Posted by : Vaig a Peu martes, 28 de octubre de 2014

El entorno del Gorbea fue declarado Parque Natural en 1994. Sus 20.016 hectáreas lo convierten en el más extenso de la Comunidad Autónoma del País Vasco y están repartidas entre los Territorios Históricos de Bizkaia y Álava. Los orígenes de Gorbeia se remontan a más de 100 millones de años atrás, época en la que estaba cubierto por el mar. Posteriormente, estos materiales se plegaron y elevaron, y durante milenios los seres vivos fueron colonizando este espacio natural: hayas, robles, marojos, encinas, alisos... ocuparon sus suelos formando extensos bosques, de los que aún hoy se conservan excelentes muestras en la vertiente alavesa. Posiblemente las condiciones climáticas de la cumbre del Gorbea, no permitieron que crecieran los árboles, por lo que se formó una pradera de alta montaña. En algunas zonas las especiales condiciones del suelo y las abundantes lluvias dieron lugar a zonas húmedas como los dispersos esfagnales, los humedales de Altube o la ya desaparecida turbera de Saldropo. Sobre las rocas aparentemente desnudas de los macizos rocosos de Itxina y Aldamin se instalaron plantas singulares, adaptadas a vivir en este medio tan hostil.  Un mar poco profundo y cálido cubría –hace más de 100 millones de años– parte de lo que hoy es el Parque Natural de Gorbeia. Las condiciones ambientales reinantes eran óptimas para el crecimiento de importantes arrecifes coralinos, en los que convivían un sinfín de animales y plantas marinos. Tiempo después –aproximadamente hace 45 millones de años– estos materiales, formados en los fondos marinos, se elevaron por encima del nivel del mar y tras miles de años de erosión dieron lugar al relieve actual. De forma esquemática, puede hablarse de dos tipos de rocas. Por una parte están las cumbres silíceas de formas redondeadas, como la de Gorbea. Más abruptos y espectaculares son los paisajes kársticos, entre los que destaca la mole calcárea de Itxina. Paseando atentamente y en silencio se pueden ver u oír a la rana bermeja, tritón alpino, lagartija roquera, ciervo, corzo, marta, gato montés, pico picapinos, alimoche, azor, roquero rojo... que son sólo una muestra de los numerosos animales que pueblan estos bosques, humedales, praderas y roquedos. Al ascender hacia la famosa Cruz de Gorbea se percibe la “huella” dejada en el paisaje por el ser humano a lo largo de miles de años de historia: monumentos megalíticos, pastos, brezales, molinos, ferrerías, caseríos... También grandes extensiones de repoblaciones forestales con pinos, alerces y cipreses, plantados para obtener su madera.

CÓMO LLEGAR: Desde Murgia hay indicaciones, dirección Sarría en  unos 3,5 km llegamos a la Central de Baias o Casa del Parque. Tiene aparcamiento, Área Recreativa con mesas y Punto de Información atendido por gente joven y experta.
ITINERARIO: CASA DEL PARQUE / SENDA ALTUBE / DESVÍO / ASTAIZ / DESV. CIMA / BURBONA OCCIDENTAL / DESVÍO CIMA / BURBONA CENTRAL / SENDA BAIAS / BURBONA ORIENTAL / CASAS ALDARRO / HAYAS GIGANTES / CASA DEL PARQUE.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Nuestro primer día en Murgia amanece fresco y tapado. Tenemos una preciosa habitación con una cama gigantesca y un pulcro cuarto de baño. A las 08:00 desayuno con un surtido bufet. Ayer ya localizamos una pequeña tienda y la panadería. Exquisita barra de cereales recién horneada, frutas y una latita para la mochila, y una botella de Acuarius para el camelbag.

Nos vamos directamente a la cercana Casa del Parque para documentarnos. Recogemos mapas y guías, y sobretodo información del Parque, posibilidades de rutas y ampliación de la documentación que traíamos. Para ahora nos recomiendan la ruta de las Burbonas que parte de aquí mismo y para la tarde ya tenemos claro cómo llegar al Hayedo de Otzarreta.

Iniciamos desde la misma puerta, por la derecha, al principio del parking, en dirección a una caseta de madera, caminando entre bonitas hayas y robles que lindan con el bosque de pinos. Atravesamos una tranca y en los troncos aparecen las primeras marcas amarillas que nos guiarán.

Enseguida comienza a acentuarse la cuesta y el camino nos conduce a través de plantaciones mixtas de coníferas de pino laricio (Pinus nigra)  y abeto de Douglas (Pseudotsuga menziesii) con algunos ejemplares jóvenes dispersos de roble marojo (Quercus pyrenaica).

Durante el recorrido surgirán caminos secundarios abiertos para la extracción de madera, sobre todo la de los abetos de Douglas que son de rápido crecimiento y que van reponiendo constantemente. Los cruces dudosos están balizados con marcas circulares amarillas en los árboles.


Después de un repecho viene un tramo más llano donde comienzan a aparecer los primeros ejemplares de hayas, y aunque debido al calor mantienen mucho verde en sus hojas, el suelo está tapizado de hojarasca marrón. Alcanzamos por la izquierda el cruce balizado con la Senda Altube.


Por el nuevo camino seguimos atentos a las marcas de círculos amarillos. El paisaje cambia, y entramos en el Hayedo de Altube (Fagus sylvatica). Es uno de los más extensos y mejor conservados de Euskadi. Sus ramas forman un hermoso dosel verde sobre nuestras cabezas solo interrumpido por pequeños espacios de helechos y robles.

Su especial microclima se deja sentir en el frescor de la umbría. El sol está deshilachando la bruma matutina y comienza a colarse entre las ramas de las hayas. La falta de lluvias y humedad se advierte en los musgos y líquenes; también la fotosíntesis de las hojas es más corta y pasa solo del verde al ocre.

Es una delicia caminar sobre la alfombra de hojarasca del camino, disfrutando de la melodiosa sinfonía del crujir de las hojas secas bajo nuestros pies en un silencio abrumador. Sin dejar de ascender llegamos a otra bifurcación por la derecha, una pequeña estaca de madera indica Astaiz.

Entre un pasillo de esbeltas hayas jóvenes, continuamos subiendo la redondeada loma por su vertiente derecha, el bosque se aprieta con ejemplares de mayor tamaño y la humedad va aumentando, así como los musgos en los troncos de las hayas.


Astaiz (919 m.) Un mojón de piedras junto a un buzón montañero de acero en forma de caserío constata la cima de esta loma incluida dentro del hayedo. Debemos retornar a la Senda Altube y seguir remontando el asequible desnivel de la ruta.

Protegidos por el bosque apenas notamos el aire que se ha llevado la bruma, y el sol comienza a calentar haciendo muy agradable la marcha; nos cruzamos con un grupo de gente en sentido contrario. Más tarde llegamos a otra derivación balizada por la izquierda.

En cinco minutos siguiendo las indicaciones y algún hito de piedras alcanzamos la cima del Burbona Occidental (931 m.). Está vez representada por un buzón montañero en forma de cohete pintado de amarillo y situado en un claro entre las hayas.

Para volver a la travesía desandaremos el camino hasta el cruce, continuando la marcha por la pista principal. La elevación es ahora mucho más suave entre el pasadizo de troncos grises de las altivas hayas. Estamos atentos a un hito de piedras que marcará el desvío a otra cumbre, pero no lo vemos y decidimos retroceder para volverlo a comprobar.


Efectivamente, junto al tronco de un haya de mayor tamaño estaba el hito derribado. Lo recomponemos para que sea más visible y llegamos a la nueva cumbre, Burbona Central (935 m.). Ahora el buzón montañero simboliza una brújula con la orientación de las lomas.

Retomamos el sendero principal y pronto llegamos a otra intersección balizada que continuamos por la derecha dirección a Senda Baias y Aldarro. Según nuestras notas, a unos 20 minutos del Burbona Central, deberíamos tomar un sendero por la izquierda marcado con hitos para llegar al Burbona Oriental (930 m.) con un buzón en forma de platillo volante.

Hemos sido escrupulosos observando toda la margen izquierda pero no hemos visto el inicio del sendero, ni siquiera hitos derribados. Proseguimos la marcha en ligero declive. De pronto, el paisaje cambia por completo. Las hayas dejan paso a un espigado bosque de pinos.

El camino hace varios recodos y desciende más rápido. Vamos saliendo del bosque y se amplían las vistas; al pinar le suceden zonas de helechos otoñales, faltos de humedad y en decadencia. Una curva pronunciada nos deja en las Casas de Aldarro.


Dos hermosas hayas nos reciben junto a las casas, en una nueva confluencia balizada, que nos indica seguir por la derecha hacia la Central del Parque. Continuamos, vemos unas colmenas entre los helechos y llegamos al curso del río Baias que vadeamos por un puente.

A los pocos metros, por la derecha, veo una de las olvidadas marcas circulares amarillas y decidimos seguirlas. El sendero parece que se pierde pero pronto se reafirma. Caminamos paralelos a la pista de tierra y al curso del río. Nuestra sorpresa es mayúscula cuando aparecen ante nosotros varios ejemplares de hayas gigantescas.


Es un apartado rincón poco conocido, aunque hay algunos hitos no parece pisado recientemente. Algunas de las hayas son trasmochas y sus ramas llegan al cielo. Sus viejos troncos son de un espesor considerable, retorcidos y con muchos recovecos.


Apenas habrá medio centenar de ellas esparcidas al libre albedrio en esta zona cercana al río. Su entorno es descuidado y silvestre, invadido por helechos y pequeñas ramas caídas, quebradas por algún vendaval. Se nota que hace muchos años que no han sido podadas excepto por la naturaleza.

Salimos de nuevo al camino que va descendiendo a lo largo del fondo del valle siguiendo el cauce del río Baias. Vuelve el bosque de abetos y pinos, otras balizas que confirman nuestra dirección y ganado vacuno que descansa apaciblemente a estas horas.

Tras dos grandes curvas el camino entra y sale de la umbría y se acerca más al río en las proximidades de la conocida poza de Zaldibartxo, que alcanza una profundidad de siete metros, donde el agua se precipita en una cantarina cascada. La vegetación de ribera acompaña este tramo con alisos, fresnos, abedules y sauces.

Un vistazo a las últimas hayas y el recorrido concluye en la Casa del Parque. Durante el camino no hemos tomado nada, por lo que decidimos sentarnos a comer en una de las mesas del Área Recreativa, a la sombra de los árboles. Una vez repuestos marchamos hacia el hayedo de Otzarreta.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 16 KM.
TIEMPO: 04:30 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 935 M. (Burbona Central)
ALTURA MÍNIMA: 643 M. (Casa del Parque)
DESNIVEL POSITIVO: 354 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 358 M.
DIFICULTAD: MODERADA.

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