Posted by : Vaig a Peu
domingo, 27 de marzo de 2016
En la
zona que ahora ocupa el término de Penàguila, los estudios arqueológicos han
registrado poblamiento desde el neolítico (Masía del Plan) y, sobre todo, desde
el neolítico (La Perla, Las Puntas, Masía de Don Simón, Masía de Esquina y
Masía de Is). Hay que mencionar también muestras de arte rupestre esquemático
levantino en el barranco del Salto del Castillo y arte levantino en el puerto
del Collao (declarado, como el anterior, Bien de Interés Cultural o BIC).
Durante el bronce, se ha localizado un poblado en la Masía del Moreral y restos
diversos a la zona del Castillo, donde también se ha detectado ocupación
ibérica y vestigios de romanización. Aún de la civilización ibérica sobresale
el poblado de la Serreta, entre los términos municipales de Penàguila,
Cocentaina y Alcoi. En la Masía Blanca y a la Masía de la Torrecilla se han
encontrado necrópolis ibéricas y al barranco de la Escondida y Masía Grande del
Pellicer, materiales cerámicos romanos. La primera referencia documental que se
tiene de Penàguila corresponde a una cita del historiador musulmán Abenalfalg
en su historia del Cid. En la época islámica, desde el siglo XII (y quizá desde
el siglo XI), Penàguila era una aljama o agrupación de caserius de población
hispano-musulmana que tenían una cierta unidad política y administrativa y que
se asociaban al castillo que les daba nombre. El actual casco urbano no era el
de entonces, aunque la documentación alude a una alquería llamada Raval, que se
sitúa cerca del castillo y puede ser que se encontrase donde ahora está la
plaza del árbol. La aljama pasó a manos cristianas en 1245, cuando estos
conquistaron Biar y se rindió toda la Montaña y la Marina (desde Biar a Denia).
Sin embargo en 1247, Al-Azraq, que controlaba toda la Vall de Gallinera,
declaró la guerra a los cristianos y ocupó, entre otros, el castillo de
Penáguila, que estuvo en manos islámicas hasta 1248, año en que los sarracenos
fueron sometidos y Al-Azraq huyó. A partir de 1260 los cristianos comenzaron
una política de asentamiento de colonos-guerreros cerca del castillo,
concediéndoles tierras que a veces eran yermas pero otras veces se usurpaban a
los sarracenos. El conflicto entre cristianos y musulmanes estaba servido. El
1276, una banda de hispano-musulmanes rebeldes mataron a dos cristianos de la
aljama de Penàguila, cautivaron a quince y se apoderaron del castillo.
Al-Azraq, aprovechando la rebelión popular de los suyos, preparó refuerzos y se
dispuso a recuperar la comarca, iniciándose una campaña militar (que
representan las fiestas de moros y cristianos) que fue desfavorable a los sarracenos
y en la cual, cuenta la tradición, el wazir murió en Alcoy. Los islámicos que
ocupaban el castillo huyeron y este pasó a manos cristianas. La segunda
sublevación y guerra de Al-Azraq (1275-1277) hizo cambiar muchas cosas y para
Penáguila una muy importante: la creación del pueblo. El rey Pedro III de
Aragón cambió la estrategia del pueblo cristiano. En lugar de limitarse a
facilitar la llegada de colonos cristianos dentro de las aljamas, los asentaba
en lugares estratégicamente situados de la comarca y les obligaba a construirse
y vivir dentro de recintos amurallados bien protegidos. La carta puebla de
Penàguila, firmada en Barcelona por este rey el 27 de septiembre de 1278,
otorgaba tierras a cien colonos, que tenían la obligación de mantener en buen
estado y custodiar el castillo y construirse casas y murallas al lado del
mismo. Poco después se calcula que había unos 40 vecinos y a principios del
siglo XV (en 1421) los vecinos o cabezas de casa eran 94.
CÓMO LLEGAR: Autopista A-7 hacia Valencia, Salida 691 en la rotonda elevada
Universidad/San Vicente del Raspeig, tomar dirección Alcoy. Antes de los
túneles de la Font Roja, en la rotonda tomar la salida por la N-340/Centro de
Control del Túnel/Benifallim. Pasado el Barranc de la Batalla girar a la
derecha por la CV-785 a Benifallim, seguir hasta Penáguila. Es fácil aparcar.
COMPONENTES: VICENTE.
ITINERARIO: FONT DEL RIHUET / VÍA PECUARIA /
SENDA / ARC DE SANTA LLÚCIA / ARC DELS GATS / CASTELL / MIRADOR / SENDA BAJADA
/ PINTURAS RUPESTRES / ERMITA / BAJADA / PONT DEL ARC / FONT DEL PARDAL / JARDÍN
DE SANTOS / BARRANC ALADRACH / FONT DEL RIHUET.
LA RUTA: Hacia años que no volvíamos por Penáguila, quizás desde los inicios del Mas de Pau; es uno de esos pueblos con encanto donde la gente viene los fines de semana. Tiene el atractivo del bonito Jardín de Santos, el Arc de Santa Llúcia y el Castell, los cuales visitaremos durante la ruta de hoy.
Iniciamos cruzando el arco de la Costera del Rihuet por donde se accede a la Font del Rihuet, con numerosos caños de bronce por los que no mana ni una gota de agua, es lo que hay en tiempos de sequía. Bajamos la costera para ir saliendo del pueblo en dirección a la sierra, el Arc de Santa Llúcia es visible de casi todos los ángulos.
Pasamos la carretera para tomar por la derecha cuesta arriba, la asfaltada Vía Pecuaria. Pronto ganamos altura y mirando hacia atrás tenemos una bonita estampa del Morro de la Serrella. Seguimos avanzando lentamente hasta que por la izquierda un mojón de piedras marca el inicio de un sendero.
El sendero bordea una pequeña vaguada con exuberante vegetación; desde la umbría y entre los pinos vemos en lo alto del cerro los restos amurallados del Castell y una cruz. Cruzamos por el fondo la vaguada para comenzar a subir por la otra vertiente. Las vistas a la Serrella se amplían con el Recingle Alt (1.359 m) y Penya l’Heura (1.355 m).
Remontamos por el rocoso barranco de la Moleta rodeándolo por la izquierda, para luego comenzar a subir por una especie de lomo pétreo y peñascoso. A cada paso que damos los muros del castillo van creciendo ante nuestros ojos. Sorteamos arcaicos y desolados bancales con muretes de piedra seca.
Apenas nos damos cuenta de que hemos llegado a uno de nuestros objetivos: L’Arc de Santa Llúcia. La umbría y los tonos grisáceos de las rocas lo mimetizan al máximo, solo en su interior la roca caliza toma colores ocres y rojizos. Es una gran oquedad que atraviesa de parte a parte el lomo de la sierra.
Cuenta la tradición local de Penáguila que en el día de Santa Lucía, 13 de diciembre del santoral, el Sol penetra por el Arc o Pont de Santa Llúcia iluminando parte del pueblo. Recuerdan, además, que esos rayos de Sol eran capaces de favorecer la fertilidad y concepción de las mujeres que quedaran expuestas a ellos.
Acceder por la izquierda al interior del arco es complicado sin material de escalada. Por la derecha se puede hacer bien. Al ir solo era complejo hacerme fotografías desde el interior, así que no bajé, y crucé el puente de piedra por arriba, por encima del arco. Si no se tiene vértigo, el puente es lo suficientemente ancho y con agarres para hacerlo.
Con este atajo encaramos el asalto a las murallas del Castell, directos a una brecha muy visible. Ahora tenemos que fijarnos por la izquierda y descubriremos un precioso arco mucho más pequeño que el anterior: L’Arc dels Gats o Pont del Dimoni, por el aspecto que le dan los cuernos situados en la parte superior.
Entramos al recinto del Castell por la brecha en la muralla, prácticamente está todo derruido excepto parte del muro de una torre. Cuidado al pasear, hay un agujero en el Aljibe. Es de origen musulmán, construido alrededor del siglo XI sobre los restos de un asentamiento romano. Hay colocada una espigada cruz de maderos.
La conquista del castillo fue realizada por las tropas de Jaime I el Conquistador alrededor del año 1.246. En su toma la fortaleza fue casi enteramente arrasada, por lo que sus habitantes debieron de trasladarse a la alquería situada en la misma población. Obtenemos prolongadas vistas a todo el valle.
Bajamos por la solana siguiendo los rastros del sendero cerca del lienzo de la torre que queda en pie y subimos otro montículo para llegar al Mirador de Penáguila, precioso otero con grandes panorámicas al Castell, al Comptat con el Montcabrer y el Benicadell, al pueblo y a la Serrella, y por último a parte de la sierra de Aitana.
Tras el mirador, la senda se agiliza bajando por la ladera hasta llegar al bonito Mas del Coyao, junto a la carretera CV-785, que enseguida dejamos por la izquierda, tomando una senda de bajada que nos lleva entre bancales para poco después comenzar de nuevo a subir en busca del Abrigo del Port de Penáguila.
Este Abrigo de Pinturas Rupestres, debido a los continuos espolios que sufría, fue tapiado no hace mucho con una espectacular reja, elevada desde la carretera por una enorme grúa. Sin embargo, una vez instalada la reja, ni siquiera se han dignado a colocar alguna peana informativa para saber que trazos debemos observar.
Volvemos de nuevo a la carretera por la que continuamos un corto tramo hasta llegar a la Ermita de Penáguila actualmente cerrada. Proseguimos bajando por su Vía Crucis, un ancho camino de tierra que serpentea entre los pinos y pivotes de piedra con escenas de las estaciones del Calvario. Conectamos con la carretera.
Por la derecha seguimos un trecho por la carretera con hermosas casas de campo en la ladera de la sierra, por una de ellas giramos a la izquierda para tomar un camino que nos sitúa delante del Pont de l’Arc, pequeño acueducto de un solo ojo. Proseguimos por la izquierda, el camino que nos acerca al pueblo.
Entramos por la Font del Pardal que también conecta con el Jardín de Santos. Llegaremos al Pabellón por la parte de arriba, a la altura del pueblo pero separados por el Barranc Aladrach, por el cual retornaremos. Todo está muy cuidado y con barandas de madera, a estas horas comienza a venir la gente.
LA RUTA: Hacia años que no volvíamos por Penáguila, quizás desde los inicios del Mas de Pau; es uno de esos pueblos con encanto donde la gente viene los fines de semana. Tiene el atractivo del bonito Jardín de Santos, el Arc de Santa Llúcia y el Castell, los cuales visitaremos durante la ruta de hoy.
Iniciamos cruzando el arco de la Costera del Rihuet por donde se accede a la Font del Rihuet, con numerosos caños de bronce por los que no mana ni una gota de agua, es lo que hay en tiempos de sequía. Bajamos la costera para ir saliendo del pueblo en dirección a la sierra, el Arc de Santa Llúcia es visible de casi todos los ángulos.
Pasamos la carretera para tomar por la derecha cuesta arriba, la asfaltada Vía Pecuaria. Pronto ganamos altura y mirando hacia atrás tenemos una bonita estampa del Morro de la Serrella. Seguimos avanzando lentamente hasta que por la izquierda un mojón de piedras marca el inicio de un sendero.
El sendero bordea una pequeña vaguada con exuberante vegetación; desde la umbría y entre los pinos vemos en lo alto del cerro los restos amurallados del Castell y una cruz. Cruzamos por el fondo la vaguada para comenzar a subir por la otra vertiente. Las vistas a la Serrella se amplían con el Recingle Alt (1.359 m) y Penya l’Heura (1.355 m).
Remontamos por el rocoso barranco de la Moleta rodeándolo por la izquierda, para luego comenzar a subir por una especie de lomo pétreo y peñascoso. A cada paso que damos los muros del castillo van creciendo ante nuestros ojos. Sorteamos arcaicos y desolados bancales con muretes de piedra seca.
Apenas nos damos cuenta de que hemos llegado a uno de nuestros objetivos: L’Arc de Santa Llúcia. La umbría y los tonos grisáceos de las rocas lo mimetizan al máximo, solo en su interior la roca caliza toma colores ocres y rojizos. Es una gran oquedad que atraviesa de parte a parte el lomo de la sierra.
Cuenta la tradición local de Penáguila que en el día de Santa Lucía, 13 de diciembre del santoral, el Sol penetra por el Arc o Pont de Santa Llúcia iluminando parte del pueblo. Recuerdan, además, que esos rayos de Sol eran capaces de favorecer la fertilidad y concepción de las mujeres que quedaran expuestas a ellos.
Acceder por la izquierda al interior del arco es complicado sin material de escalada. Por la derecha se puede hacer bien. Al ir solo era complejo hacerme fotografías desde el interior, así que no bajé, y crucé el puente de piedra por arriba, por encima del arco. Si no se tiene vértigo, el puente es lo suficientemente ancho y con agarres para hacerlo.
Con este atajo encaramos el asalto a las murallas del Castell, directos a una brecha muy visible. Ahora tenemos que fijarnos por la izquierda y descubriremos un precioso arco mucho más pequeño que el anterior: L’Arc dels Gats o Pont del Dimoni, por el aspecto que le dan los cuernos situados en la parte superior.
Entramos al recinto del Castell por la brecha en la muralla, prácticamente está todo derruido excepto parte del muro de una torre. Cuidado al pasear, hay un agujero en el Aljibe. Es de origen musulmán, construido alrededor del siglo XI sobre los restos de un asentamiento romano. Hay colocada una espigada cruz de maderos.
La conquista del castillo fue realizada por las tropas de Jaime I el Conquistador alrededor del año 1.246. En su toma la fortaleza fue casi enteramente arrasada, por lo que sus habitantes debieron de trasladarse a la alquería situada en la misma población. Obtenemos prolongadas vistas a todo el valle.
Bajamos por la solana siguiendo los rastros del sendero cerca del lienzo de la torre que queda en pie y subimos otro montículo para llegar al Mirador de Penáguila, precioso otero con grandes panorámicas al Castell, al Comptat con el Montcabrer y el Benicadell, al pueblo y a la Serrella, y por último a parte de la sierra de Aitana.
Tras el mirador, la senda se agiliza bajando por la ladera hasta llegar al bonito Mas del Coyao, junto a la carretera CV-785, que enseguida dejamos por la izquierda, tomando una senda de bajada que nos lleva entre bancales para poco después comenzar de nuevo a subir en busca del Abrigo del Port de Penáguila.
Este Abrigo de Pinturas Rupestres, debido a los continuos espolios que sufría, fue tapiado no hace mucho con una espectacular reja, elevada desde la carretera por una enorme grúa. Sin embargo, una vez instalada la reja, ni siquiera se han dignado a colocar alguna peana informativa para saber que trazos debemos observar.
Volvemos de nuevo a la carretera por la que continuamos un corto tramo hasta llegar a la Ermita de Penáguila actualmente cerrada. Proseguimos bajando por su Vía Crucis, un ancho camino de tierra que serpentea entre los pinos y pivotes de piedra con escenas de las estaciones del Calvario. Conectamos con la carretera.
Por la derecha seguimos un trecho por la carretera con hermosas casas de campo en la ladera de la sierra, por una de ellas giramos a la izquierda para tomar un camino que nos sitúa delante del Pont de l’Arc, pequeño acueducto de un solo ojo. Proseguimos por la izquierda, el camino que nos acerca al pueblo.
Entramos por la Font del Pardal que también conecta con el Jardín de Santos. Llegaremos al Pabellón por la parte de arriba, a la altura del pueblo pero separados por el Barranc Aladrach, por el cual retornaremos. Todo está muy cuidado y con barandas de madera, a estas horas comienza a venir la gente.
Llegados al Pabellón entramos por una portezuela, la entrada es gratuita y toman nota de nuestra procedencia. Construido en la mitad del siglo XIX por un terrateniente llamado Joaquín Rico, podemos visitar el Laberinto, la Pérgola, la Alberca, con un bonito jardín romántico, y la Pajarera.
Como colofón, a mi fue lo que más me gustó, el Orquídiario. Un diminuto invernadero al final del recorrido, donde la mayoría de plantas existentes son orquídeas, preciosas orquídeas de variados colores y especies. Con diferentes paneles en una de las paredes sobre mitología e historia de estas flores.
El regreso lo efectuamos por el kiosco-bar que sale al aparcamiento, donde podemos bajar al sendero botánico del Barranc de Aladrach, con barandas y escaleras de troncos que termina en el mismo pueblo. Callejeamos por la iglesia hasta nuestro coche, cerrando la ruta con una última mirada al Arc de Santa Llúcia.
AGUA EN RUTA: SI. ((Font del Rihuet y Font del
Pardal)
DISTANCIA: 7,8 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 03:15 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 926 M. (Cima del Castillo)
ALTURA MÍNIMA: 630 M (Barranc Aladrach)
DESNIVEL POSITIVO: 440 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 440 M.
DIFICULTAD: MODERADA.
DIFICULTAD: MODERADA.