Posted by : Vaig a Peu miércoles, 29 de octubre de 2014

Por lo visto, el origen de los trasmochos está en una práctica que se inició desde antiguo en Bizkaia y Gipuzkoa para evitar las ventas forzosas de arbolado a la Marina en el Siglo XVI, ya que ante la necesidad de construcción de barcos de guerra para la Armada, la Corona practicaba la expropiación de arbolado, fijando el precio que consideraba oportuno. En esta época se realizan los primeros IPINABARROS, que son el primer tipo de desmoches guiados con horca y pendón (horca es una buena rama con ángulo recto y pendón es una rama con ángulo obtuso bastante vertical y cerca del corte del 1º corte). Las expropiaciones supusieron una buena razón para generalizar la práctica del trasmoche en la juventud del árbol pero sin ser guiados. De este modo crecían árboles de troncos cortos y con ramas retorcidas, que proporcionaban madera que no alcanzaba las longitudes ni formas deseadas, y que contenían excesivos nudos para la construcción naval. Aparte de eludir las necesidades madereras del Estado, los árboles trasmochos tenían otras utilidades. Los TRASMOCHOS son árboles que se cortaban a unos 2 metros el primer corte, a partir del cual se formaba la cruz; éste se realizaba en los estadios jóvenes antes de los 50 años aproximadamente dependiendo de la especie y los usos, siendo en esta etapa de desarrollo los individuos muy vigorosos por lo que respondían brotando con fuerza, no produciéndose apenas fracasos. Las ramas laterales crecían hacia los lados adoptando forma de T en esta cruz, desarrollándose a poca altura del suelo por lo que se podían cortar fácilmente, se aprovechaban en turnos que van desde los 7 hasta los 20 años; diámetros idóneos para ser cortados a hacha. Se usaban generalmente tanto para carbón como para la industria naval de la época principalmente. La presencia de hayedos trasmochos se ha entendido generalmente como un resultado de la actividad del carboneo. Esta práctica se extiende rápidamente por toda la Cornisa Cantábrica y en distintas especies: roble, castaños, sauces. Durante el 1800 la mayoría de los bosques eran todavía de robles un 80%, seguido de castañares y hayedos. La mayor parte de la leña anualmente cortada en los montes comunales de los pueblos de la zona de Gorbeialdea se destinaba a las ferrerías; a éstas en Gordexola se las llamaban “Devoradoras de bosques” ya que aproximadamente: 4/5 Tn de leña producían 1 Tn de carbón. 4 Tn de carbón producían 1 Tn de hierro. 16,4 Tn de leña eran necesaria para 1 Tn de hierro. En 1799 las 4 ferrerías de Zeberio produjeron 162 Tn de hierro en barra. (Trepalari)
CÓMO LLEGAR: Desde Murgia hasta Orozco por la AP-68. Continuar dirección Usabel, hasta Baleriaga y por la pista al Área Recreativa y parking de Belauztegi.
ITINERARIO: PARKING / PASTOS DE UKULGORTA / REGATO DEL BARRANCO DE SINTZIETA / HAYEDO DE SINTZIETA / PARKING.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Vamos seleccionando  nuestras rutas por zonas, así podemos hacer al menos dos diarias. Hoy toca la parte de Orozko en la provincia de Bizkaia, y tenemos tres posibilidades: el Haya gigante de Azekieta, con 26 m. de altura y 7 m. de perímetro de tronco. El Hayedo de Sintzieta y por último el Menhir de Kurtzegan.

Llegar al parking de Belauztegi ha sido relativamente sencillo, pero nadie conoce el Haya de Azekieta y menos el Barranco de Sintzieta y su hayedo. La información que tenemos generaliza mucho; del haya dicen que está en la cara norte del monte Oderiaga y el hayedo en el barranco.

De lo que estamos seguros es que a ambos se llega por la pista que sale de Belauztegi. Mientras nos preparamos viene un matrimonio vasco que van a subir por la pista a uno de los montes, pero no saben nada del haya ni del hayedo. Confiamos en nuestra intuición y salimos pista arriba.

La temperatura es ideal, de manga corta. Enfrente tenemos la barrera montañosa y las agujas del Aiztkorrigane. La pista asciende entre un pasillo de vegetación, a la derecha quejigos y algún haya y pinar a la izquierda. Por fin vemos las primeras setas, pequeñas, arracimadas, y otras en el tocón de un pino.

Llegamos a una curva con un pequeño rellano, y mientras Susi se queda en manga corta, observo a la izquierda el canalillo de un arroyo que baja en el sentido que hemos subido, entre un haya y vegetación muy cerrada. Por la derecha un poste con una paleta informativa dice Ukulogorta, tiempo y distancia.

Decidimos husmear este sendero que comienza. Al principio son helechos, no muy altos pero secos. La senda comienza a extraviarse y acaba perdiéndose en medio de una redondeada y herbosa loma convertida en pastizal de ganado que vemos al fondo.


Al quedarnos sin senda, inspecciono todos los alrededores de la majada buscando una conexión, pero termina en una vaguada que  conecta con otra loma. El ganado es equino, de pequeños potros. Las panorámicas del paisaje son hermosas e idílicas, casi de postal.

Retornamos al inicio del sendero algo decepcionados y sopesamos la idea de patear la pista hacia arriba o irnos al Menhir. Avanzamos unos cien metros más junto al redil de unos potros, y decido meterme en el arroyo, apartando ramas y maleza, procurando no mojarme las botas.


Y… ¡Oh maravilla! La suerte es para quien la busca. Encontré el regato, el Barranco y el Hayedo de Sintzieta. Le indico a Susi un sitio más despejado para bajar, siguiendo el curso del arroyo está el principio del barranco, con las primeras hayas en las laderas. La humedad es alta y sus raíces invadidas por el musgo.


A medida que avanzamos van apareciendo las hayas trasmochas, como candelabros de largos brazos buscando la luz. Desde la umbría, mirando hacia arriba, tenemos una visión de las hayas al contraluz, como alargadas y tétricas sombras fantasmales de una pesadilla.


El sinuoso curso del barranco se amplía un poco más dando entrada a la claridad. El verde del musgo y los líquenes domina piedras, raíces y ramas caídas, haciendo un bello contraste con el marrón de la hojarasca.  Las hayas parecen descolgarse en las laderas.


Seguimos avanzando extasiados hasta que el regato da un salto de varios metros, se  angosta en su caída, el ramaje y la vegetación obstruyen el paso. Desciendo un poco pero es complicado seguir. Intentamos salir del cauce por la derecha procurando no resbalar.


Voy indicando a Susi el mejor lugar para salir,  al mismo tiempo que inspecciono la ladera del arroyo, que se precipita barranco abajo con algunas hayas en posiciones forzadas. Una vez arriba volvemos a quedar atónitos: tenemos ante nuestros ojos el Hayedo de Sintzieta.


Un bosque de gigantescas hayas trasmochas elevan sus verticales brazos de más de 20 metros al cielo. El espectáculo es sublime. Ayer quedamos impresionados por el Hayedo de Otzarreta, pero no tiene nada que ver con lo que empezamos a contemplar; el regato ha sido de cuento de hadas, pero el resto del bosque son ejemplares impresionantes.


Estamos sobre una redondeada loma, y a unos doscientos metros de la pista forestal, desde la cual no se observa nada. Sus viejos troncos son de gran diámetro para poder soportar el terrible peso de sus enormes y erguidas ramas. Se nota que hace muchos años que no han sido podados.


Por el suelo hay esparcida leña procedente de la poda natural,  ramas de mediano tamaño que el viento y el temporal han roto. Bordeo la ladera que da al profundo barranco, donde las hayas se aferran al terreno en posiciones de equilibrio. Aquí la humedad es más intensa y el musgo cubre casi la totalidad de sus troncos.


En algunos troncos aparecen  hongos o setas de regular tamaño, en forma de medias lunas y que parecen clavados como estacas. Prosigo verificando la otra ladera donde el barranco es menos profundo y están más espaciadas o formando grupos.


Subo hacia el centro de la loma donde Susi está sentada en unas piedras contemplando el espectáculo. A su alrededor se concentran las hayas de mayor tamaño y espesor de tronco, ella da una dimensión real de la grandiosidad de este hayedo.


En conjunto no habrán más de ciento cincuenta ejemplares y el lugar parece poco pateado, solo he visto un tenue sendero que se aleja en la otra parte del barranco. Comienzo a recorrer la parte del solano, quizás las más espigadas de todas, sus ramas alcanzan alturas de vértigo.


En otro rincón encuentro varios tocones derribados, arrancados de cuajo, fueron ejemplares podados a la antigua usanza, con poderosos troncos de unos tres metros de altura y un diámetro soberbio, y que fueron el primer tipo de desmoches guiados con horca y pendón.

Después, nostálgicamente con la mirada, nos vamos despidiendo de este bello rincón. No hay carteles que lo promocionen, ni muchas referencias para llegar a él, quizás sea bueno para su conservación. De todos los hayedos trasmochos visitados hasta ahora en el Parque Natural de Gorbeia, este el que más hondo ha calado en nosotros.

Vamos deshaciendo camino hasta el parking de Belauztegi. Sabemos que el Haya de Azekieta está pista arriba, pero no su ubicación exacta. La dejamos pendiente. Bajaremos de nuevo a Orokco, a por información para llegar al Menhir de Kurtzegan.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 4,7 KM.
TIEMPO: 01:45 HORAS.
ALTURA MÁXIMA:  865 M. (Inicio del Hayedo)
ALTURA MÍNIMA: 748 M. (Parking)
DESNIVEL POSITIVO: 173 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 175 M.
DIFICULTAD: BAJA.


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