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- DEL ALTO DO COUTO A LA FONTE DO CERVO (DEVESA DA ROGUEIRA)
Posted by : Vaig a Peu
sábado, 24 de octubre de 2015
La Sierra de O Courel fue declarada por el
Fondo Mundial para la Naturaleza, como una de las mejores zonas más importantes
de bosque autóctono, destacando como mejor reserva botánica la Devesa da
Rogueira. Situada en la
vertiente norte del monte Formigueiros, con la cota más alta de O Courel 1639
metros, y con una extensión de tan solo 200 hectáreas, reúne en este reducido
espacio una gran variedad de especies botánicas, más de 1000 diferentes, al
darse varios ecosistemas y distintas confluencias climáticas, la eurosiberiana
atlántica y la mediterránea, además de ser un insustituible refugio de su
variada fauna. Las devesas
son bosques de tipo atlántico orientados al norte. Actualmente, en la sierra de
O Courel quedan pocas y las que hay, están siempre en laderas muy empinadas y
son muy húmedas.
A devesa da Rogueira es la joya ecológica de la sierra, con 30 kilómetros cuadrados de bosque primario y una impresionante diversidad arbórea. La fauna no desmerece la flora. Los riachuelos que bajan formando cascadas acogen especies endémicas en el norte peninsular como el tritón ibérico o la rana patilarga. La devesa protege corzos, martas, comadrejas, turones, garduñas, gatos monteses y lirones. Aquí cualquier rincón, se mire hacia donde se mire, se nos antoja una maravilla de la naturaleza. Todo el territorio está surcado por rutas de senderismo, y entre todas ellas destaca la de A Devesa da Rogueira que, con 200 Ha. y más de 1000 especies botánicas diferentes, es un ecosistema imprescindible de patear. Saliendo de Seoane pasamos a la altura de Carbedo donde todavía se observan restos del muro circular del castillo medieval, parte de la planta y un aljibe. Allí estuvo escondido Alfonso II el Casto perseguido por su primo Aurelio, y muy cerca, en el monte Cido se encontró la famosa tabla de hospitalidad inscrita en bronce O Courel del año 28, y un águila de los estandartes de las legiones romanas. En el Alto do Couto un camino sobre cota de nivel nos adentra en A Devesa. Por bosque enmarañado entre tejos milenarios con líquenes de musgos, acebos, arándanos, arces, avellanos, abedules, fresnos, soutos de castaños, madroños y plantas carnívoras que se alimentan de insectos, entre cascadas de arroyos, efímeros puentes de madera e improvisados peldaños sobre la roca, accedemos a la Fonte do Cervo, manantial que de una misma roca brota en dos hileras, de aguas ferruginosas y aguas calcáreas, muy útiles para estimular el apetito. De allí por el mismo vértice montañoso llegamos al mirador del monte Polín, con extraordinaria visión del conjunto de la reserva a casi 1400 m. de altura. Ya de bajada, la quietud de la frondosidad boscosa de hayas, robles y encinas, el cromatismo del paisaje, el intenso y salvaje olor y el Aula de la Naturaleza ruido del agua al precipitarse por surcos y cañadas, nos hace apreciar con intensidad cada momento. En los aledaños del camino, cuevas con indicios de vida prehistórica como Longo de Meu, Do Oso, y de Vellos, anteceden al riachuelo de A Rogueira, que se abre a ondulantes y verdes praderas que nos conducen al Aula de la Naturaleza con detallada información de la flora y la fauna de la Sierra, no exenta de pasajes legendarios, mitos y leyendas.
A devesa da Rogueira es la joya ecológica de la sierra, con 30 kilómetros cuadrados de bosque primario y una impresionante diversidad arbórea. La fauna no desmerece la flora. Los riachuelos que bajan formando cascadas acogen especies endémicas en el norte peninsular como el tritón ibérico o la rana patilarga. La devesa protege corzos, martas, comadrejas, turones, garduñas, gatos monteses y lirones. Aquí cualquier rincón, se mire hacia donde se mire, se nos antoja una maravilla de la naturaleza. Todo el territorio está surcado por rutas de senderismo, y entre todas ellas destaca la de A Devesa da Rogueira que, con 200 Ha. y más de 1000 especies botánicas diferentes, es un ecosistema imprescindible de patear. Saliendo de Seoane pasamos a la altura de Carbedo donde todavía se observan restos del muro circular del castillo medieval, parte de la planta y un aljibe. Allí estuvo escondido Alfonso II el Casto perseguido por su primo Aurelio, y muy cerca, en el monte Cido se encontró la famosa tabla de hospitalidad inscrita en bronce O Courel del año 28, y un águila de los estandartes de las legiones romanas. En el Alto do Couto un camino sobre cota de nivel nos adentra en A Devesa. Por bosque enmarañado entre tejos milenarios con líquenes de musgos, acebos, arándanos, arces, avellanos, abedules, fresnos, soutos de castaños, madroños y plantas carnívoras que se alimentan de insectos, entre cascadas de arroyos, efímeros puentes de madera e improvisados peldaños sobre la roca, accedemos a la Fonte do Cervo, manantial que de una misma roca brota en dos hileras, de aguas ferruginosas y aguas calcáreas, muy útiles para estimular el apetito. De allí por el mismo vértice montañoso llegamos al mirador del monte Polín, con extraordinaria visión del conjunto de la reserva a casi 1400 m. de altura. Ya de bajada, la quietud de la frondosidad boscosa de hayas, robles y encinas, el cromatismo del paisaje, el intenso y salvaje olor y el Aula de la Naturaleza ruido del agua al precipitarse por surcos y cañadas, nos hace apreciar con intensidad cada momento. En los aledaños del camino, cuevas con indicios de vida prehistórica como Longo de Meu, Do Oso, y de Vellos, anteceden al riachuelo de A Rogueira, que se abre a ondulantes y verdes praderas que nos conducen al Aula de la Naturaleza con detallada información de la flora y la fauna de la Sierra, no exenta de pasajes legendarios, mitos y leyendas.
CÓMO LLEGAR: Desde
Monforte de Lemos por la N-120 tomar salida hacia Quiroga, seguir por la LU-933
y después por la LU-623 dirección Barreiro, donde giraremos por la derecha
tomando la LU-P-5001, para cerca de Outeiro seguir por la LU-P-5004 para en
Vieiros tomar la DP-50-1 dirección A Seara hasta llegar al Alto do Couto. Se
puede aparcar junto a la fuente.
COMPONENTES: VICENTE Y
SUSI
ITINERARIO: ALTO DO COUTO
/ FONTE DO CERVO / ALTO DO COUTO.
LA RUTA: Pese al dejar preparadas las maletas anoche tardamos en llegar al inicio de la ruta. Dejamos la Ribeira Sacra y nos mudamos a Dos Ancares o Curel. Son carreteras y pueblos nuevos y nos cuesta llegar. Antes, nos detenemos en un mirador a observar los plegamientos de Campodola. El paisaje ha cambiado.
El día está nuboso y caen unas gotas. Una vez localizada el Aula de la Naturaleza, metida en un souto castiñeiro con un entorno otoñal maravilloso, resulta que está cerrada desde el verano, pero no está indicado ningún sitio. Desde aquí se puede llegar a las Fontes do Cervo, pero el desnivel es muy fuerte y el horario rebasa nuestras previsiones.
Así que decidimos subir hasta el Alto do Couto, donde la ruta es más corta y el horario asequible. Tenemos fácil aparcamiento e iniciados desde la fuente, que tiene una balsa redonda. Cruzamos la carretera hacia los paneles informativos donde por la derecha da comienzo la ruta.
Lo primero que nos sorprende del paisaje es su diversidad cromática, es tan impresionante la variedad arbórea que las laderas son multicolor. Fresnos, abedules, hayas, quejigos, encinas, robles, castaños, forman un sorprendente mosaico de colores pálidos entre las nubes bajas que comienzan a disiparse.
El primer tramo del ancho camino transcurre despejado de arboleda, tan solo algunos secos helechos nos acompañan, lo que nos permite contemplar las extensas laderas pobladas de bosque hasta el fondo del valle con pequeños núcleos habitados y sus verdes prados. Ha dejado de llover y las nubes se deshilachan.
Comenzamos a penetrar en el bosque, pero antes tenemos largas vistas de nuestra coloreada ladera con las nubes enganchadas arriba en las cumbres. Este sendero recorre la parte alta de la Devesa da Rogueira, casi sin apenas desnivel, el Aula de la Naturaleza queda a nuestros pies ladera abajo.
Vemos que llega por detrás un nutrido grupo de gente joven, son alumnos y profesores de algún colegio cercano que vienen a observar este maravilloso paraje. Los dejamos que nos adelanten, y esperamos un poco a que se distancien para proseguir con nuestro ritmo pausado embutidos en el paisaje.
Entramos en el bosque encantado, que pese a la bruma dejada por el paso de las nubes, tiene una luminosidad increíble. Es una explosión de colores otoñales en donde es muy difícil saber cuáles predominan, si los rojos, si los verdes, si los amarillos o los ocres tostados. El suelo se cubre de hojas caídas.
Los troncos de los robles jóvenes se cubren de musgo y líquenes, el grado de humedad aumenta considerablemente y la vegetación se aprieta con exuberancia. Se deslizan pequeñas chorreras y de vez en cuando, entre las ramas podemos ver el denso bosque en las laderas, con girones de nubes deshechas.
Hay momentos en que la densa nube penetra entre los árboles del bosque dándole ese toque misterioso, en que no sabes si tras una curva del sendero van a aparecer, las meigas, los duendes o la mismísima Santa Compaña. Todas las leyendas gallegas tienen cabida en un bosque tan singular.
Pasamos por recodos extraordinarios, densos de vegetación, henchidos de colorido y con el piso almohadillado de hojarasca. Hemos llegado en pleno apogeo otoñal de la Devesa da Rogueira. Llevamos varios años visitando bosques en otoño y este es uno de los mejores, damos la razón a quienes dicen que es el bosque más hermoso de Galicia.
Los árboles crecen de tamaño, la naturaleza se torna asilvestrada y se enmaraña ante la poca intervención humana. Viejos troncos y ramas quedaron donde cayeron, siendo invadidos por en verde musgo. Por un mimético puente de madera salvamos el Rego de Freixedo que se precipita ladera abajo.
Marchamos alucinados y sorprendidos por tanta belleza. Es difícil no dejar que afloren sensibilidades. El obturador de mi cámara echa humo, no sé donde apuntar entre tanto esplendor; por muy exigentes que mis ojos quieran ser, siempre aparece otro rincón digno de un disparo.
La variedad de colores de los árboles en otoño guarda relación con la fotosíntesis, es decir, el proceso por el que la clorofila de las hojas transforma agua y dióxido de carbono en alimento. En verano, las plantas verdes fabrican grandes dosis de clorofila. Pero cuando llega el invierno y los días se vuelven más cortos la producción de esta sustancia verde se reduce.
Seguimos gozando del recorrido. La colonia de hayas es muy reducida pero está en pleno cénit otoñal. Para que se de este colorido también depende mucho de la orientación de la ladera, del núcleo del bosque y de su grado de humedad. Esta zona está irrigada por dos regos que poco más arriba se bifurcan en varios brazos.
Cruzamos otro rego que en el mapa no tiene nombre y poco después por otra pasarela salvamos el Rego da Rogueira, con algo más de caudal. Luego llegamos a un cruce de senderos donde se une la subida desde el Aula de la Naturaleza y Moreda. Hay un panel informativo de la ruta.
A un lado también hay un croquis tallado en madera donde se describen todos ls senderos y destinos de A Rogueira. Desde el Alto do Couto, Aula da Naturaleza y Moreda, para llegar a la Fonte do Cervo, Mirador de Polin, Laguna da Lucenza, y por último la subida al Pico Formigueiros (1.635 m.).
Proseguimos subiendo un ligero repecho entre el bosque, al tomar altura entramos en la nube de bruma. Poco después por la izquierda viene el desvío a la Fonte do Cervo, donde nos cruzamos con los alumnos y profesores que vienen de regreso. Hemos tenido suerte y podremos visitar la fuente en solitario.
Fonte do Cervo (1.420 m.), por la rocosa pared resbalan dos fuentes distintas, una de aguas ferruginosas, y otra de aguas cristalinas de origen calcáreo. Las creencias populares otorgaron un poder sobrenatural a este lugar, atribuyéndole virtudes medicinales a sus aguas: la clara para curar la anemia y dolencias estomacales, y la de color ocre para los pulmones y recuperar el apetito.
Mirándolas de frente a la izquierda está la calcárea, y a la derecha la ferruginosa, cuyos colores ocres han tintado la pared, creando un fuerte contraste con el verde musgo que rodea la zona. Aunque esta es mucho más pequeña, nos recuerda a la Cascada de Colores en la isla de La Palma.
Retornamos a la senda principal para continuar hasta el Mirador de Polin, pero una pareja que vuelve de allí nos indica que la nube está enganchada en la cumbre y la niebla no permite ver nada. Decidimos no ir y regresar al Alto do Couto, esto nos permitirá llegar a una hora prudente a nuestro nuevo hotel en Lugo.
Aunque el sendero es el mismo, al desandarlo en sentido contrario la perspectiva es diferente; aparecen nuevos recodos y matices en los que antes no nos hemos fijado, o volvemos a recrearnos en los descubiertos anteriormente. Es verdaderamente una gozada para los sentidos.
La bruma entra y sale entre las ramas del apretado bosque, parece que se disipa pero vuelve. En algunos claros vemos como pesadamente se deja resbalar por las laderas. Poco a poco conectamos con el camino saliendo de la Devesa da Rogueira, satisfechos por su hermosura cerramos la ruta.
Para llegar a Lugo es mejor ir hacia Pedrafita do Cebreiro. De camino seguimos enamorados del paisaje, donde minúsculas colinas ondulan los valles, con mil tonalidades de verdes prados en los que pastan las vacas. Cerca de la población paramos a fotografiarnos en el Monumento al Peregrino.
LA RUTA: Pese al dejar preparadas las maletas anoche tardamos en llegar al inicio de la ruta. Dejamos la Ribeira Sacra y nos mudamos a Dos Ancares o Curel. Son carreteras y pueblos nuevos y nos cuesta llegar. Antes, nos detenemos en un mirador a observar los plegamientos de Campodola. El paisaje ha cambiado.
El día está nuboso y caen unas gotas. Una vez localizada el Aula de la Naturaleza, metida en un souto castiñeiro con un entorno otoñal maravilloso, resulta que está cerrada desde el verano, pero no está indicado ningún sitio. Desde aquí se puede llegar a las Fontes do Cervo, pero el desnivel es muy fuerte y el horario rebasa nuestras previsiones.
Así que decidimos subir hasta el Alto do Couto, donde la ruta es más corta y el horario asequible. Tenemos fácil aparcamiento e iniciados desde la fuente, que tiene una balsa redonda. Cruzamos la carretera hacia los paneles informativos donde por la derecha da comienzo la ruta.
Lo primero que nos sorprende del paisaje es su diversidad cromática, es tan impresionante la variedad arbórea que las laderas son multicolor. Fresnos, abedules, hayas, quejigos, encinas, robles, castaños, forman un sorprendente mosaico de colores pálidos entre las nubes bajas que comienzan a disiparse.
El primer tramo del ancho camino transcurre despejado de arboleda, tan solo algunos secos helechos nos acompañan, lo que nos permite contemplar las extensas laderas pobladas de bosque hasta el fondo del valle con pequeños núcleos habitados y sus verdes prados. Ha dejado de llover y las nubes se deshilachan.
Comenzamos a penetrar en el bosque, pero antes tenemos largas vistas de nuestra coloreada ladera con las nubes enganchadas arriba en las cumbres. Este sendero recorre la parte alta de la Devesa da Rogueira, casi sin apenas desnivel, el Aula de la Naturaleza queda a nuestros pies ladera abajo.
Vemos que llega por detrás un nutrido grupo de gente joven, son alumnos y profesores de algún colegio cercano que vienen a observar este maravilloso paraje. Los dejamos que nos adelanten, y esperamos un poco a que se distancien para proseguir con nuestro ritmo pausado embutidos en el paisaje.
Entramos en el bosque encantado, que pese a la bruma dejada por el paso de las nubes, tiene una luminosidad increíble. Es una explosión de colores otoñales en donde es muy difícil saber cuáles predominan, si los rojos, si los verdes, si los amarillos o los ocres tostados. El suelo se cubre de hojas caídas.
Los troncos de los robles jóvenes se cubren de musgo y líquenes, el grado de humedad aumenta considerablemente y la vegetación se aprieta con exuberancia. Se deslizan pequeñas chorreras y de vez en cuando, entre las ramas podemos ver el denso bosque en las laderas, con girones de nubes deshechas.
Hay momentos en que la densa nube penetra entre los árboles del bosque dándole ese toque misterioso, en que no sabes si tras una curva del sendero van a aparecer, las meigas, los duendes o la mismísima Santa Compaña. Todas las leyendas gallegas tienen cabida en un bosque tan singular.
Pasamos por recodos extraordinarios, densos de vegetación, henchidos de colorido y con el piso almohadillado de hojarasca. Hemos llegado en pleno apogeo otoñal de la Devesa da Rogueira. Llevamos varios años visitando bosques en otoño y este es uno de los mejores, damos la razón a quienes dicen que es el bosque más hermoso de Galicia.
Los árboles crecen de tamaño, la naturaleza se torna asilvestrada y se enmaraña ante la poca intervención humana. Viejos troncos y ramas quedaron donde cayeron, siendo invadidos por en verde musgo. Por un mimético puente de madera salvamos el Rego de Freixedo que se precipita ladera abajo.
Marchamos alucinados y sorprendidos por tanta belleza. Es difícil no dejar que afloren sensibilidades. El obturador de mi cámara echa humo, no sé donde apuntar entre tanto esplendor; por muy exigentes que mis ojos quieran ser, siempre aparece otro rincón digno de un disparo.
La variedad de colores de los árboles en otoño guarda relación con la fotosíntesis, es decir, el proceso por el que la clorofila de las hojas transforma agua y dióxido de carbono en alimento. En verano, las plantas verdes fabrican grandes dosis de clorofila. Pero cuando llega el invierno y los días se vuelven más cortos la producción de esta sustancia verde se reduce.
Seguimos gozando del recorrido. La colonia de hayas es muy reducida pero está en pleno cénit otoñal. Para que se de este colorido también depende mucho de la orientación de la ladera, del núcleo del bosque y de su grado de humedad. Esta zona está irrigada por dos regos que poco más arriba se bifurcan en varios brazos.
Cruzamos otro rego que en el mapa no tiene nombre y poco después por otra pasarela salvamos el Rego da Rogueira, con algo más de caudal. Luego llegamos a un cruce de senderos donde se une la subida desde el Aula de la Naturaleza y Moreda. Hay un panel informativo de la ruta.
A un lado también hay un croquis tallado en madera donde se describen todos ls senderos y destinos de A Rogueira. Desde el Alto do Couto, Aula da Naturaleza y Moreda, para llegar a la Fonte do Cervo, Mirador de Polin, Laguna da Lucenza, y por último la subida al Pico Formigueiros (1.635 m.).
Proseguimos subiendo un ligero repecho entre el bosque, al tomar altura entramos en la nube de bruma. Poco después por la izquierda viene el desvío a la Fonte do Cervo, donde nos cruzamos con los alumnos y profesores que vienen de regreso. Hemos tenido suerte y podremos visitar la fuente en solitario.
Fonte do Cervo (1.420 m.), por la rocosa pared resbalan dos fuentes distintas, una de aguas ferruginosas, y otra de aguas cristalinas de origen calcáreo. Las creencias populares otorgaron un poder sobrenatural a este lugar, atribuyéndole virtudes medicinales a sus aguas: la clara para curar la anemia y dolencias estomacales, y la de color ocre para los pulmones y recuperar el apetito.
Mirándolas de frente a la izquierda está la calcárea, y a la derecha la ferruginosa, cuyos colores ocres han tintado la pared, creando un fuerte contraste con el verde musgo que rodea la zona. Aunque esta es mucho más pequeña, nos recuerda a la Cascada de Colores en la isla de La Palma.
Retornamos a la senda principal para continuar hasta el Mirador de Polin, pero una pareja que vuelve de allí nos indica que la nube está enganchada en la cumbre y la niebla no permite ver nada. Decidimos no ir y regresar al Alto do Couto, esto nos permitirá llegar a una hora prudente a nuestro nuevo hotel en Lugo.
Aunque el sendero es el mismo, al desandarlo en sentido contrario la perspectiva es diferente; aparecen nuevos recodos y matices en los que antes no nos hemos fijado, o volvemos a recrearnos en los descubiertos anteriormente. Es verdaderamente una gozada para los sentidos.
La bruma entra y sale entre las ramas del apretado bosque, parece que se disipa pero vuelve. En algunos claros vemos como pesadamente se deja resbalar por las laderas. Poco a poco conectamos con el camino saliendo de la Devesa da Rogueira, satisfechos por su hermosura cerramos la ruta.
Para llegar a Lugo es mejor ir hacia Pedrafita do Cebreiro. De camino seguimos enamorados del paisaje, donde minúsculas colinas ondulan los valles, con mil tonalidades de verdes prados en los que pastan las vacas. Cerca de la población paramos a fotografiarnos en el Monumento al Peregrino.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 6,8 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 2:35
HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.420 M.
(Fontes do Cervo)
ALTURA MÍNIMA: 1.234 M.
(Rego da Rogueira)
DESNIVEL POSITIVO: 215 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 215 M.
DIFICULTAD: BAJA