HAYEDO DE LA AGENZANA, NIEVA DE CAMEROS

Posted by : Vaig a Peu sábado, 13 de octubre de 2012

Esta población aparece documentada por primera vez en el siglo XII, a raíz de que fuera donada por Sancho III y doña Blanca al monasterio calagurritano de Castejón de Valdejasa. La localidad formó parte del mayorazgo que dejó a su hijo Sancho de Velasco el primer Conde de Haro y señor de Arnedo don Pedro Fernández de Velasco. Existen varios documentos de este tipo en el Archivo Municipal de Salvatierra de Santiago (Cáceres). En el siglo XVII el Concejo alquilaba los pastos de las tierras comunales a ganaderos trashumantes. Estos traían sus ganados desde el Valle de Cameros (Ortigosa, Brieva, Nieva) en la Rioja o desde Ávila (Hoyocasero). Los ganados y ovejas pasaban aquí los inviernos, para volver a sus tierras en primavera a pasar los veranos, venían un año tras otro. Debemos recordar que por el centro de Salvatierra discurre un cordal de ganados de la Cañada Real Leonesa Occidental, y que da nombre a la calle más larga del pueblo: Calle Cordel. Nieva perteneció primero a la provincia de Burgos y después a la de Soria hasta que se creó la provincia de Logroño (hoy La Rioja) en 1833.

COMO LLEGAR: Desde Rasillo de Cameros por LR-253 durante 3,5 km., continuar por la LR-450 durante 500 metros hasta Nieva. Aparcar a la entrada del pueblo, en la plaza o al inicio del GR-86.

ITINERARIO: NIEVA DE CAMEROS / GR-93 / PUENTE EN INSTALACIÓN GANADERA /HAYEDO / REGRESO POR EL MISMO CAMINO.

LA RUTA: No sabíamos que hoy se celebrada la carrera anual de bicicrós. La prueba ha terminado pero sigue habiendo mucho movimiento en el pueblo. Encontramos un hueco en la pequeña plaza mientras visitamos la iglesia de San Martín con su gran torre, doy una vuelta por el peñasco donde están encaramadas las ruinas del Castillo Cueva de los Moros y preguntamos por el hayedo.

Aparcamos a la salida del pueblo junto a la pista de inicio del camino y del GR-93. Vamos en descenso y por la derecha vemos la frondosa ladera que viene desde el Castillo y la iglesia de San Martín hasta el profundo barranco con exuberante vegetación.

Llegamos a una explotación ganadera y tenemos muchas dudas. Las indicaciones que teníamos eran de girar a la izquierda, cruzar el puente y enseguida veríamos el hayedo. No sabemos si ellos llaman puente a cruzar el arroyo. Andamos varios cientos de metros en el sentido del GR y por el camino de la explotación ganadera pero no nos convencen. Volvemos atrás y entre la ladera, paralelo al arroyo de la Agenzana, por fin lo encontramos.

Hemos perdido tiempo y se hace tarde, pero decidimos seguir adelante. En estas fechas con la falta de lluvias el arroyo viene muy mermado, apenas un hilillo. La ladera del hayedo está en plena umbría y por la situación del mismo, el otoño apenas ha empezado a afectarle, quizás dentro de veinte días o un mes esté en pleno esplendor.

Grandes ejemplares de hayas centenarias jalonan la ladera y el verde musgo invade piedras y raíces de las mismas. Algunos hongos de sabroso aspecto brotan de la húmeda tierra, es una frustración no poder recolectarlos.

La pista está embarrada y por las huellas parece que la prueba ciclista ha pasado por ella. Grandes tocones de hayas caídas asemejan esculturas en el verde paisaje.

Avanzamos durante un buen tramo en donde las hayas son más grandes, frondosas y elevadas. Sus raíces y en algunos casos sus retorcidos troncos forman bonitos motivos para fotografiar la naturaleza.

Por el horario, decidimos iniciar el regreso, descubriendo nuevos y bellos rincones. Cruzamos el casi seco cauce del arroyo de la Agenzana invadido por brotes de jóvenes hayas, fresnos y avellanos, formando una tupida maraña y por el camino del GR-93 agilizamos la vuelta.

Ya en el pueblo, ahora más tranquilo, aparcamos en la plaza y tomamos café con leche en un bar donde algunos participantes de esta mañana están intercambiando fotos en sus portátiles. En Rasillo de Cameros, buena ducha y nos ponemos guapos. Vamos a la zona vip del restaurante a comer platos guisados con hongos, estamos hartos de verlos y no probarlos.