Posted by : Vaig a Peu miércoles, 27 de febrero de 2019

Los sesenta kilómetros de litoral de La Marina que separan Dénia de Benidorm están formados por importantes acantilados jalonados de islotes y arrecifes, atravesando este entorno irrumpen en las bahías de Xábea y Altea o las playas de Calpe, pero también innumerables calas más pequeñas, como la Cala Llebeig. Los pescadores de Benitatxell usaban estas calas como pequeños embarcaderos y refugio para sus barcas. Este paisaje ha sido también escenario de desembarcos y de incursiones piratas. Por esto, se construyeron desde época medieval hasta el siglo XVIII, un total de veinte torres, castillos y fortalezas que servían para organizar el sistema de vigilancia a lo largo de toda esta costa tan abrupta. El tramo de litoral donde nos encontramos estaba vigilado por la Torre d’Ambolo, al norte, y la Torre del Cap de Moraira, al sur, pero las pequeñas calas que quedan entre ambos puntos  de vigilancia tenían que ser reconocidas diariamente. Cada mañana salía desde la Torre del Cap de Moraira un soldado, denominado “atallador”, que debía comprobar que no había ninguna embarcación enemiga escondida en la Cala Llebeig o dar rápidamente la alarma en caso de desembarco. En el siglo XIX, cuando la amenaza pirata ya había desaparecido, las autoridades seguían necesitando vigilar la actividad en estas recónditas calas, ya que eran los puntos de entrada del contrabando de tabaco, azúcar, café o armas. Por eso, entre 1829 y1836 se establecieron por toda esta costa cuarteles y casas de carabineros, como esta de la Cala Llebeig. Los carabineros formaban parte del cuerpo armado encargado de la vigilancia de las costas y fronteras españolas, y en particular del contrabando. En la Cala Llebeig desde hace años ha habido vigilancia de carabineros y, hasta hace bien poco, de la Guardia Civil con objeto de evitar el contrabando. Los laúdes y los balandros, cargados de tabaco y telas, se acercaban a los lugares más escarpados de la costa donde les esperaban hombres y bestias de carga a fin de conducir los fardos acantilado arriba para su posterior distribución.
CÓMO LLEGAR:Autopista AP-7 dirección Valencia, salida 63 BENISA/TEULADA/GATA DE GORGOS, circular durante 3 km por la N-332, en una rotonda salir por la CV-740 durante 6 km hasta El Poble  Nou de Benitatxell, tomar dirección Urbanización Cumbres del Sol, aparcar en la pequeña rotonda con pinos donde hay una carretera que sube a la Urbanización. La Cala del Moraig está 500 m. más abajo, pero la ruta empieza aquí. Si solo se va a la Cala, a la Cova dels Arcs y a la Falla, se puede aparcar mucho más cerca a un lado de la carretera, si se madruga.
COMPONENTES:VICENTE, JUANJO, TONI ALMELA, PEPE COVES, JUANITO, PACO VERDÚ, ANTONIO SOLER, MANOLO PERAL, CERVERA, TELE, PELEGRIN, CERVERETA, ASENSIO.
ITINERARIO:  INICIO / CALADA DEL MORAIG / COVA DELS ARCS / SUBIDA A LA FALLA / FALLA DEL RIU BLANC / RUTA DE LOS ACANTILADOS / COVA DE LES MORRETES / COVA DEL TI DOMINGO / COVA DE PEPET DEL MORRET / COVA DE TONI EL SENYALAT / MORRO DEL BOU / COVA DEL MORRO DEL BOU / PUNTA DE L’ALDERA / BARRANC DE LA VIUDA / CALA LLEBEIG / REGRESO AL PRINCIPIO DE LA RUTA / DESVIO A MIRADORES / HORNO DE CAL / MIRADORES / FINAL.

LA RUTA:  Hoy he querido llevar a mis amigos veteranos a una de las rutas más hermosas del litoral alicantino, los acantilados de la Cala del Moraig a Cala Llebeig, con la Cova dels Arcs y la Falla del Riu Blanc.

Los itinerarios se pueden cambiar de orden pero nosotros los hicimos así: Al haber poca gente aparcamos cerca de la Cala del Moraig e iniciamos descendiendo hacia la Cova dels Arcs, la cala  a estas horas está solitaria.


Descendemos y entramos en el habitáculo de la Cova del Arcs, comunicada con el caudal submarino del Riu Blanc desde la “sala dels inmersionistes” que es un pozo desfondado, al nivel del mar, se puede acceder con gran facilidad al mar abierto, a través de unas salas inferiores de amplias dimensiones.











Es mucho más pequeña que la Cova Tallada pero tiene una gran similitud con sus arcadas al mar por donde entra la claridad haciendo preciosos contrastes y bucólicas vistas al Morro Falquí. En días de fuerte oleaje es peligroso permanecer dentro.


Por las escaleras subimos a la parte superior. Desde arriba, las vistas al mar son grandiosas, la Cala totalmente vacía a estas horas, el impresionante Morro Falquí, la pequeña “muesca” de la Cala Testos, y el Cabo de la Nao, flotando sobre un mar azul intenso y tranquilo.


Deshacemos un corto trecho por la carretera hasta unos paneles donde comienza una subida escalonada por la falda de la sierra, con suave desnivel y protegida con barandas de madera y un fuerte vallado metálico antiderrumbes.












La Falla del Riu Blanc es una fractura que hundió en el mar las rocas de la Serra de la Llorença provocando un gran escalón: los acantilados que se extienden desde la Punta de Moraira hasta la Cala del Moraig.











El desplazamiento de la Falla es de algo más de 400 m y se puede calcular porque las rocas de edad Eoceno que hay en el Puig de la Llorença, a 440 m de altitud sobre el nivel del mar, también se encuentran cortadas y hundidas en la Cova dels Arcs, a nivel del mar actual. 








Situados en el nivel superior podemos observar la gran fractura. La roca como una gigantesca laja de forma puntiaguda hacia el cielo, es grandiosa y en la profundidad vemos agitarse las aguas del Riu Blanc. Es el mayor cauce subterráneo de la península, apenas se han explorado unos dos km de sus amplias galerías, pero han fallecido varios buceadores.

La Falla del riu Blanc o del Moraig, es una falla normal de dirección N40E y 76 grados de buzamiento hacia el SE que discurre paralela a la Cala del Moraig y pasa por la Cova dels Arcs. Junto a la superficie de la falla se desarrolló una gran hendidura en cuyo fondo se ve el mar.


La hendidura coincide con una estrecha banda en la que había rocas de falla (cataclasitas, formadas por materiales triturados como consecuencia de desplazamiento de los bloques). Estas rocas de falla menos resistentes a la erosión han sido eliminadas por el oleaje en la parte inferior quedando verticalmente una cavidad que colapsó posteriormente y formó dicha hendidura.

Regresamos a la carretera y dejando atrás el aparcamiento subimos a la parte de arriba donde hay una pequeña rotonda con algunos aparcamientos y un cruce de caminos. Obviaremos el camino de tierra que va a los miradores.

Por la izquierda, subimos unos cien metros la carretera de la urbanización, y por la izquierda, unas paletas nos indican el inicio de la senda, que salvado un acentuado desnivel nos  sitúa entre un bosquecillo de pinos cerca de los acantilados frente al mar.









La senda comienza a llanear y a tener buenas vistas al mar. Resultan impresionantes las paredes de los acantilados, caminamos sobre el gran escalón que produjo la fractura de la falla, la erosión es importante en las paredes.











La luminosidad del día confiere un color azul metálico al mar.  A esta altura, de la Cala solo distinguimos la entrada a la Cova dels Arcs y más adelante el Morro Falquí, portentosa muralla al mar y que por desgracia ya han colonizado los chalets.











Cova de les Morretes. Esta cueva está construida con piedra seca y mortero, y tiene varias estructuras: la vivienda, un horno para cocer pan y un pesebre para los animales. En el interior hay dos bancadas de piedra y una ventana ciega.


En el exterior, delante de la puerta de entrada, hay otro banco y una valla de piedra que delimita con la pared rocosa un pasillo. Detrás de la cueva hay una cerca de piedra seca que forma con el acantilado el espacio usado como establo para los animales.











Algunos huecos y formas en las paredes son sorprendentes y dan rienda suelta a la imaginación popular, unos dicen ver  el perfil de una cara y yo veo una gárgola de representación demoniaca como las que hay en la catedral de Notre Dame.











Durante el recorrido hay varias cuevas y habitáculos que  describiremos, muchos eran conocidos por los nombres y motes de sus propietarios. Son construcciones rudimentarias que utilizaban los agricultores, pescadores y los contrabandistas


Cova Domingo L’Abiar. Esta cueva tiene tres muros de piedra seca que cierran la cavidad formada por la pared rocosa del acantilado. La puerta es la única abertura y se orienta al sur. Una piedra de la pared sur de la cueva tiene grabada la fecha 1937.

Delante de la entrada, una roca cierra un espacio que se solía proteger del sol y la humedad con una tela de lona. A unos 10 metros hay un espacio formado por la pared del acantilado y unas rocas desprendidas, que se usaba como refugio para los animales.


Es casi imposible dejar de mirar hacia atrás. La figura del Morro Falquí y la punta del Cap de la Nao adentrándose en el mar es una estampa preciosa, y cerca de nuestros pies llega el pico de la laja de la Falla del riu Blanc.











Cova de Pepet del Morret. La estructura consiste en una pared de piedra seca que cierra un espacio de dimensiones muy reducidas sobre la roca, con una única abertura que se cerraba con una puerta de madera.









Alrededor de la cueva hay estructuras de márgenes de contención con escalones para acceder de un nivel a otro y, al lado de la cueva, hay un espacio descubierto, delimitado por grandes rocas desprendidas del acantilado, donde se hacia fuego en un improvisado hogar y unas piedras hacen de mesa y de sillas.












La Cova de Toni el Senyalat es situada en la parte de arriba y se accede por una empinada senda donde sube poca gente y hay mucha vegetación para llegar, por lo que la dejamos para el regreso. 

Sobre los acantilados llegamos a un punto estratégico, donde por delante cada vez tenemos más cerca, después del Puig de la Llorença, el Cap d’Or de Moraira, y por detrás, la punta del Cap de la Nao metiéndose en el mar.


Viene un bonito tramo de recovecos en las paredes donde veremos a nuestros pies la Punta de l’Alderá, pequeña plataforma que se adentra en el mar, extremo izquierdo de la Cala de Llebeig y cerca de la misma base del Morro del Bou.

En este lugar hay un agujero en las rocas por donde entra el mar y cuando arrecia el temporal, proyecta agua y aire. Recibiendo el nombre del Bufit del Bou, porque desde lejos se oye como el resoplar de un toro.

Nada más girar tenemos en una roca una especie de balcón sobre el acantilado con las primeras miradas a la Cala Llebeig, salvaje y escondida, envuelta en un entorno montañoso espectacular, solo tiene acceso por mar o a pie.


Bajando un poco tenemos la Cova del Morro del Bou. Una pared de piedra seca cerraba una cavidad natural, dejando una abertura sin puerta para entrar. Delante de la cueva había un espacio para hacer fuego protegido por una pared rocosa.


En el vertical descenso hasta llegar a la Cala, en dirección al barranco, vemos varias cuevas  construidas por los vecinos de Benitatxell que en agosto vienen a remojar el esparto, a pescar y a darse los tres baños anuales recomendados por una tradición secular.


Cala Llebeig. Más pequeña que la Cala del Moraig, pero igual de encantadora y a la que solo se puede acceder a pie por los acantilados o el Barranc de la Viuda. Había una caseta de vigilancia de costas que ocuparon primero los Carabineros y después la Guardia Civil, con el objeto de evitar el contrabando.


Los laudes y los balandros, cargados de tabaco y telas, se acercaban a los lugares más escarpados de la costa donde les esperaban hombres y bestias de carga a fin de conducir los fardos acantilado arriba para su posterior distribución.


Actualmente está todo muy cuidado y limpio; hay alguna pequeña embarcación de uso particular que utilizan para la pesca. Hoy la mar está en calma y apetece darse un baño en sus tranquilas aguas aunque estemos en febrero.


Emprendemos el regreso por el mismo camino, subiendo hasta el mirador y recorriendo el sendero de los acantilados ahora en sentido contrario, teniendo como referencia el Morro Falquí y descubriendo nuevos detalles en las paredes.


Unos pocos subimos a ver la Cova de Toni el Senyalat. Esta cueva era una de las más amplias y consistía en un lienzo de piedra seca de 3,5 por 2 metros, que cierra una cavidad natural de 8 metros de anchura por 3,5 metros de profundidad.


Con las últimas miradas al Morro Falquí bajamos a la carretera y a la rotonda. El grupo se divide entre los que se quedan esperando y los que vamos al Mirador dels Testos siguiendo por camino de tierra.


Pasamos por delante del horno de cal. El mirador forma dos balcones desde los que podemos admirar desde la Cala del Moraig hasta el Cap d’Or en Moraira, y en el otro, la Cala dels Testos y el portentoso Morro Falquí, 

Regresamos a la carretera y seguimos hasta el aparcamiento para cerrar esta preciosa ruta geológica con tremendos balcones al mar. De vuelta a casa paramos en un mirador con vistas al Montgó, Penyal de Ifach, Morro de Toix y el Bérnia.

RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA POTABLE EN RUTA:NO.
DISTANCIA:7,2 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 03:30 HORAS.
ALTURA MÁXIMA:106 M.
ALTURA MÍNIMA:0 M. (Nivel del Mar)
DESNIVEL POSITIVO: 335 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 338 M.

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