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Posted by : Vaig a Peu
sábado, 2 de abril de 2016
En
1902 el Padre Jesuita Carlos Ferrís y el Abogado D. Joaquín Ballester se
asocian en un sueño común: atender a los enfermos de lepra que, aislados por
una sociedad temerosa de lo desconocido, sufre en solitario la enfermedad sin
ningún consuelo ni paliativo. El 17 de enero de 1909, la Colonia-Sanatorio San
Francisco de Borja abre sus puertas a los 8 primeros enfermos de lepra, que son
recibidos por cuatro Hermanas Franciscanas de la Concepción. En 1923 se inicia
la construcción de la muralla, de 3.513 metros, que finaliza 7 años después.
Con el paso de los años, la convivencia con los pueblos vecinos es buena y 1964
se tira su única puerta. En 1924 hay 150 pacientes ingresados, y en pocos años,
con unos 300 enfermos, el Sanatorio llega a ser como un pequeño pueblo, con sus
propios servicios de panadería, carpintería, herrería, imprenta y
encuadernación, zapatería, peluquería… En 1927 el Estado concede a Fontilles el
título de Instituto Nacional de Leprología y se inician visitas de las máximas
autoridades científicas extranjeras. De 1932 a 1941 el Sanatorio es incautado
por el Estado. En 1944 se inicia la
publicación Revista de Leprología, con el objetivo de divulgar el resultado de
las investigaciones llevadas a cabo en el Sanatorio y otros artículos
científicos internacionales de interés. En 1945 se aplica en el Sanatorio la
primera droga útil en la lucha contra la lepra, descubierta previamente en
Estados Unidos, la Sulfona. Con ella se empieza a destruir el germen, es la
primera esperanza de lucha contra esta enfermedad. En 1947, se organiza el
Primer Curso Internacional de Leprología para A.T.S. y misioneros, que formando
equipos, son destinados a diferentes comarcas de España a luchar contra la
enfermedad. En 1955 se inicia el empleo de Corticoides para tratar las
leprorreacciones. El éxito de este tratamiento permitirá al enfermo tratarse en
su domicilio y hacer más corta su permanencia en el hospital. En 1966 el
Sanatorio es el segundo centro en el mundo en aplicar la Talidomina para tratar
las leprorreacciones. Nuevas medicaciones como la Clofazimina, desde 1968, y la
Rifampicina desde 1971, se suman a los medios del Sanatorio para curar a los
enfermos. El número de enfermos residentes va disminuyendo y aumenta el número
de los tratados de forma ambulatoria, que llegar a ser de 420. En 1969
Fontilles ingresa en ILEP, Federación Internacional de Asociaciones de lucha
contra la Lepra. Fontilles colabora con ayudas económicas a proyectos de otras
asociaciones de ILEP. Desde 1982, la OMS recomienda la multiterapia (rapsona,
rifampicina, y clofazimina) para tratar la lepra y, actualmente los pacientes
se curan en un periodo entre 6 y 24 meses. En 1986 Fontilles inicia su primer
proyecto propio en Harapanahalli. A finales de los 90 se inician los primeros
proyectos en Brasil (Araguaia), y China (Tai-Kam) y se amplía en trabajo en
India. Guinea Ecuatorial y Nicaragua completan la lista de los países donde se
inicia la cooperación internacional de Fontilles.
CÓMO LLEGAR: Autovía A-7 hacia Valencia, salida en la nº 62 ONDARA/DENIA/JAVEA, por la
N-332 a Ondara, por la derecha tomar salida por la CV-731 a BENIARBEIG / BENIDOLEIG
/ ORBA / FONTILLES, al salir de Orba continuar por la CV-715 durante 1 km y torcer
a la izquierda por la CV-721 hasta llegar al desvío para Fontilles. Aparcar en
la parte de arriba del Cementerio.
COMPONENTES: VICENTE Y PEPE.
ITINERARIO: CEMENTERIO / CRUCE / SANATORIO DE
FONTILLES / MURALLA / TRINQUETE / SUBIDA / CASTELL D’ORBA / SENDA DCHA. / FONT
XOPENA / ORBA / POLIDEPORTIVO / CRUCE RÍO GIRONA / CRUCE FONT CENTELLA / CRUCE
RÍO / PRESA D’ISBERT / TÚNEL / SUBIDA IZQDA. / FONT D’ISBERT / CEMENTERIO.
LA RUTA: Esta es una de las pocas partes de la Vall de Laguar que nos quedaban por recorrer. Fontilles y la Presa d’Isbert siempre las hemos tenido un poco olvidadas, un poco eclipsadas por las grandes rutas del Cavall Verd, Barranc del Infern, la Cova Santa o les Juvees. Pero ya le ha llegado su hora.
Desde el cementerio iniciamos bajando unos metros por la carretera hasta situarnos frente al poste con paletas informativas del PR-CV 181 que va a la Font d’Isbert y que será nuestro regreso. Tomaremos el sendero de la derecha que baja a Fontilles. Las primeras vistas son para la Penya Roig (792 m.) y a la Muralla de Fontilles.
El sendero se desliza por el Barranc de les Hortes de Fontilles entre exuberante vegetación, dejándonos ver de vez en cuando en el interior de la pineda, los grandes pabellones, las enormes casonas y las instalaciones del Sanatorio de Fontilles, y en la parte alta sobresaliendo del bosque la cresta caliza de la Penya Roig.
Conectamos con la carretera que nos pasea por todas las instalaciones, hay algunos vehículos aparcados, pero solo vemos gente a la puerta del Centro Geriátrico. La paz y tranquilidad se respira en el ambiente, solamente interrumpida por el trino de los pájaros y alguna juguetona ardilla.
Pasamos por pequeñas plazoletas dedicadas a los voluntarios de algunas poblaciones, la de Elche tiene la Dama Ibérica en un pedestal, y Monóvar otra dedicada a su virgen. Dejamos atrás la simbólica fuente y vamos saliendo del recinto dando las últimas miradas a los pabellones y al mar, con el Montgó al fondo.
Nos elevamos por una pista de cemento que nos deja ver las crestas de la Sierra de Segaria y tenemos nuestro primer contacto con la muralla. En 1923 se inicia la construcción de sus 3.513 metros y se termina en siete años, dejando a los enfermos aislados de una sociedad temerosa a lo desconocido.
Salimos a campo abierto con algunas fincas particulares y, a una visión mucho más amplia de lo que supuso la muralla, a la que todavía vemos recorrer la parte alta de las colinas marcando las ondulaciones del terreno. Hasta 1964, más de cuarenta años después, no se derribó su única puerta.
Marchamos por cuidados bancales de almendros y distinguimos en lo alto de su cerro las ruinas del Castellet d’Orba hacia el que nos dirigimos, pasando por delante de las modernas instalaciones del Trinquet Municipal El Nel de Murla. Vamos girando a la izquierda para enlazar con el SL-CV 92 que nos subirá a la cima.
Desde su base tenemos una extraordinaria panorámica de toda la Sierra de Segaria al completo. Comienza una intrincada subida siguiendo las marcas blancas y verdes del SL, por un lapiaz quebrado e incomodo, que al menos nos deja contemplar hermosas vistas a Orba y todo el valle hasta el mar.
Puig d’Orba (414 m.) Castell de Murla, que tal es su verdadero nombre a la vista de la mucha documentación escrita que existe sobre su construcción y tierras que constituían su feudo. Situado sobre el llamado ‘puig d’Orba’, quedan del castillo de Murla apenas alguno de sus derruidos muros como vigilantes sobre la fértil y hermosa comarca de La Rectoría.
Emprendemos el descenso por la solana, también con marcas de SL, pero quizás más complejo que la subida, al pasar por antiguas y derruidas terrazas abancaladas con muretes de piedra que nos hacen estar muy atentos. En la parte baja vamos girando a la izquierda metiéndonos en la pineda para enlazar con un camino.
Tras un corto tramo, tomamos un sendero a la derecha llamado la “ruta de les fonts” que nos sigue bajando, es un sendero ecológico con mensajes en troncos de árboles y algunas peanas informativas. Salimos del bosque de pinos para llegar a la Font de la Xopena, con una diminuta balsa protegida con troncos, pero que está seca en estas fechas.
Entramos en el tranquilo pueblo de Orba, callejeamos por el ayuntamiento, visitamos la Torre-Campanario, en cuya replaceta hay cafeterías aminadas con gente. Salimos del pueblo por el lavadero, que parece restaurado. Decidimos tomar nuestro almuerzo sentados en uno de sus bancos de piedra.
Luego, proseguimos cruzando la carretera CV-715 en dirección al Polideportivo, donde hay gran animación con música y montando carpas. Seguimos las marcas del PR-CV 368 por una urbanización de chalets con bonitas vistas a la Sierra de Segaria, la Penya Roig y la cara norte del Puig d’Orba sobre los tejados del pueblo.
Giramos a la derecha, por el cauce del Barranc de Fontilles en un corto tramo, para girar de nuevo a la izquierda y cruzar el seco lecho del Río Girona; seguimos otro barranco que ha sido aprovechado para el cultivo del olivo, con preciosas y escalonadas terrazas con muretes de piedra seca de reminiscencias moriscas.
Metidos en el cauce del barranco seguimos avanzando hasta que comenzamos a virar a la izquierda para salirnos de él, junto a las ruinas de un antiguo corral, cerca hay un poste con paletas informativas, que por la derecha se desvía hacia la Font Centella, y por la izquierda proseguimos hacia la Presa d’Isbert.
Hacemos una suave bajada por una barranquera que también tributa al río Girona, en un apartado hay un grupo de colmenas y poco más abajo una cuidada huerta con invernadero. Conectamos con un camino que sigue la margen derecha del río. Nos sorprende pasar por delante de una finca ganadera de reses bravas.
Poco a poco el cauce del río Girona se va estrechando entre las altas paredes de rocas calcáreas. Esquivamos unas instalaciones donde hay un motor funcionando, dicen que siguen llevando agua a Calpe. Bajamos al pedregoso lecho del río para asomarnos al angosto desfiladero donde está la presa. Tiene 21 m de altura, por 4 m en su base y 8,35 m en la superior.
La historia de la presa d’Isbert, ubicada a la salida del río Girona del Barranco del Infierno (La Vall de Laguar), es la crónica de un desastre anunciado. Siglos de estudios, proyectos y fracasos no impidieron construir a medias una presa sobre un terreno muy cárstico y permeable, incapaz de almacenar agua.
LA RUTA: Esta es una de las pocas partes de la Vall de Laguar que nos quedaban por recorrer. Fontilles y la Presa d’Isbert siempre las hemos tenido un poco olvidadas, un poco eclipsadas por las grandes rutas del Cavall Verd, Barranc del Infern, la Cova Santa o les Juvees. Pero ya le ha llegado su hora.
Desde el cementerio iniciamos bajando unos metros por la carretera hasta situarnos frente al poste con paletas informativas del PR-CV 181 que va a la Font d’Isbert y que será nuestro regreso. Tomaremos el sendero de la derecha que baja a Fontilles. Las primeras vistas son para la Penya Roig (792 m.) y a la Muralla de Fontilles.
El sendero se desliza por el Barranc de les Hortes de Fontilles entre exuberante vegetación, dejándonos ver de vez en cuando en el interior de la pineda, los grandes pabellones, las enormes casonas y las instalaciones del Sanatorio de Fontilles, y en la parte alta sobresaliendo del bosque la cresta caliza de la Penya Roig.
Conectamos con la carretera que nos pasea por todas las instalaciones, hay algunos vehículos aparcados, pero solo vemos gente a la puerta del Centro Geriátrico. La paz y tranquilidad se respira en el ambiente, solamente interrumpida por el trino de los pájaros y alguna juguetona ardilla.
Pasamos por pequeñas plazoletas dedicadas a los voluntarios de algunas poblaciones, la de Elche tiene la Dama Ibérica en un pedestal, y Monóvar otra dedicada a su virgen. Dejamos atrás la simbólica fuente y vamos saliendo del recinto dando las últimas miradas a los pabellones y al mar, con el Montgó al fondo.
Nos elevamos por una pista de cemento que nos deja ver las crestas de la Sierra de Segaria y tenemos nuestro primer contacto con la muralla. En 1923 se inicia la construcción de sus 3.513 metros y se termina en siete años, dejando a los enfermos aislados de una sociedad temerosa a lo desconocido.
Salimos a campo abierto con algunas fincas particulares y, a una visión mucho más amplia de lo que supuso la muralla, a la que todavía vemos recorrer la parte alta de las colinas marcando las ondulaciones del terreno. Hasta 1964, más de cuarenta años después, no se derribó su única puerta.
Marchamos por cuidados bancales de almendros y distinguimos en lo alto de su cerro las ruinas del Castellet d’Orba hacia el que nos dirigimos, pasando por delante de las modernas instalaciones del Trinquet Municipal El Nel de Murla. Vamos girando a la izquierda para enlazar con el SL-CV 92 que nos subirá a la cima.
Desde su base tenemos una extraordinaria panorámica de toda la Sierra de Segaria al completo. Comienza una intrincada subida siguiendo las marcas blancas y verdes del SL, por un lapiaz quebrado e incomodo, que al menos nos deja contemplar hermosas vistas a Orba y todo el valle hasta el mar.
Puig d’Orba (414 m.) Castell de Murla, que tal es su verdadero nombre a la vista de la mucha documentación escrita que existe sobre su construcción y tierras que constituían su feudo. Situado sobre el llamado ‘puig d’Orba’, quedan del castillo de Murla apenas alguno de sus derruidos muros como vigilantes sobre la fértil y hermosa comarca de La Rectoría.
Emprendemos el descenso por la solana, también con marcas de SL, pero quizás más complejo que la subida, al pasar por antiguas y derruidas terrazas abancaladas con muretes de piedra que nos hacen estar muy atentos. En la parte baja vamos girando a la izquierda metiéndonos en la pineda para enlazar con un camino.
Tras un corto tramo, tomamos un sendero a la derecha llamado la “ruta de les fonts” que nos sigue bajando, es un sendero ecológico con mensajes en troncos de árboles y algunas peanas informativas. Salimos del bosque de pinos para llegar a la Font de la Xopena, con una diminuta balsa protegida con troncos, pero que está seca en estas fechas.
Entramos en el tranquilo pueblo de Orba, callejeamos por el ayuntamiento, visitamos la Torre-Campanario, en cuya replaceta hay cafeterías aminadas con gente. Salimos del pueblo por el lavadero, que parece restaurado. Decidimos tomar nuestro almuerzo sentados en uno de sus bancos de piedra.
Luego, proseguimos cruzando la carretera CV-715 en dirección al Polideportivo, donde hay gran animación con música y montando carpas. Seguimos las marcas del PR-CV 368 por una urbanización de chalets con bonitas vistas a la Sierra de Segaria, la Penya Roig y la cara norte del Puig d’Orba sobre los tejados del pueblo.
Giramos a la derecha, por el cauce del Barranc de Fontilles en un corto tramo, para girar de nuevo a la izquierda y cruzar el seco lecho del Río Girona; seguimos otro barranco que ha sido aprovechado para el cultivo del olivo, con preciosas y escalonadas terrazas con muretes de piedra seca de reminiscencias moriscas.
Metidos en el cauce del barranco seguimos avanzando hasta que comenzamos a virar a la izquierda para salirnos de él, junto a las ruinas de un antiguo corral, cerca hay un poste con paletas informativas, que por la derecha se desvía hacia la Font Centella, y por la izquierda proseguimos hacia la Presa d’Isbert.
Hacemos una suave bajada por una barranquera que también tributa al río Girona, en un apartado hay un grupo de colmenas y poco más abajo una cuidada huerta con invernadero. Conectamos con un camino que sigue la margen derecha del río. Nos sorprende pasar por delante de una finca ganadera de reses bravas.
Poco a poco el cauce del río Girona se va estrechando entre las altas paredes de rocas calcáreas. Esquivamos unas instalaciones donde hay un motor funcionando, dicen que siguen llevando agua a Calpe. Bajamos al pedregoso lecho del río para asomarnos al angosto desfiladero donde está la presa. Tiene 21 m de altura, por 4 m en su base y 8,35 m en la superior.
La historia de la presa d’Isbert, ubicada a la salida del río Girona del Barranco del Infierno (La Vall de Laguar), es la crónica de un desastre anunciado. Siglos de estudios, proyectos y fracasos no impidieron construir a medias una presa sobre un terreno muy cárstico y permeable, incapaz de almacenar agua.
En desuso en la actualidad, parece que la historia se puede volver a repetir, ya que nadie se pone de acuerdo en que acciones seguir. En la riada de 2007 quedaron patentes las posibilidades de un desastre. El pantano recibe el nombre del antiguo rahal de Isbert o de Ixber, puesto que en 1535 contaba con cinco casas de cristianos nuevos.
Salimos del constreñido cauce para subir a la otra margen, donde hay unas escaleras metálicas que dan acceso a la parte alta de la presa, pero por su riesgo permanecen cerradas. Por sendero ceñido a la pared marchamos de regreso hasta la boca del túnel de más de 50 m. excavado en la montaña. No tiene peligro, pero mejor si se lleva linterna.
Desde esta vertiente volvemos a ver las reses bravas. Salimos a una pista de tierra junto a la gran casona de “Els Caseros” con un poste informativo del PR-CV 181 que nos indica por la izquierda, la corta distancia que nos queda para finalizar la ruta. Tomamos altura y vemos de nuevo Segaria y el mar.
Un último repecho y llegamos a la Font d’Isbert. Situada en un rellano junto a una casa de campo con una enorme balsa que recoge sus aguas cristalinas. Manan dos grandes chorros pero hay mangueras que canalizan el agua hacia otros lugares. Las vistas son claras y diáfanas en este precioso día.
Llegamos a la carretera CV-721 donde cerramos el círculo de la ruta junto al poste informativo. Solo quedan unos metros hasta el cementerio. Volvemos a tener miradas a la muralla y al Castellet que asoma por detrás, y como no, a la Penya Roig. Encantadora ruta en un entorno cargado de historia.
AGUA EN RUTA: SI. (En Fontilles, en Font de la Xopena, en el Llavador de Orba
y Font d’Isbert)
DISTANCIA: 14,8 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 05:15 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 414 M. (Castellet d’Orba)
ALTURA MÍNIMA: 82 M. (Barranc de Fontilles)
DESNIVEL POSITIVO: 635 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 635 M.
DIFICULTAD: MODERADA.
Castell d'Orba? Documentat millor per favor.
ResponderEliminarEl error solo está en el título. Si te molestas en leer los textos, la descripción es correcta. Gracias de todos modos.
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