Posted by : Vaig a Peu sábado, 1 de noviembre de 2014

En el barrio de Urkiola al que se accede por la carretera general Durango-Vitoria, en el alto de Urkiola se encuentra el Santuario de los Santos Antonios emplazado en una ladera, rodeado de un bosque de hayas, fresnos y abedules. A unos 750 m. sobre el nivel del mar, es el centro geográfico de las tierras de Bizkaia, Gipuzkoa y Álava, jurisdicción municipal de la Anteiglesia de Abadiño, Bizkaia. Dista unos 2 km. del límite de Álava y 5 de Gipuzkoa; a 40 km. de la capital vizcaína, 30 km. de la alavesa y 90 de la guipuzcoana. Curiosamente su emplazamiento coincide con el centro geográfico del País Vasco, y su tejado divide las aguas de la lluvia por un lado al Cantábrico por Bizkaia y por otro, enfilando por la llanada Alavesa, por el Ebro, al Mediterráneo. Sus mojones al Este y al Norte son las Peñas del Duranguesado, cuyo pico más alto es el Anboto, al Oeste, el Eskubaratz y el Saibi; al Sur, Las Peñas de Arangio. Su buena situación le permite reunir unas condiciones magníficas para el turismo, y así se han instalado en el entorno del Santuario una serie de servicios como son hospederías, refugios y restaurantes que facilitan la estancia de los visitantes. La historia del Santuario de Urkiola, sin duda, está ligada al establecimiento del Cristianismo. Los primeros brotes de la cristianización del suelo vizcaíno comienzan en el siglo IX hasta el XI y se cree que ésta pudo penetrar por Álava, siendo importantes vehículos de transmisión las vías romanas. Una de estas vías pasaba por Urkiola, lo que contribuyó a que el Duranguesado fuera una de las zonas de mayor implantación y de irradiación cristiana. Muchas ermitas fueron construidas sobre cuevas y fuentes de antiguo culto gentílico, y de la misma manera, los santuarios más populares, se levantan precisamente en Aralar y Anboto, moradas sagradas de Mari, el genio central de la Mitología Vasca. Con respecto a la antigüedad del Santuario no se sabe con exactitud, ya que no existen documentos antiguos que lo precisen y de los que se dispone solo dicen que es antiquísimo. Es verdad que Urkiola reunía unas condiciones óptimas para convertirse en uno de los primeros templos del país, puesto que era uno de los grandes focos del pastoreo, un lugar ya sagrado y un camino que atravesaba su geografía. Algunos cronistas aventuran el inicio de la Iglesia de Urkiola en los siglos VIII o IX. Así, se sabe que, en el año 1567 tenía el Santuario un hospital y una casa que producía una renta de 61 ducados, que servía para el sostenimiento del culto del templo y del hospital. En el Santuario de Urkiola se venera a los Santos Antonios, Abad y de Padua, pero el viejo San Antón Abad ha sido eclipsado hasta tal punto que al mismo Santuario se le llama vulgarmente "Santuario de San Antonio". Su construcción es de grandes proporciones. El acceso se realiza por una gran escalinata. El altar actual está rodeado de veintiuna piedras cúbicas. En el jardín del santuario hay elementos simbólicos de la vida de Bizkaia: la vida marinera, mediante un ancla; la Bizkaia agrícola, mediante una laya, útil de labranza; y la Bizkaia industrial, mediante una turbina de piedra procedente de una antigua ferrería. Frente al Santuario, se encuentra una gran piedra de la cual se afirma que es un meteorito y al que se atribuyen virtudes especiales: dice la creencia popular que dando vueltas a su alrededor las mozas casaderas encontraban pronto marido.
CÓMO LLEGAR: Desde Murgia llegar Abadiño, continuar hasta Mendiola y al parking para iniciar la ruta.
ITINERARIO: PARKING / ERMITA / PISTA DEL VALLE / FINAL DEL VALLE / CRUCE SUBIDA / MIRADOR DE LAS TRES CRUCES / ERMITA / HAYEDO / POZO DE NIEVE / SANTUARIO DE SAN ANTONIO / CRUCE DE BAJADA / DERECHA-CASA / PARKING.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Es nuestro último día en Euskadi. Todo tiene su fin. De todas las cosas que teníamos proyectadas han quedado varias pendientes y otras no estaban en su mejor momento, como el nacimiento del Nervión o la cascada de Gujili. Hoy nos despedimos en Urkiola. y por la tarde en Bilbao.

En Abadiño preguntamos la forma de llegar haciendo senderismo. Así que pasamos Mendiola y a la derecha aparcamos en una antigua cantera, cerca de las paredes de escalada. Hay mucho movimiento, sobretodo de ciclistas y escaladores que preparan sus cuerdas y anclajes.

Iniciamos desde el parking por la ancha pista que subíamos, cruzando el arroyo Atsarte en la confluencia de los dos caminos, el de subida y el de bajada, balizado con un poste con paletas informativas. Seguimos por la izquierda, por la ancha pista.

Estamos en el paraíso de los escaladores, en un estrecho desfiladero entre las paredes del Arrietabaso (1.018 m.) y el Aitlluitz (1.035 m.) cuya barrera va creciendo hasta el Anboto (1.330 m.) Debido a la cantidad de aves que anidan, como el Buitre Leonado, el Alimoche y el Halcón Peregrino, durante muchos meses está restringidas.

Nuestras primeras miradas se centran en los agrestes espolones del Arrietabaso y las paredes del Aitlluitz que oprimen el paisaje. La ancha pista asciende en un desnivel constante siguiendo el curso del arroyo, dando entrada a algunas bordas que generan un tráfico mínimo.


Rebasado el Arrietabaso, el estrecho valle se amplía un poco y aparecen algunas bordas a ambos lados, con sus pastos verdes y ganado pastando. Nos sobrepasan ciclistas que suben o bajan, pero no hay mucha actividad senderista por el camino.

Ahora es el bosque con sus altos árboles quien angosta el camino. Viene un cruce balizado con el PR-BI 86 y un sendero que se adentra hacia las paredes de escalada. Por un reluciente caño de acero inoxidable mana agua fresca de una fuente.


Cerca de una cerrada curva que cruza el arroyo,  el camino cambia de vertiente y continúa ascendiendo, atravesando un pequeño hayedo de enormes ejemplares. El arroyo mantiene un alto grado de humedad y sus grandes troncos están recubiertos de musgo.


Ya en la otra vertiente prosigue el hayedo con especímenes trasmochos de rectas ramas que buscan el sol; unos cuelgan de la ladera izquierda y otros acompañan el curso del arroyo. Pese a lo avanzado del otoño sus hojas continúan de un verde reluciente.

Luego vienen abedules y quejigos de vegetación espesa. Desde esta altura, entre sus ramas y en algunos claros, podemos ver el embudo que forman al final del valle el Arrietabaso y el Aitlluitz, que luego prosigue hasta el Anboto formando una inexpugnable barrera.










Desde un ancho cortafuego para las torres de tendido eléctrico, en cuyo interior pastan unos caballos, se divide el bosque y cambia  la vegetación junto a una chorrera de agua de llamativo y fuerte color ocre, cuyo contraste resalta con el verde de la fronda.

El camino comienza a estar flanqueado a ambos lados por un apretujado bosque de tiesos y espigados abetos. Son extensas plantaciones industriales de pinos, carne de serrería, que constantemente son replantados. Al menos así respetan la foresta autóctona.

Más tarde, un poste balizado, nos indica la subida por la izquierda a Urkiola por el GR-38. El PR-BI 86 prosigue unos metros más hasta la carretera que llega al Santuario. En este corto recorrido hay varias pilas de troncos aserrados en espera de su traslado.


Este sendero está acotado para vehículos por una pequeña barrera de madera. Es un fuerte repecho entre la vegetación del bosque, los ciclistas tienen que desmontar y acarrear la bici. Hace varias rampas y llegamos por senda herbosa hasta el Mirador de las tres Cruces.


Nos llama la atención en esta pequeña pradera, que en algunos árboles y arbustos tengan en su pie un ramo de flores, cada uno de distinta especie; luego caemos en la cuenta de que es el 1 de noviembre, día de todos los santos y debe ser costumbre hacerlo.


El vía crucis y calvario,  fueron construidos en 1943 por encargo póstumo de un fiel, es un vía crucis doble, el camino de ida es diferente al de vuelta, que conduce al calvario enclavado en un balcón natural que se abre sobre el desfiladero de Atxarte y las crestas calizas del Duranguesado.

Compartimos las estupendas vistas y fotos con los ciclistas, y comenzamos por el vía crucis, por una bonita calzada entre abedules; todos ellos fueron plantados por los misioneros que se hicieron cargo del Santuario en 1970. También de abedules fueron algunos de los primeros bosques de Bizkaia.

Llegamos a la ermita de la Vera Cruz y del Santo Cristo. El actual edificio data de 1665, tras resultar destruida por unas fuertes nevadas. Las rogativas colectivas han jugado un papel importante en la historia del Santuario, se llevaban a cabo desde los pueblos del valle.


Desde la misma ermita comienza el Hayedo de Urkiola. Una calzada nos sirve de aproximación, el entorno está muy cuidado y limpio, con buen grado de humedad, en un ondulado manto de hojarasca marrón por  laderas suavemente inclinadas.


Es un pequeño espacio tranquilo, fuera del bullicio del Santuario y cómo no, repleto de hayas trasmochas. Espigados ejemplares de anchos troncos conquistados por los líquenes y el musgo; con sus ramas como púas de un tenedor que quieren alcanzar la luz del cielo.

Junto a varios especímenes grandes está el pozo de nieve que data del siglo XVII, pero que ha sido reconstruido recientemente y lo han  protegido con un espectacular techado de madera. Recorremos las últimas laderas y regresamos a la calzada junto al Santuario.


 Se desconoce cuando se construyó, pero según algunos documentos, pudo ser entre los siglos VIII y XI. Después de varias reformas, el edificio que se alza hoy en día es del siglo XX. Su pie es rectangular y está dividido en dos partes. Los muros de fuera están reforzados con cuatro grandes contrafuertes y todavía está en pie una de las torres del antiguo Santuario.


Entramos a su interior pero está abarrotado de gente al estar oficiando la misa del día de todos los Santos. Salimos a fuera, el flujo de gente es constante y los aparcamientos están repletos, pero la gente sale con mochilas y palos de caminar. Hemos preguntado y van a subir al Saibi, una hora ida y vuelta con buenas vistas.


Queremos llegar a comer a Bilbao. Iniciamos el regreso por la otra vereda del vía crucis, que entre abedules y hayedos nos pasa cerca de la ermita del Santo Cristo y llega hasta el Mirador de las Tres Cruces, con mucha gente contemplando las vistas.

Deshacemos en descenso el sendero del GR hasta la pista, y desde el poste balizado seguiremos rectos, de bajada por el PR-BI 86. Antes nos entretenemos haciendo fotos a los montones de troncos apilados, todavía se nota un fuerte olor a savia y resina.


El descenso es alegre, por un mullido sendero entre vegetación y perpendicular al embudo que forma el rocoso desfiladero, que nos ofrece buenas vistas a las altas paredes. Llegamos a la carretera junto a una casa y torcemos a la derecha por detrás de ella para continuar.

Ahora es como una calzada y luego vuelve con tierra entre un túnel de vegetación, que de vez en cuando nos permite admirar la colosal barrera montañosa. Más tarde, desde una posición elevada, podemos observar el estrecho, donde se unen los dos caminos.

La bajada se acelera y entramos junto a las paredes del Arrietabaso, cautivados por sus espolones agrestes. Vemos algunos senderos para escaladores, y arribamos a la confluencia de las dos sendas, junto al puente que cruza el arroyo Atsarte, cerrando el círculo.


Nos acicalamos y cambiamos de ropa, venimos preparados para ello, y derechos a la capital vizcaína. Hemos elegido el mejor día, festivo y sin tráfico. Aparcamos frente al museo Guggenheim, cruzamos la ría por el puente elevado, buscamos restaurante para comer, y luego dedicamos toda la tarde al museo, llegando a tiempo para hace las maletas y cenar en Murgia.


De regreso, el domingo día 2, y como teníamos proyectado, paramos en Zaragoza a visitar la Basílica-Catedral de Nuestra Señora del Pilar, que hacía muchos años que no veíamos. Relajados, volvemos a la autovía y concluimos el viaje. Han sido seis días encantadores. El otoño vive en el norte.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. (En el Santuario)
DISTANCIA: 11,6 KM.
TIEMPO: 03:15 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 750 M. (Santuario de San Antonio)
ALTURA MÍNIMA: 335 M. (Arroyo Atsarte)
DESNIVEL POSITIVO: 445 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 440 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

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