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- UNA TARDE DE LLANDUDNO
Posted by : Vaig a Peu
domingo, 18 de septiembre de 2016
Tras la jornada de
treking, hoy ha sido una ruta suave, le pedimos a Lloyd que nos deje
en el centro de Llandudno. Hace una tarde preciosa y queremos caminar
antes de la cena por el paseo de la bahía, admirando las fachadas
victorianas de los hoteles y aprovechando que la marea está en
bajamar.
Comenzamos más allá
del obelisco que está a mitad del paseo, y enseguida tenemos otro de
los personajes del cuento de Alicia en el País de las Maravillas, El
Sombrero Loco. Todos los componentes del cuento se hallan esparcidos
por la ciudad y existe una guía para encontrarlos.
Al frente podemos ver
nuestra residencia en la ladera de la montaña Great Orme que domina
la bahía. Hay mucha gente que baja a la playa de guijarros y se
adentra en los dominios del mar ahora alejado, para caminar por la
arena mojada y las algas varadas buscando al crustáceo rezagado.
Hay tres pasarelas en
la playa, la primera es de cemento y escalonada lateralmente, quizás
para facilitar el meterse o salir del mar a poca profundidad sin
tener que caminar sobre las piedras. Las dos siguientes son de madera
y se adentran muchos metros en el mar, sobre todo la segunda.
Nos decidimos por bajar y recorrer la segunda que al ser más larga, ahora está tocando el mar. Situada justo a los pies del grandioso edificio del Grand Hotel y del paseo marítimo que también de madera está elevado varios metros sobre el nivel del mar y que luego visitaremos. Un buque pasa junto a ella.
Nos decidimos por bajar y recorrer la segunda que al ser más larga, ahora está tocando el mar. Situada justo a los pies del grandioso edificio del Grand Hotel y del paseo marítimo que también de madera está elevado varios metros sobre el nivel del mar y que luego visitaremos. Un buque pasa junto a ella.
Esta larga pasarela hace un ángulo a medio camino con lo cual se amplían las miradas a todos los lados. Había un grupo de chavales en la punta intentado coger cangrejos con un sedal y cebo. Ahora tengo bonitas perspectivas para mi solo, aunque tengo que ir con precaución para no resbalar.
Aconsejo a ellas que no avancen más y que vayan retrocediendo, yo intento seguir un trecho más pero las maderas mojadas y los restos de algas lo ponen muy difícil y me hacen desistir. Doy media vuelta y retrocedemos hasta poder poner pie en tierra en el paseo de la bahía donde está el obelisco.
Nos vamos al paseo marítimo, también de madera pero mucho más ancho y sin peligro a resbalones. Al inicio tiene algunas atracciones de feria para los críos y algunas casetas de helados y chucherías. Después viene el paseo flanqueado por bancos de madera a ambos lados, que como es costumbre aquí, están dedicados al recuerdo de alguna persona.
Al final del todo se amplia en una especie de rotonda donde hay una cafetería. Allí nos encontramos con un personaje popular, “el hombre del mono”, al que gusta disfrazarse y lleva un mono de peluche. Hace poco que se ha casado y su mujer también participa en sus bailes.