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- LA CASCADA DEL TABAYÓN DEL MONGALLU Y LOS ROBLES DE LLANU’L TORU, PARQUE NATURAL DE REDES.
Posted by : Vaig a Peu
sábado, 29 de octubre de 2016
Declarado Parque
Natural en 1996, y reconocido por la UNESCO como Reserva de la
Biosfera en 2001, el Parque de Redes ocupa la zona centro oriental
del Principado de Asturias. Su riqueza ambiental se manifiesta en una
multitud de paisajes y contrastes. Pueden observarse incluso
formaciones de origen glaciar, como morrenas o circos, formas
kársticas en cuevas, y amplios campos de pasto y montes. Redes
cuenta con una superficie arbolada que ocupa el 40% del territorio.
Destacan cumbres como el Retriñón, la Peña'l Vientu, Cantu l'Osu,
el Tiatordos y la Rapainal, la máxima altitud del parque con 2.002
m. La acción de los ríos ha dado lugar a la aparición de valles
abiertos que forman grandes vegas en sus fondos o a los
impresionantes desfiladeros de roca caliza, como el del río Alba o
el de los Arrudos, principales destinos de las familias amantes del
senderismo. Uno de los lugares más impresionantes del parque se
halla en su zona alta: de fácil acceso desde el pueblo de Bezanes y
aislada por los contrafuertes montañosos, a 1.215 m. se encuentra la
vega de Brañagallones. En el Parque de Redes
se encuentran todas las especies características del norte
peninsular, el oso pardo, el urogallo y el lobo; y se localizan
también las mayores poblaciones de rebecos y ciervos de Asturias. El
hayedo es la formación vegetal dominante en los montes de Redes,
aunque estos albergan importantes manchas de roble albar. Sus bosques,
fragmentados por áreas de pasto y matorral, son los más destacados
de las cuencas altas del río Nalón. El hayuco, nutritivo fruto de
las hayas, forma parte de la alimentación de la preciada fauna del
Parque de Redes. Salteados por todo el territorio surgen fresnos,
tejos, abedules o acebos. En la alta montaña se desarrollan los
matorrales de enebro rastrero, con gayuba en las peñas calcáreas y
con berlina y arándano en los sustratos silíceos. En cuanto a la fauna el oso pardo, que merodea desde Peloño. El lobo abunda
por todo Redes, con zonas estables de cría. Encontramos también las
mayores poblaciones de rebecos de la región y ciervos reintroducidos
y perfectamente adaptados. El fastuoso urogallo, alimoches, águilas
reales y un sin fin de aves; reptiles y anfibios se benefician del
estado de conservación del parque.
CÓMO
LLEGAR: Desde Cangas de Onís por la AS-254, por el
Collado de Arnicio para llegar al Centro de Interpretación en Campo
de Caso, y desde allí, por la AS-117 hasta Tarna.
COMPONENTES:
VICENTE Y SUSI
ITINERARIO:
TARNA / DESVÍO A LOS ROBLES / PUENTE-1 / FUENTE DE LOS ARELLALES /
PUENTE-2 / IZQUIERDA / CASCADA / REGRESO HASTA EL DESVÍO A LOS
ROBLES / ROBLE 1º / ROBLE 2º / TARNA.
LA
RUTA: Resulta algo complicado llegar al inicio de
las rutas con el GPS del coche, pero le vamos pillando el tranquillo,
hay que localizar los Concejos, que no necesariamente tienen pueblo,
y buscar el pueblo como calle o paraje. De esta manera o con Vox
Populi, siempre llegamos.
Hace un día espléndido y luminoso, seguimos con manga corta y las calles de Tarna están tranquilas, aunque suele ser un recorrido muy visitado. Un cartel a la salida del pueblo nos indica el inicio de la ruta por el PR-AS-60, las primeras vistas al bosque nos ofrecen un paisaje multicolor.
Al principio se asciende por un camino estrecho a tramos cementado para preservarlo de las chorreras que irrigan la umbrosa ladera. Abunda la vegetación baja y las hojas caídas de los primeros castaños disimulan el duro firme, de otra manera se convertiría en un barrizal.
Aunque seguimos subiendo el desnivel es más leve, en algunos claros vemos el colorido paisaje montañoso. Llega el inicio del hayedo y la hojarasca cubre todo el piso que ha pasado a ser de tierra. En los pastos colindantes, cercados con troncos y ramaje, pastan algunos caballos.
El sol se filtra entre la enramada fronda incendiando los colores otoñales y todos los rincones merecen ser fotografiados. Aquí el grado de humedad es mucho mayor que ayer en el Monte Peloño y distinta la orientación de sus laderas. La afluencia de gente es tranquila y relajada.
Viene un tramo de vetustas hayas centenarias a ambos márgenes del alfombrado camino, con retorcidos troncos y ramas podadas con el único criterio de franquear el paso, afeadas estéticamente porque solo se les ha permitido crecer y expandirse en vertical buscando el sol.
Sus troncos, tapizados por musgo y líquenes, asemejan a esculturas fantasmagóricas de un bosque hechizado esperando a que caiga la noche para cobrar vida. Leyendas aparte, la belleza del lugar es tremenda y actualmente está poco manipulada por la mano del hombre.
El camino vuelve a ser de cemento con estrías para evitar resbalones y la humedad se concentra en el suelo mojado, la vegetación es más exuberante, apretada con intenso color verde en la parte baja, y en la ladera los troncos y las piedras están salpicados de vigoroso musgo.
En el Arroyo Requexada se obliga al camino a hacer un cerrado recodo y un desvencijado puente de madera ayuda a cruzarlo, formando quizás uno de los rincones más bonitos del parque. Es el único lugar donde se hacinan algunos grupos en espera de hacer fotografías.
Superado el cauce la tierra vuelve al camino que sigue subiendo con moderación; las añosas hayas quedan apartadas y ralean en el siguiente tramo, donde abundan los ejemplares más jóvenes y espigados que crecen verticales buscando la luz solar que luego tamizan entre sus ramas.
El trazado se estrecha hasta convertirse en sendero que serpentea sinuoso entre las altas hayas, tapizado de marrón por la abundante hojarasca caída al suelo se convierte en un paisaje de fábula que ondea entre las laderas. Resulta difícil resistirse a su encanto.
Llegamos a la Fuente de los Arellales situada a la izquierda, con un pequeño caño de fresca agua en un frontal de verde musgo, en el otro lado hay una mesa con bancos. El hayedo prosigue apretado y colorido, a sus pies helechos secos de tonos ocres y otros verdes, que se resisten a perder su clorofila.
Por otro puente de madera vadeamos otra chorrera de menor intensidad para subir por la ondulada ladera que va girando a la izquierda entre grandes hayas incandescentes, hasta que poco a poco se abren grandes claros y tenemos la primera visión de la Cascada, apenas un hilo en la gran pared.
El bosque remite por completo, sustituido por el matorral alto entramos en una especie de hoya que forma la Campona, delimitada por los grandes picos de Cueto Negru y Cantu'l Oso, de coloridas laderas con robles y abedules. Bajamos entre helechos hasta donde pasta el ganado.
En esta zona hay que estar atentos a las marcas puesto que se entrecruzan varios senderos. Vadeamos el río Mongallu por primera vez, remontando por su orilla hasta una marca del PR que indica girar a la izquierda. Cruzamos de nuevo el río pero ya estamos en el sendero correcto.
Seguimos ascendiendo frontalmente por una pedrera algo incomoda que se abre paso entre el matorral. Al mismo tiempo vamos obteniendo espectaculares miradas a la colorida foresta que nos rodea y a la Cascada que poco a poco va creciendo antes nuestros ojos.
Alcanzamos su base, Cascada del Tabayón del Mongallu declarado monumento natural en el 2003, es un salto de agua de 60 m al que sólo se puede acceder caminando. Esta ruta es una de las más bellas y accesibles del Parque Natural de Redes, con flora rica en brezo blanco, hayedos y abedules.
Aunque de escaso caudal, su elevada altura y el gran colorido ambiental le dan un porte elegante y distinguido. Su caída de agua es atrayente y espectacular, formando una estrecha cola de caballo que acaba en una poza. Debido a la humedad hay que extremar las precauciones.
Vamos retornando por el mismo sendero, vadeando el río hasta la Campona y elevarnos hasta el inicio del hayedo. Mientras tanto giramos la vista atrás alejándonos de la Cascada. Esta ruta también se puede hacer circular, pero nuestro Track es lineal y ahora visitaremos los robles.
El día sigue siendo espléndido con mucha luz que alumbra el hayedo. Disfrutamos de nuevo con el sendero alfombrado de hojarasca, y tras el primer puente paramos en la Fuente de los Arellales para tomar un bocado en la mesa de madera junto a otra pareja.
Continuamos hasta el segundo puente sobre el Arroyo Requexada y prestamos mucha atención al paraje de las hayas centenarias, preciosos monumentos naturales. Susi está algo cansada y no subirá el fuerte desnivel para ver los robles, continuará con la otra pareja.
En la encrucijada de Terreros, ahora por la derecha, prosigo hacia el Llanu'l Toru, a más de 250 m. de desnivel. El primer tramo es empinado, pero en el segundo las rampas se encrespan hasta llegar a un llano. Ahora hay que estar muy atento a las marcas del PR en los troncos de los árboles.
Metido en el bosque de robles no resulta fácil encontrar al primero de ellos. “Heridos por mil rayos, centenarios robles albares vigilan el seno de los hayedos de Llanu'l Toru, contribuyendo con sus retorcidos troncos al enriquecimiento de los complicados equilibrios del sistema forestal”
Es de tronco grandioso pero muy dañado por el paso de los años. El segundo roble está a unos doscientos metros, también vallado y en mejor estado de conservación con algo de ramaje. Realmente son colosales, vale la pena el esfuerzo para verlos. En el bosque hay otros ejemplares centenarios.
El retorno es rápido entre el rojizo robledal, llegado a la encrucijada sigo descendiendo por el hayedo hasta entrar de nuevo en el pueblo de Tarna, más concurrido a estas horas. Esta mañana hemos cargado las maletas y nos dirigimos a Cantabria, a Ojedo, situado a poco más de un kilómetro de Potes.
AGUA EN
RUTA: SI. (Fuente de los Arellales)
DISTANCIA:
10,7 KM.
TIEMPO EN
MOVIMIENTO: 04:00 HORAS.
ALTURA
MÁXIMA: 1.306 M. (2º Roble)
ALTURA
MÍNIMA: 995 M. (Tarna)
DESNIVEL
POSITIVO: 600 M.
DESNIVEL
NEGATIVO: 600 M.