Posted by : Vaig a Peu jueves, 7 de septiembre de 2017

El frailecillo atlántico (Fratercula arctica), también conocido como frailecillo común o simplemente frailecillo, es una especie  de ave caradriforme  de la familia Alcidae. Es el único frailecillo  nativo del océano Atlántico; dos especies relacionadas, el frailecillo copetudo y el frailecillo con cuernos, se encuentran en el noreste del Pacífico. El frailecillo atlántico cría en Islandia,  Noruega,Groenlandia, Terranova y muchas islas en el norte del Atlántico. En el sur y oeste, su actividad llega hasta Maine  y a las Islas Británicas en el este. El frailecillo atlántico tiene una gran población y una amplia gama. No se considera en peligro de extinción, aunque hay disminución en el número. En tierra, tiene la típica postura erguida de un alcidae. En el mar, nadan en la superficie y se alimentan principalmente de pequeños peces, los cuales atrapan sumergiéndose en el agua, utilizando sus alas para la propulsión. El frailecillo atlántico tiene una corona y espalda negra, mejillas gris pálido y “pantalones” blancos. Es ancho, con un pico rojo y negro visiblemente marcado y patas naranjas que contrastan con su plumaje. Esta muda de piel  estando en el mar en invierno y algunas de las características faciales con colores brillantes se pierden. La apariencia externa del macho y la hembra adultos es idéntica, excepto que el macho es ligeramente más largo. El joven tiene plumaje similar pero sus mejillas son gris oscuro. El joven no tiene ornamentos de colores brillantes en la cabeza, su pico es menos ancho y es gris oscuro con una punta amarillenta y café, y sus patas también son oscuras. Los frailecillos de poblaciones del norte son típicamente más largos que sus equivalentes en partes más al sur. Generalmente se considera que estas poblaciones son diferentes subespecies. El frailecillo atlántico pasa el otoño y el invierno en mar abierto de los fríos mares del norte y regresa a la costa cuando comienza la época de apareamiento en la primavera. Anida en el punto más alto del acantilado  en colonias, cavando una madriguera en el que solamente pone un huevo blanco. El polluelo se alimenta de pescado entero y crece rápidamente. Aproximadamente después de seis semanas ya tiene el plumaje adulto y se abre paso de noche hacia el mar. Nada desde la costa y no regresa a la tierra continental en varios años. Las colonias están principalmente en islas donde no hay depredadores terrestres, sino aves adultas y los polluelos solo están en peligro de ser atacados en el aire por gaviotas y págalos. A veces un pájaro como el págalo ártico  puede atormentar  a un frailecillo llegando con peces, causando que deje caer su presa. El aspecto llamativo , el gran pico colorido, marcha de pato y el comportamiento de esta ave ha dado lugar a apodos como "payaso del mar" y "perico del mar". Es el símbolo de ave oficial de la provincia de Canadá de  Terranova y Labrador.

Hoy también será un recorrido largo con la furgo. Llegaremos hasta Látrabjarg el punto más occidental de Islandia, donde tendremos muchas posibilidades de ver frailecillos en sus acantilados y bajaremos de nuevo para seguir rodeando la isla.

Sigo despertándome temprano y me da tiempo a recorrer los alrededores del albergue antes de comenzar a preparar los desayunos. Sigue haciendo buen tiempo con nubes pasajeras. Estamos situados entre prados, cerca de lo montes.


Como es lógico en las montañas, apurando en zoom de la cámara, se distinguen dos cataratas que bajan hasta el mar. Aprovecho para bajar otra vez a la zona donde está ubicada la poza termal donde nos bañamos ayer.










Tras el desayuno cargamos la furgo y emprendemos la marcha. Teníamos la posibilidad de hacer kayak pero solo somos tres y lo dejamos. En media hora aproximadamente paramos para contemplar una bonita cascada desde la carretera.

Pronto llegamos al valle Skápadalur, donde fue varado el BA 64 Garðar, la nave de acero más antigua de Islandia. Construido en Noruega en 1912, el mismo año de la tragedia del Titanic, y dejado fuera de servicio en 1981.










Conocido originalmente como Globo IV, fue un barco híbrido con una poderosa máquina de vapor además de las velas tradicionales. El casco fue reforzado especialmente para romper los helados mares del sur en los que operaba.









Usado como barco ballenero, durante su vida activa fue vendido a varios países diferentes antes de encontrar a un dueño islandés después de la Segunda Guerra Mundial; hasta que las restricciones a la caza de ballenas se hicieron más generalizadas.

En 1963 adquirió su nombre actual y fue usado para la pesa de arenques. Finalmente en 1981 fue considerado inseguro para la pesca y en lugar de ser hundido en el mar como era costumbre con los buques fuera de servicio, fue varado en esta playa.


Reanudamos la marcha hacia los acantilados, ahora algo más lenta, por carreteras secundarias y empinadas pistas de tierra. Hacemos otra parada para contemplar un pequeño valle junto al mar, una hermosa playa y un diminuto pueblo.


Arribamos a Látrabjarg, nuestra gran esperanza de ver frailecillos, pero desgraciadamente toda la colonia ha emigrado. Antes del viaje había soñado con hacer fotos cercanas a estas aves, solo vemos cormoranes y alguna que otra ave.

Látrabjarg , es un promontorio y el punto más occidental de Islandia. Los acantilados son el hogar de millones de aves, incluyendo frailecillos, gannets del norte, guillemots y razorbills durante los meses de abril hasta finales de agosto.









Es vital para su supervivencia, ya que alberga hasta el 40% de la población mundial de algunas especies, por ejemplo, el Razorbill. Es el acantilado de aves  más grande de Europa, con 14 km de largo y hasta 440 m. de altura.

Al menos vamos a realizar un trekking por los acantilados. Iniciamos desde el parking, muy cerca de los precipicios que en algunos tramos están delimitados por unas piquetas metálicas pintadas de blanco y una cuerda del mismo color.


Todo el recorrido está alfombrado por un manto de césped espectacular, al principio el sendero que surca el mullido prado está algo separado de los abismos pero se puede caminar fuera del mismo hasta el límite de las piquetas.










El perfil de los acantilados es totalmente irregular y siempre en ascenso, lo que permite acercarnos a los impresionantes farallones para fotografiar sus verticalidades hasta el mar. Apenas diez días antes estaban atestados de frailecillos.

Los primeros tramos del sendero están empedrados para sujetar la tierra en las frecuentes lluvias. Las vistas laterales son extraordinarias a un mar bravo que rompe las olas contra las rocas desprendidas de las paredes.

El zigzagueante perfil de los acantilados permite observar su composición mayormente basáltica y las diferentes capas de coladas volcánicas que han ido aumentando su altitud antes de caer al mar, dejando huella de su edad geológica.











A partir de una distancia ya no hay piquetas que delimiten el acercarse a los precipicios y el manto herboso llega hasta el mismo borde. Los avisos de peligro ya han sido dados, por lo cual cada uno es responsable de su audacia.











Al no haber frailecillos la gente arriesga menos para hacer fotografías, cuando los hay, lo mejor es tumbarse para acercarse a ellos, suelen estar acostumbrados a nuestra presencia, aunque sus nidos están en el mismo borde o en las paredes.


En la zona intermedia el desnivel es muy suave y apto para la mayoría de gente, con niños hay que estar muy pendientes de ellos. También al no haber frailecillos la afluencia de gente es menor y el paseo es muy relajado.











Desde algunos recovecos y sinuosidades del recorrido  se pueden observar sorprendentes perfiles de los acantilados. Un tramo con perfil en forma de dientes de sierra e inclinado, hace que el sendero vuelva a separarse del límite.










Cuando retorna a las cercanías del precipicio obtenemos asombrosas vistas desde la mullida hierba. La mitad del grupo decide quedarse recostados a contemplar el bucólico paisaje. El resto proseguimos por surcado sendero.


Seguimos elevándonos de ceja en ceja, subiendo cuestas hasta uno de los montículos más resaltados donde decidimos detenernos. El sendero de los precipicios continúa algunos kilómetros más y alcanzando mayor altitud.


Todavía nos quedan cosas que ver hoy antes de llegar al nuevo albergue. Emprendemos el regreso por el mismo sendero deshaciendo el camino de ida. A estas horas prácticamente ya no sube nadie y nuestro grupo ha llegado al parking.

Antes de irnos nos asomamos otra vez a los acantilados y con sorpresa vemos en las rocas donde estaban los cormoranes, varios ejemplares de leones marinos retozando y tomando el sol, desplazando a las aves a otras rocas.


RECORRIDO: LINEAL, IDA Y VUELTA.
DISTANCIA: 5,4 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 1:45 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 220 M.
ALTURA MÍNIMA: 18 M.
DESNIVEL POSITIVO: 223 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 232 M.
DIFICULTAD: BAJA.

Tenemos un largo tramo de ruta para regresar de los Fiordos del Oeste, así que vamos haciendo paradas para contemplar playas donde el mar arrastra las algas, muy comerciadas en Islandia, o preciosos paisajes costeros.

En el Museo Egils Ólafsson, Hnjót en Örlygshöfn es una colección única notable de las partes meridionales de los Westfjords, que cuenta la historia del paisaje marino, la agricultura y la vida cotidiana. 


Estas cosas proporcionan una buena visión de la vida de las personas y el ingenio y la autodeterminación que la gente tenía que aplicar para deshacerse de situaciones difíciles. Decidimos no entrar al museo y nos hacemos fotos con un viejo y destartalado bimotor.

Patri la guía, para ir variando con la comida, ha llamado a un sitio donde procesan pescado y ha reservado truchas asalmonadas, para hacer una barbacoa esta noche. Lo localizamos con el GoogleMap y nos las llevamos envasadas al vacío.










Hacemos otras paradas cortas para estirar las piernas y contemplar los hermosos paisajes, diminutos pueblos entre montañas y junto al mar, bonitas laderas montañosas y las famosas ovejas islandesas, siempre formando tríos o parejas.


Al final vamos muy bien de tiempo y de camino al albergue nos detenemos en una cascada grande, pero desconocida, al menos no sabemos el nombre. Hay tantas en Islandia que el ranking es muy competido, y muchas quedan apartadas.










Su caída no es muy elevada pero es amplia y forma una gran cortina de agua. Subimos arriba para verla desde otros ángulos y vemos el largo cauce del arroyo que baja desde las montañas, realmente son dos que se unen en la caída de la cascada.


Localizamos nuestro albergue. Precioso lugar en otra pradera entre las montañas y el mar, hay varias granjas y fincas en los alrededores y una bonita puesta de sol. 








Nos duchamos rápido para preparar la cena, tenemos barbacoa de gas fuera de la casa, preparamos las truchas envueltas en papel de aluminio. Mientras Susi decide darse un relajante baño termal en un bañera de plástico en el exterior





Leave a Reply

Subscribe to Posts | Subscribe to Comments

Entradas Más Visitadas

Patrocinadores:

Retales Design. Con la tecnología de Blogger.

- Copyright © Vaig a Peu - Buscando Nuevos Senderos -Metrominimalist- Template by Johanes Djogan - Blog Designed by Díez Pérez - Gráfico&Web -