Posted by : Vaig a Peu viernes, 8 de septiembre de 2017

Akureyri es una ciudad de Islandia, situada en el litoral de la región de Nordurland Eystra. Es el cuarto centro urbano del país, tras Reykiavik, Hafnarfjördur y Kópavogur, con una población de 18.869 habitantes en diciembre de 2015. Está situada en el lado oeste del fiordo Eyjafjödur, justo en su base, y a orillas del río Glerá. Está rodeada de montañas, de las cuales las mayores son Súlur con 1.213 m, y Hlídarfjall con 1.116 m. A pesar de situarse en el norte de Islandia, muy cerca del Cículo Polar Ártico, posee un clima oceánico relativamente más templado que el resto del país y a su zona geográfica correspondiente. Esto se debe a su situación en un fiordo protegido. Su puerto de aguas libres que no se congelan ha jugado un importante rol en la historia del país. Cuenta con el principal aeropuerto de la región. Establecida en 1602 como punto de comercio con Dinamarca, no obtuvo el estatuto de ciudad hasta 1786. Sin embargo el área de la ciudad fue un asentamiento vikingo desde mucho antes, uno de los vestigios más importantes de la era vikinga en el lugar es una pequeña escultura de bronce del dios nórdico Thor, comúnmente llamada Estatua de Eyrarland. Fue ya en el siglo XIX cuando la ciudad experimentó un gran desarrollo, en gran parte por el fin de las restricciones monopolistas impuestas por la corona. Poco después de 1840 se convirtió en un importante centro industrial, dividiéndose en dos zonas bien diferencias: los comerciantes residían en la zona sur de Akureyri, mientras que las clases trabajadoras lo hacían en la zona norte. En 1900 la ciudad sufrió nuevos cambios con la creación de la compañía Kaupfélag Eyfirdinga og Akureyrar. En 1928 se inauguró el aeropuerto de la ciudad. Hoy en día, y a pesar de seguir dedicándose al sector industrial, la ciudad ha apostado por la implantación de sectores dedicados a las nuevas tecnologías, así como promover el turismo. Es digno de visitar el jardín botánico Lystigardur Akureyrar. Entre los principales monumentos de la ciudad destaca la iglesia de Akureyri (Akureyrarkirkja) que es el principal templo de la ciudad, y pertenece a la Iglesia Nacional de Islandia, de rito luterano evangélico. Akureyri está situado en las coordenadas 65º41’N 18º06’O (cerca del límite imaginario con el Círculo Polar Ártico).  Se cree que el nombre de la ciudad se deriva posiblemente del nombre de un campo que puede haber sido situado cerca de algunos de los lugares protegidos por el río. El brazo de mar entre Oddeyri y el final del fiordo se conoce como Pollurinn ("la piscina") y es conocida por viento en calma y un buen puerto natural. Akureyri hoy se centra en Ráðhústorg (Plaza del Ayuntamiento), cerca de la esquina noroeste de Pollurinn. Los distritos de Akureyri son: Innbær, la parte más antigua de la ciudad en la franja de tierra entre la colina y Pollurinn al sur de la zona central; Brekkan, en la cima de la colina; Oddeyri en la península del mismo nombre; y Glerárhverfi en la orilla norte de la Glera (también conocido coloquialmente como Þorpið, 'el pueblo').


Buen desayuno y cargamos la furgo.  Después de la paliza de kilómetros de ayer, hoy será todo mucho más relajado. Por la mañana visitaremos una granja museo de camino a Akureyri, donde tendremos el resto de la tarde libre e iremos a cenar por nuestra cuenta.











Hace un precioso día con nubes de algodón que el viento mueve y engancha en las altas cumbres. Como siempre nos detenemos a estirar las piernas y aprovechamos para acercarnos a una especie de monolito cerca de unas mesas de madera.






Llegamos a la granja Glaumbær o Museo Etnográfico de Skagafjörður. La primera exposición se inauguró en 1952, pero la granja había servido como vivienda hasta 1947. La antigua granja de césped forma el telón de fondo de exposiciones centradas en la vida rural en Islandia de los siglos XVIII y XIX. 

En el recinto del museo en Glaumbær, también hay dos casas de madera del siglo XIX, Áshús y Gilsstofa. Estos son buenos ejemplos de las primeras casas de madera construidas en la región. Áshús contiene exposiciones y el Tea Room Áskaffi, que sirve comida tradicional islandesa ligera. 

Las comidas completas están disponibles si se reserva con anticipación. Gilstofa, en la actualidad, contiene las oficinas administrativas del Museo. En conjunto, estos tres edificios son un poderoso recordatorio de la vida rural de los siglos XVIII y XIX en Islandia rural.

El tejado de césped fue habitual en toda Escandinavia y en Islandia hasta época no muy lejana.  Nunca utilizaron la paja de centeno ni la escoba de las  antiguas construcciones rurales del centro y sur de Europa porque en Islandia no existe esa materia prima.

Las excelentes  propiedades aislantes de este tipo de tejado retienen el  calor creando un ambiente adecuado. Para el armazón y el revestimiento de la casa, como en Islandia no había más madera que la que llegaba a la deriva sobre las olas, se utilizaron piezas de césped seco colocadas de formas variadas y la falta de piedra obligó al uso de turba como alternativa y de lava, en otras.







Las casas son de  una sola planta y adosadas unas a otras, para poder soportar el peso del tejado, cuando hay sobre él una gruesa capa de nieve.  La serie de seis casitas adosadas que mira al sur está unida por un corredor central que evita salir al exterior cuando la nieve alcanza una gran altura.










A su vez, desde estas dependencias se accede a las cuatro largas naves construidas detrás. Cada edificio tiene su dedicación específica. La entrada principal de la casa tiene un pasillo que da acceso a las habitaciones.








La más antigua es la cocina, construida en el año 1750. Se pueden ver herramientas y utensilios originales de la época. Sustituyendo a la leña se usaba turba y estiércol de cordero, secado. La más nueva es la sala común, construida entre los años 1876 y el 1879.







Contenía 11 camas y siendo corriente que dos personas durmieran en una misma cama, la sala podía albergar hasta 22 personas. Durante las largas noches de invierno se dedicaban a sus labores a la luz de pequeñas lámparas de aceite, mientras que un miembro de la familia amenizaba el ambiente leyendo historias o recitando poemas épicos.









En ocasiones algún narrador de leyendas o recitador de poemas realizaba una gira por las granjas, llevando además noticias de otros lugares. En cada cama había una tabla de madera, artísticamente tallada con una oración o verso religioso.







Por el día ésta se apoyaba a la pared o se utilizaba como mesa a la hora de comer y por la noche servía como protección lateral para ajustar la ropa de la cama. En espacio tan reducido, existía el derecho a la privacidad y era de ley que, lo que se  guardaba bajo la almohada, quedaba fuera del alcance de cualquiera y se consideraba bajo llave.









La sala azul (1841) era el cuarto de los invitados, uno de ellos fue Jonas Hallgrímsson, uno de los poetas islandeses más apreciados.  Otras dependencias interesantes son el desván, la bodega, la despensa, las cuadras, ...

Según la tradición oral del siglo XI, se cuenta que Snorri Þorfinnsson, que hizo construir la primera iglesia de Glaumbaer, fue el primer europeo nacido en el Nuevo Mundo, del que se tiene constancia, alrededor del año 1000.

Hijo de la vikinga Guðríður Þorbjarnardóttir, famosa ésta no sólo por haber viajado a América sino también a Roma. Una vez visitada la granja de césped Glaumbaer nos acercamos a ver la iglesia y la escultura que hace homenaje a “La primera madre blanca en América” 



En la casa de madera de Áshús tomamos un té en su Tea Room Áskaffi y visitamos el diminuto cementerio. Más tarde, en unas mesas de madera con bancos, damos buena cuenta del picnic que habíamos preparado la noche anterior.










De camino a Akureyri, reservamos mesa en un restaurante para el grupo, sin Patri que cenará con otros guías. Encontramos nuestro albergue de hoy, y tras las comprobaciones, tomamos posesión. Buna ducha y salimos a pasear.











Fuimos a un Vinbuð, las tiendas estatales autorizadas para la venta de bebidas alcohólicas. Nos aprovisionamos de algunas latas de cerveza y vino, hasta ahora solamente bebíamos agua y zumos. Seguimos paseando.










El restaurante elegido no estaba muy alejado del albergue y nos reunimos sobre las 20:30 hora local, los restaurantes cierran poco después de las diez. Susi pidió una especie de brandada de bacalao y yo sopa de langosta. Exquisito.





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