoig y del Puig Campana.
El camino transcurre abriéndose paso por la ladera montañosa con un denso pinar sobre todo en las umbrías, entre algunas curvas y suaves bajadas para volver a remontar al tiempo que el ramaje nos permite miradas de Altea a los pies del Bérnia.
Al segundo mirador, en un recodo más elevado, se accede por unas escaleras hasta un montículo rocoso con barandas y buen espacio para contemplar las panorámicas que se amplían para gratitud de nuestros sentidos.
Podemos abarcar miradas a toda la bahía desde l’Albir hasta el puerto de Altea, la Bahía de Calpe con el Penyal d’Ifach flotando en el mar, donde vemos las instalaciones de una piscifactoría en pleno Mediterráneo.
Pasamos un corto túnel excavado en la sierra y salimos a la solana con miradas mucho más abiertas a la parte rocosa de l’Albir y a Altea. Los rayos nos impiden poner nuestros ojos en el peñascoso montículo donde está situado el faro.
El camino serpentea tomando un poco de altura y hacer en suave descenso un ancho recodo para evitar una barranquera que termina en la recogida Cala de la Mina, donde suelen fondear embarcaciones. Las vistas maravillan.
Desde los quitamiedos de cemento admiramos como varias embarcaciones de pesca regresan al puerto de Altea con su botín, y cobijados en la umbría ya podemos ver el edificio del Farl de l’Albir junto a los restos de la Torre Bombarda.
El Faro se va acercando, y en otro recodo, pasamos por debajo de la Cova Boca de la Ballena, en forma de semicírculo pero con poca profundidad, hay marcada con mojones una sendita para llegar a ella, que reusamos.
Viene un poste informativo que indica el sendero que desciende hasta la Cala de la Mina que veíamos desde arriba. Es una zona umbrosa con mucha humedad y vegetación exuberante y altos pinos que buscan la luz del sol.
Es como un cerrado ramblizo que baja hasta el mar y que poco a poco se va abriendo dejándonos ver desde la oscuridad de la umbría, preciosas postales a ras del mar que acaparan la Serra de Bérnia y Altea.
En el mar hay varias boyas donde en verano fondean algunas embarcaciones para darse baños en sus claras aguas. Es un pequeño rincón con mucho encanto, dadas las panorámicas a la Marina Baixa marinera.
Regresamos subiendo por el mismo sendero de bajada que ahora todo lo acapara la abundante foresta. Nos acercamos a ver un diminuta cueva a la izquierda que tiene su boca tapada por el matorral. Seguimos por el Camí Vell del Far.
A corta distancia, otro poste informativo nos indica el sendero que nos baja a la antigua mina de ocre rojo. Las primeras extracciones fueron realizadas por los fenicios, labor que continuaron posteriormente los romanos.
En época contemporánea, la mina de ocre volvió a explotarse a partir de los años 40 del siglo XX, manteniendo su actividad, escasa y artesanal, hasta finales de los 70. Su producción se destinaba a fábricas de colorantes y pigmentos.
Los restos conservados corresponden a la vivienda del capataz. La línea de pilares que bajan por el barranco servían de soporte a los railes de las vagonetas que llevaban el mineral hasta la orilla y en barcazas lo transportaban a un barco fondeado en la bahía.
Volvemos al camino principal para subir al tercer mirador. Desde aquí podemos comprobar la tremenda verticalidad de los acantilados y ver la incipiente traza de una senda que se inicia entre las primeras lomas y llega al Alt del Governador (438 m).
Entramos en el recinto del Faro con enormes vistas a las instalaciones, a la cala de la mina, y a toda la bahía. El Faro lo tenemos encima, y a su izquierda quedan los restos de la base la Torre Bombarda que entre los siglos XVI y XVIII se apostaban soldados que vigilaban la costa. Fue destruida durante la Guerra de la Independencia.
Antes de llegar al faro un cartel nos indica la bajada al Aljub del Far. Corto sendero que rodeando la ladera del barranco nos lleva al aljibe, situado en la parte baja para poder recoger la mayor cantidad posible de agua de lluvia. Seguramente se construyó en el siglo XVI para los soldados de la torre Bombarda. Posteriormente los fareros reutilizaron la cisterna y construyeron un nuevo brocal. El agua recogida se destinaba a consumo humano y al riego de un pequeño huerto.
Far de l’Albir. Construido el 30 de abril de 1863, la única forma posible de acceder era en burro o a pie, ya que el camino era difícil y traicionero. Originalmente el faro solía ser la casa de la persona encargada de velar por la seguridad de los barcos. La luz del faro era alimentada con aceite que había que traer en burro. A día de hoy, el faro está automatizado y alimentado por energía solar renovable.
En el exterior las miradas vuelven a ser imponentes a los acantilados y a la piscifactoría frente al Penyal de Ifach. Estas aguas acogen a una de las escasas poblaciones de delfín Mular (Turciops truncatus) de la península Ibérica.
Buscando el mejor sitio para el almuerzo regresamos al Mirador de Yérbenes, y con las fantásticas panorámicas damos buena cuenta de nuestra viandas. Nuestras mochilas se han convertido en chisteras con gratas sorpresas.
Emprendemos el regreso por el mismo camino. Buscando en el paisaje diferentes perspectivas. Ahora, con el sol en lo alto, vemos las aguas trasparentes de la Cala de la Mina, y a lo lejos, otro de los símbolos de la Marina Baixa, el Penyal d’Ifach.
Antes de llegar al túnel tenemos nuevas miradas al puerto pesquero de Altea, donde distinguimos arriba, la cúpula de su bonita iglesia, cerrando esta bonita y sencilla ruta en el Parc Natural de la Serra Gelada.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA POTABLE EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 7,1 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 3 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 105 M. (En el Far de l’Albir)
ALTURA MÍNIMA: 0 M. (Nivel del mar en la Cala de la Mina)
DESNIVEL POSITIVO: 224 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 227 M.
DIFICULTAD: MODERADA.