Posted by : Vaig a Peu miércoles, 20 de abril de 2016

Las Islas Ballestas son unas islas que están en el Océano Pacífico, próximas a la costa del Perú. Se encuentran 260 km al sur de Lima, en las cercanías de la ciudad de Paracas en la provincia de Pisco. El nombre se los dieron los conquistadores españoles, dada la gran cantidad de cuevas y arcos, semejantes a las ballestas, que el bravío oleaje ha esculpido en las rocas. La abundante vida que existe en la bahía de Paracas y las islas se hace posible gracias a las corrientes frías de Humboldt. Esta corriente es la que llena las aguas de las Islas Ballestas de plancton y microorganismos, enriqueciendo aún más este mar con cardúmenes de peces como lenguados, cojinovas, corvinas, toyos y anchovetas. Cuando pensamos en pingüinos rápidamente los asociamos con el frió de la Antártida. El pingüino de Humboldt es la única especie de pingüino en el Perú. Vive en las costas desérticas de Perú y Chile. Pasa la mayor parte de su vida en el mar, en la corriente peruana de Humboldt. Otro nombre que se les da a estos pingüinos, es Pájaro Niño. Estos pingüinos comen anchoveta y pejerrey y viven hasta 20 años. Tienen dos polluelos al año e incuban el huevo 40 días. Sus nidos lo hacen en el suelo excavando, o los depositan en el guano. Los pingüinos son aves que no pueden volar, pero se han adaptado muy bien a la vida acuática. Son excelentes nadadoras y buceadoras. Tienen en su cuerpo dos capas de plumas que son impermeables al agua y al viento. Una vez al año cambian su plumaje. Los pingüinos de Humboldt pueden adaptar la forma de la cornea de su ojo para ver bien bajo y sobre la superficie del agua. Tienen una coloración para confundir a los peces, un pico especial para atrapar peces. A diferencia de las aves voladoras sus huesos son densos para ayudar en el buceo. Estos pingüinos están en peligro de extinción debido a amenazas naturales como el fenómeno del niño y también por reducción de sus zonas de anidación, captura y consumo, pesca con dinamita y uso como mascota. Miles de aves marinas vuelan entre las Islas Ballestas y pueden llegar a verse sus nidos sobre las rocas, entre ellas tenemos al pelícano, cóndor, piqueros, flamencos, etc. El grupo de los mamíferos de las islas está compuesto por la gran colonia de lobos marinos apostados en las playas de rocas que golpean el oleaje, luchan ferozmente para mantener la hegemonía de su harén, compuesto normalmente por doce hembras. Los delfines también visitan con frecuencia las aguas alrededor de las Islas Ballestas.

Nos levantamos temprano. Hoy tenemos una ruta marítima a las Islas Ballestas. Amanece un día apacible y despejado. Aquí el verano ha terminado, es principio de otoño y la ocupación hotelera es baja, pero el flujo de las excursiones de las Líneas de Nazca e Islas Ballestas es constante.

Tras el desayuno nos trasladan al cercano muelle artesanal de El Chaco, donde hay otro hotel de categoría superior al nuestro. Entramos por sus bonitos y bien cuidados jardines para llegar al final del embarcadero. Nuestro grupo es reducido y por lo tanto nuestra lancha deslizadora es menor y con menos potencia.

Nada más subir a la lancha, indispensablemente hay que colocarse los chalecos salvavidas, abundante crema solar y protegerse la cabeza con sombrero o gorra, que queden bien sujetos si no queremos perderlos al primer embate de aire. Arrancamos con fuerza abriendo estelas en el mar que nos salpican de agua.

En seguida llegamos a una suave colina de arena en la que se encuentra otro de los enigmas pendientes. Un candelabro inmenso dibujado sobre la cambiante superficie de arena, sin que jamás se haya borrado. Sus grandes dimensiones y su diseño sobre la arena permiten distinguir una relación con las líneas y geoglifos de Nazca.

El mástil principal mide aproximadamente 183 metros de altura, en tanto que toda la figura abarca una amplitud de 60 metros. Su inclinación en relación al mar es de 40 grados de longitud máxima. Los pilotes laterales alcanzan una longitud de 60 metros desde su origen hasta la cumbre, la anchura de los brazos es de 3,20 metros, y los surcos que los hacen visibles tienen una profundidad que varía de 1 y 1,20 metros.


Proseguimos la navegación sujetándonos fuerte a la embarcación. Pronto tenemos a la vista los primeros islotes y otras islas más grandes con los primeros arcos o ballestas que el mar ha perforado. La lancha se detiene a una distancia prudencial para que podamos ver la gran cantidad de aves que hay sobre ellas.

En la parte de arriba la superficie está casi blanca debido al guano que las aves depositan. También existen diversas plataformas de madera muy cerca de los acantilados,  a modo de tenderetes donde las aves se posan y defecan, facilitando con el tiempo su recolección.


El guano es el mejor fertilizante natural que existe en el planeta y su forma de recolección es bastante particular. Las islas Ballestas, hogar de casi cuatro millones de aves migratorias como cormoranes o pelícanos, producen casi 20 toneladas por año. El guano peruano tiene gran demanda por auge de la agricultura ecológica, la cual  sustituye los abonos químicos por los de origen orgánico.


Por lo general, la recolección de guano tiene interrupciones. Durante ciclos de 10 años, la mayoría de las islas que se utilizan para tal fin, no son explotadas. En todo este tiempo un vigilante solitario cuida el excremento que depositan las aves. Pasado el tiempo citado, la isla queda cubierta por una capa de estiércol de dos metros de de espesor.


Debido a sus altos niveles de nitrógeno y fósforo el guano es utilizado como fertilizante. A partir de la concentración de dichos componentes también se puede elaborar el superfosfato. El suelo deficiente en materia orgánica puede hacerse más productivo abonándose con guano.


Desde hace tiempo no se puede desembarcar en las Islas Ballestas para no alterar su ecosistema. Llegamos a otros puntiagudos islotes y tenemos la suerte de admirar de muy cerca unos ejemplares de león marino que retozan sobre las rocas sin dejar rugir. En el otro lado una pareja de chuitas anidando.



Rodeando el gran islote y en una especie de playa apartada está la gran colonia de leones marinos, parece una veraniega playa abarrotada en temporada alta. Hay numerosas crías nacidas hace pocos meses y se distinguen los enormes machos dominantes con sus harenes de doce hembras por cada uno. El estruendo es ensordecedor.


Hemos visto pocos ejemplares de pingüinos de Humboldt, que quizás estén atareados anidando. Cuando pensamos en pingüinos rápidamente los asociamos con el frió de la Antártida. El pingüino de Humboldt es la única especie de pingüino en el Perú. Vive en las costas desérticas de Perú y Chile. Viramos para regresar al embarcadero.


Regresamos al hotel para un buen baño en la piscina, comer y descansar. Luego salimos a pasear por la bahía de Paracas, no hay nada como ver atardecer con un pisco sour en la mano mientras deliberamos dónde nos apetecer cenar esta noche.

No podemos estar quietos. Mañana nos queda un poco de tiempo antes de partir hacia Lima, y por nuestra cuenta nos vamos a la Reserva Nacional de Paracas, un enorme desierto de amarillos y rojizos atípicos bañado por el mar, con su hermosa Playa Roja, cerca de donde se ubicaba La Catedral, formación rocosa que destruyó el terremoto del 2007.

Al mediodía nos recogen, y con el bus Cruz del Sur volvemos a Lima, para cenar, reagrupar equipajes y a las 06:30 horas al aeropuerto, vuelo Lima-Madrid con trasbordo a Alicante y fin del viaje. Traemos varios miles de fotos, pero en nuestras mentes ha quedado grabado a fuego: INOLVIDABLE.



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