Posted by : Vaig a Peu sábado, 22 de diciembre de 2018

El río Montnegre nace en la Foya de Castalla, donde recibe el nombre de río Verde, y tras superar el embalse de Tibi, magnífica obra hidráulica del siglo XVI, se adentra en la comarca del Alacantí. Recibe por la izquierda el río de La Torre, su principal afluente, y desemboca en Campello en el lugar conocido por Punta del Río o cabo Azul. En su último tramo se le conoce por río Seco. Para la correcta observación de las distintas singularidades de este punto de interés geológico basta con ir por la carretera CV-819 que recorre la margen derecha del valle del río Montnegre y aproximándonos al mismo por la red de carriles que lo serpentea. El senderista puede también seguir el P.R.C.V.-142 que, parte de su recorrido, discurre por los lugares que aquí se describen. En el sector que nos ocupa, el río Monnegre se encaja fuertemente en sus propios aluviones y en el sustrato geológico, dejando al descubierto formas y estructuras cuyo interés didáctico sólo se ve superado por la profunda belleza de unos materiales descarnados en una eclosión de colores. El río Montnegre atraviesa materiales del Mesozoico y Terciario de la Zona Externa de la Cordillera Bética y materiales del Cuaternario, entre ellos sus propios aluviones. En los puntos de observación que veremos a continuación están presentes de forma mayoritaria los materiales del Mesozoico, y particularmente aquellos que son de edad triásica y que llaman la atención por su colorido. El río Montnegre en su tramo medio atraviesa materiales blandos, fácilmente erosionables, agrandando su valle y excavando, no solamente los materiales triásicos del sustrato, sino sus propios aluviones depositados en distintos momentos, y a las distintas alturas que el lecho del río ha tenido. Podemos observar un afloramiento de arcillas triásicas donde se está formando una acanaladura. Las lluvias torrenciales producen estos efectos sobre los terrenos blandos e impermeables sin vegetación. Las escorrentías se distribuyen en un sinfín de pequeños cauces, próximos unos a otros, dando un paisaje cuya forma dominante recibe en castellano el nombre de cárcava. El clima de la Tierra está en permanente cambio. Esta variación climática se traduce en una variación del nivel del mar; éste sube en épocas cálidas al derretirse los casquetes polares y, baja en épocas frías. Cuando el nivel del mar sube, los ríos que desembocan en él pierden pendiente, capacidad de transporte y depositan sedimentos. Cuando el nivel del mar baja, el río erosiona su cauce dejando colgados sus antiguos aluviones, que forman ahora una terraza. El nivel del mar puede también verse modificado por la elevación o hundimiento de la zona continental costera. Eso ocurre en nuestra provincia, que actualmente se está elevando por esfuerzos tectónicos. La elevación tectónica de nuestra región tiene una tasa superior a la elevación del nivel del mar por causas climáticas. El resultado es que el lecho del río Montnegre se eleva respecto del nivel del mar. 
CÓMO LLEGAR:Por la AP-7 A-7hacia Albacete, salida por la A-7 en dirección Benidorm / Valencia, salida en la nº 691 San Vicente del Raspeig/Alcoy. Dirección Alcoy por la A-7. Salida en la nº 480, hacia Tibi por la CV-810, pasar Tibi en dirección a Xixona por la misma carretera, hasta el desvío hacia Montnegre de Dalt, aparcar después de la ermita, junto al panel del SLV-151.
COMPONENTES:VICENTE Y PEPE.
ITINERARIO:INICIO-PANEL SLV-151 / DERECHA / VISTAS DEL BCO. / BARRANC DE LES SALINES / MIRADOR / BLOQUE CAÍDO / SOCAVADURAS Y EPSOMITA / SENDA DEL MOLÍ DE CARPETA / PRESA / MATERIALES DEL TRIÁSICO / COSTRAS SALINAS / PRESA / ROCA COLGADA / DESVÍO AL BCO. DE LA MASCUNA / BARRANCO DE LA MASCUNA / PAREDONES / IZQ. SALIDA DEL BCO. / MIRADOR / CARRETERA / CASA SILIM / ERMITA DE MONTNEGRE / PANEL.

LA RUTA:Precioso y didáctico Track de Santiago González sobre la morfología del barranc de les Salines en Montnegre que nos ha llevado a recorrer y conocer una de las zonas más espectaculares visualmente de la provincia.

Mis conocimientos geológicos son básicos, por lo que en muchas descripciones me amparo en sus comentarios. Iniciamos desde panel del SL-V 151, junto a unas casas derruidas, por el camino que   sube entre ellas.


Seguimos las marcas verdes y blancas del sendero local, girando a la derecha junto a un viejo aljibe con puerta metálica, donde ya por sendero comenzamos a subir por la loma, dejando atrás vistas sobre la pedanía de Montnegre.


Bordeamos una finca y avanzamos sobre otra loma que nos refleja una colosal estampa poco habitual de la Penya Migjorn de Xixona (1.226 m.), mientras que a nuestras espaldas el Maigmó (1.295 m) queda vigilante.


Comenzamos a intuir la hendidura del barranco por sus tonos rojizos, al tiempo que el paisaje se llena de montañas no muy lejanas como sierra de Almaens y la Carrasqueta, conformando un paraje agreste y escarpado.


Poco a poco llegamos a la parte alta de la ladera del Barranc de les Salines donde obtenemos una esplendida vista a su cauce y a un sorprendente paisaje donde el color varia en una amplia y compleja gama cromática.


Tomamos precauciones en la inclinada bajada al lecho del barranco lo que nos permite saborear los colores y las formas esculpidas por la erosión en las laderas de enfrente, socavadas por las aguas al precipitarse al fondo.












Un poste con paletas informativas indican las direcciones de los senderos, pero nosotros haremos algo diferente, primero marcharemos por la derecha del cauce del barranco explorando esta parte hasta llegar a una presa.


El lecho del Barranc de les Salines es liso y sin obstáculos en esta zona, pero muy zigzagueante y tortuoso, formando pequeñas hoces en el recorrido de su estrecho cauce. En el suelo arenoso vemos las  huellas del paso del agua.


En los matorrales también quedan señales de arrastre en las últimas lluvias. Enseguida centramos nuestra atención en las paredes de las laderas, tremendamente erosionadas y cambiantes, con tramos de arenisca o de rocas.


En una cerrada curva que parece obstruida por el desprendimiento de algunos bloques, el agua ha encontrado su salida socavando en la base de las rocas formando cárcavas y acanaladuras, arrastrando materiales a su paso.












Más adelante hay otras muestras de pliegues cavernosos en las rocas. Las sales como el sulfato de magnesio se precipitan en forma de agregados fibrosos, formando un mineral que se conoce como epsomita.


Hay una salida a la derecha que nos llevaría hasta el Molí de la Carpeta, poco antes de llegar a la presa colmatada por los sedimentos transportados por el agua, impidiendo daños más abajo. Parece haber sido rectificada su altura.












Desde arriba vemos la otra parte del barranco, mas hostil y encajonada, de difícil acceso, con sus paredes menos erosionadas y vistosas. Damos la vuelta regresando de nuevo por el cauce que hemos venido.


Ahora nos vamos fijando en otros detalles de las paredes como los alveolos, pequeñas celdillas rocosas que asemejan panales. Carnícolas, roca dolomítica que, debido a la disolución de la caliza por las aguas, adquiere una apariencia cavernosa.


Llegamos al poste informativo nos vamos por la derecha subiendo una empinada cuesta que remonta la ladera, este sendero se dirige a Xixoja, pero nosotros solo nos acercamos a un mirador sobre la confluencia de otro barranco.

Desde arriba observamos las areniscas del triásico de colores rojizos, cenicientos y ocres con arenas y conglomerados del cuaternario por encima, formando un relieve muy erosionado con cárcavas y acanaladuras. 


Una barranquera más constreñida y poco transitada nos muestra sus inclinadas laderas rojizas estriadas por las acanaladuras y con algunos pivotes que van quedando aislados en el centro del barranco.


Bajamos al lecho del Barranc de les Salines para seguir recorriendo su cauce por la derecha, aguas arriba, intentando no perdernos ningún detalle. Comienza un suntuoso desfile de coloridas paredes erosionadas.


En algunos tramos del cauce del barranco corre un hilillo de agua, quizás remanente de las últimas lluvias que todavía se están filtrando. Vemos en los márgenes del cauce rocas en equilibrio excavadas por el agua en su base. 












También hay trechos en los que las sales precipitan y forman una costra salina blanca sobre las laderas del cauce, dando un colorido suave y diverso en tonos pastel, en otros, los rojos densos mantienen su primacía.












Nos vamos acercando a una segunda presa por su parte más elevada al ir  contracorriente. Se salva por la izquierda, por encima del muro que encauza el lecho. En el lateral hay nueve grapas escalonadas y una cadena para izarnos.












Desde el muro de contención tenemos buenas vistas a ambos lados. En el otro costado el descenso es menos vertical y también está apoyado por varias grapas que nos ayudan a descender de nuevo al lecho del barranco.


Esta parte del cauce es más amplia, con algo de vegetación y esporádicos pinos, pero igual de vistosa en colorido de areniscas y roquedos. Pasamos por una singular roca con una muesca en su base producto de la gran erosión del agua.


Vuelven hermosas laderas acanaladas de colores rojizos, ocres y cenicientos, y entre la espesura, una desgastada muela con laderas de arenisca y costras salinas que se precipitan al cauce veteando una bella imagen.


Posteriormente decidimos adentrarnos por la derecha en la confluencia del angosto cauce del Barranc de la Mascuna, que con algo de humedad e invadido por cañaveral y matorral alto, resulta complicado de transitar.


Entre la vegetación logramos vislumbrar a cierta distancia algunos verticales paredones erosionados por cárcavas y acanaladuras. Intentamos seguir avanzando pero tramos encharcados y con barro dificultan el paso.


Tenemos que ir agachándonos por debajo del túnel de vegetación en numerosas ocasiones y debido a desconocimiento del terreno, decidimos darnos la vuelta, e ir regresando a la confluencia con el Barranc de les Salines.


De nuevo por camino más sosegado, proseguimos por el cauce pasando por la base de la muela que antes veíamos y que en la corta distancia va cambiando constantemente su morfología mostrándonos  nuevos matices.


Tras una pequeña hoz todo vuelve a ensancharse con vistas a nuevas lomas descarnadas que la erosión ha ido esculpiendo aristas en dudoso equilibrio, o tiesas muelas que amontonan las areniscas desprendidas a sus pies.


Entramos en un portentoso rincón donde las paredes forman una gran muralla con coloridas franjas rojas, ocres y cenicientos, acanaladas con costras salinas. Subimos a unas terrazas abancaladas para ver el espectáculo.













Proseguimos por su impresionante base pero a la hora de bajar el gran escalón, tenemos que recurrir a una grieta abierta por los torrentes de agua en las lluvias. Por  la rojiza tierra bajamos escalonadamente al cauce.


Nuevas y vistosas muelas colman nuestros sentidos visuales, y que al rodearlas nos muestran rasgos completamente diferentes en cada lado, convirtiéndose en altas torres amuralladas de inexpugnables fortalezas.











El cauce vuelve a angostarse y pronto alcanzamos el punto de salida por la izquierda, no hay mojones pero se intuyen en la ladera los trazos de la subida, al tiempo que intentamos retener en nuestras retinas este agreste y colorido paraje.


Arriba, una pequeña explanada se convierte en un espléndido mirador a vista de pájaro de gran parte del tortuoso cauce que hemos recorrido, los matices cromáticos y las verticales acanaladuras engalanan las vistas.


Con preciosas miradas a la Penya Migjorn conectamos con la pista asfaltada que seguimos por la izquierda, sin dejar de contemplar la irregular brecha del Barranc de les Salines que rasga el agreste paisaje.


Pasamos por delante de las ruinas de la casa de Silim que da nombre a la zona, desde sus tres alturas, junto a su enorme balsa de riego y su aljibe, dominaba todo el panorama hasta la alturas del poderoso  Maigmó.


Mirando hacia atrás, vemos como la cambiante Penya Migjorn vigila la ruinosa casa de Silim. Llegamos a la ermita de Montnegre, que pulcra y encalada está situada dentro de un recinto vallado junto a la carretera.


A poca distancia y cerca de unas casas de campo, cerramos esta preciosa ruta. De regreso hacia Muchamiel, nos detenemos en el cauce del río Montnegre, ante una majestuosa pared de arenisca rojiza veteada de colores claros.
RECORRIDO:CIRCULAR.
AGUA POTABLE EN RUTA:NO.
DISTANCIA:10,4 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO:04:00 HORAS.
ALTURA MÁXIMA:392 M.
ALTURA MÍNIMA:245 M.
DESNIVEL POSITIVO:295 M.
DESNIVEL NEGATIVO:292 M.
DIFICULTAD:MODERADA.

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