Posted by : Vaig a Peu miércoles, 22 de julio de 2015

El yacimiento ibérico de la Punta de Moraira ocupa una superficie aproximada de 5.000 m2 y se encuentra situado a 160 metros sobre el nivel del mar aproximadamente, Está datado entre finales del siglo III y el siglo I antes de nuestra era y todavía son visibles restos de muros (construidos con tapias de muros trabados en seco) correspondientes a las estructuras de ocupación del mismo. La función de este asentamiento debería centrarse en la actividad comercial por vía marítima; eso en todo caso nos hace suponer su ubicación al borde del mar y al lado del Portet, fondeadero natural que haría posible el atraque de barcos. Reforzando esta suposición podríamos aducir el gran número de cerámicas importadas encontradas en el yacimiento y así como la relativa abundancia de monedas. De época muy posterior, entre finales de la Edad Media y la Moderna, también se han encontrado algunos materiales cerámicos y otros tipos que cabe relacionar con su utilización de lugar de atalaya contra las incursiones piratas, tal como lo demuestra la torre vigía del siglo XVI que aún se conserva.  Esta torre fue construida por mandato el Duque de Maqueda, virrey de Valencia, en el año 1553, para proteger el litoral de posibles incursiones piratas. Los centinelas de esta torre estaban en contacto con los de las torres de La Granadella e Ifach, de manera que pasaban rápidamente el aviso a las tierras del interior en caso de peligro corsario proveniente del mar. La torre con 11 metros de altura y con un perímetro de 26 metros, es maciza hasta más de la mitad, de manera que no podía accederse desde el nivel del suelo por no disponer de ninguna puerta. Solamente había una posibilidad de entrar y era por medio de una escalera de cuerda que se descolgaba desde el interior. Ésta parte solo constaba de una sala con bóveda, sobre la que estaba la terraza donde se colocaban los centinelas para vigilar el horizonte. Además del servicio de vigilancia, en esta atalaya también se podía hacer uso de los cañones que defendían el puerto de Moraira, los cuales fueron rescatados en el año 1980, al realizarse unos trabajos de desescombro en la Playa del Port. La Cova de la Cendra es el yacimiento arqueológico de Teulada mejor conocido y con una historia de investigación más larga. Esta cueva posee una gran entrada o vestíbulo (situada a unos 35-40 metros sobre el nivel del mar), desde la que se accede a una amplia sala interior (de unos 500 m2 de superficie) donde se localiza otra pequeña sala. Los niveles más antiguos localizados pertenecen al Paleolítico Superior (20.000 años antes de nuestra era). Tiene especial importancia la amplia secuencia neolítica, iniciada hacia el año 5.000 de nuestra era, en la que aparecen las primeras manifestaciones del laboreo de cereales (trigo, cebada etc.) y la domesticación de algunos animales como el cerdo, el buey etc. Los estudios realizados permiten también conocer el paisaje vegetal del entorno. Se han podido determinar dos estadios: uno entre el 5.000 y el 3.500 antes de nuestra era. Un primer estadio caracterizado por el dominio de bosques de carrascas debido al clima más húmedo de este periodo, y un segundo con una vegetación de coscoja y acebuche parecido al actual, consecuencia de la mayor sequedad del clima, así como de la acción deforestadora del hombre.
CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 dirección Valencia. Salida en por la nº 63 BENISA /TEULADA/GATA DE GORGOS, continuar por la N-332 dirección Jávea, por la CV-740 y después por la CV-743 hasta Moraira, tomar la CV-744 hasta el Portet de Moraira. A unos metros de la playa hay un pequeño parking.
ITINERARIO: PARKING / CRUCE DE SENDAS / COVA DE LA CENDRA / CRUCE DE SENDAS / CAP D’OR / ALJIBE / TORRE DE GUAITA / CRUCE DE SENDAS / CALA DEL PORTET / PARKING.
COMPONENTES: VICENTE.

LA RUTA: Con la Torre de Guaita del Cap D’Or creo que tendremos visitadas casi todas las que siguen en pie a lo largo de la costa alicantina, y por supuesto las que tengan playa muy cerca. La ruta de hoy es un encanto, el parking a unos metros de la playa del Portet, coquetona y recogida desde donde se inicia la ruta.

Hoy Susi no puede caminar y se quedará en la playa. Mientras ella compra una revista y se prepara para instalarse, yo comienzo a subir por la calle Puerto Lapice siguiendo las marcas de pintura blanca y verde del sendero local SL-CV 51 que enseguida empieza a elevarse dejándonos ver el mar entre las casas.


Conectamos con la calle Puerto Alcudia que zigzaguea entre acentuadas rampas dejando atrás  el núcleo de población y dando paso a numerosos chalets en la ladera de la sierra. El asfalto termina junto un chalet donde barandas de madera y paletas informativas dan comienzo al sendero de tierra.


La senda se encrespa entre vegetación dispersa y algunos pinos, tomando altura con relativa facilidad. Las vistas se amplían y podemos ver el puerto al completo, sin embargo la calima emborrona las miradas lejanas al Bérnia; hacia el interior la masificación de chalets corona todos los montículos, y por delante nos acercamos a los acantilados.

Alcanzamos una especie de colladito donde hay un cruce de senderos. Las marcas continúan por la derecha, pero también descienden por la izquierda. El probable cartel que indicaba la bajada a la Cova de la Cendra no aparece por ningún sitio. Las panorámicas  se ensanchan al mar y a los peñascos del acantilado.

Emprendo el descenso con fuerte declive  y entre grandes piedras escalonadas, algo incomodas, pero carentes de riesgo o peligro, es como una escalera de caracol que nos acerca al mar. Se llega a una zona con barandas de madera que protegen del precipicio y nos dejan ver entre la bruma, la proa del cabo de Sant Antoni adentrándose en el mar.

La entrada a la Cova de la Cendra es algo insulsa puesto que forma una antesala vacía y destartalada entre rocas, con un polvillo arenoso parecido a la ceniza, quizás de ahí su nombre. El acceso a la segunda estancia es mucho más pequeño y alargado, y ha sido tapiado con una reja metálica para evitar su espolio.

En su interior unas lonas cubren algún yacimiento que actualmente no tienen activado. Me sorprende una larga manguera que han dejado caer desde el acantilado y cuelga en el centro de la entrada con un grifo del que no mana agua. Quizás tenga su función cuando estén trabajando.


Poco a poco retorno hacia el collado. Los escalones rocosos ahora parecen agigantados y es más esforzado superarlos. Prosigo por la izquierda donde el sendero sube un poco más y se estabiliza, marchando junto al acantilado y por debajo de un escalón peñascoso a modo de muralla por donde asoma la Torre de Guaita.


En este precioso tramo las vistas se extienden al mar. Por detrás, el perímetro rocoso de los acantilados hasta el cabo de Sant Antoni, con recónditas playas escondidas como la Cala de la Granadella, y por delante, la estrecha punta de tierra que se adentra en el mar del Cap d’Or y la bonita imagen del Penyal de Ifach entre la bruma.

Llegamos a un recodo donde el sendero gira a la derecha, y hay una pequeña peana informativa del yacimiento ibérico Punta de Moraira, al que una tela plástica impide el paso. Tenemos la primera visión completa de la Torre de Guaita que domina la parte alta de la loma. Antes de ir a visitarla, seguimos de frente por la izquierda, para recorrer la franja de tierra del cabo.


Comienzo caminado muy cerca de los acantilados, obteniendo preciosas vistas al mar, donde rompen las olas. No hay sendero marcado y los rastros son difusos; es un terreno cárstico de incomodo lapiaz que dificulta el paso a cambio de abismales miradas. Desde la punta inicio el regreso, pero esta vez por el lado izquierdo, algo más firme.


En esta vertiente las miradas se centran todas en la bahía donde se resguarda el Portet y la Playa del Portet que va animándose a estas horas. Esta parte del recorrido es un poco más transitable y hay que mantenerse por la parte más elevada hasta conectar con los caminos y sendas que van a la Torre de Guaita por este lado.


Paso muy cerca del aljibe para llegar a la base de la torre donde a su lado hay un punto geodésico. Torre de Guaita del Cap d’Or (160 m.), una familia de extranjeros reposa a la sombra de la misma. Todos los accesos están tapiados, pero está en buen estado de conservación. Las vistas son apacibles.


El regreso se inicia bajando hacia el yacimiento del poblado íbero para tomar el mismo sendero de subida. Deshacemos el camino a la inversa con nuevas panorámicas al mar, bajo la muralla rocosa. El grado de humedad debe de ser muy elevado puesto que no dejo de sudar un instante.

Al llegar al colladito, donde está la bajada a la Cova de la Cendra, tenía previsto alargar un poco la ruta; dejando el sendero local en este punto y siguiendo de frente, bordeando la loma cerca del acantilado hasta una pelada cima donde hay un montón de piedras, y bajar por el otro lado, haciendo un pequeño círculo.


El tremendo calor me hace desistir de ello, prosigo bajando por el sendero hasta su inicio y luego cuesta abajo entre los chalets hasta la playa del Portet, dejo los trastos en el coche y regreso a la playa. Tras un placentero baño, en una de las terracitas nos recuperamos con unas birras y “unes sardinetes”.



RECORRIDO: LINEAL, IDA Y VUELTA.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 4,5 KM
TIEMPO: 02:30 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 160 M. (Torre de Guaita)
ALTURA MÍNIMA: 0 M. (Cala del Portet)
DESNIVEL POSITIVO: 207 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 207 M.
DIFICULTAD: BAJA.


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