Posted by : Vaig a Peu lunes, 30 de octubre de 2017

El Decreto Foral 230/1998, lo define como un circo modelado por el agua, situado en el reborde sur de la cresta meridional de la sierra de Urbasa. Este paraje sobresaliente de la Sierra auna en una geomorfología de gran singularidad y belleza paisajística ecosistemas diversos y bien conservados. Las calizas y dolomías paleocenas forman un frente de cornisa de reborde aéreo que reposa sobre materiales margosos impermeables del cretácico superior. En el contacto litológico se sitúa una de las más importantes surgencias del extenso acuífero cautivo de Urbasa. La erosión remontante de las aguas ha modelado un renombrado paraje geológico donde se asienta la Reserva Natural. Dentro del espacio protegido existe una gran biodiversidad botánica y faunística debido a la riqueza de ambientes ecológicos que se generan a lo largo del cantil con sus gleras y laderas boscosas y en la zona de surgencias y torrenteras. La variedad arbórea se hace especialmente evidente durante el otoño, cuando el contraste cromático de las hojas permite identificar en un espacio reducido tilos, robles, serbales, arces, haya, fresno, olmo de montaña, temblón, sauces, avellano, espino, tejo, boj y enebro como especies más destacables. La flora arbustiva y herbácea es muy variada y de especial interés botánico por la presencia de plantas raras como la parásita Lathraea squamaria. La comunidad vegetal más extendida en el área es el hayedo, incluible en los de tipo calcícola y xerófilo, distribuidos por el piso montano cantábrico, denominados Epipactido helleborines-Fagetum. La fauna de carnívoros presente en el entorno de la Reserva Natural está compuesta por la fuina o garduña (Martes foina), gato montés (Felis sylvestris), entre las especies más singulares. No faltan el tejón y el jabalí. En los cortados anida el alimoche (Neophron percnopterus) y en el bosque el gavilán (Accipiter nissus). El mirlo acuático explora los rápidos y orillas musgosas en busca de insectos. Abundan los paseriformes en el bosque con especies como carbonero garrapinos (Parus ater), herrerillo capuchino (Parus cristatus), carbonero común (Parus major) y herrerillo común (Parus caeruleus).
CÓMO LLEGAR: Desde Alsasua por la carretera  de Urbasa NA-718 hasta Barindano. Girar a la izquierda por la NA-7187 hasta llegar a Baquedano. Cuando está controlado el acceso, es de pago.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.
ITINERARIO: PARKING / LAVADERO / RECORTE / CASCADA 1 / BIFURCACIÓN / CASCADA 2 / CASCADA 3 / MIRADOR / PUENTE 1 / PUENTE MADERA / TEJO / ÚLTIMA CASCADA / TOMA DEL AGUA / REGRESO POR BIFURCACIÓN / ROBLEDAL / BAQUEDANO / PARKING.

LA RUTA: El día de hoy ha amanecido lluvioso y con pronostico hasta el mediodía, así que, no madrugamos demasiado y marchamos a Vitoria-Gasteiz que dista a pocos kilómetros, para hacer tiempo mientras escampa.

Solamente hemos podido callejear por la capital alavesa, ya que la catedral de Santa María está en obras y las visitas tenían que ser obligatoriamente guiadas, lo dejamos, puesto que la conocemos de otros viajes.

Como estaba previsto comenzó a clarear y de bajada nos fuimos al Parque Natural de Urbasa y Andía, al nacedero del río Urederra, en Baquedano. No hay ninguna aglomeración. El aparcamiento está tranquilo, almorzamos antes de iniciar la ruta.


Comenzamos subiendo por las solitarias calles del pueblo entre casas muy arregladas con floridas macetas y plantas trepadoras, o el esqueleto y la cornamenta de la cabeza de un carnero. Otras con blasones y escudos tallados.


En un portón se cruzan las mitologías ancestrales, una flor seca de cardo silvestre y las modernas, una calabaza tallada de Halloween. Pasamos por el lavadero donde mana un buen chorro de agua, y por el frontón.


Tomamos el camino de la izquierda siguiendo las indicaciones y vamos dejando el pueblo atrás. El cielo sigue encapotado pero no parece que vaya a llover. A la derecha bajo unas encinas enormes hay gente comiendo en unas mesas.

Tenemos buenas vistas al valle y a los prados; en la parte de enfrente la masa de hayedo y robledal forma una capa espesa e infranqueable. Llegamos a la barrera de entrada  para visitantes y a las peanas informativas.


El camino prosigue y hay una caseta de información cerrada fuera de temporada, cuando la mejor época para visitar estos parajes es el otoño. Entramos en la espesura del bosque y el colorido estalla ante nuestros ojos.

Entre los claros seguimos viendo el bosque en la ladera montañosa. El camino se bifurca, pero es mejor seguir por la izquierda, así recorreremos los entresijos del arroyo y al final regresaremos por la parte alta.


Pasamos una portilla y pronto tenemos el primer remanso de agua a la vista entre la vegetación. En un principio no te lo crees. Las aguas son de color turquesa. Habíamos oído algo, siempre se exagera un poco. Pero es impresionante.


No sé cómo serán en primavera los contrastes de colores, pero ahora en otoño, son increíbles, parece un lugar de cuento. Todo el cauce está vallado, delimitado con cables o barandas, hay que tener precaución porque  está muy húmedo.


Para llegar a los remansos más espectaculares que siempre alimenta una pequeña cascada, hay bajadas con escalones entre las retorcidas raíces de algunos árboles. El musgo y la hojarasca termina de dar la última pincelada bucólica.


Volvemos a subir y bajar siguiendo el tortuoso cauce del arroyo que tintinea a nuestros pies, no hay que perderse ningún recodo, todos son espectaculares, por vegetación o por el agua coloreada de azul turquesa.












Alcanzamos la segunda cascada. Desde la parte alta podemos verla deslizarse con una estela  de espuma blanca hasta la poza azul. Siguiendo el curso unas decenas de metros más, hay una bajada escalonada hasta el pie de la poza.










Casi a nivel del agua las fotos son más cercanas. Todos lo cables que limitan el espacio están destensados, la gente salta por ellos en busca del ángulo más difícil, corriendo muchas veces riesgos innecesarios, las caídas pueden ser peligrosas.










Subimos a una plataforma más elevada y las perspectivas cambian, algunas hayas son grandiosas y entramos en una parte más llana del bosque y del cauce. Continuamos viendo entre la arboleda como discurren las aguas.


Pequeñas cascadas y aguas más remansadas que hacen que el cauce del arroyo se ensanche y veamos surcar el bosque, una preciosa corriente continua de agua azulada formando rincones de una belleza sin igual.










Creo no exagerar si digo que es el bosque de otoño más bonito que he visto jamás. Quizás contribuya la luz de un cielo nublado, o la poca gente que hay en el paraje a estas horas, y el silencio reinante en las orillas.


La tercera cascada es menos vistosa y más escondida de ver, pero con el zoom de la cámara encontramos el ángulo perfecto pese a lo recogida que está su poza, es cuestión de paciencia sin arriesgar mucho el físico.


Después viene una plataforma de madera algo más elevada a modo de mirador sobre el cauce del arroyo. Con el tiempo, el ramaje y los troncos caídos han cerrado mucho la visión, pero queda un entorno silvestre.


En el siguiente tramo el desnivel es algo más constante con caminos interiores que vuelven a salir al cauce, el bosque se va apretando y entre el arbolado distinguimos las altas paredes calizas que anuncian el final del recorrido.











Cruzamos por un primer puente unas pasarelas de madera y escalones que salvan diversas chorreras que van al cauce. En un lateral vemos deslizarse la última cascada, si se le puede llamar así, cae por una roca lisa.











Cruzamos otro puente y unas pasarela donde acaba el sendero. Nos asomamos a un agujero que parece la toma de agua, pero no se ve nada, y a pocos metros tenemos la gran pared por donde surge el agua, pero no hay una chorrera visible.


Regresamos. Damos las últimas miradas a pequeñas chorreras que caen desde lo alto entre las grandes rocas y entre el ramaje se puede otear el final de la vertical pared rocosa donde la vegetación trepadora gana terrero.










Deshacemos sendero pero ahora sin entrar a los miradores o bajar de nuevo a las cascadas, seguimos el sendero interior hasta llegar a la bifurcación, que ahora tomaremos por la izquierda, y subiendo un poco se torna en camino ancho.

Por el robledal, sin vistas al Urederra, cerramos la ruta llegando a Baquedano, rodeamos su pequeña iglesia que está cerrada, y  desde el parking nos marchamos por la carretera de Urbasa hasta el Balcón de Pilatos.

Desde las alturas, arriba de las paredes que hace poco veíamos desde el Nacedero del Urederra,   contemplamos en su totalidad el pequeño valle que se extiende con su grandiosa masa forestal de hayedos y robledales.

RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA POTABLE EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 10 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 03:15 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 680 M. (Nacedero)
ALTURA MÍNIMA: 547 M. (Antes de llegar a la cascada 1)
DESNIVEL POSITIVO: 301 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 301 M.
DIFICULTAD: BAJA.

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