Posted by : Vaig a Peu sábado, 18 de marzo de 2017

En muchas culturas del mundo antiguo el movimiento de los principales cuerpos del cielo era estudiado y utilizado con fines religiosos, principalmente, haciendo que en determinados momentos del año estos quedaran alineados con templos, tumbas y otros edificios o santuarios de carácter sacro. De esta manera podía crearse una unión cíclica y eterna, a ojos de las gentes, entre el Sol, la Luna u otros cuerpos celestes relevantes, y los lugares sagrados erigidos por los hombres. Sin embargo, esta estrategia no sólo cuenta con ejemplos en civilizaciones y tiempos antiguos. En el presente artículo quiero mostrar un ejemplo cercano, el del alineamiento solar del convento franciscano de Benitayá, levantado a principios del siglo XVII: a través de un agujero natural en la montaña llamada Penya Foradá el Sol ilumina el convento exactamente en el día de San Francisco de Asís, fundador de la orden franciscana.
El elemento topográfico más llamativo de la Vall de Gallinera es, sin duda, la Foradá. Con este nombre se designa a una peña horadada (en lengua valenciana, “penya foradá”) y, por extensión, el mismo agujero (el “(forat de) la Foradá”). La Foradá es un arco de piedra formado de manera natural en la cima de una de las cumbres, la Penya Foradá (de 737,3 metros), que forman los lindes de la vertiente sur del Vall de Gallinera. La Foradá es una referencia visual desde muchos puntos del valle pues, además, se encuentra aproximadamente en su punto medio.
El lugar en donde a principios del siglo XVII se fundó el convento franciscano se sitúa junto a la población de Benitayá, separada de la vecina población de Benissivá únicamente por la carretera CV-700. Benitayá es uno de los pueblecitos que junto a Benirrama, Benialí, Benissivá, La Carroja, Alpatró, Llombai y Benissili forman el término municipal de Vall de Gallinera, en la comarca de La Marina Alta
la expulsión de los moriscos despobló el valle de tal modo, que el Duque de Gandía, para conservar con utilidad aquella corta porción de sus estados, traxo de Mallorca 150 familias, que repartió en los diez lugarcillos que actualmente existen, y forman tres Parroquias” (Cavanilles 1797: 152; Lacarra et alii 1996: 80). La carta puebla se conserva actualmente, y está fechada el 10 de Junio de 1611.
Repoblación también era sinónimo de cristianización de los lugares que hasta ese momento habían sido habitados exclusivamente por moriscos, como era el caso de la Vall de Gallinera. En 1611, dentro de este programa derivado de la expulsión morisca, el duque de Gandía favoreció la fundación del convento de Benitayá para los frailes descalzos de la orden de San Francisco. En un primer momento se pensó en fundar el convento en Pego, población situada cerca del litoral, en el llano, junto a las estribaciones montañosas cuyos caminos llevaban a los otrora valles moriscos. Sin embargo, los duques de Gandía y señores de la baronía de Pego, Artemisa Doria y Carlos de Borja y Centelles, estimaron que era más urgente y necesaria una fundación en la Vall de Gallinera (Cebrián 1994: 80). De hecho, un cronista franciscano del momento, llamado fray Antonio Panes, señala: “porque con la assistencia de los Religiosos se cultivasse espiritualmente aquel Valle, rudo entonces en la disciplina Christiana y recién poblada de gente forastera” (Cebrián 1994: 80).
Después de esta introducción histórica y geográfica, siempre necesaria, llega el momento de hacerse eco de una referencia publicada en las Relaciones geográficas, topográficas e históricas del Reino de Valencia, de Vicente Castañeda y Alcover (1919: 37), de la que originalmente supe por una referencia en Cebrián (1994), que fue la que me llevó a realizar este estudio:
“Subiendo hacia lo empinado del monte, por parte de Mediodía, está situado Benitayá, lugar de veinte i quatro casas, sobre un alto terreno, mira hacia el Oriente i continuando en subir está un Convento de Religiosos y a lo más empinado y alto del Monte, ai un peñón elevadísimo, que estando ahugerado por el medio descompasadamente, pasa el Sol por dentro, día de San Francisco y da en el convento” (José Lull)
CÓMO LLEGAR: Por la A-7 dirección Valencia, salida en la nº 691 rotonda de San Vicente del Raspeig, dirección Alcoy por la A-7. Después de pasar los túneles del Barranc de la Batalla, salida nº 436 MURO / BENIMARFULL / ALQUERIA D’ASNAR, en la rotonda por la CV-700 dirección Benimarfull. Seguir hasta tomar por la izquierda dirección Vall de Gallinera y sin dejar la CV-700 llegar a Alpatró. Aparcar en la calle Purísima.
COMPONENTES: VICENTE.
ITINERARIO: ALPATRÓ / VADEAR CAUCE / LA GARRIGA / RECTO PR / DERECHA LA CARROJA / IZQ. CARRETERA / IZQUIERDA / IZQDA. CARRETERA / IZQ. SENDA / IZQU. CARRETERA / DERECHA / LAVADERO / BENITAIÁ / CAMINO FORADÁ / CONVENTO / SENDA IZQDA. / SENDA RECTO / EL PASSET / COVA TAPIADA / PENYA FORADÁ / IZQUIERDA / SENDA IZQUIERDA / RECTO / IZQ. CAMINO / DERECHA SENDA / IZQ. PISTA / FUENTE / FONT VELLA DE ALPATRÓ / ALPATRÓ.

LA RUTA: La Vall de Gallinera, tierra de moriscos, por lo tanto afectada por su expulsión en 1609 y repoblada por familias mallorquinas. Hermosa zona de montaña que parece querer esconderse del mundo, cuenta con ocho núcleos de población y un sin fin de rincones por visitar.









Iniciamos desde Alpatró con la mirada puesta en el símbolo del valle, el forat de la Foradá. Nos introducimos en sus calles siguiendo las marcas del PR-CV 167 que nos pasea por estrechos callejones y la iglesia para salir al cauce del río Gallinera.


El río Gallinera es el eje principal del valle y se forma por la recogida de aguas pluviales de la vertiente sur de la Serra de l’Almirant, las vertientes norte de la Serra Foradada y de les Llomes del Xap. Su curso de agua es discontinuo y depende del régimen de lluvias.


Con las últimas lluvias, hoy tenemos la suerte de ver correr sus aguas. El sendero nos lleva por su margen derecha, primero entre bancales de piedra seca para luego, ir descendiendo paulatinamente hasta su rocoso cauce.


Por un empedrado natural donde el agua ha socavado estrechos surcos por donde se desliza río abajo, es un caudal exiguo, pero que nos obliga a utilizar unas piedras para vadearlo  en un primer tramo y volverlo hacer para salir del cauce. Todo ello bajo la atenta mirada de la Foradá.


Salimos remontando una cuesta, donde vemos a Alpatró quedarse atrás y la Foradá más cercana. Pasamos por delante del Área Recreativa La Garriga, espacio natural donde se pueden alquilar cabañas. Llegamos a un cruce, seguir recto, marcas PR.


Admiramos el profundo cauce del Barranc de Runder, y hacemos un giro a la derecha separándonos de él. Atravesamos una zona de pineda y profusa vegetación seguida de bancales de cerezos en flor. Una tablilla informativa nos indica que entramos en els Corrals de la Carroja.

De los corrales pasamos a las estrechas calles de La Carroja y por delante de su iglesia, saliendo a la carretera donde seguimos por la izquierda, para en pocos metros, también por la izquierda dejarla por el sendero balizado.


Ahora en dirección Benialí por un sendero paralelo a la carretera, a la que salimos de nuevo en dos ocasiones para volver al sendero, que nos pasea entre bancales de cerezos en flor, salvando algunos regueros de agua que van al rio y con miradas a la sierra.


Nos acercamos a Benitaiá y entramos por su lavadero y fuente rebosante de agua. Salimos a la carretera dejando el PR-CV 161 de la ruta de los 8 pueblos. Cruzamos la carretera y pasamos Benitaiá por un lateral de cemento entre casas y bancales de cítricos.


Posteriormente conectamos con el camino asfaltado que viene desde Benissivá para subir a la Foradá. Es un camino de servicio para todos los bancales de cerezos que corresponden a distintos propietarios, y que ahora están rebosantes de flor.


Pasamos por delante de donde se hallaba ubicado el antiguo Convento Franciscano cuyos restos están dentro de una propiedad privada. Dicho emplazamiento no fue elegido al azar, ya que dos veces al año, el alineamiento solar hace pasar los rayos del sol por la Foradá alumbrado el Convento el 4 de octubre, día de San Francisco de Asís.


Proseguimos superando las rampas del camino en un ambiente primaveral y casi festivo, estamos atravesando por la gran masa de cerezos en flor, la mayor concentración quizás del valle, que pinta las laderas de la sierra con un manto de flores blancas.

La Foradá no deja de mirarnos. En un momento dado dejamos el asfalto por un sendero que nos sigue subiendo. Luego, lo dejamos por la izquierda, por otro sendero sin balizar y marcado con mojones. En otro cruce continuamos recto.


Este sendero menos tradicional, pero también utilizado, nos eleva junto a las paredes alejándonos de la Forada y salir arriba por el Passet. Desde arriba vemos gran parte del valle y algunos pueblos, pero sobretodo el extenso tapiz de los cerezos floridos.










Metidos en la umbría, las vistas a la Foradá son cada vez más laterales. La senda se estrecha entre la vegetación al llegar a las paredes y vemos tres pivotes de tubo metálicos separados que hacen de filtro al sedero, quizás contra motoristas.











Pegados a las paredes vemos los pueblos de Benissivá y Benialí, y más alejado al fondo del valle Benirrama. Últimas miradas laterales a la rocosa barrera montañosa con la Foradá y por detrás asomándose el Penyal Gros (852 m.) máxima altura de esta sierra.


El sendero termina en la parte de arriba con otra barrera idéntica a la anterior. Las primeras vistas son para los derruidos corrales del Passet, donde el incendio de hace cuatro años arrasó el exiguo matorral que ahora comienza a brotar de nuevo, pero los esporádicos pinos de las laderas se han perdido para siempre.


Seguimos el cordal de la sierra hacia la Foradá, es un tránsito incomodo después del incendio, al no haber raíces se desmorona y es más inestable. Sin embargo las vistas al valle son fastuosas, y después de las  laderas los campos siguen cultivándose.










Llegamos a la Cova Obrada del Moro (663 m.) Tiene la entrada por un pequeño corral sin techo y era una oquedad natural abierta al valle que fue tapiada para el refugio de ganado y el cobijo en épocas de lluvia. Por uno de sus agujeros vemos La Foradá.

Alcanzamos el punto donde llega el sendero haciendo la ruta clásica, y que luego utilizaremos en parte para la bajada. Desde aquí tenemos una mirada a la pared de la cueva que está tapiada en lo alto del farallón rocoso


Continuamos el acercamiento a la Foradá, cada vez más nítida y su agujero más grande. La mole del Penyó Gros emerge solitaria. Tras una pequeña caseta de aperos empieza la subida, que se hace por la loma, entre varias lazadas para superar el fuerte desnivel.


Penya Foradá (723 m.) Lugar emblemático para todos los pueblos del valle por el acontecimiento del alineamiento solar, que sucede dos veces al año, el día 4 de octubre, día de San Francisco de Asís, y el 9 de marzo. En esos días los rayos del sol que pasan por el agujero de la montaña iluminan los restos del antiguo convento franciscano del valle, y que fue construido allí por tal motivo.


Tras las fotos y el almuerzo, emprendemos el regreso por el mismo camino, nos cruzamos con gente que sube y baja por distintos lugares, pero todos vamos girando la cabeza atrás volviendo a mirar, una y otra vez, este fenómeno de la naturaleza.


El primer tramo de bajada es fuerte y pedregoso hasta la misma base de la Penya Foradá, donde tenemos un cruce balizado, a Benissivá se continúa por la derecha, pero nosotros seguimos recto por la izquierda pegados a la base de la peña.


Pronto dejamos de ver el agujero y suavemente nos baja entre las enormes paredes con vistas a Alpatró, recogido en el fondo del valle, hacemos varios giros conectando con distintos caminos, que lindan con los primeros bancales de cerezos.


Nuevos ensambles con caminos que nos dirigen por los bancales escalonados repletos de cerezos en plena floración. Estamos dentro de un mar de suaves olas blancas moteadas con pinceladas de verdes y ocres, una marea ondulada.


De nuevo aparece la Foradá por encima de los cerezos floridos. Diferentes cruces, y un camino nos lleva a una fuente sin nombre en el mapa, que desde un rincón de vegetación exhaustiva canaliza el agua hacia una pequeña balsa.


Arribamos a la Font Vella de Alpatró con su lavadero. Situada debajo de la carretera, un mullido sendero entre bancales nos conduce hasta las calles del pueblo para cerrar la ruta dando un corto paseo. Maravillosa ruta primaveral por un valle de ensueño.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. (En los pueblos, en la Font y en la Font  Vella de Alpatró)
DISTANCIA: 14,4 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 04:45 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 723 M. (La Penya Foradá)
ALTURA MÍNIMA: 300 M. (Camí Real de La Carroja)
DESNIVEL POSITIVO: 646 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 638 M.
DIFICULTAD: MODERADA.


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