Posted by : Vaig a Peu sábado, 23 de mayo de 2015

Los Lavaderos de la reina en Sierra Nevada, constituyen un paraje de singular belleza durante el deshielo, principalmente a finales de la primavera o principios del verano, donde podemos disfrutar del espectáculo de las cascadas, chorreras, túneles de hielo, prados, borreguiles, flora endémica, etc. El circo glacial de los Lavaderos de la Reina recoge las aguas de la vertiente norte del Puntal de los Cuartos, Covatillas y Puntal de Juntillas, dando lugar al arroyo  Covatillas, aunque es considerado el nacimiento del río Maitena que, traducido al árabe, significa “el que hace la belleza”. Ruta de espectacular belleza por uno de los lugares emblemáticos de Sierra Nevada. Cuentan que la reina Fabiola de Bélgica solía visitar este lugar de Sierra Nevada en compañía del rey Balduino, y que un día dijo “Si una reina viniese a lavar aquí, ganaría en nobleza”. De ahí lo de Lavaderos de la reina.  El Cerrillo del Trigo (2.678 m) se localiza en el extremo noroeste de una plataforma de abrasión glaciar, situada entre los 2.660 y 2.750 m, esculpida presumiblemente durante el episodio Younger Dryas, hace unos 10.000 años, en el centro del gran circo del Lavadero de la Reina. La pequeña colina que lo conforma es como un cerro testigo compuesto por los restos de una antigua morrena, es decir, por el material erosionado y arrastrado por el glaciar y abandonado su frente. En la plataforma pueden verse rocas aborregadas que en detalle muestran pulimento y estrías. La rocas aborregadas se originan allí donde existen resaltes rocosos más resistentes, que frenan localmente el empuje del hielo y retienen su desplazamiento. En el borde oriental de la plataforma se encuentra una pequeña laguna. Ésta ocupa una pequeña cubeta sobreexcavada en la propia plataforma. La mayoría de los nacimientos de agua que alimentan los riachuelos que desembocan en la laguna y dan origen al río Maitena se localizan en la parte alta de esta plataforma de abrasión glaciar, allí donde desaparece el manto de derrubios periglacial que se extiende ladera arriba hacia los Altos de la Buitrera y Tajos Negros de Covatillas. El agua de deshielo se filtra a través del manto de derrubios y sale donde sólo existe roca viva. Esta filtración no es muy profunda, ya que la roca madre bajo el manto de derrubios es muy impermeable. La lagunilla desagua por su extremo norte de un modo permanente, ya que los aportes de agua superan su capacidad de embalse (el vaso de la laguna no es muy profundo). Aguas abajo de la plataforma destaca la presencia de abundantes resaltes de cuarcitas, lo que se traduce en la existencia de pequeños saltos de agua, e incluso cascadas, cada vez que el río Maitena supera uno de ellos.
CÓMO LLEGAR: Desde Jerez del Marquesado coger el carril que va al refugio del Postero Alto. Tras unos diez minutos aproximadamente de transitar por ese carril, hay que tomar otro que sale a la derecha, y en ligera subida, con unas piedras blancas en uno de los lados. Continuar por este carril hasta llegar al Corral de Turón.
ITINERARIO: CORRAL DE TURÓN / SENDERO SULAYR / CRUCE IZQ. / MANANTIAL / ALTO DE LA LOMA / ARROYO COVATILLAS / GR SULAYR / VISTA CASCADAS / PIEDRA SOLDADOS / DCHA. SUBIR / ACEQUIA / CRUCE REGRESO / CORRAL DE TURÓN.
COMPONENTES: VICENTE, PATRO, SANTI, JUAN, NISIO, PEPE, VICENTE ANTÓN Y VICENTE COLÓN.

LA RUTA: Este año la nieve se está derritiendo a marchas forzadas, la pequeña ola de calor a primeros de mes ha acelerado el proceso; por lo que hemos adelantado la excursión que teníamos prevista para inicios de junio. Hemos elegido la de opción Jerez del Marquesado, a la de Güejar Sierra-Peña Partida, mucho más masificada.

Es nombrar Sierra Nevada y los adeptos a la naturaleza surgen enseguida, por lo que nos hemos reunido un grupo de ocho adictos. Salimos el viernes por la tarde para dormir en Jerez y, el sábado, tras un buen desayuno y unos cuantos kilómetros de polvoriento carril de tierra, plantarnos en el Corral de Turón.

Iniciamos por la derecha, entrando en el ancho cortafuegos que prácticamente sigue el curso de la Cañada Real del Camino de Granada. Actualmente se realizan trabajos de deforestación y debido al trasiego de las máquinas, el terreno está poco compacto, que unido al fuerte desnivel resulta incómodo.

Dejamos atrás un cerco con varias mulas, y a ambos lados han apilado troncos de pinos recién aserrados. Un poco más adelante, una máquina-oruga con un brazo móvil va cogiendo los troncos uno a uno y en segundos les quita las ramas, la corteza, y los corta todos a la misma medida. Varios años de crecimiento para acabar como palillos.

Tenemos que salir del carril para evitar la máquina. Regresamos más arriba, por camino  estable hasta alcanzar el Cerro de las Balas o de los Bolos, según qué mapa. Conectamos con el Sendero Sulayr. Por la izquierda va al Postero Alto, nosotros seguimos por la derecha hacia Peña Partida.


El día no está muy claro, no hace aire, pero por delante de nosotros, en la cara norte del Picón de Jerez, se generan las  nubes que comienzan a cubrir el cielo. Guiados por las estacas del GR seguimos subiendo lomas con moderado desnivel, interceptados en ocasiones por reses bravas que nos miran con recelo.


Llegamos a otro cruce de caminos donde cerraremos el círculo al regreso. Dejamos el GR Sulayr  y la Cañada Real, que se van por la derecha. Nosotros continuamos por la izquierda, sin marcas, solo algún esporádico mojón, y atentos al GPS. Cerca de las Peñas de Vicente nuevas reses nos desafían.

Marchamos próximos al Mirador Bajo, como en diagonal hacia el Mirador Alto. Caminamos un tramo junto a la bonita acequia con reminiscencias árabes, construida con lajas de pizarra, y que transporta el agua desde un manantial. En esta posición, ladera abajo, distinguimos el refugio de Postero Alto, en su cortafuegos.

Pasamos por debajo del Mirador Alto, y antes de comenzar a subir hacia el Ventisquero de la Vaca, nos detenemos junto a unas piedras a hidratarnos y tomar algunas barritas energéticas. Proseguimos subiendo por la loma donde el desnivel se acentúa un poco más y comenzamos a tener las primeras manchas de nieve.

En el Ventisquero de la Vaca, las manchas de nieve son más frecuentes junto a las rocas y, en la otra vertiente, la masa nubosa rebota y se levanta en oleadas, lo que nos impide ver el paisaje. El sendero ahora no es nada evidente, pero entre lajas y matorral, a golpe de GPS seguimos avanzando.

Hacemos una pequeña parada técnica para abrigarnos y alcanzar el punto más elevado de nuestra ruta (2.798 m.) cerca de las Chorreras Negras. Comenzamos a descender levemente en diagonal para entrar en el circo glacial. Antes tenemos que cruzar o esquivar una alargada e inclinada lengua de nieve.


Aquí el grupo se divide, aunque llevamos los crampones, no es necesario usarlos para tan corto tramo, pero la inclinación es terrible. Unos lo cruzan por la parte alta y los otros lo rodean por la parte baja. Luego nos vamos reuniendo en la bajada, con la mirada puesta en los contrafuertes del circo moteados de nieve.


Está claro que no hay mucha nieve en los Lavaderos de la Reina, pero el paisaje es espectacular. Con la masa nubosa sobre nuestras cabezas, seguimos bajando y rodeando el pequeño circo, entre blancos neveros, donde distinguimos chorreras y borreguiles encharcados por el agua.

Alcanzamos el inicio del cauce del arroyo Covatillas que comienza a tomar fuerza en su bajada, lo rodeamos y bajamos por el otro lado para llegar al fondo. El tiempo cambia, la temperatura desciende, y caen algunos copos de nieve que enseguida se congelan, son como granos de arroz, pero no va a más.

Seguimos el cauce del riachuelo hasta encontrar un lugar algo protegido tras unas rocas, para nuestro merecido almuerzo, con buen vino, café y té, que además de reconfortarnos, nos quita peso en la mochila. En la otra loma, un nutrido grupo de cabras nos observan atentas, para ramonear entre nuestras sobras, que van a ser pocas.


Reemprendemos la marcha abrigándonos mucho más, caen unas gotas espaciadas que no llegan a mojarnos. Ahora solo tenemos que, entre borreguiles seguir el cauce del arroyo que cruzamos varias veces, para empezar a bajar escalonadamente. Por la izquierda vemos gente que viene desde Peña Partida.


Pronto tenemos la primera cascada en el sentido de bajada. Si ahora está impresionante, con hielo y mucha más nieve, hace quince días estaría de cine. Nos vamos turnando para las tandas de fotos. Al alejarnos de ella por los prados, vemos que las nubes siguen enganchadas en las altas montañas.


Los borreguiles dan paso a otra zona rocosa que tenemos que salvar vadeando el arroyo, buscando la parte más angosta. Gran exhibición de saltos de longitud.  En este lugar se inicia una serie de elegantes toboganes de agua, de una belleza increíble. Como las Gradas de Soaso en miniatura.

Es un recorrido tranquilo y sosegado saboreando este singular paisaje. Hay varios grupos de gente, pero apenas llegamos a cruzarnos, cada uno va a su ritmo. Hacia abajo, la perspectiva no entiende de saltos y parece un curso recto de agua, pero debemos rodear otro enclave y bajar.


Una nueva catarata tenemos a la vista, ésta, más estrecha y alargada. Logramos reunir a todo el grupo, que anda esparcido, para una foto oficial. Otro punto grandioso, con enormes peñascos de diferentes tonalidades, entre marrón, ocre y verde bronce, con el Puntal de Juntillas asomando entre las nubes.


Nuevas y escalonadas gradas de agua torrencial, dan paso a otro enclave rocoso algo más vertical y donde tenemos que usar las manos para descenderlo. La cascada es estrecha y encajonada, pero igual de bonita. A medida que perdemos altura van desapareciendo los neveros.


Ganamos la última catarata, la primera en el sentido de subida. Por un pequeño pasadizo y con cuidado de no resbalar, accedemos a la parte alta, cercana a la gran caída de agua. Luego volvemos atrás para seguir bajando. Frontalmente tiene dos preciosas chorreras que luego se unen.

Arribamos a la parte más llana de los verdes prados, donde el Arroyo de Covatillas se divide en dos; la Acequia de Papeles que se va por la izquierda, y el propio curso que sigue bajando. Vadeamos los dos para situarnos en la vertiente derecha, a media altura, sin senda evidente hasta conectar el GR Sulayr.


Este será el sendero de nuestro regreso. Aprovechamos para quitarnos ropa de abrigo, al alejarnos de las zonas nevadas, la temperatura sube. El sendero nos separa del cauce y  en la otra vertiente tenemos algunas chorreras; más arriba, tirando de zoom vemos moverse gente en Peña Partida.



Echamos la última mirada a los picos nevados y el sendero hace un fuerte descenso para vadear el Barranco del Espolón y volver a subir; esto hace que nos reagrupemos con nueva sesión fotográfica. Comenzamos a imprimir un ritmo más vivo a la marcha mientras rodeamos la loma.

Poco después, en la Piedra de los Soldados, el sendero se une a un camino durante un tramo, para dejarlo luego por la derecha, elevándose en diagonal por la loma, donde caminamos paralelos a una acequia, que también se queda atrás. Enlazamos con la Cañada Real de Granada.


Entramos en los pastos de ganado vacuno atravesando algunas cercas que dejamos cerradas. Alcanzamos el punto donde se cierra el círculo, y en el Cerro de las Balas dejamos el GR Sulayr por el cortafuegos; la máquina ha terminado su labor y los restos nos incomodan. En los Corrales cerramos esta preciosa ruta.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. (En los Lavaderos de la Reina)
DISTANCIA: 22,250 KM.
TIEMPO: 07:45 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 2.798 M. (Alto de la loma)
ALTURA MÍNIMA: 1.695 M. (Corral de Turón)
DESNIVEL POSITIVO: 1.265 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 1.265 M.
DIFICULTAD: ALTA.

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  1. Gracias Vicente por tu acertado resumen de la marcha a los Lavaderos. Se ha disfrutado de todo: paisajes, esfuerzo fisico, descansos..... y acopio de alimentos cuando el estómago nos gritaba.

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