Posted by : Vaig a Peu viernes, 26 de octubre de 2018

Durante la Edad Media Sotillo quedó integrado en el Reino de León, cuyos monarcas habrían acometido la repoblación de la localidad dentro del proceso repoblador llevado a cabo en Sanabria. Tras la independencia de Portugal del reino leonés en 1143 la localidad habría sufrido por su situación geográfica los conflictos entre los reinos leonés y portugués por el control de la frontera, quedando estabilizada la situación a inicios del siglo XIII. Posteriormente, en la Edad Moderna, Sotillo fue una de las localidades que se integraron en la provincia de las Tierras del Conde de Benavente y dentro de esta en la receptoría de Sanabria. No obstante, al reestructurarse las provincias y crearse las actuales en 1833, la localidad pasó a formar parte de la provincia de Zamora dentro de la Región Leonesa, quedando integrado en 1834 en el partido judicial de Puebla de Sanabria.​ Finalmente, en torno a 1850, el antiguo municipio de Sotillo de Sanabria se integró en el de Cobreros.
CÓMO LLEGAR:Desde Puebla de Sanabria, hacia Castro de Sanabria, Barrio de Lomba y San Román hasta llegar a Sotillo de Sanabria. Se puede aparcar cerca de la iglesia.
COMPONENTES:VICENTE Y SUSI.
ITINERARIO:SOTILLO DE SANABRIA / MERENDERO / DESVÍO A LA LAGUNA / CASCADA DE SOTILLO / FIN DEL DESCENSO / PUENTE / MOLINO / SOTILLO DE SANABRIA.

LA RUTA:Hoy es nuestro último día en Puebla de Sanabria. A la tarde marcharemos a Zamora capital, pero antes haremos la ruta de la cascada de Sotillo y luego  visitaremos el Centro del Lobo Ibérico de Castilla y León.

Para ello, antes de desayunar ya hemos cargado nuestro equipaje en el coche para apurar al máximo el tiempo. En Sotillo aparcamos junto a la iglesia de San Lorenzo, cerrada, como todo el pueblo en estas fechas.


Iniciamos por la izquierda, siguiendo los carteles de la ruta y de un bar que solo funciona en verano. Pasamos por viejas casas en estado ruinoso y otras habitadas por gente que cultiva sus huertas y el ganado vacuno.


El camino adoquinado nos saca del pueblo entre abundante arboleda y matorral que hacen de cerca a los cuidados prados. Llegamos a un pequeña fuente y al Área recreativa  con mesas y bancos en un bosquecito de robles.




Cruzamos por un puente un arroyo y a unos metros otro, sobre el río Truchas, que viene desde la laguna y la cascada de Sotillo. Aquí retienen el curso del agua con unos troncos formando una zona de baño para el verano.

En esta zona comienzan los senderos, hay varios paneles con las descripciones, y en una tabla de madera grabado el entorno y el contenido de ríos y lagos del Parque Natural. Seguiremos las estacas de color marrón.


Esta es una de las rutas más bonitas del parque y posiblemente una de las más conocidas. Pasamos junto al rebaño vacuno que está pastando, por un camino empedrado al principio entramos en un precioso bosque otoñal.













Mayormente está compuesto por robles y abedules, más adelante se incorporaran acebos, avellanos y algún castaño. Sorprendemos a una vaca que se ha separado del ganado y nos mira recelosa. El bosque comienza a apretarse.


Por camino de tierra y subiendo moderadamente nos vamos introduciendo en el bosque de robles, de espigados ejemplares que buscan la luz. Observamos el enorme tocón  reseco de un viejo ejemplar derribado.












El camino se encauza entre estrechos márgenes que nos guían sin posibilidad de pérdida. Los ejemplares de roble van creciendo en tamaño y altura, flanqueando la marcha y coloreando el entorno de amarillos y ocres.














Atravesamos una zona de helechos amarilleando donde la vegetación es más exuberante  y apretada. Al no haber hayedos en este terreno, teníamos dudas de la vistosidad de sus bosques, pero estamos gratamente sorprendidos.


A medida que tomamos altura se van incorporando otras especies forestales que iluminan el bosque aumentando la paleta de colores otoñales. Aunque teníamos otras rutas, la recomendación en la Casa del Parque ha sido acertada.












Entramos en un tramo donde la humedad es más elevada, también por el cauce de alguna chorrera, ello hace que los musgos y líquenes adheridos a los troncos y las piedras sean más frecuentes y de mayor espesor.


El colorido lo sigue inundando todo el paisaje, con el suelo de la senda escarchado de hoyas caídas  apenas  nos damos cuenta de que no dejamos de subir, tan solo tenemos que ir esquivando algunas raíces y piedras.


Llegamos al desvío que por la izquierda sigue ascendiendo hasta la laguna de Sotillo pero que nosotros no vamos a realizar por falta de tiempo, y proseguimos remontando entre otra tanda de helechos otoñales.












Alcanzada la altura más elevada de la ruta, el sendero hace una corta bajada reforzada con troncos a modo de escalones que ayudan a no resbalar, al tiempo que va girando a la izquierda, en un trecho más inestable.












Pasamos por otro espacio de fuertes humedades donde proliferan los musgos voluminosos y extensos, con múltiples tonalidades de verde, al tiempo que se abren ventanas a las altas colinas en la otra vertiente.












Comenzamos a oír el ruido de las aguas al precipitarse y el sendero se torna más abrupto, con pequeñas subidas y bajadas, grandes raíces que salvar y escalones de madera que abren paso entre la densa vegetación.












Unos escalones de piedra nos descienden hasta las barandas de madera que forman un estrecho mirador entre la fronda. La estrecha cascada de Sotillo se precipita desde las alturas pero no podemos ver su cubeta.












Es difícil tomar fotografías completas de la cascada, la abundante vegetación o las rocas lo impiden. Logro situarme un escalón por arriba o por bajo, pero siempre queda oculta la parte de arriba o la debajo.












La cascada se origina en el desagüe de la laguna de Sotillo (1.600 m), convirtiéndose luego en el río de las Truchas. En la otra vertiente el bosque de robles cubre toda la ladera. Comenzamos el descenso entre rocas con fuerte desnivel al inicio.


El cauce del río de las Truchas nos acompaña durante un buen trecho deslizándose entre las grandes rocas buscando el fondo del barranco. Antes, forma algunos remansos en los que caen pequeñas cascadas.


El nuevo sendero se separa del cauce ciñéndose a la ladera, con quebrados pasos entre rocas y piedras que hacen de calzada; también hay un tramo protegido al vacío con cables de acero pasados por estacas de madera.













El desnivel se va amortiguando cerca del cauce aunque la vegetación sigue igual de frondosa, con abundante musgo en las rocas y zonas de helechos amarillos al llegar a una chorrera que travesamos por unos troncos y maderos.


Enseguida viene un puente de madera sobre el río de las Truchas, más artesanal y resistente con barandas de troncos. El exiguo caudal fluye sereno, y en la otra vertiente sigue la fiesta de los colores otoñales.


Entre rocas que hacen de pasarela cruzamos un arroyo que fluye hacia el río, y enlazamos con un camino de tierra que comienza a subirnos por la ladera boscosa hasta que tenemos de vadear un torrente que lo cruza.













Se encrespa el camino subiendo una cuesta que nos pasa por una pared tapizada de musgos y helechos que rezuma agua, y termina la subida junto a un enorme castaño añoso con ramas de gran altura y tronco colosal.


Accedemos a las primeras casas de Sotillo para cerrar la ruta, el pueblo sigue dormitando, tal cual lo dejamos. Ha sido una excelente ruta, tranquila y visual, donde el colorido otoñal despierta los sentidos bucólicos.

RECORRIDO:CIRCULAR.
AGUA POTABLE EN RUTA:SI (En el área Recreativa).
DISTANCIA:8,5 KM. 
TIEMPO EN MOVIMIENTO:03:30 HORAS.
ALTURA MÁXIMA:1.356 M. (En el desvío a la Laguna)
ALTURA MÍNIMA:1.002 M. (En el Merendero)
DESNIVEL POSITIVO:388 M.
DESNIVEL NEGATIVO:389 M.
DIFICULTAD:MODERADA.


Ahora marchamos hacia Robledo de Sanabria para conocer el Centro del Lobo Ibérico de Castilla y León. Tenemos suerte de que en unos minutos comienza una visita guiada. Esta zona de la Península, con unas doscientas manadas, es la más poblada de Europa.

Poco a poco vamos conociendo datos y peculiaridades de este fabuloso animal perseguido hasta la saciedad. En zonas como Andalucía, Extremadura y la Comunidad Valenciana ya no hay lobos, y siguen achacándole ataques que son causados por perros asilvestrados.

La mayor parte de leyes autonómicas permiten todo tipo de caza en parques nacionales todo el año y cada autonomía legisla de forma diferente. Algunas son más laxas que otras, actúan de forma arbitraria y casi siempre mal, sin dejarse orientar por los científicos.

Un punto de conflicto para la convivencia con el lobo ibérico reside en la ganadería, las justificaciones esgrimidas, como reducir el conflicto con el ganado o paliar el furtivismo, son falsas y sugieren la puesta en marcha de programas nuevos.


Luego pasamos al observatorio del Tenadón donde protegidos podemos ver a cuatro ejemplares en semi libertad. Esta sesión es a la hora de comer, cuando su cuidadora comienza a esconderles comida entre las rocas.


Cuando olfatean su presencia van apareciendo en la parte alta de la ladera, es una aparición pausada, cuando detectan que no hay nadie y el último en hacerlo es el macho alfa. Son animales con alguna tara o recuperados que ya no podrían vivir con sus manadas.

Antes de terminar la sesión tenemos que marcharnos. Se hace tarde para llegar a Zamora, nuestro próximo destino.

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