Posted by : Vaig a Peu jueves, 22 de octubre de 2015

El Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil fue fundado por San Martín Dumiense entre los años 550 y el 555. Su etapa de esplendor se inicia en el siglo X, bajo la autoridad del abad Franquila. Durante ese siglo y el posterior, las virtudes del monasterio atraen a nueve obispos. Este episodio fue reflejado en su escudo, en el que figuran nueve mitras. De forma similar a lo ocurrido con otros claustros, también sufrió los efectos de la Desamortización de 1835. En 1923 recibió el reconocimiento de Monumento Histórico-Artístico. Junto con los de Oseira y Celanova está considerado como uno de los más importantes de Ourense. Su estructura y decoración cuenta con elementos románicos, góticos, renacentistas y barrocos. La fachada, un conjunto de gran interés, pertenece a este último estilo. La puerta está situada en el centro, rodeada de una moldura de decoración geométrica. Encima se apoya un frontón, y sobre él una balconada. La parte superior se culmina con el escudo de la España imperial. A los lados de la puerta, entre columnas toscanas, están situadas dos imágenes de santos benedictinos. Por encima de ellos vemos el escudo de la Congregación de Castilla (a la derecha) y el del monasterio (a la izquierda). Este monumento está organizado alrededor de tres claustros. El más antiguo, llamado de los Obispos, es románico. Entre sus muchos detalles, destaca la bóveda de nervios del cuerpo superior. Los otros dos claustros, también de gran belleza, son renacentistas. La iglesia, de origen románico y planta basilical, tiene dos torres de campanario a los lados. En su interior se guarda, aunque inicialmente se encontraba en el mayor de los dos claustros renacentistas, un altar de piedra de gran tamaño que representa a Jesús con los apóstoles. Los retablos, renacentistas del siglo XVI, muestran escenas del Nuevo Testamento. Hoy en día es un hotel, Parador de Santo Estevo.
CÓMO LLEGAR: Desde Monforte de Lemos tomar la carretera N-120 Logroño-Vigo. Salir por la izquierda con dirección a la C-546 con indicaciones para Peñalva. Cerca de A Pereira girar pronunciadamente a la izquierda para tomar la OU-555, en Luintra, girar a la izquierda por la OU-508 dirección Parada do Sil hasta Pombar donde hay que girar a la izquierda para llegar al Monasterio de Santo Estevo.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.
ITINERARIO: MONASTERIO DE SANTO ESTEVO / VISTA DEL MONASTERIO / ERMITA DE SAN XOÁN DE CACHÓN / CARRETERA / TOMAR SENDA A LA DERECHA / MIRADOR MONASTERIO / MONASTERIO DE SANTO ESTEVO.

LA RUTA: Hoy vamos a realizar dos rutas por los monasterios más prestigiosos de la Ribeira Sacra, el de Santo Estevo y el de Santa Cristina. Tras un buen desayuno salimos temprano. Además de los datos informativos que traemos nos está siendo muy útil el GPS del móvil para llegar a los lugares de inicio de las rutas.

De camino a Santo Estevo nos hemos detenido en dos preciosos lugares, el primero al ver un grupito de hayas en pleno esplendor otoñal, entrando a un pequeño recinto alfombrado de hojas caídas, donde había una Ermita con uno de sus laterales cubierto por una hiedra de color rojizo y un desvencijado banco invadido por el musgo.

El segundo lugar ha sido en un mirador, poco antes de cruzar el puente sobre el río Sil, con preciosas vistas a un encajonado cauce de aguas no remansadas. Hay un poco de bruma o niebla que le da un halo misterioso al paisaje. Llegamos a nuestro destino y aparcamos en la cuesta de bajada al Monasterio.



Iniciamos desde el aparcamiento, en lo alto de la cuesta, junto a unos castaños de enormes troncos. Este es quizás el punto más elevado de la ruta. Enseguida tenemos un mirador para contemplar el Monasterio desde arriba. La niebla lo envuelve todo, solo nos falta escuchar los canticos monacales.

Llegados al nivel del Monasterio seguimos por la izquierda, dejando su visita para cuando terminemos la ruta. Tras unos carteles informativos todo cambia por completo, entramos en la Galicia rural. Bajamos por unas escaleras junto a una casa de campo con su pozo, su huerta y sus macizos de flores.


Tras un trecho de pasarelas con troncos de madera pasamos al bosque húmedo, souto ou castiñeira, ayer paseábamos entre viñas y hoy es un fantástico paisaje otoñal. El sendero está mojado y jalonado de pequeños troncos para que el agua no lo desmorone. La niebla no se llega a disipar del todo.


Se estabiliza el sendero con largos tramos llanos entre castaños, robles y alcornoques que han moteado el piso con la hojarasca caída. Grupos de helechos se resisten a secarse en otoño, intentando mantener el verde intenso sobre el ocre-marrón  de estas fechas, metidos en una vegetación descuidada y salvaje.

Atravesamos una zona con humedad persistente, cerca de una edificación de dos plantas abandonada, quizás en su tiempo fue un corral de ganado o casa de labor. Es tan alto el grado de humedad que las piedras y los troncos de los árboles tienen una gruesa capa de musgo casi perenne, con diversas tonalidades de verde.


Vadeamos un pequeño regato por una pasarela de madera. El paisaje nos tiene embelesados. Dejamos atrás los restos de otra construcción invadida por líquenes y musgos. El suelo del sendero se almohadilla con más hojarasca y en la que observamos varios grupos de setas y hongos.

Arribamos a las ruinas de la ermita en total abandono. “En Rivas de Sil hay una ermita titulada San Juan de Cachón, porque está cerca del lugar en donde el río Sil hace cachones de espuma” Las ruinas de la ermita tienen mucha controversia. En su dintel se traduce “Con la ayuda de Dios el Abad Franquila hizo esta obra. Era nongenlésima quincuagésima sexta” O sea, año 918.






Pero los historiadores dudan de este dintel, que no se corresponde con la construcción de la época, ya que son de cantería y labra distintas. Quizás fuese reconstruida desde los cimientos o levantada con parte de los materiales de otro edificio; en una palabra, que la iglesia de Cachón, tal como ha llegado a nosotros, no es del siglo X, y que a otro edificio debió pertenecer el dintel.

Dejamos el debate arquitectónico y nos centramos en el tremendo y maravilloso paisaje que nos envuelve. Iniciamos el regreso, para ello tenemos que comenzar a bajar; cuesta un poco encontrar la senda, pero al final aparece en una inclinada ladera escondida por las hojas caídas.

Debemos extremar la precaución porque es un tramo resbaladizo. Hay zonas reforzadas con pequeños troncos formando escalones. Poco a poco el paisaje vuelve a cambiar, la humedad disminuye considerablemente y la vegetación es diferente. Vemos el cauce del río Sil y su otra ladera.









Alcanzamos la carretera, es un largo tramo que no resulta insulso. No hay tráfico y oímos el rumor de las aguas. Dejamos atrás un regato de aguas rápidas, que debe ser el que atravesamos en la parte de arriba. En la otra vertiente entre la apretada vegetación vemos otra ermita.

En el punto marcado comenzamos a remontar la ladera por la derecha. Es una subida fuerte, que luego se modera entre largas lazadas y rampas. A medida que nos vamos elevando empezamos a tener grandes panorámicas del cauce del río Sil, donde flotan todavía las nubes de niebla.

Pese a la altura que hemos cogido apenas tenemos una mirada lejana al Monasterio. Por camino más llano nos vamos acercando, pasando primero por varias construcciones en el bosque que quizás fueron retiros para rezar los monjes. Vuelve el souto ou castiñeira  con ejemplares de enorme tamaño.

Cerramos el círculo de la ruta saliendo muy cerca del mirador, ahora con nítidas vistas al Monasterio, la niebla se ha disipado por completo. Tal cual vamos con mochilas incluidas, bajamos la cuesta para hacer la visita oficial al Monasterio de Santo Estevo. Nos detenemos en el minúsculo cementerio que hay a la entrada.

Primero visitamos iglesia de Santo Estevo y su preciosa capilla consagrada en el siglo XII, siendo uno de los ejemplos más bellos del románico gallego. Su planta está dividida en tres naves de cuatro tramos. Ésta y su tramo siguiente corresponden al románico, mientras que los dos posteriores se asocian a un gótico avanzado.


Entramos en el Monasterio convertido en Parador Nacional para contemplar su hermoso claustro de La Portería, también denominado claustro grande o dos Cabaleiros, está situado a la entrada del monasterio. Tiene planta rectangular y consta de tres cuerpos de estilo renacentista. Sus arcos son de medio punto y no tienen bóveda.

Terminada la visita no tomamos nada en el Parador para poder llegar pronto a Parada de Sil, donde nos espera una ruta más larga, contemplando el cauce del cañón desde sus famosos miradores. A la salida vemos una pequeña imagen de San Estevo, y fuera, un labrado cruceiro.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 7,6 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 02:45 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 514 M. (Mirador, vista panorámica)
ALTURA MÍNIMA: 143 M. (Carretera)
DESNIVEL POSITIVO: 340 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 340 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

Leave a Reply

Subscribe to Posts | Subscribe to Comments

Entradas Más Visitadas

Patrocinadores:

Retales Design. Con la tecnología de Blogger.

- Copyright © Vaig a Peu - Buscando Nuevos Senderos -Metrominimalist- Template by Johanes Djogan - Blog Designed by Díez Pérez - Gráfico&Web -