En el Vall de Gallinera, concretamente en el Llombai alicantino, apenas resiste en pie el lateral de una calle. Aunque ahora se haya rehabilitado una de sus casas y alguna otra conozca vecino, hace muchas décadas que el pueblo fue abandonado a su suerte. Fue a finales de los 40, cuando la soledad se le presentaba como el mejor refugio, cuando Stefan Gregor llegó a Llombai despertando la curiosidad en los alrededores. Hombre de actitudes poco corrientes, Don Estéfano, españolizado ya su nombre, gustaba de apropiarse de huertos ajenos y, por vaya usted a saber qué motivo, dio sepultura a su automóvil en un corral. Habitante único de Llombai, parece que Stefan intentaba dejar atrás un pasado reciente de esvásticas y brazos en alto; de desesperación, dolor y muerte que él mismo podría haber provocado. O intentaba redimir sus pecados o, lo más probable, huir de quienes lo perseguían para hacer justicia. ¿Criminal de guerra? Según la revista Spiegel, Gregor era austriaco y había sido jefe de uno de los crematorios de un campo de concentración nazi. Aún así, al día de hoy no se puede confirmar que esto sea cierto, pero su comportamiento, aunque quizás de orate, apuntaba a ello. Vivió en Llombai, pero se construyó una casa en lo alto de la atalaya rocosa de Penya Grossa, al lado de los restos del castillo de Benissili, un lugar privilegiado para vigilar los caminos y quitarle las ganas a quien pudiera querer apresarle, cosa que ya se había intentado infructuosamente. Con burros, nos cuentan, solían subirle los enseres a esa casucha, hoy convertida en refugio de montañeros. «El nazi de Llombai», como se le llama popularmente, murió sin aspavientos, pero su sombra creció aún más al hallarse en su casa unos jeroglíficos indescifrables y un manuscrito en el que se leían las palabras Kremlin y Rasputín. ¿Quién era este hombre? (David Brufal Selva) https://blogs.ua.es/mitosleyendasalicante/2012/01/18/el-nazi-de-llombai/
CÓMO LLEGAR: Por la A-7 dirección Valencia, salida en la nº 691 rotonda de San Vicente del Raspeig, dirección Alcoy por la A-7. Después de pasar los túneles del Barranc de la Batalla, salida nº 436, MURO / BENIMARFULL / ALQUERIA D’ASNAR, en la rotonda por la CV-700 dirección Benimarfull y Planes. Seguir hasta tomar por la derecha dirección a la Vall de Alcalá, después de pasa Margarida llegar a Alcalá de la Jovada. Aparcar a la entrada del pueblo.
COMPONENTES: VICENTE Y PEPE.
ITINERARIO:ALCALÁ DE LA JOVADA / CV-712 / CAMÍ DEL CORRAL D’ANDON / CORRAL D’ANDON / COLL DEL TOSSAL DELS QUARTESOS / CRESTA / CREU DE LES MORTERES / COLL DCHA. BAJADA / FONT JOAN PELLICER / CASA DEL ALEMÁN / CASTELL DE BENISSILI / CRUCE CV-700 / DCHA. / BENISSILI / IZQ. / LLAVADOR / ALPATRÓ / FONT VELLA DE ALPATRÓ / BALSA PISTA ASCENSO / DESVÍO DCHA. / CORRAL DE L’URBÁ / PENYA FORADÁ / DERECHA / CORRAL D’EN MIQUEL / CAMÍ VELL DE GALLINERA / L’ADZUVIETA / LLAVADOR / PALAU DE AL-AZRAQ / FONT DE AL-AZRAQ.
LA RUTA:De nuevo en la apacible Vall d’Alcalá para comenzar una ruta por la que también visitaremos la Vall de Gallinera, y como no, subiendo a la Foradá, uniendo los dos valle en un bonito trazado.
Iniciamos desde el parking, por la derecha para cruzar CV-712 y seguir en suave ascenso por la pista asfaltada junto a hermosa hilera de matas de cardos. Pasamos por delante del Camping mientras el pueblo se queda atrás.
Sin dejar de subir moderadamente llegamos a un cruce balizado donde continuamos el Camí del Corral d’Andon. En algunos bancales donde predominan los cerezos, comienzan a florecer tímidamente.
El camino se encrespa con diversas rampas que han recubierto de cemento para protegerlas en las lluvias. Alcanzamos las viejas ruinas del Corral d’Andon con buena visibilidad al valle pese a lo tapado del día.
Por detrás del corral, tomamos un sendero con dirección a las faldas de la sierra, donde vemos la preciosa comba que hace el collado entre el Tossal dels Quartesos y la Cresta. Subimos junto a terrazas con bancales de almendros.
Las laderas ahora repletas de matorral han sido castigadas por los incendios. Coll dels Quartesos (777 m.) Lástima que el día esté tan nublado. Este es el mirador a los dos valles, por detrás el d’Alcalá y a nuestros pies el de Gallinera.
Alpatró es el primero de los pueblos que divisamos. Dando un giro de 90º a la izquierda, comenzamos a remontar hacia la Cresta; la altura nos confiere nuevas miradas a Alpatró y al Penyal Gros que asoma por detrás del Tossal.
Hay un punto en la loma en que logramos divisar en el mismo plano a Benissili y Alpatró. En la pelada loma vemos como el surco del sendero asciende entre el matorral, es un tramo con grandes miradas a la Vall de Gallinera.
Arriba en la loma vemos como el Penyal Gros ya domina la parte de atrás, y por delante aparece la Creu de les Morteres al finalizar la Cresta. Seguimos quejándonos del día, la bruma acorta las panorámica, pero es el que nos toca.
Con una vista al Castell de Benissili, atacamos la cresta por la parte alta, es sencilla de transitar por el filo, romo y con anchura para pasar cómodamente. En sentido contrario se acercan tres personas que veíamos moverse en la cima de la Creu.
Es gente que viene desde Benissili marcando con cintas de plástico blancas y rojas el itinerario de la carrera de montaña que se celebra mañana y que recorre toda la montaña y los 8 pueblos de la Vall de Gallinera.
Cuando alcanzamos el último espolón de la cresta, al haber un cortado, tenemos que bajar un poco por la izquierda y proseguir subiendo hacia la Creu, siguiendo el sendero que han marcado con cintas anudadas el matorral.
La Creu de les Morteres (911 m.) con un tamaño medio, la cruz metálica domina el diminuto valle con la población de Alcalá de la Jovada, sin bruma las vistas llegarían a la sierra de Alfaro, y tras el lomo de la Cresta Alpatró.
Ahora vamos descendiendo por la derecha hacia el Collado, con la mirada puesta en la gran muela del Xarpolar (845 m.) donde está el yacimiento de un poblado íbero que hoy no visitaremos. La cruz se queda arriba en la loma.
Llegados al Collado ya tenemos vistas a nuestro próximo objetivo, el Castell de Benissili, encaramado en su inexpugnable cresta. Tenemos que iniciar un giro a la derecha, haciendo una fuerte bajada por la herbosa ladera.
En las bonitas panorámicas que terminan en forma de embudo con la Penya del Castell, se pueden observar los trazos escalonados de las antiguas terrazas abancaladas que fueron pasto de los incendios, y ahora cubiertas de matorral.
Finalizado el descenso, junto al único árbol que hay en la zona, está la Font de Joan Pellicer, etnobotánico valenciano. La última vez que vine, manaba un pequeño chorro, hoy, como otras tantas, está seca.
Castell d’Alcalá o de Benissili (785 m.) Encaramado entre los riscos dominaba todo el valle. Era de una gran extensión y complicada estructura. Fue la residencia de Al-Azraq, jefe morisco sublevado. Está vallado y su restauración parada. Comprobamos su lamentable estado, pocas sábanas de la muralla quedan en pie y el resto son cimientos.
Damos alguna vuelta acreditando y admirando su difícil estructura, realizada sobre las afiladas crestas y aprovechando todos sus resquicios, haciéndolo inexpugnable a los ataques enemigos desde cualquier lugar.
A un lado del castillo vemos una pequeña construcción que nada tiene que ver con el entorno, la casa del nazi de Llombai. Que huyendo de todos se construyó ese refugio, quizás porque siempre podía vigilar quien se acercaba.
Por delante de la puerta del refugio se inicia un fuerte y prologado descenso donde el sendero hace diversos lazos y rampas intentando amortiguarlo. A cambio tenemos miradas a las murallas de l Castell y en el valle, Benissili y el Pic de la Safor.
El sendero se apacigua al llegar a las terrazas de bancales de cerezos en plena floración, que están más avanzados que los de la Vall d’Alcalá. Nos relajamos haciendo fotografías a este bello espectáculo primaveral.
Cruzamos la carretera CV-700 para continuar por la derecha por el PR marcado con la Ruta dels 8 Pobles. Un precioso recorrido que nos lleva entre bancales de cerezos y olivos, que son de producción ecológica.
Pronto divisamos Benissili y arriba la Foradá. Callejeamos por el solitario pueblo, pasando por la iglesia y el Llavador, para salir otra vez a la CV-700. Nosotros cometimos el error de seguir unas marcas de Sendero Local y tuvimos que volver.
El sendero correcto es seguir hacia la carretera y unos metros antes de llegar, girar a la izquierda, por un camino poco transitado que atraviesa unos bancales hasta llegar al Llavador, donde almorzamos, y al pueblo de Alpatró.
Entramos en el pueblo pasando por la iglesia y sus calles, para salir del pueblo lateralmente, por un camino que nos lleva a la Font Vella de Alpatró, que sigue goteando un mínimo chorrito sobre su balsa de aguas estancadas.
Subimos arriba por las escaleras para cruzar la CV-700 y tomar de frente un camino asfaltado que luego gira a la izquierda. Comienza un tranquilo ascenso por la loma, dejando atrás los pueblos y los cerezos de la llanura.
Pasamos por una fuente sin nombre que vierte sus aguas en una pequeña balsa. Los bancales de grandes cerezos floridos ya están a pie de pista y las miradas a la Foradá por su parte trasera se amplían constantemente.
Sin dejar de subir caminamos lateralmente rodeando la montaña, alejándonos de la Penya del Castell, teniendo a nuestros pies el diminuto pueblo de La Carroja hasta llegar debajo de uno de los grandes peñascos.
Penetramos en el recodo que hace la sierra, dejando la pista por el sendero tradicional, pedregoso al principio y muy definido luego rodeando la peña, pasando los cruces con los senderos de La Carroja y Benissivá.
La Foradá se muestra con todo su esplendor al comenzar a subir por la fuerte rampa que el sendero hace para elevarnos al cordal de la sierra, son momentos que no puedes dejar de mirar hacia atrás, al triángulo del forat.
En el cordal nos detenemos a mirar el gran frontal rocoso y horadado donde está ubicada la Cova Obrada del Moro, que se distingue a la perfección, pero que hoy no pasaremos a visitar. Giramos a la derecha.
Ahora si que el gran agujero lo acapara todo, pasadas las ruinas del Corral de l’Urbá aceleramos la marcha sin perdernos detalle de las grandes panorámicas al Vall de la Gallinera, la bruna se va disipando.
Penya Foradá (723 m.) Lugar emblemático para todos los pueblos del valle por el acontecimiento del alineamiento solar, que sucede dos veces al año, el día 4 de octubre, día de San Francisco de Asís, y el 9 de marzo. En esos días los rayos del sol que pasan por el agujero de la montaña iluminan los restos del antiguo convento franciscano del valle, y que fue construido allí por tal motivo.
Tras la gran sesión fotográfica descendemos por el mismo sendero y antes de llegar a las ruinas del Corral de l’Urbá, giramos a la derecha en descenso de regreso a la Vall d’Alcalá, con el Penyal Gros en la mirada.
Por el Camí Vell de Gallinera en ligero ascenso pasamos por las ruinas del Corral d’en Miquel, desde donde ya se divisa Alcalá de la Jovada, dando los últimos vistazos a la Penya Foradá sin la visión del forat.
Arribamos al despoblado morisco de L’Atzuvieta. La primera referencia documental que tenemos data de 1356, pero algunos materiales arqueológicos indican una cronología inicial anterior a la conquista de Jaime I.
Justo antes de la expulsión de los moriscos en 1609 vivían 17 familias. Fue ocupada por repobladores cristianos a lo largo de todo el siglo XVII. Se abandonó definitivamente a principios del siglo XVIII, aunque sus casas han sido reutilizadas como corrales de ganado hasta épocas muy recientes.
Entramos en Alcalá de la Jovada junto a la Sala Museo Al – Azraq, el Llavador, su busto junto a los muros de la iglesia y la fuente en la plaza del ayuntamiento, donde cerramos esta bonita ruta entre los dos valles.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA POTABLE EN RUTA: SI.
DISTANCIA: 16 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 06:00 HORAS
ALTURA MÁXIMA:903 M. (Tossal de les Morteres)
ALTURA MÍNIMA: 396 M. (Camí de Alpatró)
DESNIVEL POSITIVO:764 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 787 M.
DIFICULTAD:MODERADA.
