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RUTA POR LA PRAIA DOS ALEMÂES, ALBUFEIRA, Y LA ERMIDA DE NOSSA SENHORA DA ROCHA, EL ALGARVE. PORTUGAL.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.
ITINERARIO: INICIO HOTEL / MIRADOR / ASCENSOR / PLAYA / MUELLE / ESCALONES / LOMA / REGRESO PLAYA / TUNEL / DESAYUNO / HOTEL.
LA RUTA: Hoy es nuestro último día en el Algarve y aprovecharemos para ultimar nuestros recorridos por la costa. Primero haremos una ruta por la hermosa Praia dos Alemaês donde siempre vemos amanecer desde el hotel.
Madrugamos y desayunaremos al regreso. Iniciamos desde el mismo hotel saliendo de las urbanizaciones del Cerro, haciendo prácticamente el mismo recorrido que hacemos a diario para bajar a Albufeira.
Nos paramos en un Mirador donde vemos como los edificios van descendiendo en cascada hacia el mar. Utilizamos estrechos callejones como pasillos habilitados para llegar directamente al centro neurálgico de Albufeira.
Antes, llegamos a la parte alta de los acantilados donde giramos a la derecha para ir al ascensor y escaleras que te bajan hasta el nivel del mar. No vemos que el ascensor esté en funcionamiento por lo que utilizamos las escaleras.
A media bajada vamos observando la inmensa playa que a estas horas ya está dispuesta para los bañistas y la gente a comenzado a caminar por su arena dorada. Estamos al principio de la playa y la recorreremos de Oeste a Este.
A pie de mar vemos como los acantilados forman una barrera donde se detienen las urbanizaciones y las edificaciones, es como un cinturón de seguridad que hace que la playa se mantenga virgen, hasta las sombrillas están alejadas del mar.
El paso por la arena es firme y se camina cómodamente, desde la orilla vemos como la turística Albufeira se arracima sobre los montículos de los acantilados, predominando el blanco inmaculado en todas las edificaciones.
Llegamos a un pequeño dique o muelle que se adentra en el mar y que sirve de mirador. No sabemos su utilidad puesto que no se pueden amarrar embarcaciones, quizás sea para proteger la larga playa del oleaje.
Mirando atrás observamos el tramo recorrido y como dejamos el núcleo de la población sobre las lomas, y en las siguientes, menos elevadas y masificadas aparecen los grandes y exclusivos hoteles que tienen alturas muy limitadas.
El mar está en calma y su oleaje es largo y reposado. Nos vamos acercando al final de la playa por el Este, y aparecen grandes rocas que emergen del agua muy cerca de la orilla, diminutos islotes que hacen que esta parte sea más brava.
En el último recodo vuelve a haber sombrillas, hamacas y un chiringuito que dan servicio a los hoteles de esta zona. Subimos unos escalones que nos llevan por sendero arriba de una loma más asilvestrada y protegida por barandas.
Aquí termina la playa y comienza un litoral quebrado y rocoso en el que existen algunos senderos, pero desde el mirador de la loma, vemos escondido uno de los últimos hoteles con una enorme piscina y acceso fácil a la playa.
Emprendemos el regreso deshaciendo el mismo recorrido. Ahora con el sol a nuestras espaldas, el mar nos parece más movido y el oleaje rompe cerca de la orilla. Dejamos atrás el espigón que se adentra en el mar.
Poco después nos alejamos del mar y por la arena entre la zona de hamacas y sombrillas salimos de la playa y por el túnel bajo los edificios salimos al centro de la población de Albufeira. Por la izquierda subimos las escaleras a la parte alta.
Caminamos hasta sobrepasar el ascensor y en el hotel Albufeira desayunamos en un espléndido bufet. Continuamos hacia nuestro hotel donde cerramos esta ruta. Ducha rápida y salimos de nuevo.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA POTABLE EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 5,9 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 2 HORAS.
DIFICULTAD: BAJA.
Nos vamos hacia Lagoa. Ayer durante el paseo en barco por el litoral vimos en un acantilado la pequeña ermita de Rocha, y uno de los marineros nos dijo que muy antigua y existe una gran devoción, merecía la pena visitarla.
Desde el aparcamiento admiramos las dos playas a ambos lados del saliente antes de entrar en el recinto. El “Forte de Nossa Senhora da Rocha”, también denominado como “Castelo de Porches”, se localiza en el promontorio costero de Nossa Senhora da Rocha.
La toponimia «Porches» se remonta a un poblado romano fortificado en las inmediaciones de la actual villa. En su interior se yergue una capilla de la misma invocación, construida en fecha desconocida, aunque posiblemente es de origen visigótico o mozárabe, del siglo VIII, construida probablemente reutilizando materiales romanos.
Dom Dinis I de Portugal (1279-1325) ordenó construir (o reedificar la fortificación preexistente) para proteger la capilla. João III de Portugal (1521-1557)por su parte mandó reconstruir de nuevo el fuerte para defender la playa de los ataques berberiscos. Posiblemente sea de ese período la confección de la imagen de la Senhora con el Menino. Pero, como todas, la fortificación fue severamente dañada por el terremoto de 1755.
La fortificación presenta trazado poligonal, abrigando en su interior la ermita. La cortina de murallas está abierta por una puerta, antecedida por un foso que originalmente se atravesaba mediante puente levadizo.
Después nos fuimos a Benagil a ver su famosa playa, pequeña y recortada entre dos acantilados, atendida por chiringuito tiene buena afluencia de gente que llega a pie puesto que el parking está en la parte de arriba