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- MONASTERI DE LLUC, SÓLLER Y VALLDEMOSSA, MALLORCA.
Hoy de nuevo tenemos ruta turística, vamos a visitar los mejores pueblos de la Serra de Tramuntana, Escorca, Sóller y Valldemosa, dejaremos Deiá para mañana, que realizaremos una gran ruta desde su cala. Primero iremos al Monasteri de Lluc.
Antes nos detenemos en el Mirador de la carretera de Lluc diseñado con motivo del nuevo trazado. El día también está brumoso y apenas podemos contemplar los resaltes de la Serra de Tramontana, pero si su apretado bosque.
Arribamos a la gran explanada del aparcamiento donde tenemos un punto de información. Alrededor de ella hay un área recreativa con bancos, mesas y diversos paneles informativos, además del trazado del GR-221.
Entramos en el recinto donde está situado el ayuntamiento pasando por distintas estancias ahora vacias para llegar a la hospedería y luego a la Basílica con un bonito patio interior dedicado al Bisbe Campins gran protector del Santuari.
El paisaje cultural de la Serra de Tramuntana es un ejemplo de convivencia armoniosa entre en hombre y el medio durante siglos. El intercambio entre las culturas musulmana y cristiana, típico de la zona mediterránea, forjó un paisaje único, con el reconocimiento de la UNESCO desde 2011 como patrimonio mundial.
Muchas culturas han considerado sagradas sus montañas y alrededor de los centros espirituales se han fusionado misticismo, tradiciones, cultura y misterio. Escorca quedó como un posesión con una antigua capilla, mientras que el monasterio de Lluc, se convirtió en el corazón de la Sierra. El nombre de Lluc, derivado de Lucus, se puede traducir como “bosque sagrado”.
Una leyenda atribuye a un pastor el hallazgo de una imagen de la Virgen, objeto de devoción, peregrinaje y leyendas desde el siglo XIII hasta ahora, y que continúa siendo el centro de espiritualidad de la isla.
El Jardín Botánico de Lluc, está situado en plena Serra de Tramuntana, a una altitud de 500 m. sobre el nivel del mar. El origen de este jardín se remonta a 1956, cuando su función era la de lugar de reposo y meditación para los religiosos del santuario.
La mayoría de plantas que lo constituían eran silvestres, pues estaban perfectamente adaptadas al terreno rocoso y a las temperaturas extremas. De este modo, y a falta de jardines botánicos en Mallorca, el de Lluc empezó a recibir –a principio de los 80- crecientes visitas de estudiantes botánicos y turistas, deseosos de conocer la flora autóctona de la isla.
Este cambio de uso obligó a una paulatina remodelación y ampliación, efectuada entre 1993 y 2001, y dio al jardín su aspecto actual. Esperando que este proyecto contribuya a un mayor reconocimiento y espeto hacia nuestra naturaleza.
El objetivo en mostrar la flora –sobre todo árboles arbustos- en un ambiente similar al natural, con una gran presencia de agua, que además de albergar las plantas acuáticas, atrae muchas aves a beber durante el seco verano.
Aparte de las plantas autóctonas, existe un espacio dedicado a las hierbas aromáticas y medicinales, y otro –el Arboretum- a árboles de bosques templados de distintos lugares del mundo. Acompañados por plantas ornamentales típicas de los jardines mediterráneos.
Terminada la visita y antes de coger el coche, vemos un camino empedrado con suave ascenso que entre vegetación llega hasta un cruz de hierro que se erige en un montículo pero no llegamos a ella y retornamos.
De camino a Sóller paramos junto al embalse del Gorg Blau rodeado de las altas montañas de la Tramuntana de las que recibe sus aguas. También está la columna del Santuari entre los siglo VI – II AD JC que trasladaron para protegerla.
Desde las alturas vemos la perfecta ubicación del Puerto de Sóller protegido en un gran recodo donde se adentra el mar, y custodiado por sus dos faros, uno en cada punta, que dirigen y guían el tráfico marítimo.
Por su parte, Sóller es un pueblo repleto de belleza y tradición, situado en medio de un “valle de naranjas”, conocido como “valle de oro”, y es uno de los más bonitos de Mallorca. La manera más romántica de llegar a Sóller desde Palma es en el antiguo tren de madera que atraviesa montañas, en un trayecto fascinante y lleno de encanto.
Una vez allí, se puede coger el icónico tranvía, que traquetea desde el centro del pueblo hasta el Puerto de Sóller, entre palmeras y naranjos y con el mar azul como telón de fondo y rodeado de restaurantes de pescado.
Después de comer, seguimos ruta hasta Valldemossa, un pintoresco pueblo que conserva la pura esencia de Mallorca y tiene un encanto especial. Es imprescindible visitar la Real Cartuja, donde se alojaron Chopin y Geroges Sand.
Para luego perderse por sus callejuelas empedradas y sus comercios, probar las exquisitas y populares “cocas de patata”, o disfrutar de un buen café contemplando sus históricos jardines con bustos de sus célebres visitantes.
Asimismo, resulta fascinante recorrer el Camí de l’Arxiduc toda una obra de ingeniera y belleza, creada por el Archiduque Luís Salvador de Austria, quién lo hizo construir únicamente para gozar del impresionante paisaje desde los acantilados, con la imponente roca de Sa Foradada y el mar como protagonistas.