Posted by : Vaig a Peu jueves, 5 de abril de 2018

El Bosque de Laurisilva es uno de los ecosistemas naturales más importantes y característicos del archipiélago de Madeira. Esta designación proviene del latín: Laurus (laurel, lauráceas) y Silva (bosque). Este bosque húmedo subtropical está incluido en el Parque Natural de Madeira, con el estatuto máximo de Reserva Integral. Ocupa un área importante de la Isla de Madeira: en total unas 15.000 hectáreas. Está muy bien conservado y es uno de los hábitats naturales con más diversidad de plantas por km². Por estas razones, el bosque de Laurisilva, fue declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco en 1999. Pero hablemos un poco de la historia de este increíble bosque de vegetación sorprendente por el porte y las formas de algunos de sus árboles, en su mayoría pertenecientes a la familia de las Lauráceas. Se formó hace 20 millones de años, en los períodos Miocénico y Pliocénico de la Época Terciaria, momento en el que el bosque ocupaba toda la cuenca del Mediterráneo, el sur de Europa y el norte de África. Tras la desaparición del antiguo Mar de Tetis y la formación del Mar Mediterráneo, el clima se alteró en Europa y el norte de África. Con las glaciaciones de principios del Cuaternario, los bosques casi se extinguen en la Europa continental, donde todavía hay algunas especies que sobrevivieron, como el laurel portugués o loro (Prunus lusitanica) y el laurel (Laurus nobilis). En el caso del norte de África, sólo subsiste una pequeña presencia de este bosque en la costa de Mauritania. Por tanto, el bosque de laurisilva solamente sobrevivió en las regiones insulares, ya que los cambios climáticos no las afectaron tanto, y gracias también al efecto protector del Atlántico. Así, podemos encontrarlo todavía en los archipiélagos portugueses de las Azores y de Madeira, en el archipiélago de las Canarias, en el de Cabo Verde, en las Cataratas de Iguazú y en algunos lugares de la costa de Mauritania. Pero donde mejor sobrevivió fue en la Isla de Madeira: ocupa el 20% de la isla, y se encuentra principalmente en la costa norte, en altitudes que van de los 300 a los 1400 metros. Aunque también existe en la costa sur, entre los 700 y 1600 metros.
COMPONENTES: MONERRIS, LETI, INMA, ALICIA, MARA, SUSI, PACO Y VICENTE.
ITINERARIO: PARKING / IZQ. PARADA MINIBÚS / DESVÍO A LEVADA DO RISCO / LEVADA DO RISCO / REGRESO HASTA DESVÍO A 25 FONTES / LEVADA DAS 25 FONTES / VOLVER HASTA EL DESVÍO DE REGRESO / ESCALONES / BARRANCO / CASA RABAÇAL / REGRESO AL PARKING.









LA RUTA: Hoy toca bosques de Laurisilva, nos vamos al norte del municipio de Calheta en la zona de Paúl da Serra, al sureste de la isla. Esta será nuestra última ruta y mañana tendremos el día libre por Funchal.

Hemos madrugado para no cruzarnos con mucha gente al regreso, el paso de las levadas es angosto y hay que estar cediendo el paso. Hay un minibús que realiza el tramo hasta la Casa Rabaçal, pero todavía no ha comenzado el servicio.


Iniciamos desde el aparcamiento vacío situado en el altiplano, y como casi siempre iniciamos bajando, esta vez por por la pista asfaltada que aprovecha el cauce de un barranco serpenteando entre la apretada vegetación.


Es un descenso suave y tranquilo de casi cerca de dos kilómetros, prácticamente metidos en la umbría. Susi se resiente de su rodilla y decide quedarse en el entorno de la furgo. Los demás seguimos hasta la Casa Rabaçal, cerrada a estas horas.


Las dos levadas se pueden hacer por separado pero nosotros las enlazaremos en un punto intermedio yendo y viniendo a las dos cascadas.  Por la derecha, seguimos bajando suavemente por camino de tierra hasta unirnos con la levada.

En un entorno muy húmedo la vegetación cambia sobre todo la arbórea, con los laureles de retorcidos troncos que nos hacen pasillo y el bosque de laurisilva donde predomina el brezal de altitud (Erica arbórea).











Caen algunas chorreras por las levadas donde crecen los helechos y los musgos. Un rumor cercano de caída de agua nos anuncia la proximidad de la cascada, y entre los resquicios del ramaje vemos el caudal precipitarse.










En un recodo y antes de llegar a su base tenemos la visión más completa de la cascada do Risco, como se precipita desde las alturas, haciendo un escalón para luego volver a caer abriéndose en una bonita estela blanca.










Llegados a su base hay un muro de cemento que nos impide acercarnos a su poza o adentrarnos por los laterales. La base es muy reducida y de esta manera se evitan posibles accidentes, la seguridad prima ante todo.










El agua cae con mucha fuerza, como a saltos o borbotones, lo cual le confiere una belleza especial al cauce, que parece una banda bordada con encajes  de puntillas. Dependiendo de la luz el color de las aguas cambian de blanco a gris azulado.


Vamos haciendo las últimas fotos y comenzamos a retroceder por el mismo camino de ida. Hace un día espléndido que nos invita a  aligerarnos de ropa. Llegamos al cruce de caminos y en vez de subir, seguimos recto hacia la otra levada.


Al estar en distintas cotas y orientación de las laderas, la vegetación vuelve a cambiar, el bosque es más denso y predominan los laureles de troncos más gruesos y retorcidos que forman arcos sobre nuestras cabezas.










Atravesamos por un puente el estrecho y profundo cauce del arroyo Ribeira Grande que bastece a las levadas, recogiendo agua de todas las sierras que contribuyen con variadas chorreras. Subimos para alcanzar el nivel de la levada.










Mientras tomamos altura vemos una delgada y recta levada que baja entre la vegetación para luego conectar con la levada principal a la que se une el camino, ciñéndose a ella ya como sendero  que surca la ladera.


El trazado pasa a estar protegido por las piquetas metálicas unidas con los cables de acero, la levada discurre a cincuenta centímetros del suelo, enlosado en algunas ocasiones, formando un ajustado pasillo entre la vegetación o las piquetas.










Otra chorrera tan copiosa como la levada desemboca en ella aumentado su caudal turbulento, luego hace un giro cerrado a la derecha haciendo una corta e inclinada subida por la que resbala con fuerza el agua.











La Cascada da 25 Fontes aparece de pronto ante nuestro ojos, está situada en un escondido rincón y es de menor envergadura que la del Risco, menos gallarda en su caída, pero sin quitarle un ápice de su belleza.










En su desplome, el agua se desliza por la oscura pared de piedra tapizada de vegetación, por la que resbala el agua formando múltiples chorreras o fuentes que caen en una pequeña poza de aguas oscuras debido a la poca luz.










Un cúmulo de piedras y rocas contiene el agua de la poza que luego desemboca en la levada que la traslada a otros campos de cultivo y a la central eléctrica de Calheta. Esta levada comenzó a construirse en 1835 e inaugurada en 1855.


Emprendemos el regreso por el mismo sendero, pero antes de llegar al cruce anterior, tomamos una bifurcación por la derecha. A estas horas ya nos cruzamos con alguna gente que viene, en esta parte es fácil cederles el paso.


Pasamos junto a una especie de túnel donde conectan la levada que baja desde la sierra entubándola para conducirla a la central eléctrica y mover las turbinas. A la entrada hay una pequeña hornacina con flores y una virgen.


Poco a poco vamos saliendo del barranco dejando a un lado la levada, y por un sendero con peldaños de losa comenzamos a subir paulatinamente. Los escalones zigzaguean por la ladera tomando altura entre la vegetación de laurisilva.


Los últimos trechos escalonados superan un fuerte desnivel para dejarnos en la parte trasera de la Casa do Rabaçal, que ahora si está abierta la cafetería. Nos pedimos unas cervezas y damos buena cuenta de nuestro picnic.


Luego, casi todo el grupo se queda a esperar el minibús menos Mara y yo, que cogiendo una marcha con ritmo moderado comenzamos a subir por el asfalto los dos kilómetros restantes para cerrar la ruta en el aparcamiento.

RECORRIDO: LINEAL, IDA Y VUELTA.
AGUA POTABLE EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 12,3 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 04:00 HORAS.
ALTURA MÁXIMA:1.289 M. (Parking)
ALTURA MÍNIMA: 945 (Ribeira Grande)
DESNIVEL POSITIVO: 392 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 392 M.
DIFICULTAD: MODERADA.


Después, con la furgo nos dirigimos a Porto Moniz, que sin llegar a bajar, contemplamos desde un excelente mirador el pequeño pueblo marinero junto al Ilhéu Mole, donde rompen las grandes olas espumosas.


Seguimos hacia Seixal para ver sus hermosas piscinas naturales que un mar embravecido, batiendo contra las rocas volcánicas, se encarga de renovar constantemente el agua. Nuestras valientes chicas se han dado un baño.










Continuamos bordeando la costa y nos dirigimos hasta los Ilhéus da Ribeira Janela. Un hermoso pedrusco nos recibe a la entrada de un túnel que al atravesarlo salimos a un mirador al mar que nos deja con la boca abierta.









Dos singulares islotes flotan sobre un mar abierto y de un intenso color azul, el que más llama la atención es una puntiaguda aguja rocosa que se eleva sobre el nivel del agua como un ancestral símbolo fálico. Es un buen reclamo fotográfico.











Proseguimos hacia São Vicente y paramos para contemplar la bonita cascada do Veu da Noiva que desde los acantilados se precipita al mar. Antes de regresar subimos a un curioso mirador protegido con retorcidas barandas de madera.

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