Posted by : Vaig a Peu viernes, 15 de septiembre de 2017

Islandia (en islandésÍslandAFI: ['istlant]) oficialmente la República de Islandia, es un país soberano localizado en el extremo noroeste de Europa, cuyo territorio abarca la isla homónima y algunas pequeñas islas e islotes adyacentes en el océano Atlántico, entre el resto de Europa y Groenlandia. ​ Cuenta con una población de cerca de 331 000 habitantes y un área de 103 000 km². A causa de su localización en la dorsal mesoatlántica, es un país con gran actividad volcánica y geológica, factor que afecta en gran medida al paisaje del territorio islandés. El interior del país consiste en una meseta caracterizada por desiertosmontañasglaciares y ríos glaciales que fluyen hacia el mar a través de las tierras bajas. Gracias a los efectos de la corriente del Golfo, tiene un clima templado en relación a su latitud y provee un entorno habitable. El primer asentamiento humano en Islandia data del año 874 cuando, de acuerdo con el Landnámabók o «Libro del asentamiento», el líder noruego Ingólfur Arnarson se convirtió en el primer colono permanente de la isla. Otros navegantes, como el vikingo feroés Naddoddr, posible descubridor, visitaron la isla hacia el año 860 para pasar en ella el invierno. Sin embargo, nunca fundaron allí un asentamiento permanente. A través de los siglos siguientes, grupos humanos de origen nórdico y gaélico se asentaron en Islandia. Hasta el siglo XX, la población islandesa dependía de la pesca y la agricultura, y desde 1262 a 1944 formó parte del reino de Noruega y, posteriormente, de Dinamarca. En el siglo XX consiguió su independencia y la economía islandesa se desarrolló rápidamente, a pesar de su aislamiento del mundo debido a su ubicación geográfica. Hoy en día cuenta con una economía de mercado, con impuestos relativamente bajos comparados con otros miembros de la OCDE, manteniendo un estado de bienestar que provee asistencia sanitaria universal y educación superior gratuita a sus ciudadanos. En años recientes se convirtió en uno de los países más acaudalados, y en 2009 fue clasificado por la ONU como el tercer país más desarrollado del mundo. En 2008, el sistema financiero islandés sufrió un colapso, causando una fuerte contracción económica y manifestaciones que llevaron a adelantar las elecciones parlamentarias, en las que Jóhanna Sigurðardóttir ganó el puesto de primera ministra. Paralelamente cobró importancia la conocida como Revolución Islandesa, una serie de protestas y movimientos de organización ciudadana que, en conjunto con el nuevo gobierno, resultó en el encausamiento del anterior Primer Ministro de Islandia durante la crisis, Geir Haarde, dos referendos para decidir sobre el pago de la deuda externa de los bancos nacionales y un proceso ciudadano que desembocase en cambios en la Constitución que culminó en un borrador constitucional el 29 de julio de 2011 a debatirse en el Parlamento. Islandia posee una sociedad desarrollada y tecnológicamente avanzada, cuya cultura está basada en la herencia nórdica. La mayor parte de la población es de origen celta y escandinavo. El idioma oficial es el islandéslengua germánica septentrional que está muy relacionada con el feroés y con los dialectos occidentales del noruego. La herencia cultural del país incluye su cocina tradicional, su arte y su literatura.

Hoy es el último día de actividades en Islandia, iremos a ver las cascadas de Seljalandsfoss y Gljúfrabúi, y luego haremos un corto trekking en el valle de Reykjadalur, para llegar a primeras horas de la tarde a Reykjavík.

Salimos pronto ya que estas cascadas son de las más visitadas al estar cerca de la capital. Desde el parking ya tenemos una visión amplía de la primera de ellas, Seljalandsfoss. Nos hemos enfundado los chubasqueros y los pantalones de agua.










Las aguas del río Seljalandsá, el 'río líquido', se precipitan desde cerca de 60 metros en lo que en otros tiempos era una escollera sobre el océano, que en la actualidad se encuentra a varios kilómetros, y que hoy marca el límite entre las Tierras Altas y el resto del país.

Es posible subir la cuesta de la cascada y contemplar el panorama desde el punto en que el agua se lanza al vacío; pero su atractivo principal es que se puede pasar caminando por detrás de la cortina de agua, por eso la ropa impermeable.









No es una gran cortina de agua, pero su caída resulta elegante al destacar varios chorros de agua que van cambiando constantemente. Hemos hecho bien en llegar a primera hora, la afluencia de gente es muy relajada.











A medida que nos vamos acercando distinguimos a la gente moverse por una alargada oquedad situada por detrás de la cascada. El agua cae con pesadez, como si se fuera congelando antes de llegar a la poza en su base.











Lateralmente por la izquierda vemos alguna gente que ya ha terminado la visita y continua por un camino al pie de la verde ladera montañosa, donde vemos precipitarse dos cascadas mucho más delgadas.

Antes de iniciar el corto recorrido hacia la cascada, frontalmente podemos hacernos fotos a muy poca distancia de su atronadora caída. El agua cae a borbotones, como por tandas, formando un precioso encaje de puntilla.










En las demás cascadas te sorprende su elevada y larga caída,  la inmensidad de su enorme caudal que todo lo arrasa, o la tremenda plasticidad de su entorno, pero en Seljalandsfoss te emociona su delicadeza al caer.


Si las miradas frontales te enamoran, a medida que nos acercamos a la oquedad, las vistas laterales son tremendas, es como ver el cauce de una cascada que en su caída ha quedado congelada, petrificada de níveo hielo.











Aunque no tenemos un día soleado, desde la oscuridad del interior de la cueva, las primeras vistas a la cortina de agua son maravillosas, el discontinuo caer del agua forma un bonito bordado calado, por el que entra la luz del día.











El paso por detrás es sencillo pero todo está mojado por lo que hay que procurar  no resbalar. El vapor de agua y las salpicaduras hacen muy necesario el equipo de lluvia, y estar muy atentos al equipo fotográfico.


En pleno verano las visitas no serán tan relajadas, el acceso de la gente es espaciado y a todo el mundo le da tiempo a realizar sus fotos tranquilamente, con los móviles es fácil, pero con las cámaras hay que estar constantemente secando el objetivo.













Desde la oscuridad de la cueva los contraluces son estupendos y un gran espectáculo contemplar la cascada desde su interior. Estamos tan centrados en lo que estamos viendo que apenas percibimos el resonante ruido del agua.










Poco a poco vamos saliendo de la oscuridad hacia el otro lado, la luz entra con más fuerza y podemos fijarnos en las paredes de la oquedad, tapizada de musgo y otros líquenes con diversos tonos de verde y algunos ocres.










El lateral de este lado es más abierto y permite otra visión de la cascada, más amplia y quizás algo menos plástica, pero igualmente bella y grandiosa. Ralentizamos la marcha, parece que no queramos salir de la cueva.













Al final se sube por unos escalones de madera a una plataforma con barandas desde donde podemos dar las últimas miradas a este fabuloso entorno y a la honda poza que recibe la trepidante caída del agua.


Desde esta posición privilegiada descendemos por otra escalera de madera hasta el camino y luego por un pequeño puente de madera cruzamos el cauce del río Seljalandsá mientras nos vamos despidiendo de Seljalandsfoss.


De nuevo por camino ancho marchamos paralelos a la falda de la sierra. Ahora vemos mucho más cercanas las delgadas chorreras que veíamos al principio. Son unos 600 m que nos separan de nuestro siguiente objetivo.


A unos 300 m ya tenemos indicaciones de la cascada Gljúfrabúi, pero apenas vemos nada. Solo cuando estamos encima de ella veremos en la parte alta de la sierra el principio de la caída de una cascada tapada por una gran roca.












La cascada Gljúfrabúi cae desde el río Gljúfurá. Su fuente está justo al norte de Tröllagil (Troll Gorge) Canyon en el páramo Hamragardaheidi. Es un río alimentado por un manantial y menos voluminoso que su vecino










Gljúfrabúi es famosa  porque cae dentro de una hendidura en la roca, y se la conoce como la “Cascada Oculta” entre otros nombres, y sólo se ve si estamos lo suficientemente cerca, y su entrada es a través de una grieta en la roca.















La cascada de Gljúfrabúi, también puede traducirse como “Ravine Resident”, y también llamada Canyon Dweller, es una de las gemas escondidas de Islandia y una de las más sorprendentes   cascadas del sur.

Con sus 40 m de altura, esta cascada sólo puede ser vista en su totalidad entrando por una estrecha apertura en el acantilado de Franskanef, vadeando entre piedras el cauce del río Gljúfurá, no es profundo pero hay que evitar mojar las botas.











En su interior, con mucho cuidado de resbalar, se puede acceder y subir a una enorme roca donde podemos ver caer y deslizarse la gran cortina de agua. La niebla de Gljúfrabúi brinda a todo un aire de misticidad.













Es un momento apoteósico, sublime, la claridad entra  por la abertura de arriba como una luz cenital que ilumina la cascada y la roca, es como estar en una catedral erigida por la madre Naturaleza. Maravilloso.









A la salida, Nacho y yo comenzamos a subir por unos peldaños de tierra excavados en la herbosa loma para intentar acceder a la brecha por donde cae la cascada interiormente. El recorrido es bastante intrincado.

No todo el mundo puede llegar a este sitio, hay pasos entre rocas y unas cadenas para poder izarse, pero lo más complicado es subir a una roca terrosa donde habían unos peldaños de madera que se han roto o destrozado.












Llegamos hasta el nivel en que tomando precauciones, podemos asomarnos al gran agujero por donde se precipita la cascada, el lugar es impresionante. Tras las fotos deshacemos el sendero por el mismo sitio salvando la roca.

Ya en tierra firme hacemos las últimas fotos con gente encaramada en el lugar donde estábamos hace pocos minutos y nos dirigimos hacia el otro parking, donde está ahora la furgo. Una vez reunidos marchamos.


ITINERARIO: PARKING-1 / LATERAL DE LA CASCADA / INTERIOR DE LA CASCADA / SALIDA PLATAFORMA / SENDERO / ENTRE LAS DOS CASCADAS / ENTRADA AL CAÑÓN/ CASCADA INTERIOR / ARRIBA DE LA CASCADA / PARKING-2
RECORRIDO: LINEAL. SOLO IDA.
DISTANCIA: 3,10 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 01:10 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 64 M. (arriba de la Cascada)
ALTURA MÍNIMA: 34 M. (Parking-2)
DESNIVEL POSITIVO: 47 M.
DIFICULTAD: BAJA (En Seljalandsfoss), MODERADA (En Gljúfrabúi) y ALTA (Arriba de la cascada)

Nos desplazamos hacia los hots springs del hermoso valle de Reykjadalur , en las cercanías de la ciudad de Hveragerði. Reykjadalur, significa valle del vapor, donde vamos a realizar un corto trekking para bañarnos en las aguas del río caliente.

El valle de Reykjadalur forma parte de la zona volcánica de Hengill. El monte Hengill es un volcán extinto, activo hace 120.000 años. La última erupción fue datada aproximadamente 1900 años antes del presente por radiocarbono.

Reykjadalur siempre ha sido un lugar popular entre los islandeses, y en los últimos años muy frecuentado por los turistas. Por lo que han tenido que abrir nuevos caminos en la zona de baño para proteger esta delicada naturaleza.


Desde el parking iniciamos por pista de grava hasta llegar a un camino de tierra que comienza a descender hacia el valle. En lo alto tenemos bonitas vistas a un estrecho valle surcado por un delgado río humeante.

Las laderas de grava volcánica han sido invadidas por el musgo en distintos tonos verdes y rojos que resaltan entre los colores marrones de la lava, y el lecho del valle ha sido conquistado por un césped verde pajizo.

La paleta de colores confiere una mirada tranquila y relajada a este bonito entorno. Los senderos han sido trazados para proteger el ecosistema y no se deben abandonar en ningún momento ya que hay pozas termales de altísimas temperaturas.


Por la izquierda tomamos un desvío para bajar al fondo del valle y cruzar por una pasarela de madera  el delgado cauce del río caliente. Caminamos paralelos al serpenteante río que desprende vapor a su paso.

Nos encontramos metidos dentro de un entorno maravilloso, con espectaculares laderas volcánicas tapizadas de musgo que asemejan lienzos pintados por impresionistas y acompañados por un curso de agua humeante.

Alcanzamos una zona en donde el río caliente confluye con otro riachuelo de agua fría con lo cual rebaja su temperatura y ya es apta para el baño. Esta área en el margen izquierdo del río ha sido dotada de pasarelas de madera.


Por las pasarelas la gente se desplaza a las distintas pozas y remansos, conseguidos al estrangular el cauce del río con piedras. Son de poca profundad por lo que hay que tumbarse para que el agua nos cubra el cuerpo.


No hay sitio para desnudarse, tan solo unas mamparas en forma de cruz que la gente apenas usa, cada cual se seca o cambia el traje de baño a su antojo sin molestar a los demás. El agua está a una temperatura perfecta.

Lo más espectacular es el entorno de este precioso valle. Nos secamos y cambiamos. Mientras Susi regresa, yo decido cruzar al otro margen del río por una pasarela de madera y proseguir el camino  que sube por la ladera.


Aquí el entorno cambia, el río caliente ya no está mezclado con el arroyo frío y su temperatura es muy elevada, con cortinas de humo densas y constantes. Hay alguna poza vallada donde se ve el agua borbotear en plena ebullición.

El camino continua surcando la ladera en la que voy observando el río desde lo alto, hasta llegar a una pequeña poza o laguna humeante de un sucio color turquesa que desprende un tufillo sulfuroso poco agradable.

El sendero gira a la derecha y el valle se abre en dirección a Hveragerði. En este punto doy por finalizada la ruta  e inicio el regreso por el mismo sendero, pero en vez de cruzar por la pasarela a la zona de baños, prosigo por la izquierda.


Sigue habiendo poca gente en los baños que ahora observo desde el otro margen. Creo que estas fechas son ideales para no encontrar aglomeraciones y poder saborear todos los recorridos tranquilamente disfrutando del paisaje.


Este nuevo camino, al pie de la ladera, me permite observar su extrema inclinación, retorcidos cauces de chorreras que se abren paso entre la grava de lava volcánica desaguando en el río, y las tremendas planchas de musgo.

Otros tramos son pedregosos, donde las lluvias hacen deslizarse la grava volcánica ladera abajo, y otros la lava solidificada durante siglos forma extrañas figuras rocosas. También vuelvo a ver la confluencia de los dos ríos.


Esta vez no es necesario cruzar la pasarela de madera y el camino comienza a subir dejando atrás un precioso valle humeante, y por el camino de grava cerramos la ruta en el parking, concluyendo la jornada y prácticamente el viaje.
 
ITINERARIO: PARKING / IZQUIERDA / ZONA DE BAÑOS / PASARELA / FUMAROLAS Y LAGUNA AZUL / PARKING.
RECORRIDO: LINEAL, IDA Y VUELTA.
DISTANCIA: 4,6 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 01:50 HORAS (Incluido el baño)
ALTURA MÁXIMA: 377 M. (Parking)
ALTURA MÍNIMA: 268 M. (Lecho del río)
DESNIVEL POSITIVO: 164 M.
DIFICULTAD: BAJA.

Al llegar a Reykjavík y tras encontrar nuestro céntrico hotel-albergue subimos la totalidad del equipaje y nos despedimos de nuestra guía Patrí. Con horas de antelación un transfer vendrá recogernos, según el horario de nuestros vuelos.

Unos partirán de madrugada, otros a primera hora de mañana y nosotros por la tarde, por lo que volveremos a tener mediodía libre en Reykjavík. Para esta noche hemos reservado mesa en un restaurante para los 8 componentes del grupo.









Mientras tanto, salimos a conocer la capital, y como es natural lo primero que nos llama la atención es la gigantesca iglesia luterana de Hallgrimskirkja. Es la iglesia más grande de Islandia y la sexta estructura más alta del país.






Con sus 75 m de altura puede ser observada desde casi cualquier rincón de la ciudad. El diseño de la iglesia fue encargado al arquitecto Gudjon Samuelsson en el año 1937 y se necesitaron casi cuatro décadas para ver concluida la obra, iniciando su construcción en 1945 y finalizando en 1986.









La iglesia fue bautizada con el nombre del reverendo y poeta islandés del siglo XVII Hallgrimur Petursson, creador de numerosos himnos que alcanzaron gran popularidad en Islandia, siendo catalogados entre las máximas obras de la poesía religiosa mundial.











El diseño del templo nos recuerda a las bellas y características formas que moldean los flujos de lava basáltica en el paisaje de Islandia, siendo un claro ejemplo la espectacular cascada negra de Svartifoss.










El campanario de la iglesia ofrece las mejores vistas de la capital islandesa, siendo posible tomar un ascensor hasta el mirador y ver Reikiavik y las montañas circundantes. La mayor parte del coste de construcción fue cubierto por donaciones privadas de todo el país.







La puerta de entrada al santuario fue creada por el artista Leifur Breidfjord, conocido en el extranjero por sus grandes trabajos en vidrieras. Breidfjord también se encargó de la decoración del púlpito con representaciones simbólicas de la Trinidad y las iniciales griegas de Cristo.









La estatua del Mesías es obra del escultor Einar Jonsson, quien la donó en 1948. Esta estatua representa a Cristo en el momento en que el Espíritu de Dios desciende sobre él en su bautismo, simbolizando el misterio de la Trinidad.










El interior de Hallgrimskirkja también alberga un gran órgano de tubos de quince metros de altura, con un peso de veinticinco toneladas y compuesto por más de cinco mil tubos, una obra creada por el maestro organero alemán Johannes Klais.








Situada frente al templo la estatua de Alexander Stirling Calder, representa a Leif Eriksson, hijo de Erik el Rojo, un explorador vikingo considerado como uno de los primeros europeos que llegó a América del Norte sobre el año 1000, casi quinientos años antes que Cristóbal Colón.









La estatua fue donada por los Estados Unidos a los islandeses en 1930 en honor al aniversario número mil del Alþingi, el parlamento nacional de Islandia fundado en el año 930, la institución parlamentaria más antigua que existe en el mundo.

A la hora de la cena intentamos entre todos pedir los platos más representativos de Islandia, de esta manera pudimos probar la carne de ballena, la de caballo islandés, el cordero, la langosta… Luego intercambiamos correos y nos despedimos.










Al día siguiente amaneció lloviendo y poco pudimos ver de la ciudad. Aprovechamos para hacer compras y regalos hasta la hora de comer. Más tarde en transfer nos recogía en el hotel para tomar el vuelo directo a Elche.

He tardado mucho tiempo en publicar y relatar este viaje, tal ha sido la huella que ha dejado en mi. Han sido 15 días intensos recorriendo una naturaleza brutal y viva, siempre en evolución, que no deja de recordarnos lo insignificantes que somos.




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