Posted by : Vaig a Peu jueves, 3 de enero de 2019

Cascadas de Ouzoud أوزود. A 135 km de Marrakech (dirección Fes) y 38 kilómetros de Azilal, se encuentran estas bellísimas cascadas que recuerdan más a latitudes tropicales.Se sitúan en el interior del Geo-parque del Megum,  caracterizado por su riqueza mineralógica y paleontológica. Este Parque tiene muchos lugares de interés geo-turístico y arqueológico, como las huellas de dinosaurios o los grabados rupestres,  entre otros. En términos humanos, la presencia secular de los pueblos amazigh bereberes en estas tierra, con su cultura tradicional que sigue viva , un rico repertorio de variadas expresiones artísticas, como su artesanía y su  arquitectura tradicional. Estas cascadas son uno de los puntos de más interés geológico de este parque, una de las visitas más espectaculares del norte de África. En ellas el río Oued Ouzoud, afluente del Oued el Abid, al que se une unos pocos kilómetros más adelante, cae desde una altura de 110 metros partidos por tres escalones. El caudal de la cascada es considerable, debe rondar los 10-15 m3/s y es bastante constante todo el año, hasta en verano con el deshielo concluido. Sus numerosos regueros se entremezclan con terrazas y cascadas travertínicas de gran desarrollo existiendo grandes masas de travertinos hoy abandonados por el agua, lo que atestigua la migración de la cascada. El río Ouzoud sigue por una profunda garganta que en algunos puntos tiene 600 m de profundidad: la garganta del Abid, por la que discurre una pista. Presenta a su salida una zona de espectaculares formaciones detríticas rojas: los desfiladeros del Oued el Abid, que llegan a tener paredes de hasta 300 metros de desnivel.











Ayer fue el día que más kilómetros de carretera recorrimos, cruzamos el Atlas por el puerto de Tizi-Ntnifift (1.660 m), que al estar en obras, se hizo más penoso todavía. Llegamos a la hora de la cena que ya teníamos reservada.










Hoy todo será distinto, visitaremos las cataratas de Ouzoud y a media tarde llegaremos a Marrakech. Bajamos nuestros equipajes por la inclinada escalinata al autobús. En la planta baja hay una pequeña panadería en plena actividad.


En un corto trayecto estamos en el geo-parque para iniciar la visita por la parte de arriba, con abundante vegetación de arboleda y donde ya vemos correr el agua, que luego cruzamos por un curvado puente a la otra orilla. 


Enseguida nos tropezamos con los macacos de berebería, pequeños monos que habitan entre los árboles y bajan a demandar su ración de cacahuetes. Se han acostumbrado a vivir con los turistas y son un negocio con la venta de cacahuetes.


No son agresivos y piden los frutos casi con educación, cogiéndolos de nuestras manos o tirando de nuestras mangas. Luego se suben a los hombros y se dejan fotografiar a cambio de otra ración de cacahuetes.











Con el jolgorio de los monos apenas nos habíamos dado cuenta que estamos a unos metros de la parte alta de las cascadas donde ya vemos precipitarse algunos chorros. La comba de una pesada cadena me parece poca protección al abismo.












Al asomarnos vemos que en la estela de vapor que provoca el agua al caer se refleja un arco iris. La primera vista parcial de la cascada de Ouzoud es impresionante, desconocíamos que fueran de tal belleza.











Un camino continua bordeando el abismo que ahora si está protegido por una verja metálica con pasamanos de madera. Las vistas son a la otra vertiente del encajonado cañón por donde discurre el río Oued Ouzoud.











Conseguimos algunas vistas laterales donde apenas vemos el segundo y tercer escalón que caen a la poza del río. El sendero comienza a bajar y se estrecha entre apretada vegetación, de hecho la palabra berebere Ouzoud significa oliva.


En algunos rellanos aprovechan para montar tenderetes para la venta de tejidos, sobretodo tapices y livianas colchas para cubrir almohadones, formando pasillos de vistoso colorido que tanto atraen a las mujeres.












Seguimos bajando por el sinuoso sendero hasta un pequeño mirador con una baranda de madera, un espléndido otero desde el que podemos contemplar casi al completo la caída de la cascada con sus tres escalones.












Aunque en la parte alta el sol refleja sobre las aguas, los 110 metros de caída escalonada son grandiosos, no es que el flujo sea espectacular, si no la estética de sus chorreras al precipitarse. Su caudal es regular aunque aumenta en el deshielo.












Desde el techo de cañas de un chiringuito cerrado y metido en la umbría, al que he logrado encaramarme, consigo mejores fotos. En las rojas paredes descubrimos espectaculares formaciones detríticas.


Llegamos a otro chiringuito que si está en funcionamiento, con su humeante tetera calentada en las brasas nos sirven té en vasos con hojas de hierbabuena, también hay naranjas y un exprimidor manual para quien quiera zumo.












Desde la terraza estamos casi al nivel de las aguas, las fotos a las cascadas y a los escalones donde golpea el agua en su caída son impresionantes. Seguimos bajando hasta llegar a la base y al cauce del río Oued Ouzoud.


En la poza se hace un ancho remanso de agua donde han colocado algunas pasarelas que tienen amarradas varias barcazas planas en las que vamos a subir, los remeros nos acercarán hacia la base y luego a la otra orilla.


Esta actividad no la teníamos controlada y está resultando una maravilla. Nos distribuimos en dos barcazas mientras Monerris se queda sobre una roca, grabando un video.  Las vistas a los chorros son extraordinarias.


Estamos crecidos y le pedimos a nuestro barquero que se acerque más al gran chorro que golpea el agua de la poza, donde salpica el agua. Joan que además de los timbales, maneja los remos, le pide sustituir al barquero.











Realmente es un gran espectáculo ver caer el agua golpeando los escalones desde los 110 metros de altitud. Va llegando más gente y están casi todas las barcazas haciendo el recorrido. Nos vamos acercando a la otra orilla.


Una vez atracados, Joanet le pregunta al barquero si se puede bañar, éste le indica el lugar más profundo, y sin pensarlo se lanza al agua. Está súper fría. Vamos haciendo las últimas fotos completas de la cascada.












Comenzamos a subir por los escalones de esta vertiente, donde hay varios rellanos, los primeros dedicados a la venta de artesanía textil y más arriba para restaurantes y terrazas que exhiben carnes de cordero colgadas y tajines.


En la parte alta nos reunimos todo el grupo para subir al autobús y tomamos rumbo a Marrakech que está a unos 130 kilómetros, hacemos una parada para comer y llegamos a media tarde a nuestro hotel, cercano a la Gran Plaza.











Hoy tenemos la tarde libre para visitar la gran plaza Jemaa el Fna y adentrarnos en las callejuelas del zoco, al final cada uno va a su aire. Después de la ducha salimos del hotel hacia la cercana plaza pasando por la Mezquita Kutubia.

Al llegar a la gran plaza la tarde está cayendo sobre los edificios más altos. Para Susi que es su primera vez, le resulta impactante, los huecos de la plaza están siendo ocupados por encantadores de serpientes, o narradores de historias.


También hay familias enteras cantando y bailando canciones populares, ojo, están muy atentos a las fotos para pedirte dinero. Poco a poco nos vamos introduciendo en el zoco por los impresionantes puestos de legumbres y especias.


En el interior proliferan también los puestos y atiborrados locales de artesanía textil o lozas, cuencos tajines de todos los colores y tamaños. Apenas te paras para curiosear y ya te lo ofrecen todo, intentamos hacer pequeñas compras.

Después nos damos una vuelta por los puestos de comida marroquí y el avasallo es un poco angustioso. Todos  te preguntan de donde eres, ¿Alicante? Mercadona, Barça, Mesi, Madrid no. Si contestas estás perdido.

Vienen uno detrás de otro, insistiendo con lo mismo y queriendo que te sientes ya en su puesto. Es mejor dejarles y elegir el que tú quieras. Donde hay sentada gente marroquí comiendo suele haber mayor calidad.

Así lo hicimos y disfrutamos de buenos manjares autóctonos. Más tarde dimos otra vuelta y decidimos regresar. Para no ir cargados con las compras cogimos un pequeño taxi particular que nos llevó de vuelta al hotel.

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