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- LAGOS Y RUTAS POR LA FOTALEZA DE SAGRES Y EL FAROL DO CABO DE SÂO VICENTE, EL ALGARVE. PORTUGAL.
Amanece un precioso día primaveral. Desde nuestro hotelito en el Cerro tenemos una buena panorámica a la Praia dos Alemâes en Albufeira. Tras el desayuno nos vamos a Lagos para ver sus acantilados que se adentran en el mar.
Para ver los acantilados hay que ir en barco y lo dejamos para otro día. Visitamos el Forte de Ponta da Bandeira y Ponta da Piedade, Praia dos Estudantes. las murallas que rodean el centro histórico y la Porta de Sâo Gonçalo y el Castillo de los Gobernadores.
Damos una vuelta por arriba de la Praia dos Etudantes admirando su bella playa y los pétreos islotes en la arena, nos recuerda mucho a la Playa de las Catedrales en Ribadeo pero sin el agua de las mareas que la inunda.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.
ITINERARIO: APARCAMIENTO / FORTALEZA / IGLESIA / ACANTILADOS / BATERIA / FARO / MIRADOR / CAMARA SONORA / SIMA / CAÑONES / MURALLA /APARCAMIENTO.
LA RUTA: Decidimos marcharnos al cabo de Sagres y su fortaleza en el Promontorium Sacrum, donde nos proponemos hacer una breve ruta recorriendo el impresionante saliente al mar. Iniciamos desde el aparcamiento.
Una recta calzada de adoquines libre de aparcamientos nos conduce hacia el frontal de la muralla que cierra el paso al largo promontorio que se adentra en el mar. Por el oeste tenemos vistas al cabo de Sâo Vicente, el punto más occidental de Europa.
Entramos a su interior. Este lienzo de muralla, adaptado a la defensa con armas de fuego, sustituyó a la primitiva fortificación del siglo XV. La puerta de la plaza, neoclásica, ostenta en el frontón un escudo de armas y una inscripción que data de 1793 con el nombre de Nuno José Fulgencio Joaô Nepomuceno de Mendoça e Moura, en la fecha gobernador y capitán general del reino de Algarve.
Dentro de sus murallas se encuentra la Iglesia de Nossa Senhora da Graça (siglo XVI), que guarda una talla barroca de São Vicente protegiendo un navío. El actual edificio sustituyó, hacia 1570, a la primitiva iglesia de Santa María, mandada construir por el infante Enrique, el Navegante, en 1459. Arruinada por el terremoto de 1755, tuvo varias intervenciones de recuperación y sufrió algunas alteraciones.
Comienza un tranquilo recorrido por el extenso promontorio, solo un corto murete nos separa de los acantilados y de un océano atlántico algo picado, con las panorámicas al cabo de Sâo Vicente y la Praia de Arrifana con gran oleaje.
Con el zoom acercamos el pequeño faro que hay en la punta. El camino se abre paso entre los campos de lapiaces que son estructuras típicas de los paisajes calcáreos. Se forman por la erosión de las rocas a través de la acción química y mecánica del agua de la lluvia. La acción continuada de este proceso de erosión en zonas de dolomías y calcáreas del Jurásico Superior.
El abrupto litoral hace varios recodos puntiagudos antes de llegar al final del promontorio, desde los cuales podemos observar los quebrados acantilados y su altura sobre el nivel del mar donde rompe el oleaje.
Poco más tarde la plataforma se ensancha con nuevas miradas al mar y a los acantilados en el cual estuvo instalada la Batería Nova, con una posición estratégica debidamente preparada para colocar armas de fuego. Defendía la franja costera así como las playas de Tonel y Beliche y otros fondeaderos naturales.
Al llegar a la punta el camino gira a la izquierda dejando el pequeño faro muy cerca pero sin pasar por él. Esta buena ubicación y disponibilidad de alimentos hace que un gran número de aves marinas aniden y se reguarden en los acantilados.
Pasado el faro el camino hace un recodo interior para acercarnos a un pequeño montículo rocoso donde hay una plataforma de madera formando un mirador sobre una profunda grieta protegida por barandas que llega al océano.
Admiramos las largas panorámicas, y por detrás vemos una construcción circular de cemento como si fuera un laberinto, en el interior tiene una reja metálica sobre la gran grieta marina y en los días que el mar ruge hace de cámara sonora activada por la voz del mar.
En la otra parte también vallada, hay otra grieta profunda como una sima por la que podemos ver el mar al fondo. Terminamos de dar la vuelta al frontal del cabo y proseguimos por la otra vertiente donde vemos algunos veleros en el mar.
En esta zona el lapiaz forma una pétrea llanura exenta de matorral donde antes abundaban las sabinas y la esteva, que han desaparecido por la intervención humana. Vemos otra punta más corta que se adentra en el mar.
Pasamos junto a una edificación apuntalada por muros de la que desconocemos su función y por la izquierda se une a nosotros otra camino que viene desde el faro mientras llegamos a las instalaciones de una torre cisterna.
En el espacio central antes de llegar a la muralla hay representada una gran rosa de los vientos de 43 metros de diámetro, aunque el matorral la hace poco visible. Ampliamos el recorrido subiendo por una rampa a lo alto de las murallas.
Quedan seis cañones alineados de los que defendían el baluarte. Recorremos la parte alta viendo el faro y la torre, y por alguna de las troneras divisamos la entrada a la muralla descendemos por otra inclinada rampa.
Salimos de la fortaleza y cerramos la ruta en el aparcamiento después de haber recorrido un lugar histórico y unos de los puntos más occidentales de la península Ibérica.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA POTABLE EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 3,6 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 1:20 HORAS.
DIFICULTAD: BAJA.
Ahora nos vamos al Cabo Sâo Vicente a corta distancia siguiendo la línea de la costa.
RUTA POR EL FAROL DO CABO SÂO VICENTE, EL ALGARVE, PORTUGAL.
El punto más suroccidental de Europa es un lugar espectacular, admirado incluso en tiempos de los fenicios. Los romanos lo llamaban Promontorium Sacrum, una extensión de tierra desnuda cuyo nombre actual procede de un sacerdote español martirizado por los romanos. El faro cuenta con un museo, pero su mayor reclamo son los acantilados, las vistas marinas y las llamativas puestas de sol. Odeceixe nos dice que el Alentejo llega hasta aquí y desde este punto todo es Algarve, pero este mismo espíritu libre del litoral alentejano no cambia y se extiende por la Costa Vicentina hasta el final de la Península. Desde lo alto de los acantilados de la playa de Arrifana se ven a vista de pájaro las figuras diminutas saliendo del agua. En la playa de Amoreira, el mar se vuelve templado en lagunas formadas entre las hileras de rocas fosilizadas y, más al sur, en la playa de Amado, cuando se acaba el día sus atardeceres rojísimos invitan a beberse hasta el último rayo de sol.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.
ITINERARIO: INICIO / MIRADOR / FARO SÂO VICENTE / ACANTILADOS.
LA RUTA: Al no estar protegido el acceso de llegada al faro es difícil hacer una ruta, pero lo hemos intentado. La carretera de acceso sirve con parking a ambos lados y la gran afluencia de gente hace que todo el mudo esté buscando un hueco.
Iniciamos desde nuestro punto de aparcamiento en dirección a la entrada del faro. Llegan autobuses y hay caravanas con mesas que dispensan bebidas y algo que picar. Nos damos cuenta que el faro está en obras, rodeado de andamios.
Poco antes de la entrada por la izquierda hay otro saliente que se adentra en el mar y que veíamos desde la Fortaleza de Sagres. Sobre sus impresionantes y recortados acantilados vemos como la gente se mueve.
Entramos en el interior del recinto del Faro que fue mandado construir por orden de la Reina Doña María II, en octubre de 1846. Tiene un ancho espacio y están blanqueando todas sus instalaciones a las que ahora no se puede acceder.
Está construido a modo de fortaleza rodeado de muros. En los andamios del Faro vemos moverse a los trabajadores que lo están restaurando. Nos acercamos a un mirador desde el que observamos la quebrada costa.
Salimos del Faro y nos vamos a recorrer la otra plataforma que se adentra en el mar y desde la que observamos la Fortaleza de Sagres. Aquí si abunda el matorral de sabina achaparrado a ras del suelo que esconde el lapiaz.
Poco a poco vamos regresando con miradas al Faro para enlazar con la carretera y nuestro aparcamiento, donde cerramos esta corta ruta. Sería ideal volver más tarde, los atardeceres suelen ser preciosos.
RECORRIDO: CIRCULAR
AGUA POTABLE EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 1,4 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 0:37 HORAS
DIFICULTAD: BAJA.
Nos vamos a comer una buena Cataplana a Sagres y de allí a Portimâo, y luego desde los acantilados volvemos a observar los islotes en la playa tan comunes en este litoral. Para mañana tenemos contratado un trayecto en lancha para recorrer el litoral y sus cuevas, con avistamiento de delfines.