Posted by : Vaig a Peu domingo, 2 de septiembre de 2018

El glaciar Folgefonna, que alberga la estación de esquí de Fonna y parte del Parque Nacional de Folgefonna, es en realidad un término que hace referencia a tres glaciares: Nordre Folgefonna (o del norte), Midtre Folgefonna (Folgefonna central), y Søndre Folgefonna (o del sur). Todos ellos se encuentran en el área de Hardanger, provincia de Hordaland. Se trata del tercer mayor glaciar de Noruega, famoso por sus bellos y espectaculares paisajes. 
Los glaciares están hechos de capas de nieve que se ven comprimidas durante un largo periodo de tiempo hasta convertirse en hielo. Las masas de hielo hacen que muchos glaciares se muevan como si fuesen ríos que avanzan muy lentamente. Los glaciares suponen en torno al 10% de la superficie de la tierra y se consideran vestigios de la última edad de hielo. Estas masas de hielo pueden tener una antigüedad de varios cientos de años. El análisis de los glaciares aporta a los científicos importante información sobre cambios climáticos y futuros escenarios medioambientales.
Glaciares como el majestuoso Jostedalsbreen hacen que uno se siente pequeño ante tamaño paisaje, y resultan tan grandiosos como implacables. Ten siempre mucho cuidado al admirar de cerca un glaciar o alguno de sus brazos. Debido a profundas grietas, avalanchas y el constante movimiento, impredecible de los bloques de hielo, nunca debes adentrarte en un glaciar por tu cuenta. Con guías profesionales y equipos para asegurar tu seguridad, caminar por un glaciar es una experiencia inolvidable y una verdadera aventura. Incluso a cientos de metros de profundidad, el hielo está siempre en movimiento, y tiene fuerza suficiente como para literalmente dar forma a la Tierra.  Fueron los glaciares de la Edad de Hielo que tallaron los característicos fiordos, valles y empinadas laderas de Noruega. En el Museo de los Glaciares de Fjærland, los puedes explorar todos. Un edificio espectacular diseñado por Sverre Fehn, el más prominente arquitecto noruego de la posguerra, acoge el museo interactivo, que promueve el conocimiento sobre los glaciares y el clima en formas nuevas e innovadoras. En algunos glaciares, como Tystigbreen y Folgefonna, hay estaciones de esquí de verano, con laderas preparadas para esquiar y hacer snowboard mientras tomas el sol en camiseta. El agua de deshielo produce exuberantes valles abajo, con ríos y fiordos coloreados por un distintivo resplandor verdoso. En Noruega, igual que en el resto del mundo, las temperaturas van en ascenso debido al cambio climático, y los glaciares están derritiéndose poco a poco. La superficie total cubierta por glaciares ha disminuido en un 11% en los últimos 30 años, según el Centro Internacional de Investigación sobre el Clima (CICERO, por sus siglas en inglés). 326 kilómetros cuadrados han desaparecido desde mediados de la década de los 80. En el norte del país es donde el hielo está retrocediendo más rápidamente.
COMPONENTES:ANA (GUÍA), CARLO, LUISA, FRANCO, SILVANA, MIQUEL-ANGELO, SUSI Y VICENTE.
ITINERARIO:INICIO / GLACIAR / MIRADOR DE LA CUEVA / CUEVA DE HIELO / REGRESO POR EL MISMO CAMINO.

LA RUTA: Hoy será un día intenso en actividades, haremos un pequeño treking por el glaciar Folgefonna,  después de comer, una clase para el manejo de las palas, y hacer un tranquilo paseo en Kayac por el Hardangerfjord.

Desayunamos y ponemos toda la ropa de abrigo en las mochilas del día, la furgo subirá para bajarnos hacia el camping donde nos espera otra guía que nos llevará al glaciar. Ana descansará y solo nos preparará la comida.

Nosotros decidimos bajar desde las cabañas por un bonito sendero que nos desciende entre el bosque de abedules y por delante de otras cabañas en la ladera. Vemos varios tocones repletos de setas, el otoño está llegando a la zona.


Entre el ramaje de los árboles  ya se ven las aguas del Hardangerfjord. Hacemos fotos a un grandioso roble con numerosas ramas que suben hacia arriba como tentáculos. Además del fiordo, en la otra orilla, vemos el glaciar Folgefonna.


A unos cientos de metros la furgo nos deja en el camping donde tierras Polares tiene ubicado un espacio para sus actividades de kayac. Nos presentan a la guía de hoy, y hacemos preciosas fotos del fiordo y un muelle de madera.


Partimos a un cercano embarcadero rodeado de bucólicas casas de madera a la espera de la llegada del ferry, éste más pequeño que los anteriores y que nos trasladará a la otra orilla del  Hardangerfjord  para seguir por carretera hacia el glaciar Folgefonna.


Es una corta y tranquila travesía admirando el paisaje. Al desembarcar tomamos las estrechas y empinadas carreteras de montaña con la furgo. El paisaje cambia por completo enseguida, entramos en la alta montaña.


Pronto tenemos a la vista sobre las altas montañas las tres lenguas del glaciar Folgefonna. Nos detenemos a realizar fotos del tremendo paraje. Se nota el cambio de temperatura y será preciso abrigarnos.

Llegamos a una zona recreativa donde hay aseos y se toman los remontes y telesillas para subir a la estación de esquí que ahora está cerrada. Es de los pocos lugares en Europa que se puede esquiar en verano.

Es impresionante ver como la lengua del glaciar se desliza montaña abajo hasta la zona recreativa. En ella se distinguen grandes manchas de hielo de color turquesa, algunas blancas y otras de color sucio debido a la tierra que arrastra el hielo.


Iniciamos por la izquierda de la área recreativa buscando el pequeño cauce de una torrentera. Al final no vamos a utilizar los crampones puesto que apenas pisaremos el glaciar, iremos a una zona donde al romperse el hielo se ha formado una cueva.


Por la masa del glaciar solo permiten excursiones para gente más experimentada. Nos elevamos sobre unas rocas y al tomar altura tenemos otra visión de la lengua del glaciar en su parte alta, mucho más azulada y dividida por el telesilla.

También vemos que la parte baja de la lengua del glacial que llega al área recreativa ha sido cubierta por grandes lonas de color blanco sujetas al hielo. Posiblemente para ralentizar el deshielo debido a las temperaturas actuales.

Pasamos al otro lado de las rocas para comenzar a descender hacia el lateral del glaciar. Las panorámicas son impresionantes, la pared lateral del glacial puede medir más de cincuenta metros de espesor.


No hay un sendero claro por lo que tenemos que prestar atención en la bajada de las grandes rocas, vamos en dirección a una pequeña charca o laguna producida por el deshielo al pie de la lengua lateral del glaciar.


A medida que nos acercamos el agua y las paredes de hielo del glaciar intensifican su precioso color turquesa. Por arriba las grietas del hielo se hacen patentes y rasgan la superficie del glaciar. Aparentemente no hay peligro.

Al acercarnos comprobamos que no es realmente una cueva, si no una especie de visera que forma el hielo al derretirse y caer a la laguna. Aquí debe tener unos cinco metros de espesor y su caída está amortiguada.


Desde la diminuta playa nos acercamos por la izquierda, subiéndonos a un enorme bloque de hielo para contemplar la cueva desde esta posición más cercana. En el agua interior se distinguen las salpicaduras de las gotas que caen al derretirse.

Si apuramos el zoom de la cámara vemos que cae un pequeño chorro y pedazos de hielo en el fondo, lo cual indica su rápido deshielo, por lo que cada día cambiará de estructura y forma al romperse el hielo de la cueva.


Ahora vamos a rodear la laguna por la derecha con lo cual podremos acercarnos más a la cueva hay que hacerlo con precaución, primero porque nos mojamos y segundo por el peligro de derrumbe del hielo.


Hacemos turno para fotografiarnos en su interior donde debido a la luz el color turquesa del hielo toma diversos matices, hay que salir pronto para no mojarnos mucho. Desde dentro se percibe el acelerado deshielo.


Susi decide no entrar a la cueva y esperar sobre unas rocas. Luego nos subimos arriba de la lengua del glaciar donde el hielo es duro y consistente, por lo tanto la seguridad es mayor, permitiéndonos caminar sobre ella.


Emprendemos el regreso subiendo de nuevo hacia otras grandes rocas más elevadas para obtener una amplia panorámica de toda la lengua del glaciar. Podemos ver tres expediciones que encordadas avanzan por el hielo.


Al llegar al área recreativa vemos grandes palés de sacos de sal que posiblemente utilicen para aminorar el deshielo bajo las lonas. Tienen abierto un enorme pasillo para el manejo del telesilla. Cerramos esta corta y espectacular excursión.
RECORRIDO:LINEAL, IDA Y VUELTA.
AGUA POTABLE EN RUTA:NO.
DISTANCIA:1,8 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO:01:40 HORAS. 
ALTURA MÁXIMA:1.223 M. (Base del glaciar)
ALTURA MÍNIMA:1.185 M. (Aparcamiento)
DESNIVEL POSITIVO:50 M.
DESNIVEL NEGATIVO:63 M.
DIFICULTAD:BAJA.





Volvemos por la carretera de montaña hasta el embarcadero donde esperamos el ferry para atravesar el fiordo, y una vez en el otro lado regresamos al camping donde Ana (guía) ha preparado la comida y después del café viene la sorpresa.












Tenemos que enfundarnos los trajes especiales para tomar las clases de remo y kayak. Resulta muy gracioso vernos con esa facha, no sabemos si llevamos pantalón o falda, y el salvavidas lo acaba de rematar.


Bajamos al embarcadero donde están las piraguas, antes recogemos los remos de doble pala para con unos ejercicios aprender a manejarlos. Son pequeños consejos técnicos para coger los remos y conseguir que la embarcación avance.

Cargamos con los kayaks para alinearlos en la orilla del agua. Todos son de doble plaza excepto la guía que es de una. Nos introducimos y atamos las faldillas para comenzar a trastear con los pedales de timón, izquierda y derecha.











Después nos empujan al agua y todo cuanto habíamos aprendido se ha olvidado, solo damos vueltas en circulo. La guía se acerca y nos recuerda el manejo del timón y más o menos, remando a la par salimos al centro del fiordo.

El Hardangerfjord, que va desde el Atlántico hasta la meseta de Hardangervidda, es el cuarto fiordo más largo del mundo y el segundo más largo de Noruega.  Aunque el paisaje a menudo se ve salvaje y desafiante hoy sus aguas son mansas.

Tras un largo y tranquilo paseo por el fiordo progresando en nuestras aptitudes para la navegación en kayak, damos la vuelta y regresamos al embarcadero. Retiramos del agua las embarcaciones y nos despojamos de los trajes.

Ha sido un día muy entretenido, y como colofón, de regreso a las cabañas visitamos otra cercana cascada la Skjervsfossen. Con las nuevas carreteras y túneles esta preciosa cascada ha quedado algo apartada y recibe pocas visitas.










Hay varios proyectos para incluirla en las ruta con coche visitando naturaleza. Es una hermosa y ancha catarata que se desliza por un amplio frontal de granito. Aunque su caudal en estas fechas es más reducido vale la pena visitarla.

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