VILLA DE VALVERDE, POZO DE LAS CALCOSAS, POZO MANSO, EL MIRADOR DE LA PEÑA Y RUTA POR EL SENDERO DE ARENAS BLANCAS, ISLA DE EL HIERRO.
Hoy nos vamos a recorrer la parte norte de la isla, tras el desayuno decidimos ir directamente a Valverde, la capital. También porque tienen la oficina de turismo siempre abierta donde podemos recoger información detallada.
Santa María de Valverde, la hermosa capital de El Hierro y sede de su Cabildo insular, es una villa de 1700 habitantes. Está situada en una ladera a unos 600 metros de altitud, siendo la única capital Canaria que no está en la costa.
Antes de la Conquista, este lugar estaba ocupado por el asentamiento bimbache de Amoco. Santa María de Valverde tiene tres barrios, Tesino, La Calle (en el centro) y El Cabo. La villa está atravesada por dos arterias principales y numerosas callejuelas empinadas.
Podrá encontrar alojamientos, numerosos bares y restaurantes, bancos pubs, juzgado farmacia, sala de exposiciones, un centro cultural con cine, un instituto y un centro etnográfico, aunque existe otro proyecto sobre otro arqueológico. La iglesia Parroquial de Nuestra señora de la Concepción fue construida en el siglo XVII, y de esa misma época data la imagen de la Virgen que se encuentra en su interior.
Frente a la misma está el Ayuntamiento con una fachada singular de la isla, cuyas obras se iniciaron en 1910 pero no pudieron finalizarse por falta de medios. De la parada de guaguas parten cada día los vehículos que comunican a la capital con los demás pueblos de la isla.
Tras callejear por la ciudad, muy animada a estas horas, y después de la ineludible visita a la iglesia; con una atención exquisita conseguimos abundante información en la oficina de turismo. Luego nos marchamos hacia El Mocanal.
El Pozo de las Calcosas está situado en el Mocanal, en el fértil Norte de la Isla, rodeado de pastos y campos de cultivo, a una altitud similar a la de Valverde. En la costa de Mocanal encontramos dos grandes piscinas naturales.
Junto a las que se alza un poblado que ha sido conservado en su estado original: el Pozo de las Calcosas. Las casas están construidas con muros de piedra seca y tejados de colmo (paja de centeno) y han sido cuidadosamente restauradas por sus actuales propietarios.
Este lugar solamente está habitado en verano y durante los fines de semana, y para llegar allí hay que caminar unos diez minutos por un estrecho sendero que baja del acantilado, en el cual hay una obra de Rubén Armiche, un Neptuno reinventado y hecho a base de materiales reciclados.
Bajamos al poblado por una rampa empedrada que luego discurre entre las casas hasta llegar al charco. Algunas de ellas se alquilan por días y hay gente que está bajando sobre todo comida y líquidos puesto que aquí no hay nada.
Se trata de pasar unos días aislados por completo y como música de fondo el ruido de las olas y un mar apacible. Todo está muy limpio dentro de un ambiente desgarrado por las rocas y lavas volcánicas, pero inusualmente bello.
Volvemos arriba para dirigirnos ahora al Charco Manso ubicado en otra punta no lejana pero que por carretera hay que dar varios rodeos volviendo hacia Echedo, importante zona vinícola, para enlazar con la carreterita que nos lleva.
El Charco Manso es una fantástica piscina natural habilitada para el baño en una costa muy agreste, con arcos de lava y numerosos bufaderos. Aparte de la gran piscina tiene algunos charcos más pequeños por si se quiere estar aislado.
Suele estar poco frecuentado por estar más apartado, pero se aparca fácil y para el acceso al baño tiene varias escaleras de piedra laterales, y algo muy positivo, un buen chiringuito donde tomarse unas cervezas.
Ya teníamos previsto comer en el restaurante del Mirador de la Peña, por lo que habíamos reservado con anterioridad, pese a que es amplio y en estas fechas con la pandemia hay poca gente, siempre es mejor hacerlo.
Antes, recorremos todas la zonas del Mirador distribuidas en distintas alturas. Impresionantes las vistas al Valle del Golfo con Frontera en su epicentro de la llanura. Hasta podemos distinguir el pequeño núcleo forestal de la finca donde estamos alojados.
Concebido por el celebre artista lanzaroteño César Manrique, el Mirador de la Peña, declarado Bien de Interés Cultural, es sin duda, una de las visitas obligadas para todo el que desea disfrutar de una magnifica vista sobre el Valle del Golfo, los Roques de Salmor y la cumbre.
Es una inteligente combinación de construcción tradicional y arquitectura moderna. En ella se emplean principalmente materiales autóctonos. En su restaurante podrá degustar platos elaborados con productos de la tierra.
En El Hierro las tardes son claras y extensas, de atardeceres plácidos, por lo que decidimos realizar una corta ruta por el sendero SL EH-3 desde la Playa Arenas Blancas hasta la Punta de la Sal, con lo cual habremos pateado todo el litoral de El Golfo.
CÓMO LLEGAR: Desde Frontera por la HI-500 dirección Punta de la Sal Hasta la Playa de Arenas Blancas.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI
ITINERARIO: PLAYA ARENAS BLANCAS / CHARCO DE LAS LISAS / PUNTA ARENAS BLANCAS / MESON DE TIERRA / LOS ANDENITOS / LA CHICA / LA GRANDE / LOS PESQUEROS / PUNTA DE LA SAL / MORRO DE LA LADERITA / MIRADOR PUNTA GUTIERREZ / GIRO IZQ. POR LA HI-500 / IZQDA, PISTA / PLAYA ARENAS BLANCAS.
LA RUTA: Iniciamos desde el aparcamiento de Arenas Blancas con miradas al litoral de El Golfo con sus nubes perennes enganchas en las alturas, dirigiéndonos hacia la playa y el Charco de las Lisas sin gente a estas horas.
Desde el Risco de Bascos, el Lomo de Las Garras y La Montaña de La Tosca, tras sus laderas con derrubios de coladas piroclásticas, se extiende esta zona costera agreste, una plataforma lávica con presencia de malpaíses y lajiales, que conforman una costa abrupta y acantilada.
Las luces del atardecer dan un encanto especial al paisaje de la playa de Arenas Blancas, de origen orgánico y rocas. Seguimos bordeando por la izquierda hacia un panel con información de la ruta donde comienza el sendero.
Está protegido por trozos de piedras volcánicas, muy similar al sendero de Las Puntas. Todo por evitar que la gente patee fuera del trazado, preservando las plantas crasas autóctonas de la zona y hacer más fácil la caminata.
En principio caminamos separados de los acantilados virando luego a la derecha para acercarnos a ellos. Tiene pequeños ramales por lo que podemos asomarnos sobre rocas a las puntas y observar un mar bravo.
El contacto de las lavas con el mar dio origen a numerosos arcos, cuevas marinas, puntas, bajas, charcos, bufaderos y pequeñas playas de callaos, modeladas por la erosión del mar que en esta zona suele batir con fuerza.
Podemos ver formaciones basálticas hexagonales, originadas por el enfriamiento de la colada volcánica que parecen flotar en medio de un intenso mar azul como pequeños islotes en una costa desmembrada y caótica.
El sol comienza a ponerse y en el horizonte se forma una delgada capa de nubes paralela en la que se escuda el sol mientras va bajando hasta esconderse en el mar. Queda la suficiente claridad para alargar la ruta.
Llegamos al Arco de la Tosca que sobrepasamos para obtener fotos más nítidas hasta la Punta de la Sal. Continuamos llegando al Mirador de las Puntas de Gutiérrez donde termina el sendero con bonitas vistas a las plataformas de lava.
Se puede regresar por el mismo sendero o como nosotros que después de repetir un tramo de sendero nos desviamos hasta enlazar con la carretera HI-500 para luego desviarnos a la izquierda conectando con un camino.
El camino nos llevará hasta el aparcamiento, y ahora tenemos enfrente la Montaña Tosca Amarilla formada por tobas freatomagmáticas, diferenciándola en su color del resto de formaciones que resaltan sobre la oscura colada de lava.
RECORRIDO: CIRCULAR
AGUA POTABLE EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 6,4 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 02:10 HORAS
ALTURA MÁXIMA: 45 M.
ALTURA MÍNIMA: 0 M. (Nivel del mar)
DESNIVEL POSITIVO: 70 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 72 M.
DIFICULTAD: BAJA