Posted by : Vaig a Peu martes, 8 de diciembre de 2015

Siempre tuve curiosidad por conocer de donde procedía la piedra con la cual se construyó nuestra basílica de Santa María. Mantenía en mi pensamiento un lugar que habría de distar poco de Elche, muy cercano al pueblo; es decir, amparado en el transporte lento de los carros, rodando sin prisa alguna. Así que, llevado de tan inquietante pensamiento, hablé con un amigo conocedor de los montes cercanos, quien me dio la noticia de saber donde se hallaban las dichosas canteras. Es más, se ofreció enseguida para ser raudo y amable guía. Lo cual supuso que ajustásemos de inmediato el día de la excursión. Comentaré que iniciamos la caminata -junto a otros compañeros interesados en la historia- penetrando en el barranco de San Antón, una vez pasada la urbanización Buenavista. Y seguimos su cauce, tachonado de agrestes entrañas, venciendo continuos obstáculos. Era, insisto, un ramblizo rendido al paso del tiempo, donde se hacía difícil avanzar. Cosa curiosa: dicho paso, trazado sobre el fondo de la barranca, seguía un rumbo asfixiante que se curvaba y retorcía acoplado al repliegue del monte. Empero, de cuando en cuando, aparecía en él, la rodadura marcada en roca viva por la llanta de miles de carros que lo habían hollado en su lento trasiego. Por supuesto, nos costó bastante llegar al grupo de las centenarias canteras. Mas al fin, en una bella hondonada de pinos, respetada por el acrecentado silencio de una montaña desolada -sierra que lleva en el plano topográfico de Elche el extraño nombre de Peligros- hallamos los callejones abandonados de las ansiadas pedreras. Confesaré que me llamaron la atención las caras perfectas de tales canteras suministradoras de la piedra arenisca de nuestro templo. Superficies lisas, cortadas limpiamente, lo cual daba a entender que nos hallábamos ante un tipo de roca que admitía ser tratada bajo la extracción por cuñas y luego retocarse con escoplo. Un trabajo de muchísimo esfuerzo, propio de hombres esforzados, capaces de poder superar el agobio de una tarea realizada entre el polvo y la crudeza del sol inclemente. Pensé entonces en el agua y en la sed de semejantes canteros. Seres perdidos allá en el silencio y extravío de estos montes. Y he aquí que mi amigo me mostró el recurso heroico para conservar el agua. Era un aljibe excavado en una laja del lecho de la barranquera. Estaba formado por cierta cubeta rectangular, cubierta con losas planas, en una de las cuales se abría el brocal, - apto para cerrarse con tapadera - cuya boca permitía sacar agua con pozal. Dicho aljibe se alimentaba por fino canalillo, abierto en la roca, regata que llevaba el agua de lluvia a una arqueta-arenero y de allí rebosaba cayendo a la poza o aljibe. ¡Qué empeño pusieron los constructores de Elche para que estas canteras cercanas funcionasen largo tiempo! Debe saber el lector que la iglesia de Santa María tardó ciento once años en construirse, siendo además una obra muy superior a la economía de aquel pueblo nuestro, cercano al final del siglo XVII. Ahora conocemos muy bien que los dibujos realizados por Nicolás de Bussi para el templo local - los cuales maravillaron al Concejo - proyectaban un edificio demasiado grande y costoso para los tres mil habitantes que estarían censados en Elche. Sin embargo, la locura de un sueño salió adelante, gracias al tesón ilicitano. Y Santa María es hoy una joya incomparable hecha para albergar el esplendor de La Festa. ¡Lo he recordado al visitar las canteras! (08/04/2007 artículo en el diario Información)

CÓMO LLEGAR: En Elche, desde el Palacio de Altamira, bajar a las laderas del río Vinalopó, se puede iniciar por ambas.
COMPONENTES: VICENTE, SUSI Y CAROL
ITINERARIO: PUENTE DE ALTAMIRA / DERECHA-CRUCE REGRESO / BARRANC DE SAN ANTÓN / CARRILADAS / BARRANC DE SANTA MARÍA / CARRILADAS / CANTERAS / CRUCE CAMÍ DE FERRIOL / EL CAU / CRUCE CAMÍ DE FERRIOL / CAMÍ DE LES VOLTES / CRUCE DE REGRESO / PUENTE DE ALTAMIRA.

LA RUTA: Todavía hay muchos ilicitanos que no conocen el Cau. Os propongo una caminata tranquila a un punto que os sorprenderá, donde Mariano Ros y su discípulo Cándido, han esculpido dando relieve en la roca caliza a los símbolos culturales, religiosos y deportivos de nuestra ciudad.

Iniciamos desde las laderas del río Vinalopó a la altura del puente de Altamira. Marchamos por arriba del cauce admirando las pinturas del Proyecto Víbora, las pasarelas del ¿valle  trenzado?, y el Convento de las Clarisas junto a una de las pocas chimeneas industriales de ladrillo que siguen en pie.

Poco antes del Pont del Bimil-lenari, donde está la cascadita de agua, hay que seguir por el camino de la derecha, y una vez traspasado el puente por debajo, subir por la derecha una rampa hasta salir del cauce del río junto a los restos de un acueducto. Continuar por la acera izquierda de la CV-86 (Vía Parque).

Pasaremos la primera rotonda que será el cruce de regreso, proseguiremos hasta la segunda rotonda y una vez rebasada, dejaremos la acera por la izquierda, por un camino incipiente que se va reafirmando y que nos transita por un gran descampado en dirección a Bona Vista.


Conectaremos con el Barranc de San Antón que siguiendo cómodamente su cauce nos pasa por debajo de los dos carriles de la autovía, girando luego a la izquierda por unos antiguos bancales hasta llegar a un terraplén con una pared de cemento, se puede subir arriba o seguir por la derecha.

Dejamos el Barranc de San Antón que se va por la derecha, nosotros seguimos por otra barranquera menos profunda y que nos conectará más adelante con el Barranc de Santa María. Vamos en ligero ascenso por un sendero que está muy remarcado por el paso de ciclistas.

Poco después, si nos fijamos en el pétreo suelo del cauce de la rambla, aparecen las primeras carriladas, profundas marcas dejadas en la piedra caliza por el paso de las carretas que transportaban los bloques de piedra para la construcción de la Basílica de Santa María en nuestra ciudad.

Los innumerables viajes cargados con el enorme peso de los bloques y la llanta metálica de las ruedas de las carretas, iban hollando surcos en el cauce calizo del barranco dejando profundas huellas, que con el paso del tiempo nos permiten recordar el esforzado trabajo de los antiguos canteros.


Tras varios recodos del barranco, en las laderas, primero a la derecha y luego a la izquierda, podemos descubrir los restos de las pequeñas canteras de donde fueron extraídos los bloques de piedra caliza. Quedan visibles las marcas que dejaron los dientes de sierra al cortarlos y los escalones formados en su extracción.

El sendero prosigue, siempre remontando con suavidad hasta salir del cauce del barranco. Luego por camino rodeamos las laderas pobladas de un bonito bosquete de pinos. Sí. En Elche también tenemos pinos. Enlazamos con otros caminos y tras una pequeña bajada conectamos con el asfaltado Camí de Ferriol.

Este será nuestro punto de regreso. Ahora, por la derecha, haremos el trayecto de ida y vuelta al Cau. Ya tenemos a la vista las antenas del Tabaiá (403 m.), en el cruce de caminos seguimos recto, hay una indicación pintada en una piedra y por camino de tierra que hace una lazada en ascenso.


El Cau (340 m.) Hoy al ser festivo está muy concurrido, las dos primeras figuras que nos reciben son religiosas: la Milagrosa y San Pascual Bailón. No todo el trabajo ha consistido en dar relieve a las figuras y pintarlas, además hay un tremendo trabajo de “urbanización de la zona”.

Han levantado muretes de piedra seca delimitando niveles, formando callejones y plazas por los que acceder a todas las esculturas; bancos y mesas de piedra para la zona de ocio, donde se puede almorzar plácidamente; plantado árboles autóctonos como el algarrobo y algún acebuche.


Nosotros preferimos tomar algo en la parte alta de la loma, donde las figuras pierden la verticalidad y están recostadas en la roca. Las vistas a la Sierra de los Peligros son preciosas. Bajamos a la senda del cazador para ver la última piedra decorada que cayó hace unas fechas de arriba de la sierra.


Comenzamos un tranquilo recorrido por todas las figuras talladas y pintadas en las paredes de la pequeña cantera. Hay símbolos ilicitanos como la Dama de Elche, el Molí Real, la Font de la Glorieta, Calendura, Cantó, el arca de la Virgen, la Mare de Deu de la Asunsió, el Cristo de Zamalea.


En otro rincón nuestros dos Patrimonios de la Humanidad, los antiguos oficios de la ciudad, alpargatero, menador, su patrón San Crispín, la dulzaina, a los ciclistas y montañeros. Hay una pequeña sala excavada en la roca, con algunos enseres y donde la gente cuelga papeles con mensajes.


También ha esculpido su retrato y el de su familia, poniendo su fecha de nacimiento y dejando sin terminar la fecha en que nos deje. Poco a poco vamos dando las últimas miradas a este singular paraje que se ha convertido en peregrinaje de senderistas, ciclistas y gente que llega en coche para visitarlo.

Deshacemos camino hasta el cruce de regreso y seguimos el Camí de Ferriol para luego enlazar con el Camí de les Revoltes, muy frecuentado por ciclistas y corredores. Más tarde se nos une el camino que viene del Tiro Olímpico junto a una gran plantación de parras ya vendimiadas.

Con el magnífico colorido otoñal de las parras llegamos a la primera rotonda de la Vía Parque y continuamos hacia el Pont del Bimil-lenari para bajar por la misma ladera que al principio de la ruta subimos, una vez en cauce del Vinalopó solo nos queda cerrar esta preciosa excursión.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 18,2 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 04:30 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 303 M. (El Cau)
ALTURA MÍNIMA: 50 M. (Cauce del Vinalopó)
DESNIVEL POSITIVO: 285 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 285 M.
DIFICULTAD: MODERADA.


Leave a Reply

Subscribe to Posts | Subscribe to Comments

Entradas Más Visitadas

Patrocinadores:

Retales Design. Con la tecnología de Blogger.

- Copyright © Vaig a Peu - Buscando Nuevos Senderos -Metrominimalist- Template by Johanes Djogan - Blog Designed by Díez Pérez - Gráfico&Web -