Posted by : Vaig a Peu sábado, 21 de diciembre de 2013

En la Sierra de Mariola se han contabilizado más de un centenar de yacimientos arqueológicos, la presencia humana en la sierra está por tanto bien documentada. Los yacimientos más antiguos se remontan al Paleolítico Mediano siendo su mejor representación el Salt (Alcoy) donde los neandertales, cazadores y recolectores, dejaron su huella. En general la riqueza del testimonio arqueológico de los antiguos pobladores de la Sierra Mariola es muy elevada, y quizás hay que justificarla por la abundancia de sus recursos naturales y en especial, del agua. Del periodo Neolítico sobresalen algunas cuevas muy emblemáticas como la de la Sarsa o la de Bolumini. En cambio los yacimientos del bronce, ceden su protagonismo a las muelas, aquellos collados macizos con la parte superior plana, y otros lugares elevados que fueron ocupados por estos pobladores como objetivos defensivos –Mola Alta de Serelles, Mola d’Agres. La cultura ibérica surge por la evolución de las comunidades del bronce influenciadas por los pueblos venidos del Mediterráneo. Esta cultura se desarrolla entre los siglos VI al I aC, haciendo que estas tierras, tanto de Mariola como sobre todo las sierras vecinas que enmarcan la cuenca del río de Alcoy, un área de gran importancia dentro de la región de la Contestánia Ibérica. Aquí destacamos yacimientos como los de l’Alberri o el Cabeço de Mariola. La romanización fue muy lenta y caracterizó por una ocupación progresiva de las tierras bajas en contraposición a los asentamientos de altura. Desde la desintegración de la estructura romana hasta la ocupación andalusí a partir del siglo VIII parece que transcurrió una época poco influyente, al menos en cuanto a la escasez de hallazgos arqueológicos. Por el contrario la colonización andalusí dio lugar a numerosos asentamientos rurales –que ya podemos nombrar como alquerías- repartidos por el territorio, bien organizados alrededor de un castillo localizado en un lugar elevado, para refugio y defensa. Esta estructura del territorio, de la cual somos herederos, estaba dirigida principalmente a la explotación agrícola, por tal causa son tan importantes los elementos relacionados con el aprovechamiento del agua. Con un breve paseo por la sierra se puede observar el paisaje derivado de esta época. En cualquier momento nos podemos topar con un viejo muro de piedra seca construido para ganar a la pendiente nuevas tierras de cultivo, como una acequia, un alcabor, o una balsa de riego.
CÓMO LLEGAR: Autovía A-31 hacia Madrid, pasado el túnel de Villena salida a la derecha por la CV-81 hacia Onteniente, una vez cruzado Bocairente, desvío a la derecha por la CV-700 hasta Alfafara. Aparcar en la Plaza de la Constitución o en la ermita del Sant Crist de la Pietat.
ITINERARIO: ALFAFARA / CAMPING MARIOLA / MAS DE LA PARRA / FONT DEL MAS DELS ARBRES / FOIA AMPLA / MONTCABRER / FONT DEL POUET / CAVA GRAN / REFUGI DEL MONTCABRER / CASTELL D’AGRES / REFUGI ZAMORANO / FONT DEL MOLÍ MATÓ / CAMÍ VELL D’AGRES / ALFAFARA.
COMPONENTES: VICENTE Y PATRO.

LA RUTA: Hace aproximadamente dos años al terminar nuestra ruta POR LAS CAVAS DE SIERRA MARIOLA, nos propusimos unir en una gran circular varias sendas, PRs y el GR-7. La verdad es que ha resultado más sencillo de lo esperado. Las veredas estaban ahí y en el mapa la conexión. Pero en la realidad es algo distinta. Hay PRs poco transitados y los dueños de las tierras aprovechan para ensanchar sus bancales con menos de un miserable metro de tierra que no les va a dar ninguna producción y destrozan las sendas. ¡¡Tenemos que seguir pateándolas!!

Iniciamos desde la ermita del Sant Crist de la Pietat, por la carretera asfaltada, bajo está la Font de l’Assut. Lo primero que nos llama la atención es el gran caqui que tenemos a nuestra izquierda, enorme y deshojado, pero con todos sus rojos frutos colgando, como regalos en un árbol de navidad.

El asfalto se acaba al llegar al pequeño Albergue de la Font del Tarragó, que dejamos a la izquierda para seguir de frente por el sendero que comienza, con marcas de PR. El día está plomizo, con bastante humedad y vemos alguna nube enganchada en las cumbres.

El pedregoso sendero se empina y comenzamos a remontar el Barranc del Cantal de la Vila. Las aguas de las lluvias han arrastrado la tierra dejándolo descarnado. Hacia atrás, entre los pinos vemos las últimas imágenes del pueblo.

Llegando al derruido Mas de Serrelles que dejamos a la derecha, la senda nos da un respiro y se apacigua. Entramos en un herboso rellano antes de que en varios lazos alcancemos el collado y un cruce de caminos balizado. PR-CV 370, Camino de Santiago y el GR-7.






Continuamos por la izquierda, pasamos por delante de las Casas del Collaet y llegamos a las instalaciones del Camping Mariola junto a dos bonitos tejos. En el cruce bajamos hacia la derecha, para en unos ciento cincuenta metros, volver a torcer a la izquierda.

Este cruce está balizado, el GR-7 sigue bajando hacia la Font Mariola y nosotros seguimos por el PR-CV 370. Ahora hay que estar muy atentos. Caminaremos unos trescientos metros por senda visible por el bancal herboso, teniendo los pinos a la izquierda y una especie de acequia que nos acompaña. Al acabarse los pinos, la senda continua, pero nosotros buscaremos una estaca visible en la acequia por la que tenemos que cruzarla. En el Track del GPS veréis que nosotros nos pasamos y tuvimos que volver. Antes había un poste con paletas informativas, que ha desaparecido. En él se hacía referencia a la ermita de Santo Tomás.

Una vez en el bancal seguir por la derecha y luego a la izquierda, por el margen del bancal. Hay marcas de PR en un pino. La senda ha sido destruida al labrar el bancal. ¡¡Tenemos que volver a patearla!! Poco a poco irán apareciendo más marcas en las piedras y pinos, luego se hace más visible al llegar a otro cruce balizado.


Pedimos información a un grupo de ciclistas pero desconocen el paradero de la ermita de Santo Tomas. Ellos vienen de la Font Mariola y van hacia la Cova Bolumini. Consultamos el mapa y lo tenemos claro. Nosotros cruzamos el camino y seguimos de frente, por un pequeño bosque de encinas jóvenes, dejando a la izquierda un caserío que debe ser parte del Mas del Parral. Bajamos a otro camino que proseguimos por la derecha y en unos quinientos metros salimos de la finca y conectamos con el GR-7 y el PR-CV-57, que seguimos por la izquierda. Objetivo conseguido.

Ahora todo es coser y cantar. La humedad ha aumentado y  vamos mojándonos sin llover. La pista de tierra nos eleva por el Barranco del Racó del Cirer y en pocas revueltas arribamos a la Font del Mas dels Arbres, con su balsa protegida con barandas de madera.

Desde el Mas dels Arbres está prohibido el paso para vehículos. Al ir tomando altura nos vamos metiendo dentro de la nube y la visibilidad se acorta. Remontamos varias rampas y en el pequeño collado descendemos un poco para llegar a las puertas del Mas de la Foia Ampla.

Dejamos la pista que por la izquierda se eleva hasta la Cava del Buitre y la Cava Gran. Nosotros seguimos de frente, entrando a la finca que bordeamos por la izquierda. Actualmente está muy reformada y es un criadero equino. En un recinto vemos un potrillo entre la bruma.

Un poco más adelante dejamos este sendero que continúa hasta el Refugio y nosotros nos vamos por la derecha, hacia la cumbre del Montcabrer. Es una lástima que la nube baja nos impida disfrutar las preciosas vistas de este recorrido por las lomas.


Cerca de la cumbre nos sorprendemos al ver dos pequeños neveros resguardados en la umbría de esta cara norte. Siguen las sorpresas, unos metros después, intuimos un rebaño de cabras entre la bruma, y una de ellas, algo raro, se acerca a nosotros olisqueando. Nos damos cuenta que está preñada y tiene hambre.

Dos rampas más y un esfuerzo continuado nos dejan en la cima. Montcabrer (1.390 m.) tercera cumbre de la provincia, una de las más visitadas y quizás la que más vías de acceso tiene. La humedad y un poco de aire nos impiden pararnos a comer,  tampoco podemos hacerlo junto a las paredes donde otras veces con nieve lo hemos hecho. Decidimos seguir bajando.



En la Fon del Pouet no es lugar apetecible. Dejamos atrás el desvío del GR-7 con su pequeña maqueta del Refugio y proseguimos el largo trecho donde con nula visibilidad desechamos los desvíos a Cocentaina y luego a Racó Lobbet.

Culminamos una rampa y nos desviamos hacia la Cava Gran, todavía en obras, quizás para siempre. El acceso al pequeño túnel está vallado; así que volvemos hasta el Refugio, que también está cerrado cuando más se requiere. Por fin, a sus espaldas, en el altillo de una ventana logramos sentarnos y zamparnos nuestro merecido almuerzo.

Repuestos, empezamos a bajar abrigados, y con cuidado. Los primeros pasos embarrados son deslizantes. Una vez cruzado el camino que lleva hacia el bosque de tejos, la serpenteante senda se va serenando y los lazos son más alargados.

Al ir descendiendo vamos dejando la nube y la bruma enganchadas arriba. Las vistas adquieren profundidad y nos va sobrando ropa. El recorrido por el Barranc del Cantalar entre el cuidado bosque de pinos resulta muy agradable y tenemos buenas panorámicas de Agres.


El sendero nos pasa junto a los restos de las murallas del Castell d’Agres, por delante del vetusto edificio del Convento y su fuente, donde hay una pequeña área recreativa con un corto circuito para los menos exigentes. Mirando hacia arriba descubrimos el campanario, que separado del Convento tiene un pequeño nicho con una imagen.



Continuamos por el Vía Crucis y antes de entrar en el pueblo giramos a la izquierda por la pista asfaltada hasta el final, donde enlaza con que la viene del Refugio Zamorano, de impecable diseño en madera. Dejamos la pista y cruzamos el área recreativa ahora solitaria, para salir al camino de la Font del Molí Mató.

En pocos minutos estamos en las instalaciones de la otra área recreativa, también solitaria. Las cascadas y chorros de agua son débiles, lo que nos hace pensar en la escasez de lluvias. La cruzamos y en la otra vertiente del barranco comienza una senda. Hay un bonito tejo bien nutrido de agua durante todo el año.


Subimos la loma con una bonita vista de Agres y el Benicadell. Empieza la preciosa senda del Camí Vell d’Agres. Primero entre una masa de pinar para luego salir a terreno más abierto. Aunque la distancia es corta, hemos de tomar un poco de altura para salvar dos barranqueras, después viene un rápido descenso hacia   Alfafara.

Cuando el descenso se sosiega, entramos en una zona de olivar en total abandono, seguida de otra con bancales escalonados y cuidados con mucho esmero. Son olivos centenarios, de retorcidos troncos, muchos de ellos divididos en dos, como para ensanchar su perímetro y acortar su altura para mejor recolección del fruto.

A la entrada del pueblo también vemos algunos enormes cerezos deshojados en espera de la poda. Luego callejeamos por delante de la iglesia hasta llegar a nuestro coche junto a la ermita del Sant Crist de la Pietat. Ha sido un excursión espléndida pese a la falta de visibilidad.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. (Font de l’Assut, Font del Tarragó, Font del Mas dels Arbres, Font del Pouet,  Font del Convent d’Agres y Font del Molí Mató)
DISTANCIA: 22,00 KM.
TIEMPO: 06:35 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.390 M. (Montcabrer)
ALTURA MÍNIMA: 600 M. (Alfafara)
DESNIVEL POSITIVO: 978 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 986 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

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