Posted by : Vaig a Peu viernes, 29 de octubre de 2021

La sierra del Moncayo, nexo de unión entre el fértil valle del Ebro y la extensa Meseta Castellana aglutina verdaderos tesoros geológicos naturales. Emblemáticas cimas como el Pico San Miguel, techo del Sistema Ibérico , no solo hacen de frontera entre regiones, también lo hacen entre climas y esto se ve reflejado en la diversidad que podemos encontrar de una ladera a otra de la montaña. Laderas como en la que se asienta el Parque Natural del Moncayo que gracias a su orientación norte albergan valiosos bosques como el Hayedo de Peña Roya. El bosque nos proporciona gran cantidad de recursos. Durante siglos el hombre ha obtenido del bosque del Moncayo frutos para alimentarse, leña para calentarse y madera para la construcción. El empuje de la minería y de la ganadería sometió al bosque a un exceso de cortas, por lo que a finales de siglo XIX, el Moncayo era un monte “cano”. La vegetación arbórea casi había desaparecido. En esa época los técnicos forestales comienzan una serie de trabajos de “deforestación”, para devolver al monte la cubierta de árboles que le protegía de la erosión. La especie elegida fue, sobre todo, el pino silvestre, que tiene un crecimiento relativamente rápido y es capaz de sobrevivir en suelos erosionados. El pinar ha ayudado a la reaparición de las plantas que antes cubrían las faldas del Moncayo, y por eso verás bajo los pinos hayas, robles, acebos, etc. ¡El pino está cumpliendo su misión¡. En la actualidad la gestión forestal que se lleva a cabo en el Parque Natural tiende a sustituir al pino, que ya ha terminado su trabajo, favoreciendo la recuperación de la vegetación natural. Por eso, en algunas ocasiones verás zonas en la que se han realizado cortas y se ha aclarado el pinar que hay, para permitir a las hayas y robles volver a cubrir el paisaje del Moncayo. 

CÓMO LLEGAR: Desde Tarazona por la SO-382 hasta el Centro de Interpretación de Agramonte, seguir subiendo por la pista hasta la Fuente del Sacristán, antes de llegar al Santuario.

COMPONENTES: VICENTE, SUSI, PEPE Y TERE.

ITINERARIO: FUENTE DEL SACRISTAN / PISTA DE PEÑA ROYA / BARRANCO DE CASTILLA / MIRADOR VISTAS AL VALLE / DCHA. PISTA / FUENTE DEL AFILADOR / PRADO DE SANTA LUCÍA / POZO DE NIEVE / FUENTE DEL SACRISTAN.


LA RUTA: Amanece un día gris en Tarazona, desayunamos temprano y nos vamos a visitar el primero de los hayedos del Moncayo, el de la zona aragonesa que ayer veíamos en el descenso del Moncayo. También hemos reservado para comer en el restaurante del Monasterio.

 



Llegamos a la Fuente del Sacristán que tiene plazas limitadas de aparcamiento. El entorno de la fuente está precioso, con los colores otoñales en pleno apogeo y el suelo cubierto de un manto de hojarasca marrón.

 



Iniciamos por la pista asfaltada de la derecha en dirección al Santuario. A ambos lados comenzamos a ver los primeras hayas encendidas de otoño en un bosque aparentemente descuidado de ramas rotas y piedras con verdes musgos.

 



En el cruce con la pista de Peña Roya, ya sin asfalto y con barrera a vehículos, seguimos recto en dirección al barranco de Castilla, aquí empieza el hayedo propiamente dicho, el bosque autóctono casi sin intervención humana.

 



El Hayedo de Peña Roya muestra un buen grado de conservación que permite que la comunidad de aves sea también rica. Ofrece suficientes recursos tróficos para que se presente abundancia de aves en la época de nidificación. 

 



Sin embargo, el invierno, con las hayas desprovistas de sus hojas y un ambiente más inhóspito para los pájaros, cambia totalmente estos valores. Tenemos la suerte de que no haya gente, es grandioso poder caminar en silencio.

 


A cada momento, dependiendo de la luz, la inclinación de la ladera o de la densidad de la arboleda, cada tramo parece distinto por su diversidad, hayas, encinas y carrascas, rebollos, robles, sauces, abedules, saúcos rojos y acebos.

 


 



Los líquenes se forman por la asociación entre un alga y un hongo. Los dos obtienen beneficios (simbiosis): el alga aporta la capacidad de realizar la fotosíntesis , proporcionando materia orgánica al hongo, y éste captura agua y sales minerales, protegiendo de la desecación al alga. 


Esta unión les hace muy resistentes, y son capaces de colonizar  muchos ambientes, viviendo sobre diversos sustratos (roca, madera, tierra, hojas, etc.). Son excelentes indicadores de la calidad del aire, al ser muy sensibles al dióxido de azufre.




El barranco de Castilla es una microrreserva que comprende, entre otros, los ambientes más umbríos del macizo del Moncayo. El motivo principal de protección es un arroyo encajonado que parte por completo el hayedo de Agramonte, donde se dan unas excepcionales condiciones de humedad y sombra que han permitido la permanencia de numerosos taxones de distribución centroeuropea y boreoalpina, muy raros en esta área biogeográfica. 

 



En orlas arbustivas donde termina el límite del bosque, también se encuentran pequeñas zonas que guardan numerosas rarezas florísticas alpinas excepcionales en este contexto biogeográfico y, en ocasiones, exclusivos del Sistema Ibérico.

 



Esta zona es de una belleza exquisita, hemos tenido la suerte de llegar en el momento óptimo, antes de que la lluvia o el viento deshojen el arbolado. Se abren algunos claros que nos permiten tener extensas vistas al valle.

 



El siguiente trecho es menos denso en bosque de otoño debido a los pedregales y torrenteras de tonos grises, sobre los que resaltan los rojos y amarillos. Poco a poco alcanzamos la pista del Santuario que sube a Haya Seca. La seguimos por la derecha.

 



Con el zoom de la cámara acercamos el edificio del Santuario bajo la negruzca Peña del Cucharón. En este tramo descubrimos cerca del camino algunos ejemplares de acebo con sus brillantes hojas verdes y cargados de frutos rojos.

 



A un lado del camino, casi apenas visible, descubrimos la Fuente del Afilador con su tenue chorrito de agua. El paisaje cambia al llegar al Prado de Santa Lucía. Entramos en un boque de pinos altos y espigados que buscan la luz.

 



Dejamos la pista por un sendero a la izquierda, ahora iremos atajando las curvas de la pista del Monasterio. Enseguida vemos las pocas ruinas que quedan de la antigua ermita de Santa Lucía invadidas por la vegetación.

 



Por el camino del bosque llegamos al Pozo de Nieve en muy mal estado. En Aragón, un gran centro productor y exportador de nieve fue el Moncayo, qua abastecía de este producto desde La Rioja Baja hasta Zaragoza y el bajo Jalón, donde se usaba para la conservación de los alimentos y por sus propiedades terapéuticas.

 



Algunos abedules y saucos dan colorido otoñal al bosque de pinos en el primero de los atajos bajamos por unas escaleras con barandas, cruzamos la pista y volvemos a bajar por otras escaleras para continuar la senda del bosque.

 



Tenemos dos bajadas escalonadas más, atajando las cerradas curvas de la pista al tiempo que vamos observando como en el bosque de pinos poco a poco los rebollos, robles y sauces van moteando el bosque hasta que por arte de magia desaparecen.

 



Vuelven los encendidos hayedos a tomar posesión del bosque encantado, las ramas caídas por la poda natural y el suelo de hojarasca. Descendemos por las escaleras el último atajo y se intuye el final del recorrido.

 



En el último trozo de sendero el ambiente vuelve a ser muy húmedo y a proliferar los musgos y líquenes. En el carcomido tronco de un haya derribada vemos un precioso ramillete de hongos arraigados en la madera.

 



Cerramos esta colorida excursión en la Fuente del Sacristán, junto a las hayas de gran tamaño. Ahora, con el coche, subimos al restaurante del Santuario a comer mientras comentamos el agradable paseo por el hayedo.

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/el-hayedo-de-pena-roya-del-moncayo-desde-la-fuente-del-sacristan-zaragoza-90455507




RECORRIDO: CIRCULAR.

AGUA POTABLE EN RUTA: SI. (En la Fuente del Sacristán y Fuente del Afilador)

DISTANCIA: 8,2 KM

TIEMPO EN MOVIMIENTO: 3 HORAS.

ALTURA MÁXIMA: 1241 M. (Fuente del Sacristán)

ALTURA MÍNIMA: 1489 M. (En el desvío con la pista del Santuario)

DESNIVEL POSITIVO: 250 M.

DESNIVEL NEGATIVO: 260 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

 

MONASTERIO DE VERUELA.

 



Después de comer decidimos marchar a visitar el Monasterio de Veruela. Protegido por el Moncayo, en la raya con Castilla y cerca de Navarra, se levanta estratégicamente el Monasterio de Santa María de Veruela. 

 


El documente más antiguo referido a la fundación del convento verolense data del año 1145.en Aragón se levantaron grandes fundaciones cistercienses, la primera de las cuales fue Veruela, a la que siguieron Rueda (1153), Piedra (1194) y Santa Fe en Cuarte (1223), todas en la actual provincia de Zaaragoza; además se erigieron los monasterios femeninos de Trasobares (1168), cercano a Veruela, y Cambrón, trasladado de Santa María de Iguacel en el Pirineo (fundado en 1203).

 


La construcción del cenobio actual debía de estar lo suficientemente adelantada en 1171 como para posibilitar el traslado de la comunidad. Las obras de la iglesia, se dilataron por espacio de más de 250 años; la fábrica es sobria, sin adornos escultóricos vanos, de acuerdo con el espíritu Bernardo pero de proporciones y calidad catedralicias. 

 



De entre sus grandes abades destaca Hernando de Aragón (1534-1539), nieto de Fernando el Católico, que dejó el cargo para ocupar la sede archiepiscopal  de Zaragoza así como el cargo de Virrey de Aragón.

 



Renovó la fabrica incluidos sus retablos y el tesoro no de muchas partes  del primitivo monasterio –refectorio, biblioteca, claustro alto, murallas, torre del homenaje y de la iglesia, portería…- sino de las iglesias de muchos de los dominios verolenses. 

 



En el siglo XVII, se construyó un nuevo claustro barroco con celdas individuales. Veruela, tras la Desamortización (1835), se convirtió en lugar romántico y “sitio de verano” donde algunos esforzados viajeros llegaron a estudiar sus piedras o disfrutar de los parajes naturales del Moncayo, pues “Todos los males se curan con los aires de Veruela” según un irónico verso de Braulio Foz. 

 


El poeta Gustavo Adolfo Béquer y su hermano, el pintor Valeriano, disfrutaron junto a sus familias de una larga estancia verolense –interrumpida por el poeta para atender sus negocios literarios en Madrid- entre diciembre de 1863 y julio de 1864, cuyos frutos artísticos fueron la serie de nueve cartas intituladas Desde mi celda, escritas por Gustavo Adolfo para el diario madrileño El Contemporáneo (mayo a octubre de 1864), y varios álbumes de dibujos y acuarelas del pintor Valeriano, que regresó de nuevo en 1865. 

 


El poeta estaba familiarizado con la zona  desde mucho antes (su esposa era de Noviercas, en la zona moncaína soriana) y el paisaje del Moncayo le sugerió algunas de sus leyendas más famosas como El monte de las ánimas(1861), El gnomo (1863) y La corza blanca (1863). 

 


La estancia en el monasterio sirvió a ambos hermanos como base de una serie de artículos sobre Veruela y los tipos populares de la zona escritos por Gustavo Adolfo e ilustrados por Valeriano, publicados en el El Museo Universal(1865-1869), la mejor revista romántica del momento.

 



Por cercanía, seguimos hasta Trasmoz a visitar su castillo. El pueblo está solitario, callado a estas horas. Subimos por sus empinadas calles hasta la base del castillo para hacer fotos más cercanas y regresamos a Tarazona.

 

Leave a Reply

Subscribe to Posts | Subscribe to Comments

Entradas Más Visitadas

Patrocinadores:

Retales Design. Con la tecnología de Blogger.

- Copyright © Vaig a Peu - Buscando Nuevos Senderos -Metrominimalist- Template by Johanes Djogan - Blog Designed by Díez Pérez - Gráfico&Web -