Posted by : Vaig a Peu martes, 10 de marzo de 2015

Esa masa boscosa densa y verde oscura que se extiende ante nosotros es el Pinsapar de los Lajares, llamados así por la especial disposición, a modo de lajas o losas, que presenta el sustrato calizo en el que se asienta. La presencia de estas masas forestales justificó por sí misma la declaración de Parque Natural de Sierra de las Nieves de 1989 y su designación, en 1995, como Reserva de la Biosfera. En estado natural sólo existen en el norte de África, en la Sierra de Grazalema, Sierra de las Nieves y Los Reales de Sierra Bermeja. El pinsapo es un reducto vegetal de otros tiempos en los que reinaba un ambiente glacial en toda la Península. Científicamente son abetos y están emparentados con cedros, pinos y cipreses. En 1837 fue descrito, por primera vez para el mundo científico por Edmund Boissier, aunque ya era bien conocido desde antiguo por las gentes del lugar. ¿Sabe usted de qué material están fabricados los burladeros de la plaza de toros de Ronda? ¿Y los puntales utilizados  en la construcción de la Catedral de Málaga? Las talas incontroladas, el sobrepastoreo y las quemas indiscriminadas diezmaron alarmantemente estos valiosos bosques. Solemos creer que cualquier pasado natural fue más esplendoroso que el que en la actualidad gozamos, pero no siempre fue así. En el siglo XIX este monte se encontraba cubierto de vides; si decide adentrarse en el pinsapar aun es posible ver restos de aquellas terrazas. Cuando la filoxera (enfermedad mortal que atacaba a las vides) las hizo desaparecer solo quedó matorral bajo, que era aprovechado por el ganado cabrío. Con las migraciones de los años 60 se detuvo la presión ganadera y, junto a la nueva política ambiental de regeneración y repoblación forestal, el pinsapar fue ganando terreno hasta convertirse en lo que hoy contemplamos. Como la misma historia del Pinsapar de los Lajares demuestra, gracias a las medidas de protección, los pinsapares han experimentado una fase expansiva durante los últimos decenios. Sin embargo, el mantenimiento de estas joyas botánicas no sólo depende de la Administración; el apoyo y respeto de todos  nosotros son fundamentales para la conservación de estos bosques, que se encuentran entre los más bellos de la Península Ibérica y son una parte importante de nuestro patrimonio natural.
CÓMO LLEGAR: Desde Yunquera, por la carreterita del camping hasta la cancela de entrada al Parque Natural, continuar hasta que se bifurca el camino, seguir por la izquierda hasta el Mirador de Luis Ceballos o Caucón.
ITINERARIO: MIRADOR CAUCÓN / TAJO DE LA CAÍNA / SENDA DERECHA / MIRADOR / PEÑÓN DE LOS ENAMORADOS / SENDA DCHA. / FUENTE / MIRADOR CAUCÓN.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Anoche cenamos de maravilla y hemos descansados del viaje y de la primera ruta. Hoy, tras un buen desayuno, ya estamos en el Mirador de Luis Ceballos, Ingeniero de Montes, Botánico, Profesor y Académico, que con su magisterio promovió la recuperación de los pinsapares. Aunque popularmente se conozca por Mirador Caucón.

Hace un día espléndido y directamente vamos con camiseta y pantalón corto. Bonitas vistas desde el mirador, aunque sigue habiendo bruma en el litoral. Enfrente tenemos la umbría del Pinsapar de los Lajares, denso y poblado hasta las alturas, que será nuestra primera referencia de hoy.


Iniciamos tomando el sendero de la izquierda que está debidamente balizado. Comienza a bajarnos suavemente entre pinos y sabinas, haciendo varias zetas para llegar al fondo del barranco, donde cruzamos el Arroyo Zarrazabres y empezamos a subir por la otra ladera con largas lazadas.


Entramos en la umbría del Pinsapar de los Lajares con grandes ejemplares que ocupan esta vertiente. Las lazadas nos elevan rápidamente y en la otra ladera vemos el sendero que será nuestro regreso. En la parte alta, la subida se hace más incomoda por las lajas calizas que entorpecen la senda.

Las lazadas calizas culminan cuando alcanzamos el punto más alto. A la izquierda, una barrera con cables metálicos pone límite para acercarnos a contemplar el paisaje que hemos remontado. El sendero sigue por la derecha hacia el mirador y tenemos una buena panorámica de Yunquera.

El Tajo de la Caína. La leyenda dice que, una señora llamada Caína, de escandaloso comportamiento fue juzgada y condenada por la inquisición a ser quemada. Después de un largo proceso, se decidió que la mujer cuyo nombre era el femenino de Caín, no podía ser ajusticiada de cualquier manera. El alto clero propuso que fuera despeñada por dicho tajo para escarmiento y enseñanza del resto de habitantes.


Leyendas a parte, las vistas son grandiosas al interior de la Sierra de las Nieves, Sierra de Tolox, la Hoya de Málaga y otros espacios serranos más distantes que la bruma del día nos acorta. Bonito lugar con roquedos calizos y karts producidos por la erosión que forman verticales cortados al vacío.


Proseguimos por la derecha, elevándonos para rodear y superar el gran contrafuerte rocoso. Esto nos permite obtener nuevas vistas y ampliación de las anteriores recorriendo el cordal de la sierra, las miradas lo inundan todo. Llegamos a una antigua era, espacios empedrados y circulares situados en un lugar venteado.

La vida en la sierra era muy dura. Solo se practicaba una agricultura de subsistencia debido a las dificultades orográficas, la pobreza, del suelo y el clima adverso. El cereal, principalmente trigo, se sembraba en terrenos que actualmente ocupa el pinsapar, esta forma de vida ha dejado claras huellas en el paisaje; desde la forma de aprovechar el terreno, como los bancales y sus muros, hasta curiosas construcciones como las eras.

Dejamos la parte alta para entrar en una bonita vaguada y volver a remontar. El sendero, muy bien señalizado, recorre la parte media de las laderas de muelas y cerros calizos, fuertemente erosionados por los cambios del clima. Los pinsapos vuelven a tomar posesión de la montaña.

 Es un bosque de grandes ejemplares vetustos y entorno enmarañado, descuidado y salvaje, donde la mano del hombre ha intervenido poco, aunque en varias zonas se ha efectuado una intensiva reforestación con numerosos plantones jóvenes a los que han protegido con una malla anti ramoneo.

Algunos árboles son colosales, de majestuosos troncos y soberbias ramas en forma de candelabro; por donde la senda discurre bajo el cobijo de su umbría,  sorteando ejemplares caídos o derribados por las acciones meteorológicas y que forman un entramado silvestre.


Al  ir tomando altura el bosque de pinsapos comienza a ralear y poco a poco va disminuyendo hasta ser sustituido por los arbustos espinosos y un nuevo espécimen en cotas más elevadas: El quejigal de alta montaña. Restos de un antiguo bosque muy manejado por el hombre a través del pastoreo intensivo y la obtención de leña.

Presenta una sola población muy deteriorada y envejecida, por la escasa regeneración natural. El hábitat está fuertemente alterado por problemas de erosión y sometido a una fuerte presión ganadera. Está protegido a nivel regional y también ha comenzado su reforestación en las zonas altas.

El sendero comienza a empinarse para superar un fuerte enclave rocoso y, diseminados en el desolado paisaje aparecen los quejigos, como formas fantasmales errantes debido a que todavía no les han salido las hojas, al ramoneo del ganado y la poda indiscriminada. Algunos son de gran tamaño.


Culminamos el cerro sin nombre con una altura de 1.635 m., teniendo otra bonita panorámica a Yunquera. Marchamos por esta altiplanicie entre quejigos de triste silueta aunque de tamaño grandioso.  Alcanzamos un cruce balizado de senderos y tenemos la primera visión del Pico Torrecilla (1.919 m.)


Es un precioso entorno con vistas a rocosos cerros, con restos de nieve en alguna umbría, la grandeza del Torrecilla y vaguadas pobladas de quejigos. Hay que estar atentos y mantener el sendero, no bajar hacia un banco de arena roja contenido por un dique, debemos seguir por encima de la loma.

Enlazamos con el otro PR que luego utilizaremos de regreso. Sobre la pelada loma, debido a los sucesivos incendios no queda ningún árbol, solo matorral de espino y cojín de monja. También ha sido reforestada recientemente, y salpican el paisaje, nuevos plantones con una malla verde de protección para el ganado. El Peñón de los Enamorados cobra protagonismo.


Marchamos en ascenso hasta su misma base, después quedan unos 25 m. de trepada a la cumbre, parece asequible pero prefiero ahorrarle este trago a Susi. El Peñón de los Enamorados (1.780 m.) reina en este desolado paraje muy castigado por los incendios. Grandes vistas al Torrecilla, y al este, entre la bruma, tirando de zoom, Sierra Nevada.

Tras el merecido almuerzo emprendemos el regreso. Llegados al punto donde se cierra el círculo, tomamos el sendero de la izquierda que comienza a perder altura. Seguimos volviendo la vista atrás admirando el solitario peñón. Nos cruzamos con tres personas que vienen en sentido contrario.


Pasamos junto a una gran mancha de nieve que todavía resiste el calor. Es un largo y suave descenso con poca inclinación; en la otra vertiente tenemos vistas de El Burgo, nuestro pueblo de alojamiento. Con importantes extensiones sembradas de cereal que comienza a pintar de verde las laderas.


En el Puerto de la Perra vamos virando a la derecha, acelerando la bajada; las vistas ahora son para Yunquera, al pie de su sierra. El pinsapar vuelve a mostrarse entre la espesa bruma del horizonte, y con el socorrido zoom, distinguimos nuestro solitario coche, abajo en el Mirador de Caucón

Tenemos un descenso más pronunciado entre diversas rampas con lajas de piedra caliza, poco a poco entramos en un nuevo bosque de pinsapos que se va apretando a medida que bajamos. Desde esta altura distinguimos claramente parte del trazo de la senda que nos queda hasta el Mirador.


Llegamos a un cruce de senderos balizado que también alcanzamos en nuestra ruta de ayer, pero nuestro destino es distinto. En la ladera vemos como una cortina de pinsapos se asemeja a una gran cascada verde. En un rincón nos refrescamos con el agua de una fuente que tiene una vieja pileta.


Por la Cañada de la Violeta, ya sin apenas desnivel, transitamos ceñidos a la ladera el último tramo hasta llegar al Mirador de Caucón. Deliciosa ruta la realizada hoy, que pese a su desnivel es muy asequible. Nos cambiamos, y en El Burgo antes de subir al hotel callejeamos y paseamos por la vereda del río Turón.

RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 13,8 KM.
TIEMPO: 04:45 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.747 M. (Peñón de los Enamorados)
ALTURA MÍNIMA: 1.085 M. (Arroyo Zarrazabres)
DESNIVEL POSITIVO: 675 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 675 M.
DIFICULTAD: MODERADA.


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