Posted by : Vaig a Peu martes, 22 de marzo de 2022

El Castillo de Bellver es la terraza de Palma y ofrece, por tanto, una de las mejores vistas de toda la bahía y de la propia isla de Mallorca, con una panorámica única de 360 grados. Erigido con una función defensiva y de control, su ubicación justifica este objetivo. Pero no solo la panorámica justifica la visita, sino también el propio castillo, el único de estilo gótico con planta circular que hay en España, con sus tres torres originales y la añadida, la torre del Homenaje, que le confieren elegancia a su concepción como fortaleza de piedra. Su magnífico patio, muy bien conservado, acoge diferentes eventos culturales durante todo el año. Además, el Castillo alberga el Museo de Historia de la Ciudad, perfecto para ubicarnos en el desarrollo histórico de Palma bajo los dominios romanos, musulmán y cristiano.



Hoy será nuestro último día en Mallorca, mañana a primera hora partimos. Por lo tanto nos desplazamos a Palma para realizar algunas compras y aprovechar para visitar el Castell de Bellver y pasear por los jardines del palacio de Marivent.

 








El Castillo de Bellver se halla situado a 3 Km. del centro de la ciudad de Palma y a 112,6 m. de altura sobre el nivel de mar, dominando la bahía y gran parte de la isla de Mallorca. Su construcción se inicia en 1300 por orden de Jaume II, rey de Mallorca. Los trabajos de la mole duraron nueve años y los de ornamentación se terminaron más tardíamente. Trabajaron en la obra 70 obreros fijos, un gran número de mujeres y los esclavos del Rey.

 










El castillo fue concebido como residencia real, a finales del s. XIV lo habitaron Joan I y Violant de Aragón con su corte. Otros visitantes ilustres fueron: Carlos I; el príncipe de Saboya; D. Juan de Austria; el duque de Montpensier y la reina Isabel II; Alfonso XII; Alfonso XIII así como los anteriores monarcas Juan Carlos I y Sofía.

 



En 1717 se convierte en prisión militar. Entre 1802 y 1808 estuvo preso, en una de las habitaciones del primer piso, Gaspar Melchor de Jovellanos, ministro de Hacienda y de Gracia y Justicia bajo el reinado de Carlos IV. 

 



El castillo fue también prisión de numerosos soldados y oficiales franceses vencidos en la Batalla de Bailén. En 1817 fue fusilado el general Lacy, cabecilla de una fallida revolución liberal. En 1821 el castillo fue temporalmente convertido en fábrica de moneda.

 



La planta del edificio es circular, con tres torres semicirculares adosadas y una separada unos siete metros del cuerpo del castillo. La construcción, dispuesta alrededor de un patio central, presenta dos niveles: la planta baja con arcos de medio punto y techos planos, y la superior con arcos apuntados y cubierta con bóveda de crucería en el más puro estilo gótico.

 











El edificio y el bosque fueron cedidos por el Estado al Exc. Ayuntamiento de Palma en 1931, que lo convirtió en sede del Museo de Historia de la Ciudad y de la Colección Despuig de escultura clásica. Al mismo tiempo, en él se desarrollan numerosas actividades culturales y lúdicas organizadas por el Ayuntamiento de Palma.



Seguimos ruta hasta el palacio de Marivent que actualmente es la residencia oficial de la familia real española y no pertenece al Patrimonio Nacional, si no que su titularidad corresponde a la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares.

 












La finca fue construida por el arquitecto Guillem Forteza Pinya entre 1923 y 1925, por encargo del pintor Juan de Saridakis. A su muerte, su viuda Anunciación Marconi Taffani, cedió la finca y sus terrenos a la Diputación Provincial de Baleares en 1966.

 



Los jardines de Marivent, con una superficie abierta al público de 9.155 metros cuadrados, constituye un ejemplo de jardín mediterráneo que a la vez se configura como un museo al aire libre gracias a la presencia de la exposición permanente del arte escultórico de Joan Miró (Barcelona 1893 – Palma 1983). 

 



Los jardines se pueden visitar desde que se abrieron al público en mayo de 2017. A continuación les presentamos un recorrido alrededor de 12 piezas creadas entre los años 1969 y 1981 por uno de los grandes genios de la vanguardia europea del siglo XX. 

 



Este paseo por el arte de Miró, en el que se conjuran natura y arte, es posible gracias a la cesión en depósito de las obras por parte de la familia del artista. Además, si los visitantes desean, pueden prolongar la visita y conocer la Fundación Miró Mallorca-situado a tan solo 400 metros de distancia-, un espacio único en el mundo donde el artista residió y trabajó durante casi tres décadas y donde podrá descubrir su obra y sus talleres de creación.

 


  










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