VOLTA AL BÉRNIA PER EL PR-CV 7, DESDE LES CASES DE BÉRNIA.

Posted by : Vaig a Peu jueves, 23 de mayo de 2024

Hace muchos, muchos años, nació en Bérnia una de las leyendas más bonitas de nuestras montañas: La Coveta de la Reina Mora. Todo comenzó con el encantamiento de una reina mora, que la condenaron a permanecer recluida dentro de las peñas de Bérnia. Desde aquel día solo puede salir en la noche de San Juan, justo cuando suenen las doce campanadas. Para romper el encantamiento es necesario que alguien la coja y la lleve a una iglesia, y así será como la reina mora volverá a ser libre. Aquel que la libere le sonreirá la fortuna. Desde entonces son muchos los que la han podido ver, pero nunca ninguno ha conseguido liberarla de su maldición. Un año, alguien que era muy decidido, fue en la noche de San Juan y cuando salió la reina mora, la cogió y se la cargó a los hombros. Ya le habían advertido que cuando la tuviera no debería nunca girar la cabeza hacia atrás. Pero el viento le tumbó el sombrero y tuvo que girarse para recogerlo. Por eso la reina mora se le escapó y le dijo que sería muy desgraciado. La Cova de la Reina Mora está poco después de pasar el Forat, de camino a la Cova de l’Arc. A la orilla del sendero veremos un hermoso tejo pegado a las rocas, y a mitad de las peñas un pequeño abrigo. Si acudimos en la noche de San Juan, puede ser que tengamos la suerte de ver a la reina mora, y quién sabe, si la oportunidad de liberarla del maleficio. El padre de un vecino de la zona al pasar por el Forat la vio y salió pitando de allí. A otro, también le salió a su encuentro la reina mora vestida de blanco, pero se asustó y se fue corriendo. Testimonios diversos. (Traducido de Fent Camí).

CÓMO LLEGAR: Autopista AP-7 hacia Valencia, salida nº 63 BENISSA/TEULADA/GATA DE GORGOS, por la N-332 atravesar Benissa y por la derecha tomar CV-749 que en 16 km nos deja en las Casas de Bérnia. Hay espacio suficiente para aparcar

COMPONENTES: VICENTE, PELEGRIN, JUANJO, CERVERA, PACO VERDÚ, TOMÁS Y BUYOLO.

ITINERARIO: CASES DE BÉRNIA / FONT DE BÉRNIA / ENTRADA AL FORAT / EIXIDA FORAT / SESTER / GRAN ENCINA / FONT DE LA BARCA /FONT DEL RUNAR / POSTE INF. / FONT DEL FORT / FORT DE BÉRNIA / COLL / COLLADO-ATAJO / CASES DE BÉRNIA.

LA RUTA: Perteneciente a las cordilleras Béticas, la sierra de Bérnia se extiende unos once kilómetros de oeste a este perpendicularmente a la costa mediterránea, por su ruta circular es quizás la montaña más visitada de la provincia, su cercanía al mar, sus bucólicas panorámicas y sus leyendas la hacen encantadora.

Iniciamos desde les Cases de Bérnia, cerca del restaurante donde comeremos al regreso. Tenemos un precioso día con restos de nubes planas y algo de bruma marina. La barrera montañosa del Bérnia está fastuosa.

Junto a los paneles y postes informativos de la ruta termina el asfalto, seguimos las marcas del PR por la izquierda, por la ancha pista de tierra que nos pasea por bancales de viñedo algo descuidados que darán caldos de mistela y ricas pasas.

Las nubes comienzan a deshacerse y desde los recodos del camino admiramos las irregulares crestas del Bérnia, donde distinguimos perfectamente la pequeña depresión del Portixol (la W). Un acceso para montañeros y escaladores.

Bajo unos nogales alcanzamos la Font de Bérnia y su abrevadero, aunque es una de las mejores de esta sierra actualmente está bajo mínimos. El camino termina junto a unos enormes peñascos. Por la izquierda subiremos unos escalones donde comienza el sendero.

Al inicio subimos moderadamente en dirección a las paredes de la sierra, dándonos una generosa y completa visión de la agreste cresta de Bérnia en su cara norte. Formamos una bonita hilera de senderistas entre la vegetación.

El sendero se desliza por la ladera en creciente desnivel, haciendo que el grupo se estire, y solicite alguna parada para tomar un respiro al tiempo que saboreamos las grandiosas miradas que llegan hasta el mar

Nos vamos acercando a las paredes con impresionantes vistas a la portentosa muralla de las crestas. Viene un escalón rocoso e inclinado, donde nos reagrupamos para sortear mediante rampas los grandes peñascos.

La subida no mengua hasta llegar a la base de las crestas, cerca de unos abrigos donde se acumula la humedad filtrada por la piedra caliza y que es aprovechada por las hiedras que trepan por las verticales paredes.

Viene un tramo ambiguo donde el terreno se ha desmoronado y se han pateado otras trazas que confunden, llegando a un paredón de rocas inaccesible, por lo que tenemos que dar la vuelta y rodearlo por la derecha.

Junto a un sester tomamos otro respiro, nos hidratamos y oteamos mas panorámicas en el horizonte antes de atacar el siguiente farallón rocoso, que tiene una inclinada piedra lisa que nos hace esforzarnos para superarla.

Después cortas rampas continúan elevándonos y acercándonos a las paredes donde no parece haber salida hasta que aparece el Forat del Bérnia. Por la izquierda, hay una incipiente senda que en un km llega a la Cova de l’Arc.

Todos quedan asombrados ante la diminuta boca del Forat en la cara norte de la sierra, pensando en este corto trayecto que debemos pasar agachados y arrastrándonos por el angosto túnel excavado. Inmortalizamos el momento.

Uno a uno comenzamos la travesía entre risas y mirando a los de mayor envergadura. Me voy girando y haciendo fotos hasta que se forma un tapón, menos mal que no cunde el pánico y poco a poco vamos saliendo.

Todavía no saben donde se encuentran, todos se ríen de la pose y la cara del siguiente sin acordarse de la que ellos ponen. Maravillosos momentos de risas y humor que hacen que el grupo se sienta más compacto y unido.

Vamos recuperando la verticalidad y todo el mundo se queda perplejo. El contraste desde la penumbra del Forat a la luz en la gran cavidad de la cara sur, resulta impresionante. Es un gran balcón al Mediterráneo, con Sierra Gelada, la playa del Albir y Altea a nuestros pies.

Extasiados aprovechamos para tomar fuerzas y seguir contemplando el hermoso paisaje. Por el oeste destacan las grandes cumbres alicantinas, Puig Campana, Ponoig, Penyó Cabal y como no, la reina de ellas, Aitana.

Proseguimos la marcha por la derecha, siguiendo las marcas del sendero PR-CV 7 entre abundantes ejemplares de palmito. Durante todo este tramo tendremos siempre la visión al mar. Se nota que hemos repostado, la hilera es más vigorosa.

Llegamos a un desvío que anteriormente estaba balizado y por la derecha, nos llevaría a las Pinturas Rupestres de la Ermita del Vicari, un abrigo protegido por rejas que no visitaremos. Vemos un perfil diferente del Puig Campana y del Ponoig.

Más adelante tras atravesar la senda un pequeño runar llegamos a un sester, antiguos abrigos o majadas que cerraban con piedras para guardar el ganado de cabras y ovejas, protegiéndolo del calor en las horas centrales del día.

Marchamos contemplando los abruptos contrafuertes de la sierra hasta el siguiente punto de referencia, la Gran Carrasca del Bérnia. Situada en la misma senda, se necesitan dos personas para abarcar su tronco. Es reconfortante abrazar estos singulares árboles.

Próximos al pinar de Calces y en pleno runar, dejamos por la izquierda el ramal que sube desde la Font de la Barca pasando por la Font del Runar. Hacia atrás tenemos una esplendorosa vista lateral de toda la cresta de Bérnia.

Terminamos de atravesar el pedregoso runar, y por delante nos quedan unos enclaves rocosos que superamos escalonadamente, tomando altura para arribar al Fort. Antes tenemos una mirada frontal a la cima del Bérnia.

Obviamos el ramal por la izquierda que nos lleva a la Font del Fort en un pequeño rellano con su alargada pileta y que actualmente está seca. Nos sorprenden las obras que está realizando en el Fort, sobre todo en su foso, han vallado su contorno impidiendo el paso. Tenemos que rodearlo.

Fort de Bérnia. Construido en 1562 por el rey Felipe II con la finalidad de frenar las revueltas de los moriscos y la defensa de la costa contra los ataques repentinos de los piratas berberiscos. Desde su posición se podía controlar visualmente la línea costera desde Altea al cabo de Santa Pola.

La victoria en la batalla de Lepanto en 1571 y la expulsión de los moriscos en 1609, dejaron sin valor militar el fuerte, que fue abandonado y demolido en 1612 para evitar que fuera utilizado por los bandoleros.

Con la mirada puesta en las obras del Fort vamos concluyendo el descenso para conectar con la senda oficial del PR, que nos llevará al Coll de Xaló, donde tomamos el sendero de regreso. Todo el paisaje cambia por completo.

El collado situado entre dos grandes colosos, nos muestra un abrupto final del Bérnia casi inaccesible, con sus enormes farallones, y en la otra parte el puntiagudo Aspre con algunas trazas de senderos que llegan hasta su cima.

Comienza un prolongado y suave descenso rodeando el Bérnia por el oeste mostrando su cara menos conocida, también del Morro de l’Orenga y de l’Aspre, admirando el profundo barranco entre los dos, con vistas a Aitana, l’Aixortá y Tárbena.

Casi finalizando el aéreo sendero aparece en escena la peculiar y dentada serra del Ferrer que se prolonga hacia el Coll de Rates, dejando cerca de nosotros el enrevesado barranc del Curt y el inicio del Pas dels Bandolers.

En una especie de collado, el sendero se une a la pista de tierra, pero nosotros seguimos recto, bajando por un sendero que ataja varias curvas y luego vuelve a conectar con la pista. Entramos de nuevo en la cara norte del Bérnia.

Por la pista y terreno llano entre viñedos y bancales de almendros, hacemos el último tramo hasta las Casas de Bérnia, finalizando esta hermosa ruta. Nos acicalamos con nuestras mejores galas para comer en el restaurante.

En plena comida y cháchara sobre la ruta, nos amenizan guitarra en mano con canciones sudamercanas que tatareamos al ser mayormente conocidas. A la salida hacemos la foto del equipo.