Posted by : Vaig a Peu
martes, 12 de septiembre de 2017
Jökulsá í Lóni es un río glaciar
islandés que fluye en el este del país. Se eleva al final de Vesturdalsjökull,
un pequeño valle glaciar en el extremo oriental de Vatnajökull. Luego
fluye hacia un valle estrecho de orientación general
noroeste-sureste. Después de recibir las aguas de varios ríos y
arroyos, incluido el Lambatungnaá en su margen derecha y el Víðidalsá en su margen izquierda, el río
conduce al Jökulsársandur cuando el valle se ensancha
abruptamente y su pendiente es muy baja. Allí, recibe las aguas de otras
corrientes de las cuales las más importantes son las Skyndidalsá en
la margen derecha y las Hnappadalsá en la margen izquierda. Vaga en
forma de un curso de agua en trenzas, corre a lo largo de la pequeña ciudad de
Stafafell donde es atravesado por un puente sobre la Ruta 1 y
continúa su ruta a través de la llanura de Lóni que dio su nombre. Su boca es
doble: en la orilla izquierda fluye en Lónsvík por un corto estuario común
con el Lónsfjörður y en la orilla derecha, se infla
con la confluencia de otros ríos, se ensancha y desemboca en Papafjörður que comunica con Lónsvík en el
extremo sur de la bahía. Toda la parte superior de su curso desde su origen hasta el comienzo de
Jökulsársandur está incluida en la Reserva Natural de Lónsöræfi, en islandés friðland
yð Lónsöræfum, y que
está situada en el este del país. Cubre el extremo oriental de Vatnajökull,
parte de las mesetas orientales de Islandia y varios valles que
descienden hacia el sur, incluidos los situados entre Vatnajökull y Hofsjökull. La
parte de Vatnajökull incluida en la reserva natural es en sí misma parte del
Parque Nacional Vatnajökull. La entrada a la reserva natural es la pequeña
ciudad de Stafafell, no lejos de la ciudad de Höfn. Solo se puede acceder
a través de senderos de vehículos todo terreno, pistas solo conectadas a
la Ruta 1 a lo largo de la costa hacia el sur.
Esta es una etapa transitoria para ir acercándonos al Parque Natural de Skaftafell donde mañana realizaremos actividades en los lagos y glaciares. Para hoy solo tenemos una ruta circular las gargantas del Raftagil y Hvannagil.
Todavía sigo sorprendido por el encuentro con la chica del Camino Primitivo, y que ella me reconociera al oírme hablar después de 10 años. También celebramos la suerte que tuvimos anoche al poder ver auroras boreales.
Hace un gran día, con buena visibilidad. No hemos madrugado mucho y tras el desayuno cargamos la furgo y partimos. Como siempre a mitad de camino hacemos alguna parada para contemplar los sorprendentes paisajes.
Esta vez, el inverosímil paisaje lo tenemos en la misma carretera que discurre serpenteando entre altas montañas. Se trata de ver las espectaculares laderas de las sierras compuestas por grava de diversos colores.
La grava es producida por la fragmentación de las rocas volcánicas, que en su rodar por las laderas llegan al pie de la montaña, formando unas extraordinarias líneas rectas inclinadas por el desnivel, que muchos arquitectos quisieran haber proyectado.
Esta naturaleza es increíble. También caminamos hasta la orilla del mar que está apenas unas decenas de metros, un mar en calma bajo un cielo de planchas grises que llanea en la costa y se ondula y recorta al acercarse a las montañas.
Tras varios intentos fallidos llegamos al inicio de nuestra ruta de trekking. Patri, nuestra guía, no la ha hecho nunca, pero a golpe de notas y Google Maps encontramos el lugar de aparcamiento junto al río Jökulsá í Lóni.
Iniciamos por la izquierda, pero al subir un montículo lo que tenemos delante es la gran llanura de la cuenca hidrográfica del río Jökulsá í Lóni. Volvemos atrás y ahora por la derecha, pero nos elevamos demasiado sobre el cañón y tenemos que bajar.
Ahora si, ya estamos en el lecho del arroyo y dentro de la garganta del Raftagil. Es un cauce pedregoso no muy ancho y ocupado por el torrente de agua. En principio se puede avanzar por nuestra izquierda tras sortear algunas rocas.
El cauce se torna sinuoso y algo encajonado, hay que estar atentos a las piedras para salvar algunos recodos sin vadear el arroyo. En algunos tramos esta totalmente cubierto por las grandes piedras y el agua se desliza entre ellas.
Más tarde la orilla de nuestro lado se ensancha y se abre paso un estrecho sendero entre denso matorral de abedules, y el cañón se amplía dejando a la vista verdes y suaves lomas invadidas por esta espesa vegetación.
La fronda enmarañada nos dificulta el caminar y la senda desaparece. Tenemos que buscar el sitio más idóneo y estrecho del torrente para vadearlo y proseguir por la otra orilla. Por suerte unas ovejas nos indican el sitio correcto.
En la otra orilla, izquierda orográfica, el sendero es más visible y fácil de patear, nos conduce entre el matorral bajo y zonas donde ganan frondosidad y altura los abedules, pero dejandonos un paso franco y evidente.
Poco a poco la garganta vuelve a estrecharse y el cauce queda invadido por piedras y rocas que se desprenden de las laderas. El matorral de abedules va desapareciendo y debemos de cambiar de orilla varias veces.
El valle se vuelve más rocoso y angosto, pasamos por un muro doble de basalto que parece formar una espectacular puerta que da entrada a la parte más agreste y bonita del cañón, el arroyo no viene muy crecido y podemos pasar fácilmente.
Después de una curva, aparece una llamativa aguja de roca basáltica erguida y solitaria que, subiendo un escalón pasamos por su base, donde el sendero se eleva un poco más para atravesar una ladera de guijarros.
A continuación viene una pequeña cascada que forma el curso del torrente, con una estrecha chorrera más a la derecha. Es un bonito salto que debemos esquivar subiendo por la ladera cerca de la chorrera, hay algunos hitos.
Desde la altura tomada sobre una roca, hacemos bonitas fotos a la cascada y al cauce del cañón, del que nos vamos saliendo a medida que subimos por la empinada ladera. En la parte alta aparece otro sendero marcado con pequeñas estacas de madera.
Su recorrido es claro y evidente junto a la ladera de una elevada loma, continuando por el ancho valle en un recorrido paralelo al cauce del riachuelo que antes habíamos dejado. Distinguimos grandes montañas al fondo del valle.
Los chicos decidimos seguir subiendo por la ladera para culminar la gran loma, mientras Patri y las chicas prosiguen por el sendero del valle. Francesc que fue el primero en tomar la decisión llega en un periquete.
No hay sendero para el ascenso pero tampoco dificultad para ir elevándonos. A medida que ganamos altitud el paisaje se va abriendo ante nuestros ojos y vemos la tortuosa hendidura la garganta del Raftagil y su desembocadura en las llanuras del Jökulsá í Lóni.
Un gran hito de piedras sobre las rocas marca la máxima altura, 178 m, de esta loma sin nombre. En el otro lado, hacia donde nos dirigimos, las montañas cambian a colores más tenues y sonrosados exentos de vegetación, solo un verde musgo marca las chorreras de agua.
Hacemos un descenso fácil buscando el unirnos con el resto del grupo en el valle de Seldalur. Este es un trayecto distendido en el que nos vamos acercando a las montañas de liparita o riolita de la garganta de Hvannagil.
Posteriormente atravesamos otro torrente y por la derecha comenzamos a distinguir tras un matorral de abedules, la hendidura de otra garganta que viene por nuestra derecha y que se va abriendo a medida nos vamos acercando.
Cuando estamos frente a ella observamos una pequeña cascada en uno de los saltos de su escabroso cauce, pero lo que más nos llama la atención es el contraste de suaves colores del cauce y las laderas montañosas.
Son colores pastel o acuarela contrastados con el marrón rojizo de las rocas. En ellas se pueden distinguir las sucesivas capas de lava de distintas erupciones, con escorias de diferentes colores. Seguimos por amplio valle.
La gran planicie en suave inclinación se torna herbosa como un verde prado, pero no hay animales pastando. El sendero hace unos estrechos surcos para caminar por los que en las lluvias el agua correrá hasta los arroyos.
Pronto tenemos a la vista la garganta del Hvannagil encajonada entre altas paredes de laderas montañosas. Llegamos a una loma donde hay un hito grande que marca un cruce de caminos, por la derecha se llegaría a la garganta y a un pequeño lago.
Pero nuestras notas llegan hasta aquí, por lo que recortaremos la ruta bajando por la ladera de la izquierda. Aprovechamos para tomar un tentempié y contemplar el paisaje. Francesc hace una escapada a otra loma.
Es una zona de gran riqueza geomorfológica de lava con una gran parte de ácido silícico, que origina una coloración clara. En las amplias laderas de escombros encontramos escoria amarilla (azufre), roja (hierro) o blanca (cristales de yeso).
Comenzamos a descender por la pedregosa ladera, no es difícil pero la traza es inclinada y en algunos tramos algo inestable. Al mismo tiempo vamos obteniendo grandes miradas, sobretodo a la entrada del la garganta del Hvannagil.
Cerca de unos matorrales sobrepasamos a otro grupo de habla hispana con los que hemos coincidido en algunas actividades. Su ruta ha sido muy corta puesto que solo han accedido hasta ese punto. Esperamos a Nacho que quedó retrasado.
Este tramo inicial de la garganta es muy amplio y llano, se trata de un cauce de aluvión que procede de los deshielos glaciares. Sin embargo toda la erosión que vemos en sus paredes fue ocasionada por las lenguas glaciares que ahora está en retroceso.
Por todo el amplio cauce tan solo discurre el arroyo de apenas tres metros en su parte más ancha, pero esto es muy engañoso, puesto que en las épocas del deshielo es muy extenso y con gran dificultad para vadearlo.
Algunas formaciones rocosas insinúan extrañas caricaturas, pero lo que más destaca es la anchurosa planicie de la garganta. Muchas de las corrientes de agua circulan por debajo del suelo, y en algunos tramos aparecen y tenemos que vadear dos o tres brazos.
Dos puntas rocosas que bajan de las laderas producen un estrechamiento en el cauce y el curso del arroyo pasa entre ellas, quizás sea el tramo más delicado de vadear. Ahora estamos más pendientes del curso del arroyo para cambiarnos de orilla a tiempo.
Es un singular y desconocido recorrido a través de una de las zonas con mayor riqueza geomorfológica. A través del cañón somos testigos de la erosión labrada en el terreno por el retroceso glaciar, las erupciones volcánicas y los cauces de deshielo.
Se intuye la salida de la garganta y vamos haciendo las últimas fotos a los alrededores, tenemos a la vista el magnífico escenario montañoso, los numerosos brazos del Jökulsà y sus vastos arenales a lo largo del desagüe glaciar.
Alcanzamos la pista de tierra que nos conduce cerca de las sierras con sus laderas plagadas de bosque de abedules, donde distinguimos a diversas alturas numerosas casas de vacaciones construidas en madera.
Este largo camino nos permite conocer un paisaje distinto en una gran llanura, donde el río Jökulsá í Lóni acampa a sus anchas, con sus diversos brazos que proceden de las gargantas y del deshielo glaciar camino de su desembocadura.
Pasamos junto a otras casas de vacaciones situadas estratégicamente y de un alto nivel económico y sin apenas protección de vallas. Cerramos la ruta junto al estuario del río, que más parece formar un arenoso delta.
AGUA POTABLE EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 10,4 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 03:30 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 178 M. (Montículo)
ALTURA MÍNIMA: 30 M. (Aparcamiento)
DESNIVEL POSITIVO: 306 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 306 M.
DIFICULTAD:
MODERADA.
De regreso, camino de Höfn, en cuyos alrededores está nuestro albergue de hoy, paramos a contemplar las extensas lenguas del glaciar Vatnajökull, que echando mano del zoom de la cámara se ven espectaculares.
Localizado el albergue, descargamos, tomamos posesión de nuestras habitaciones y nos aseamos. Después nos vamos a comprar provisiones y algunas cervezas a Höfn. Tras la cena preparamos las mochilas para mañana visitar el glaciar.