Posted by : Vaig a Peu sábado, 26 de octubre de 2013

Esta sierra es muy conocida en Jumilla ya que su silueta se puede observar desde la misma ciudad, sobre todo al fondo de algunas calles de sentido oeste-este como calle del Calvario, Calle del Rollo, avenida de Levante, etc. y se encuentra a escasos kilómetros de la localidad. Su máxima altura esta a 1.088 metros y es la segunda montaña más alta de Jumilla después del Carche. Tiene una alineación Suroeste-Noreste y constituye el extremo oriental de la alineación montañosa formada por la Sierra del Picarcho, Molar y Buey. Se trata de un anticlinal de largo desarrollo (unos 13 kilómetros) y una anchura de 1,5 kilómetros entre los términos municipales de Jumilla y Yecla. Tiene fuertes pendientes y acantilados en los dos lados que lo hace impresionante, sobre todo por su ladera sur, en la que se pueden ver estratos casi verticales. Su delimitación con los cultivos viene marcada por las líneas de nivel de 700 a 800 metros según sectores, por lo que se hace un ascenso de casi 400 metros. Está delimitada por dos amplias cañadas como son la de la Jimena por el norte, dedicada sobre todo al cultivo del olivo, y la del Ardal por el sur eminentemente vitícola y cerealista. En la Hoya del Ardal se cuenta que se forman con frecuencia y tras enormes aguaceros de tormentas veraniegas, lagunas de más de 1 kilómetro de longitud y 300-400 metros de anchura, cuyas aguas han llegado a permanecer hasta 5 y 6 meses, de tal forma que las siembras del cereal habían de atrasarse hasta marzo. Esto debería ser, claro está, hace bastantes años cuando las lluvias eran más generosas que en la actualidad. Tiene algunas grutas y cavidades subterráneas: Cueva del Pino; Cueva del Cerrico del Oro. Debido a su cercanía a la ciudad de Jumilla, la vegetación de la Sierra del Buey ha sufrido importantes alteraciones. El aprovechamiento de especies como la encina para la fabricación del carbón o la sabina como combustible en los hornos y la roturación de las áreas de menor pendiente para la plantación de cultivos tradicionales: vid, almendro y olivo, han sido las causas más importantes en la práctica desaparición de la vegetación potencial de esta sierra. Actualmente está cubierta por matorral de esparto y tomillo, con algunos restos de encinar en la zona alta y presencia de coscojas y madroños en la umbría. Paisaje en el que destacan zonas con vegetación subestépica de gramíneas y anuales (Hábitat Comunitario de Interés Prioritario) y pastos de superficies rocosas (catalogado como Raro). Entre las especies de fauna destaca la existencia de una colonia de Chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax), rapaces rupícolas como el Búho real (Bubo bubo), Halcón peregrino (Falco peregrinus), Águila real (Aquila chrysaetos). Área de protección de la fauna silvestre, Ley 7/95.
CÓMO LLEGAR: Por la autovía A-31 dirección Elda, salida nº 207 ELDA SUR/MONOVAR, continuar por CV-83 hasta Pinoso, en rotonda tomar dirección Jumilla por la RM-427 hasta Casas del Puerto, continuar por la N-344 hasta Jumilla. En la primera rotonda tomar la 1ª salida, en la segunda rotonda tomar la 2ª salida, en la tercera rotonda tomar la 1ª salida. A partir de aquí la carretera se convierte en pista de tierra, es el Camino de los Colorados. Tomaremos la primera bifurcación por la derecha y después otro camino por la izquierda, que nos acercará la falda de la sierra cerca de una torre de alta tensión. Hay sitio para aparcar.
ITINERARIO: APARCAMIENTO / TORRE ALTA TENSIÓN / LADERA SUR / CONEXIÓN SENDA DE LIN / PASO DEL CABLE / PASO DE LA LAGARTIJA / LA CRUZ / LA MADAMA / VOLVER A LA CRUZ / CORDAL DE LA SIERRA / TORRE ALTA TENSIÓN / APARCAMIENTO.
COMPONENTES: VICENTE, PATRO Y SANTI.
LA RUTA: Pese a que tenemos la mole de montaña delante de nosotros resulta algo confuso llegar al inicio de la ruta. No está marcado, y si consultamos por el Camino de los Colorados, nadie parece conocerlo. Realmente hay dos puntos de inicio. El primero y más cercano a la población, es al oeste de la sierra donde tenemos como referencia una torre de alta tensión. El otro está en la cara sur a mitad de la sierra, por un camino a la izquierda que va a una casa de campo amarilla y que una vez pasada llegamos a una especie de cantera con una construcción derruida. Aquí encontraremos las primeras marcas del “Sendero de Lin”.

Nosotros iniciamos teniendo como referencia la torre de alta tensión, pero no subiremos por el cordal de la sierra, ni por la cara norte por la senda del barranco del Madroñal. Dejamos la torre a la izquierda y por la cara sur comenzamos a bordear la montaña cerca de unos bancales de almendros.

Como en semanas anteriores el día está brumoso, no llega el otoño y el verano no quiere irse. En este tramo no hay marcas ni mojones, iremos campo a través pero es fácil de transitar entre las matas de esparto y cerca de los campos de cultivo de secano. En la sierra del Carche hay varias nubes enganchadas.

La falda de la montaña nos muestra sus pliegues y pequeñas vaguadas, comenzamos a contemplar los verticales paredones de calizas. Poco después conectamos con la senda de Lin, perfectamente marcada y cuidada con esmero. A nuestros pies vemos la derruida construcción de una antigua cantera y donde están  las primeras marcas de este PR particular.

Comienza la dura ascensión por la cara sur en la que tenemos que superar fuertes desniveles en poco recorrido. La senda se va abriendo paso entre los resquicios que dejan las anchas placas pétreas, algunas de ellas asemejan a la enorme pared de un pantano, o la sábana de una muralla infranqueable, conteniendo que el resto de la montaña se venga abajo.


 Pero la senda de Lin con sus profusas marcas, nos va guiando sin dejar de subir entre cortas rampas. Esquivando las paredes, nos lleva a otra zona de pliegues verticales no menos agreste que la anterior y de una belleza brutal. Las placas de estos plisados son enormes y vemos como alguna de ellas se ha desplomado.


Viramos a la izquierda y con varias rampas nos elevamos con facilidad por unos escarpes y por encima de unas placas donde se forma una pequeña repisa pegada a las paredes, para afrontar el paso del Cable. En este momento dos montañeros están descendiendo hacia nosotros. La foto con un poco de zoom es preciosa.


Para subir o bajar por este paso aéreo hay que tomar precauciones. Está equipado con unos quince metros de cable de acero y dos trozos de cadena que nos ayudan a superarlo, situándonos en lo alto de una pila de placas verticales con un cortado impresionante. Los que tengan vértigo pueden ir asegurándose con un arnés, o evitarlo con una opción que hay un poco antes.


El Carche sigue abrumado con las nubes y el paisaje cambia por completo. Dejamos atrás las placas y los escarpes, la senda se ciñe a los contornos de la sierra y sin dejar de subir alarga el recorrido menguando los desniveles.


Pasamos por delante de uno de los pocos pinos que hay en la cara sur. Es un viejo ejemplar achaparrado y sin tronco, cuyas ramas y raíces parecen brotar de las rocas. En seguida tenemos el paso de la Lagartija. Una pequeña chimenea inclinada entre unos pliegues rocosos fácil de superar.

El desnivel se acentúa y hacemos el último esfuerzo para culminar la loma poblada de esparto y llegamos a la Cruz. Fue erigida por un grupo de amigos en recuerdo de su compañero Verdú, fallecido en 1973. Disfrutamos una bonita panorámica de Jumilla.


A unas decenas de metros tenemos el punto geodésico y la Madama del Buey (1.088 m.) Por estos lares se denomina Madama al punto más elevado de la sierra. Siguiendo el cordal hacia el este, a un kilómetro aproximadamente vemos un bosque de molinos eólicos. Al menos han tenido la delicadeza de alejarlos de la cumbre. Cerca de allí comienza el descenso por la cara norte, por el Barranco del Madroñal que dejamos para otro día. Almorzamos contemplando el paisaje.

Emprendemos el regreso por la cresta oeste de la sierra, por lo que volvemos de nuevo hacia la Cruz y continuamos de frente. Las vistas son espectaculares. Ahora no hay marcas y apenas algún mojón, pero la senda es evidente y fácil de intuir.


Vamos descabalgando lomos por donde el sendero parece perderse o se corta bruscamente, pero enseguida tenemos soluciones fáciles, bien por la derecha o por la izquierda salvando algún pequeño escarpe. Los cortados en la umbría de la cara norte son alucinantes.

En un momento dado hay una variante a la izquierda que se separa del cordal y desciende por una especie de torrentera de piedras sueltas que lleva al paso de la Zorra, donde hay que hacer destrepes y pasar a gatas por un agujero en la roca, descendiendo por una canal hasta el inicio en la cantera derruida. Este paso queda para otra ocasión.


Cada lomo es totalmente distinto al anterior, son como grandes peldaños que vamos descendiendo. Las vistas del altiplano son preciosas. El Carche ya se ha deshecho de las nubes y emerge entre la bruma. Por la otra parte estamos casi a la misma altura del Molar, con sus curiosas formaciones.

En el último tramo vamos en dirección a la torre de alta tensión, que una vez rebasada la dejamos a nuestra derecha junto a una formación rocosa, y alcanzamos los bancales de almendros para llegar a  nuestro coche. Ha sido una excursión muy entretenida en un entorno agreste y rabiosamente bello.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 7,9 KM.
TIEMPO: 03:40 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.088 M. (La Madama del Buey)
ALTURA MÍNIMA: 588 M. (Aparcamiento)
DESNIVEL POSITIVO: 605 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 623 M.

DIFICULTAD: ALTA Por el fuerte desnivel y el paso del cable para personas no habituadas o con vértigo. Con precaución su tránsito es sencillo.

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