LA SIERRA DE MARÍA CON NIEVE

Posted by : Vaig a Peu miércoles, 8 de febrero de 2012

RUTA: CAMINO PEGUERA / GR AL-143 / CAMINO DE LA UMBRÍA DE LA VIRGEN / COLLADO DEL PORTALCHICO / PEÑÓN DE SAN BLASCO / CRESTA ESTE / ALTO DE LA BURRICA (CUMBRE SUR) / ALTO DE MARIA (PUNTO GEODÉSICO) / VAGUADA CARA NORTE / ENLACE CON CAMINO DE LA UMBRÍA DE LA VIRGEN / JARDIN BOTÁNICO DE LA UMBRÍA / ERMITA DE LA VIRGEN DE LA CABEZA / MARIA.

COMPONENTES: VICENTE, JULIAN Y PEPE

En el norte de la provincia de Almería e inmersa en el sistema Bético se encuentra la sierra de María, con una elevación de 2.045 metros y unas precipitaciones que rondan los 600 milímetros, es la zona más lluviosa del sureste peninsular. El agua que se acumula en sus profundidades aflora en la cara norte de la sierra: Ermita de la Virgen de la Cabeza, Umbría de la Sierra, Perentín y Peguera. A menor altitud existen gran cantidad de fuentes, esta situación privilegiada propicia que la nieve se mantenga durante un largo período de tiempo en la situación invernal.

El Parque Natural Sierra de María – los Vélez fue declarado espacio natural protegido en 1987, en el año 2002 fue designado como Zona de Especial Protección para las Aves (Zepa), también se incluye en el LIC (Lugares de Importancia Comunitaria) conforme a la directiva comunitaria de la Unión Europea. Posee una superficie de 22.562 hectáreas. El suelo calizo que ha originado diversas cuevas y grietas da lugar a una orografía singular que permite la existencia de diversos microclimas de vegetación. Su clima se caracteriza por ser seco en verano con altas temperaturas diurnas y bajas nocturnas, algo más húmedo en invierno con temperaturas bajas y nevadas frecuentes.

La Sierra de María debe su nombre a una imagen de la virgen que visigodos e hispanorromanos encontraron cerca de la fuente, para cristianizar cultos paganos de la salud. Los hispanomusulmanes conservaron su nombre y leyenda de la fuente, y el alto valle con la sierra entró en la edad Moderna con el nombre de María como estandarte.

ITINERARIO: Autovía E-15 hasta Murcia, salir por A-91 Almería/Granada seguir hasta pasar Puertolumbreras, luego girar a la derecha por la A-92 Granada/Málaga, seguir hasta salida por la AL-7101 a Vélez Rubio/Vélez Blanco/María. Atravesar la población de Vélez Rubio, continuar por la A-317 hasta María. Casi al final del pueblo ver poste indicativo de Camino La Peguera. Aparcar.

El día está claro y despejado pero con -5º, al bajar del coche no se nota mucho pero el ambiente es frío, helado y tenemos que abrigarnos para colocarnos las botas. Iniciamos siguiendo las indicaciones del poste vertical al Cortijo La Peguera camino de la sierra que tenemos enfrente con un hermoso paisaje nevado. Rezamos para que no sople el aire.

Caminamos en ascenso dejando atrás el pueblo, el camino es ancho cómodo. Vemos un cartel informativo de la ruta del la Umbría del Maimón GR AL-143 que llega hasta Vélez Blanco y que en parte utilizaremos ahora al principio.

Entramos en la zona de pinos Laricios y hay pequeñas peanas de madera con descripción de la vegetación. Seguimos por el GR hasta que toma un giro a la izquierda en dirección al Puerto y Cortijo del Peral. Nosotros nos vamos por un camino que sale a la derecha.

Por este camino algo más descuidado nos introducimos en la umbría acercándonos a las paredes. La nieve se hace presente en el suelo, primero esporádicamente y cubriéndolo todo luego. El desnivel se acentúa y nos quitamos una capa antes de empezar a sudar.

Hace más frío, que solo notamos en las manos pese a los guantes, con el ejercicio el cuerpo se mantiene perfecto. Aumenta el espesor de la nieve y cruje helada a nuestro paso. El camino se va elevando y como referencia tenemos las huelas de un zorro que parece nos va abriendo camino.

Con el espesor de la nieve y la forma inclinada de ladera que va tomando, el camino se hace invisible, solo la intuición y nuestro amigo el zorro nos mantienen dentro de él. De vez en cuando toma un atajo o se va a husmear, dejándonos con muchas dudas.

Poco a poco nos vamos acercando al Peñón y al zigzag pero cada vez nos resulta más incomodo caminar dada la nieve acumulada. Ahora la huellas que tenemos son de pezuña por lo que debe ser un jabalí quien nos marca la ruta.

Unas piquetas con una plaquita roja que aparecen de vez en cuando, también nos ayudan a mantenernos dentro de la senda. Los pinos comienzan a escasear y el espectáculo de la nieve es grandioso.

Las huellas de las botas superan los quince centímetros y yo que voy abriendo paso, en algún hueco no visible me hundo mucho más haciéndome caer de rodillas.

Llegamos al último grupo de pinos antes de comenzar la subida collado. El espesor de la nieve sigue aumentando y se hace más difícil caminar. Comienzan unas lazadas que nos elevan sobre la ladera que transitamos.

Hacemos las dos primeras, ir y volver y desistimos de ellas dada la cantidad de nieve. Vemos huellas heladas, deben ser del fin de semana anterior, que decidieron subir más vertical ya que la distancia entre lazadas es corta y el paso es más seguro.

Despacio, ahora si notamos que avanzamos. Nos vamos elevando acercándonos a la unión de las dos vertientes por donde discurre el zigzag que permanece cubierto por la nieve dándole el aspecto de un canalón blanco.

La nieve desaparece un poco, posiblemente barrida por los vientos de estos días pasados, con lo cual el inclinado ascenso se hace más rápido. Llegamos a una pequeña valla alambrada que traspasamos con facilidad.

Avanzamos por la pendiente y por fin llegamos al Collado del Portalchico con el Peñón de San Blasco a nuestra derecha. El cielo está de un azul gélido y las vistas nevadas se amplían.

Comenzamos el ascenso del Peñón rodeándolo por detrás en suave inclinación. El piso ha cambiado, ahora es un mar pedregoso que tiene los huecos entre piedra y piedra rellenados de nieve helada, dura.

Al principio no nos fiamos y pisamos de piedra en piedra, para luego comprobar que la nieve helada no se hunde, con lo cual el caminar se hace más sencillo y rápido que si no hubiera nieve. La redondeada loma nos impide ver más allá del hito de piedras al que nos dirigimos.

Aparece otra loma con su hito, pero el paisaje se va ampliando y el manto de nieve va cubriendo las lomas. Las vistas hacia el Este son impresionantes con las llanuras nevadas al otro lado del collado.

Continuamos avanzando por todo el cordal de la cresta, de loma en loma y la blanca llanura se va apoderando de todo el paisaje. No hace aire y el sol está en todo lo alto, pero la temperatura es baja, calculo que estará sobre los -6º y en la umbría habrá estado cerca de los -10º.

Por fin, a lo lejos, en la última loma, no podía ser de otra manera, distinguimos el pilón del punto geodésico culminando la estepa blanca en que se ha convertido la cima, la nieve helada cruje bajo nuestros pies y los palos chirrían al clavarse en ella. El viento debió de soplar ayer con mucha fuerza dada la forma helada de algunas zarzas.

También vemos más a la izquierda el montón de piedras que señala la Cumbre Sur, por lo que decidimos ir a ella primero y después culminar en el punto geodésico y tomar allí el almuerzo-comida.

Con las dos cumbres tenemos una gran duda: Al colocar el Track en el mapa, la cumbre del punto geodésico dice que es la de María y la cumbre sur la del Alto de la Burrica. También hemos comprobado en el Listado Nacional de Puntos Geodésicos que con el número 95.190 está registrado con el nombre de María y en esta sierra solo hay un punto geodésico. Si alguien tiene más datos serán bien recibidos.

Bien, según el mapa, dejamos el Alto de la Burrica y nos dirigimos en suave ascenso por la llanura blanca a superar los ochocientos metros aproximadamente que los separan de la cima de María.

Cumbre de María (2.045 m.), ha sido un duro ascenso sobre todo por la nieve acumulada en la umbría. Las vistas son impresionantes, por el norte la gran mole de La Sagra que emerge como el cono de un volcán nevado, Revolcadores, Sierra de las Cabras, Cazorla y ya en el sur pintada de blanco Sierra Nevada.

Nos cambiamos alguna prenda sudada y con toda la ropa de abrigo buscamos reguardo en unas piedras que sobre salen de la nieve. Pese a unos tragos de vino y el té caliente terminamos comiendo con los guantes puestos. Qué finos nos hemos vuelto.

Pepe está valiente y dice que bajemos por una estrecha vaguada que hay antes de llegar al Peñón de San Blasco. Lo hacemos desde el mismo sitio del almuerzo en diagonal, buscando la canal de bajada.

Vamos con precaución hincando los talones en la dura nieve, no sabemos lo que hay debajo, y aun así nos hundimos hasta las rodillas de vez en cuando. La pendiente es asequible y nos conduce hacia una plantación de pinos de mediano tamaño.

Antes de llegar a los pinos superamos otra valla alambrada y ya en ellos, la cosa se complica, están abancalados en plataformas de dos metros de altura por unos cuatro de ancho. Dada la cantidad de nieve acumulada en esta cara norte, pasar de una plataforma a otra es fácil pero te hundes hasta las rodillas, pero caminar por alguna de ellas junto a los pinos es mucho peor.

Por supuesto que no hay senda y vamos campo a través, mejor dicho, pino a través. El fuerte aire de ayer debió lanzar toda la nieve caída a esta umbría, porque no está dura, si no en polvo y aunque nos hundamos hasta la ingle no nos moja la ropa. Alguna ventaja teníamos que tener.

Poco antes de acabarse los pinos saltamos otra valla alambrada, pero más abajo ya vemos el camino que viene de la ermita al Portalchico donde sube por los zigzag.

Ya sobre camino oficial, nos vamos hacia la izquierda. La nieve aquí tiene poco espesor, pero después de esta terrible bajada nuestras piernas no están acostumbradas a caminar por llano y están algo nerviosillas.

En el fondo ya vemos la casa del Jardín Botánico que precede a la ermita y la carretera hasta el pueblo de María, pero todo ello queda lejos puesto que el camino desciende poco a poco entre largas lazadas que nos llevan de Este a Oeste.

Por detrás de nosotros la imagen de la parte alta de la sierra nevada se va alejando y nos indica que la ruta llega a su fin. Entramos en las instalaciones del Jardín Botánico cuya puerta está cerrada y hay profusión de carteles informativos. Nos acercamos al pozo de nieve que comparado con los de nuestra zona nos parece minúsculo. Cerca de la casa, en el aparcamiento después de la cadena, hay unos jóvenes que ha finalizado y están subiendo a su coche.

Nosotros llegamos hasta la Ermita de la Virgen de la Salud la cual rodeamos y por la fuente cogemos el camino que en unos cuatro kilómetros nos deja en el pueblo de María junto al coche.

Ha sido una excursión algo dura pero soberbia, como dice Pepe, de categoría. El día ha sido el mejor que cabía esperar, sin una brizna de aire y un sol que sin calentar mucho ha dado esplendor.