Posted by : Vaig a Peu viernes, 31 de agosto de 2018

El fiordo de Lyseo Lysefjord es un fiordo de Noruega del Mar del Norte, que se encuentra en el distrito de Ryfylke, al este de la ciudad de Stavanger en el condado de Rogaland en el suroeste del país. El nombre significa fiordo claro o de la luz, y se dice que deriva de las rocas de granito de color claro que se encuentran a lo largo de sus riberas. El fiordo fue tallado por la acción de los glaciares en la Edad del Hielo y estaba inundado por el mar cuando los últimos glaciares se retiraron. De extremo a extremo, mide 42 km con las paredes rocosas cayendo casi verticalmente más de mil metros sobre el agua. Debido a lo inhóspito del terreno, el fiordo está sólo ligeramente poblado y sólo tiene dos pueblos: Forsand y Lysebotn, ubicados en extremos opuestos del fiordo. La poca gente que vive o ha vivido a lo largo del fiordo son sólo capaces de dejar sus casas en bote, como las colinas son demasiado inclinadas para carreteras. Lysebotn, en el extremo más oriental, está muy poblada por los trabajadores de las cercanas centrales hidroeléctricas en Lyse y Tjodan, ambas construidas dentro de las montañas. En la lista de Lyse, el agua cae 620 m hasta las turbinas, produciendo hasta 210 MW de potencia eléctrica; en Tjodan, el agua cae 896 m para una producción de 110 MW. Las dos centrales proporcionan electricidad para más de cien mil personas. Una carretera espectacular que se alza a casi 900 metros a través de una serie de 27 curvas cerradas une Lysebotn con el mundo exterior. Lysefjord es una atracción turística extremadamente popular y un viaje de un día desde el cercano Stavanger, desde donde los cruceros recorren toda la distancia del fiordo. Así como un extraordinario paisaje del mismo fiordo, dos puntos a lo largo de su recorrido son populares viajes secundarios. La roca de Preikestolen,  cuyo nombre significa púlpito, está ubicada sobre una caída vertical de 604 metros, puede verse desde el fiordo, pero es más impresionante desde arriba. Al final del fiordo está el monte Kjerag, un popular destino de senderismo con caídas todavía más espectaculares. Está legalmente permitida la práctica del Salto Base en este sitio. En cuanto a la roca misma, se trata de un saliente que se asoma sobre el Lysefjord. La meseta superior mide unos 25 m x 25 m. La saliente es medida cada año y no presenta mayores variaciones con el paso de los años. Sin embargo, desde el punto de vista geológico, algún día el púlpito cederá y caerá al fiordo. La caída del fiordo ocurrirá, según la leyenda, cuando cinco hermanos se casen con cinco hermanas.
COMPONENTES:ANA (GUÍA), CARLO, LUISA, FRANCO, SILVANA, MIQUEL-ANGELO, SUSI Y VICENTE.
ITINERARIO:APARCAMIENTO / 1ª PLATAFORMA / 2ª PLATAFORMA / 3ª PLATAFORMA / PUNTO FOTOGRÁFICO / PÚLPITO / CIMA / REGRESO POR EL MISMO CAMINO.

LA RUTA:Ayer en la cena y presentación ya se comentó que hoy tocaba Preikestolen, el Púlpito, nos entusiasmó que el primer día fuera así, pero ha sido esta mañana en el madrugador desayuno cuando hemos comentado las actividades del día.

Cargamos la furgo solamente con las mochilas del día, donde ya hemos puesto el picnic del mediodía, líquidos, algunas prendas de abrigo y los bastones,  ya que esta noche volveremos a pernoctar en el apartamento de Stavanger.


Salimos hacia el puerto para embarcar con la furgo en el ferry que nos trasladará hacia la zona de Ryfylke y al Lysefjord “el fiordo de la luz”. Somos de los primeros en embarcar y subimos a los salones del ferry vacíos a estas horas.


Son muy puntuales y enseguida partimos. Apenas comienza a clarear cuando vamos dejando atrás Stavanger. Nos abrigamos para salir a las cubiertas y contemplar las luces de la ciudad que comienza a despertar.


Apenas hay tráfico marítimo y sobrepasamos numerosos islotes de todos los tamaños, algunos con vegetación y habitados, pero la mayoría son meras rocas que sobresalen del agua y tienen artilugios con luces para avistar de su presencia.


Nuestro destino se vislumbra al frente, entre las montañosas costas por donde el sol amanece y sus dorados rayos comienzan a iluminarlo todo, deshaciendo nubes bajas y neblinas matutinas. La calma es total.


La luz del sol nos dejar ver la arboleda de las pobladas colinas, pequeños grupos de casas de madera salpican las laderas a media altura. Todo está cronometrado y antes de arribar a puerto el ferry levanta la compuerta de su proa.


Ocupamos nuestros asientos en la furgo y salimos en dirección a la cercana zona del parking controlado donde se inicia el treking del Preikestolen. Nos abrigamos, hay humedad y una fresca brisa, varios paneles describen el itinerario.


Iniciamos por un corto tramo de camino asfaltado donde en medio hay una piedra monolítica. Dice la tradición que abrazarla nos traerá buena suerte, no cuesta nada hacerlo. Tras pasar por debajo de una carretera, el camino ya es de tierra.

Nos sorprende una empinada escalinata de amplios escalones construida con piedras de granito que tanto abunda en la zona. Pronto tenemos miradas entre la pineda a las aguas del Lysefjord donde se reflejan las montañas.


Otra tanda de escalones más rústicos enlazan con una pasarela de madera que salva las chorreras de un arroyo por una barranquera. Con un esfuerzo más alcanzamos la primera de las plataformas pétreas en la que el desnivel se apacigua.


Se trata de un amplio rellano de sonrosada piedra granítica que nos permite tomar un respiro, asomarnos al fiordo o contemplar las pobladas laderas de pinos y abedules. También vemos la siguiente plataforma.


Entramos en el bosque para conectar con un ancho camino empedrado que enlaza con una preciosa travesía en la que caminamos sobre las desgastadas piedras de granito al borde del fiordo con impresionantes vistas a sus aguas.

Luego viene otra tanda de inclinados escalones de piedra que ayudan a salvar el erizado desnivel. Estos tramos nos traen recuerdos del Camino Inca. Por suerte tras un trecho duro viene una zona relajada, esta vez sobre pasarelas de madera.


De nuevo por sendero empedrado hasta conectar con otras pasarelas de tablas que cruzan un amplio llano inundable para entrar en una zona de grandes piedras redondeadas por la erosión y más maderas que nos acercan a la gran roca.


Llegamos quizás, al tramo más duro de la ruta donde hay que salvar un fuerte y vertical desnivel. Al haber poco espacio en la enorme roca de granito, los peldaños de piedra son la mejor solución ya que permiten subir con seguridad.


Aprovechamos los rellanos para tomar aire y contemplar las hermosas vistas que el paisaje y la altura nos ofrecen. Otro ciclo de erguidos peldaños que cada vez parecen ser más altos se abren paso entre las rocas.


En un rellano hacemos una breve parada técnica para reponer líquidos y tomar alguna fruta con que afrontar la última subida. Subimos y bajamos escalones para conectar con otras pasarelas de tablas y llegar a la segunda plataforma.


Esta segunda plataforma tiene un aire más bucólico que la anterior, no vemos el fiordo pero a ambos lados tenemos dos pequeñas lagunas separadas por una ancha lengua de granito sonrosado. Los abedules aprovechan cualquier resquicio de tierra para crecer.


Nos dirigimos hacia la última plataforma con un suave desnivel. Caminamos sobre la gran planicie de granito observando otras lagunas y masas boscosas, y al llegar a una cornisa tenemos la primera visión del Lysefjord, el fiordo de la luz.


Perdemos la visión del fiordo al tener que bajar y subir para rodear la cornisa a cambio de mejores vistas del bosque y las lagunas. Para salvar este tramo sin perder altura pasamos por pasarelas y puentes de madera.


De nuevo sobre el suelo de granito seguimos avanzando hacia la última plataforma que se sitúa sobre otra cornisa, llegados a este punto, las vistas lo inundan todo. Vemos como el estrecho y largo fiordo penetra tierra adentro.


Por el otro lado, la plataforma continúa como una ancha faja entre la montaña y el profundo abismo del fiordo. Esta elevación nos da mejores vistas al fiordo hacia ambos lados, por la derecha todavía no se ve el  Púlpito.
















Alcanzamos el punto de los fotógrafos, y ahora sí, el Preikestolen, el Púlpito, aparece ante nuestros ojos. Aquí nos quedamos los fotógrafos mientras que todos los demás caminan rápido para situarse en la plataforma cerca del abismo.


A estas horas hay poca gente y por riguroso turno vamos haciendo las fotos a las modelos de nuestro grupo. Hay reglas no escritas que la gente respeta, separándose, dejando un espacio y un tiempo para realizar las fotos.


El Preikestolen, el Púlpito (604 m.) realmente espectacular. Dependiendo del grado de vértigo la gente se acerca lo más posible hacia el vacío. Es impresionante estar sobre esta base de granito. El fiordo cobra vida con los barcos que lo navegan.


Al no haber aglomeración podemos disfrutar de nuestro picnic en este insólito emplazamiento, luego excepto Susi y Miquel-Ángelo que se quedan tomando el sol, el resto de la expedición vamos a subir hasta la cima que hay arriba del Púlpito.


Nada más tomar un poco de altura tenemos una grandiosa perspectiva de la base y en unos pasos, al tremendo canal que forma el estrecho Fiordo de la Luz. Trepamos un poco hacia el interior perdiendo las grandes miradas.



A media altura tenemos otro balcón donde asomarnos sobre la gran roca. El espectáculo es genial, vemos la base del Preikestolen y sobre las aguas del fiordo, una embarcación rápida traza círculos de estelas que forman un corazón.


Delante tenemos enormes bloques de granito que configuran la cima de la montaña unos hitos de piedras nos guían hacia la derecha para subir escalonadamente entre las grandes rocas que ya nos dejan ver  la rectangular base de granito.


Continuamos subiendo y girando a la izquierda para llegar a la parte más elevada. Algunos se van quedando en camino pero vale la pena seguir un poco más para conseguir maravillosas fotos. La base bulle como un hormiguero de gente.


Comenzamos el regreso descendiendo por el mismo sendero ahora mucho más rápido. En la base nos reunimos con el resto del equipo para emprender el retorno. A estas horas la cantidad de gente se ha multiplicado enormemente.


De vuelta por la cornisas nos fijamos en otros detalles, la masa forestal es grande y vemos cuatro lagunas y una cascada. Tras las plataformas de granito los tramos de bajada por los peldaños se hacen más llevaderos.


Al final del camino volvemos a abrazar el monolito que nos ha traído suerte y una estupenda mañana. De la furgo al ferry y de regreso a Stavanger. Nos da tiempo a una refrescante ducha y pasear por la ciudad.











Stavanger es la capital de la provincia de Rogaland y la cuarta ciudad de Noruega y también capital petrolífera de la nación. Decidimos no entrar a ningún museo y callejear por el puerto y sus edificios más importantes.
RECORRIDO:LINEAL, IDA Y VUELTA.
AGUA POTABLE EN RUTA:NO
DISTANCIA:9,6 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO:05:30 HORAS.
ALTURA MÁXIMA:650 M. (CIMA DE ARRIBA)
ALTURA MÍNIMA:270 M. (APARCAMIENTO)
DESNIVEL POSITIVO:624 M.
DESNIVEL NEGATIVO:599 M.
DIFICULTAD:MODERADA.

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