Posted by : Vaig a Peu
jueves, 11 de mayo de 2017
Hoy es un sendero turístico que aparece en
las guías de medio mundo, pero el germen de Caminito
del Rey fue
otro muy distinto. Originariamente concebido como un camino de servicio, ha
pasado por diferentes etapas. En los últimos años antes de su clausura -cuando
ya se había ganado el apelativo del 'sendero más peligroso del mundo'- fue un
lugar en el que sólo se adentraban los más valientes y temerarios. Pero antes
que ellos hubo niños que iban al colegio sin nadie que los guiara, y parejas de
enamorados que se perdían entre los muros del cañón, y vecinos de la zona que
salían a ver y ser vistos... Y mucho antes, hace más de un siglo, ni siquiera
hubo cemento. Resulta curioso que el germen del Caminito fuera precisamente la
madera. Las primeras tablas en el Desfiladero de los Gaitanes se colocaron en
1901 y no lo hicieron obreros al uso sino gente acostumbrada a vivir lejos de
tierra firme. Fueron marinos quienes ensamblaron aquel camino primitivo que
apenas se asemeja al actual, atados a cuerdas desde lo alto del acantilado y
suspendidos en el vacío, una labor a la que ya estaban acostumbrados en un
barco. Pero el motivo que derivó en ese camino y en todo lo que le rodea surgió
años antes, durante la construcción del ferrocarril Córdoba-Málaga. Fue
entonces cuando la familia Loring, que tenía la concesión ferroviaria, se dio
cuenta del potencial que tenía el río Guadalhorce y los saltos de agua del
Desfiladero de los Gaitanes para generar electricidad. El ingeniero y
empresario Jorge Loring, primer marqués de la Casa Loring, consiguió también
esa concesión, pero no llegó a explotarla. Sería otro ingeniero vinculado a la
familia por matrimonio, Rafael Benjumea Burín, quien tomó las riendas de un
proyecto que con los años le supondría llegar a ser ministro con Primo de
Rivera y el título del Conde del Guadalhorce. A principios del siglo XX, en España
empezaba a gestarse un importante cambio en la generación de la energía. Atrás
estaban quedando las máquinas de vapor para dar paso a las centrales
hidroeléctricas. Benjumea vio el potencial de El Chorro para poder generar
energía suficiente como para dar servicio a Málaga y cubrir también las
necesidades de su industria. Su sueño se vio ampliado con creces años más tarde
y llegó a suministrar electricidad incluso a pueblos de Granada y Almería. En
1903 se puso en funcionamiento el Salto Hidroeléctrico del Chorro. Esta pequeña
presa elevaba el nivel del río creando un pequeño canal cubierto por tuberías.
Para controlarlo, Benjumea contrató a los marinos para que construyeran un
camino de tablones y poder así acceder a la zona para efectuar labores de mantenimiento.
Supuso la creación de una plataforma paralela para controlar la compuerta y los
accesos a la presa original. Fue el primer tramo del actual Caminito del Rey. En
1903, Benjumea funda la Sociedad Hidroeléctrica del Chorro con la finalidad de
construir un gran pantano. Una vez aprobado el proyecto, se volvió a reformar
para crear una presa de 50 metros de altura y una capacidad de embalse de 80
hectómetros cúbicos. Pese a la carestía de materiales por la I Guerra Mundial,
las obras pudieron concluir el 21 de mayo de 1921. La trascendencia del
proyecto supuso que el rey Alfonso XIII acudiera a la colocación de la última
piedra. Un sillón de piedra, hoy conocido como el sillón del Rey, dejó
constancia de la visita del monarca. El ingeniero Benjumea vio en el precario
caminito de tablas de madera una oportunidad de sorprender al monarca. Durante
la gran obra decidió dar un paso más allá: retiró la vieja estructura y la
cambió por cemento y vigas de tren como soporte. (diariosur.es)
CÓMO LLEGAR: Desde Córdoba. Por la A-45 autovía a Málaga,
salida en la nº 92 hacia la N-331 dirección Antequera, salir por la derecha por
la A92 dirección Sevilla. Tomar la salida nº 146 hacia Campillos por la A-384,
antes de entrar en Campillos girar a la izquierda dirección Antequera por la
A-357, para más tarde girar a la izquierda por la A-7286 que nos llevará a
nuestro destino, donde están los aparcamientos del restaurante el Kiosko y en el
restaurante el Mirador.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.
ITINERARIO: EL KIOSCO / SENDA DEL BOSQUE / RUINAS / VISTAS
ARCO GÓTICO / CASETA CONTROL / PRESA / TORNO / CAÑÓN GAITANEJOS / PUENTE DEL
REY / CAMINO DE TIERRA / ANTIGUO CANAL / PASALELAS Y FALLA / CAÑÓN GAITANES /
PUENTE / TORNO SUR / CASETA INFORMACIÓN / PARADA BUS.
LA RUTA: No ha resultado tan fácil llegar desde Córdoba, imposible poner la reseña en el GPS del coche, pero no importa, a golpe de notas hemos llegado, no hay ninguna indicación hasta que no estás dentro del paraje.
LA RUTA: No ha resultado tan fácil llegar desde Córdoba, imposible poner la reseña en el GPS del coche, pero no importa, a golpe de notas hemos llegado, no hay ninguna indicación hasta que no estás dentro del paraje.
Nosotros elegimos el trayecto más largo, desde el Restaurante el Kiosco, al llegar pronto tenemos aparcamiento y compramos unos bocatas para antes de comenzar el caminito. El entorno de los embalses es precioso.
Iniciamos pasando por el pequeño túnel que nos deja en el otro lado y dentro de un hermoso pinar, el sendero es ancho, limpio y esta balizado, con lejanas vistas a la presa del embalse del Guadalhorce entre los pinos.
Vale la pena hacer este trayecto aunque sea más largo, sobretodo para la gente con espíritu senderista ya que el caminito del Rey en la actualidad es un reclamo turístico. Al poco comenzamos a ver la lengua de agua del embalse de Gaitanejo.
La visión del agua nos alegra la vista, realmente es el río Guadalhorce pero embalsado. Nos elevamos un poco para pasar por delante de unos abrigos donde hay unas ruinas y descendemos para marchar paralelos al cauce del río.
Poco después, entre la arboleda y un merendero, tenemos bellas vistas en la otra orilla a una gran pared lisa en forma de escudo y conocida como el Arco Gótico. Subimos unas escaleras por la derecha y estamos en la caseta de control.
Hemos llegado con más de una hora de antelación a nuestro horario de entrada. Si hubiesen huecos en otros turnos nos podrían incluir, pero no los hay. Nos vamos de nuevo al río a tomar tranquilamente nuestros bocatas.
Llega nuestro turno, pasamos el control y nos entregan los cascos con una redecilla higiénica para el pelo, puesto que el casco es usado constantemente por otras cabezas. También los auriculares para oír al guía.
Inicio oficial del Caminito del Rey, primer cañón: Gaitanejo. Una vez rebasado el edificio de la subestación eléctrica, más adelante se encuentra la antigua presa, y una vez rebasada nos llamará la atención como las montañas se cierran a nuestro alrededor.
Se convierte en una estrechísima hendidura donde nuestro sendero termina al llegar al control del paso del Torno norte, comienza el verdadero Caminito del Rey: las pasarelas. En esta zona hubo una presa primitiva, de la que solo quedan los restos.
Era la Presa de las Cambutas, que fue dinamitada en los años setenta cuando el canal dejó de funcionar, sobre el cauce del Río Guadalhorce. Veremos varias placas marcando la altura del agua en las grandes crecidas.
Más adelante encontraremos otras sobre las aperturas del Camino en 1921 y en 2015. Este primer cañón es el mas estrecho de todos, con algunos puntos de separación entre las paredes, de unos cinco metros, y una altura sobre las aguas de más de cien metros.
Mirando hacia abajo, en su serpenteante angostura, observaremos las grandes huellas de la erosión, marmitas gigantes, cárcavas o cambutas. Este primer tramo de pasarelas se abre sobre un pequeño lago conocido como El Soto.
Contemplamos, escaleras y uno de los pasos subterráneos, en una pequeña cavidad se han encontrado restos del Neolítico, bajo las paredes del Tajo Ballesteros. Desde esta zona entre el primer y segundo cañón, veremos al otro lado por primera vez la línea férrea.
Empieza el segundo cañón, con el Tajo de la Paloma, la Cueva del Toro y el Puente del Rey. Este tramo nos pasea por las cárcavas de el Tajo de la Paloma, los desfiladeros se abren y bajamos a un nivel inferior.
Atravesamos un corto túnel donde se ensanchan las pasarelas y proseguimos descendiendo moderadamente, observando en la ladera de enfrente un largo tramo abierto de la vía férrea. En el cauce las aguas fluyen serenas.
Las pasarelas se pegan al contorno del desfiladero realizando sus mismas curvas, anchas y sinuosas que nos dan vistas alucinantes y de una agresividad terrible, que contemplamos cómodamente a través de las plataformas.
Nos vamos acercando al Puente del Rey, el que inauguró su majestad Alfonso XIII el 21 de mayo de 1921 y que se conserva apuntalado por vigas metálicas, como reclamo turístico de aquella memorable fecha. Descendemos a tierra firme.
Entramos en el valle del Hoyo, el espacio central del Desfiladero de los Gaitanes esta formado por un circo de montañas que han configurado un valle cerrado. Paramos en un pequeño rellano para contemplar las vistas.
En el lado de Ardales, nuestra senda, los paredones de los Tajos del Almorchón, y en la vertiente de Antequera, por donde circulan los trenes, llamativas formaciones rocosas, destacando la cumbre del Pico Huma (1.191 m) y los Tajos de Ballesteros y del Estudiante.
El sendero entre pinos nos llevara a un tramo destrozado del canal por el que mana un chorro de agua, que se remansa en un redondo charco artificial, donde pone los huevos el Sapito Pintojo, especie rara y difícil de ver.
Siguiendo el camino veremos las ruinas de la Casa del Hoyo, utilizaremos un tramo del viejo canal, como sendero de aproximación al tercer cañón, donde admiramos las dos moles calizas que encierran el último cañón. El Cerro de San Cristóbal y paredes de escalada.
Antes pasaremos por la boca del canal taponada por una puerta de madera, convertido en refugio para murciélagos. Aquí pueden encontrarse especies amenazadas como los murciélagos de herradura, ratonero y de cueva.
Unas escaleras nos suben al último tramo de pasarelas del tercer cañón, el gran Gaitán. Este grandioso recorrido, se inicia en un punto donde se separa el canal del Caminito hasta volver a encontrarse en el Puente de Ribera.
Este trecho de pasarelas afronta unos seiscientos metros de recorrido, serpenteando por paredes verticales, mucho más aéreos que los anteriores, con una altitud sobre las aguas que supera los cien metros.
En el primer recodo vemos varias cuevas enfrente, en la pared de Antequera, la gran falla coronada por los grandes Nichos de San Cristóbal, los tres techos de los escaladores, y entre dos túneles una gran ventana donde pasa el ferrocarril.
Esta es la mejor zona para admirar la verticalidad de los estratos, pudiendo en algunos tramos junto a las vías del tren, seguir la estratigrafía caliza del nivel del agua hasta las cumbres, situadas a mas de 250 m sobre las pasarelas.
Tras el serpenteante contorneo de las pasarelas por los precipicios llegamos al Balcón de Cristal, de apenas dos metros cuadrados, y cuyo piso transparente acongoja a la mayoría de los visitantes, pese a ello hay que guardar cola para la foto.
Comenzamos a tener una espectacular vista del estrecho desfiladero unido por el puente-acueducto de Ribera, este puente solapa la vista del puente colgante. Antes, haciendo un recodo, nos adentramos en el vértice de la Falla Chica
Una placa de metacrilato protege de las manos curiosas la huella dejada por el Amonite. El vértice de la Falla es impresionante. En las paredes vemos la Playa Fósil y más arriba, dos Amonites íntegros fosilizados.
Parece que nunca terminamos de hacer el bucle, las vistas son tremendas. Cuando miras hacia atrás o hacia delante, y ves a los grupos que te anteceden o a los que te preceden, valoras por donde has pasado y por donde vas a pasar, es extraordinario.
Bajamos y subimos unas escaleras entre un tramo liso donde hay algunas placas que recuerdan a los deportistas que perdieron la vida practicando deporte extremo. Giramos a la derecha para encarar el puente.
El puente colgante, quizás donde más se lo tiene que pensar la gente con algún atisbo de vértigo. Con una longitud de treinta metros, suelo metálico de rejilla, pasamanos de cable y un ligero balanceo al caminar a ciento cinco metros de las aguas.
Nadie tiene prisas y se pueden hace las fotos de rigor. El puente-acueducto de Ribera queda paralelo a apenas unos metros de distancia. Un tramo de escaleras y pasarelas nos sacan del desfiladero de los Gaitanes.
Caen unas gotas de lluvia y esto precipita un poco la salida y nos perdemos algunas fotos a los Tajos de la Encantada y al embalse de la Encantada. Una fuerte subida por escaleras para pasar por encina de vía férrea y llegamos al Torno Sur.
Descendemos un largo trecho por senderos, caminos y carretera donde todas la referencias están a trescientos metros según las indicaciones. Deja de llover y podemos ver el embalse y la tubería que se precipita desde lo alto del cerro.
Entregamos el casco y el intercomunicador en la Caseta de Control e Información Sur y esperamos la llegada del bus lanzadera que nos devolverá al restaurante el Kiosco, en la zona norte. Ahora caminito de Málaga, a cenar en las terrazas de la calle Larios.
Esta remodelación del Caminito del Rey tiene muchas criticas, sobretodo por la versión recaudatoria y turística, pero hay que reconocer que es un espectáculo grandioso, donde tienen acceso personas que de otra modo no podrían hacerlo.
RECORRIDO: LINEAL, SOLO IDA.
AGUA POTABLE EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 9,75 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 03:50 HORAS
ALTURA MÁXIMA: 360 M. (Sendero del bosque)
ALTURA MÍNIMA: 210 M. (Caseta Información)
DESNIVEL POSITIVO: 122 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 222 M.
DIFICULTAD: BAJA, si no se tiene vértigo.
DIFICULTAD: BAJA, si no se tiene vértigo.