Posted by : Vaig a Peu miércoles, 14 de mayo de 2014

En el Parque Regional de la Cuenca Alta del río Manzanares se encuentra la totalidad del Municipio de Manzanares El Real, localidad por donde se accede al lugar más interesante del Parque: La Pedriza. A 50 Km. de Madrid por la Autovía de Colmenar, este marco natural ofrece paisajes de belleza inigualable, en su triple vertiente de montaña, río y pantano. Por lo que se refiere al monte, La Pedriza de Manzanares es una fantástica composición de rocas pulidas y redondeadas, intrincados recovecos que destacan por su colorido y formas caprichosas. Desde Manzanares sólo es posible observar dos de las tres partes en que el ilustre geólogo Casiano de Prado, dividió La Pedriza, distribución igualmente adoptada por Bernaldo de Quirós y que hoy sigue siendo válida un siglo más tarde: El Alcornocal, la Pedriza Anterior y la Pedriza Posterior, tres macizos claramente diferenciados. La punta cimera bien visible desde decenas de kilómetros, hace honor a su nombre: el Yelmo, pero no es esta gigante peña el techo de este singular y majestuoso amontonamiento de peñascos, sino Las Torres, una sucesión de agujas que se divisan en segundo plano. No obstante, la cota máxima del Parque la constituye Cabeza de Hierro, con 2.383 m. de altura. En este universo mineral arraigan a duras penas alcornoques (en El Alcornocal, aunque lo cierto es que su nombre es el recuerdo de un pasado en que los alcornoques eran más abundantes que hoy día), zarzas, jaras, robles y espinos, vegetación que se va haciendo progresivamente más espesa al llegar a la Pedriza Posterior, con bosques de pinos desde que ICONA a mitad de siglo cambió la fisonomía original del Circo. Tales pinares compiten en las zonas bajas con encinas y con la jara pringosa, que impregna la atmósfera con su peculiar aroma. En las zonas altas tan sólo el enebro rastrero y el piorno sobreviven en el suelo de pura roca. De la fauna pedricera, el buitre es el rey indiscutible, habiendo prosperado también las cabras montesas en la parte más recóndita de este capricho ecológico. La leyenda no es ajena a este emotivo espectáculo de la naturaleza. Así, la Cueva de la Mora recibe su nombre porque la tradición relata que en esta gruta fue encerrada una joven mora con objeto de mantenerla alejada de un cristiano enamorado. Igualmente, estas peñas fueron en el siglo pasado escondrijo de las numerosas partidas de bandoleros que poblaban la sierra, cuyas anécdotas dieron nombre a numerosos riscos, entre los que cabe enumerar el Cancho de los Muertos.

CÓMO LLEGAR: Desde Madrid por la Autovía de Colmenar M-607, M-609 y M-608 hasta Manzanares El Real. Dirigirse al Centro de Información y de allí a Canto Cochino.
ITINERARIO: CANTO COCHINO / COLLADO CABRÓN / COLLADO ROMERA / CRUCE / LA MILANERA / TRES CESTOS / MIRADOR / COLLADO MIRADERO / LAS TORRES / FINAL BAJADA / SUBIDA / COLLADO VENTANA / COLLADO DE LA DEHESILLA / EL YELMO / FUENTE PRADO PINO / EL TRANCO / CANTO COCHINO.
COMPONENTES: VICENTE Y ALEX

LA RUTA: Esta era una espinita que teníamos clavada Alex y yo desde el año pasado, a finales de febrero, cuando se nos estropeó el coche por el hielo y tuvimos que conformarnos con La Peñota en Cercedilla. Aunque mi primera inclusión fue en mayo de 2009, también con Alex, en la que hicimos una pequeña circular al Yelmo.

La Pedriza es un laberinto formado por cientos de riscos graníticos, erosionados por el agua y el hielo. Esta clásica ruta, circunvala La Pedriza siguiendo el PR-M 1 y otros senderos no balizados.  Quizás sea el recorrido más interesante de los que pueden realizarse en La Pedriza, ya que nos permite gozar de las vistas más impresionantes y completas de este universo granítico de formas imposibles.

Iniciamos desde el aparcamiento de Canto Cochino cruzando el río por el Puente de las Ranas. Hemos madrugado y somos de los primeros en comenzar. Vamos a realizarlo en el sentido de las agujas del reloj, primero la parte más dura y en ascenso, ahora que estamos frescos.

Al salir de la umbría tenemos las primeras vistas a la Cuerda Larga que vemos en su totalidad, moteada de blancas manchas de nieve que todavía persiste. Entre los floridos matorrales de jara empiezan a sobresalir las moles rocosas coronadas por pequeños riscos puntiagudos.


Vemos planear los primeros buitres mientras otros están posados en una roca. El ascenso se endurece y tenemos que empezar a poner las manos para salvar escalones rocosos. Hemos subido con facilidad y hacia atrás tenemos las primeras vistas de Madrid despertando entre la bruma.

Entramos en el estrecho y empinado callejón que lleva hacia el Collado del Cabrón, dejamos pasar a una pareja que van más rápidos. Una vez arriba vuelve a cambiar el paisaje, nos faltan ojos admirando las inverosímiles formas graníticas, algunas de ellas suspendidas en equilibrios irreales.

Marchamos en busca de nuestra próxima referencia, el Collado de la Romera. Con los ojos como platos, sorprendidos por agrupaciones de peñascos curvados y retorcidos pero sin perder la estética. Sentimos envidia del plácido vuelo de los buitres.

Ahora estamos atentos a un cruce de senderos para no desviarnos, proseguimos por la izquierda en dirección a la Milanera. Bajamos y volvemos a subir de nuevo, procuramos siempre seguir las marcas del PR, los mojones son secundarios, pueden conducir a vías de escalada.









Volvemos a subir entre las redondeadas rocas para alcanzar los Tres Cestos, hermoso tótem pétreo que mientras subes parece un oso de dibujos animados, después, los tres cestos apilados y cuando te alejas, quizás la gran cabeza de un tártaro. Que vuele la imaginación.

Continuamos por altibajos, esquivando y trepando piedras, rodeando las Milaneras. Dejamos el sendero para llegar a un pequeño mirador donde repostamos líquidos y energías, contemplando bellas vistas al circo que estamos recorriendo, y por la izquierda las sierras nevadas.


Llegamos al Collado del Miradero, donde principian Las Torres (2.026 m.), con buenas vistas en este precioso día. Por su cara norte comenzamos a elevarnos cerca de las paredes para salvar un buen desnivel. En la base de las mismas alcanzamos la mayor altura de nuestra ruta (1.986 m.)

Superadas las bellas formaciones rocosas de Las Torres, debemos torcer a la derecha, en una especie de diminuto collado donde tiene comienzo el Corredor Termes, espléndido pasillo que nos conduce entre las poderosas paredes y puntiagudos peñascos. Sorprendemos a unas huidizas cabras.


El tránsito por el Corredor Termes es de una belleza brutal, con cientos de formaciones rocosas y de frente comenzamos a vislumbrar el Embalse de Santillana. Sobrepasadas Las Torres, hacia atrás, contemplamos su soleada cara sur.









Antes de iniciar el  prolongado descenso, comienza un fascinante desfile de conjuntos peñascosos, roqueros, símbolos fálicos que apuntan al cielo y bloques graníticos en equilibrio absurdo. Casi todos tienen nombres populares; pasamos por la base del “Dedo de Dios”. Pedimos disculpas si erramos en alguno de ellos.


Quizás esta sea la parte más bonita de la Pedriza, el sendero hace un recorrido entre diversos grupos de farallones y riscos fusionados con armonía, siempre con sus desgastadas formas, parece como si la erosión hubiese lijado todas las aristas y dejado romas las puntas.

Seguimos descendiendo para rodear un promontorio cerca de un bosquecillo de pinos, desde donde observamos una buena panorámica de la Maliciosa y la Bola del Mundo con restos de nieve. Tenemos que quitarnos las mochilas para reptar entre unos bloques de piedra.









Poco después llegamos a la base del “Puro”, vertical formación rocosa que destaca en su entorno.  Más tarde en una espléndida pared que parece de estilo barroco, distinguimos, dejando volar la imaginación, un enorme botón cuadrado y una alargada y siniestra garra de cuatro dedos.

Pasamos entre promontorios espectaculares y rocallas sin forma evidente, para luego darnos la vuelta y tener una grandiosa mirada a la Pared de Santillana. Donde hay un verdadero caos dentro de un armonioso conjunto. Como si la fuerza de la gravedad hubiese empujado las rocas desde distintos puntos y en diversas direcciones.


Hemos deshecho un gran desnivel pero todavía nos queda. Vemos el Embalse de Santillana casi al completo antes de entrar en el bosque y hacer un fuerte giro a la izquierda para rodear el Torro. Atravesamos un largo túnel entre rocas, esta vez sin quitarnos las mochilas.

Nos cruzamos con un grupo que viene en sentido contrario desde el Yelmo. Las formaciones rocosas son ahora más angustiosas, apretadas y con sinuosas ondulaciones. Reptamos sin mochilas por otro paso más angosto y la bajada se precipita hasta llegar al Collado de la Dehesilla, donde decidimos hacer la comida fuerte del día.

Repuestos, atravesamos el collado para cruzar el Arroyo de la Dehesilla y conectar con el sendero que serpentea la loma en varias lazadas para situarnos en  la Pedriza Anterior. Nos reciben nuevas formaciones graníticas y miradas al Embalse de Santillana.

El sendero se estabiliza y discurre entre matorral alto. Dejamos el PR-M 1 que desciende a Manzanares El Real, nosotros bajaremos por El Tranco retomándolo de nuevo.  Poco a poco la enorme mole del Yelmo va creciendo ante nuestros ojos.

El Yelmo (1.719 m.), también conocido como Peña del Diezmo, es un risco de la Sierra de Guadarrama y el más importante de La Pedriza, pero no el más alto. Se trata de una enorme placa de granito rosado y es el centro de atracción de numerosos escaladores. Este risco es el más vistoso de toda La Pedriza y visto desde el sur tiene forma de un yelmo medieval. Según cálculos realizados, se podría tallar el Monasterio de El Escorial a tamaño real dentro del domo.


Recorremos toda la base del Yelmo donde unas cabras parecen estar en primera fila observando las maniobras de los escaladores. y comenzamos un escalonado descenso con preciosas vistas al pueblo de Manzanares El Real y al Embalse de Santillana.

Antes de alcanzar la Pradera del Yelmo nos refrescamos en la Fuente de Prado Pino. Al no ser un día muy caluroso nuestras provisiones de agua, 4 litros por cabeza, han sido suficientes. La vista al Yelmo desde esta posición es impresionante.


Culminamos el descenso llegando a los restaurantes de El Tranco, donde volvemos a enlazar con el PR-M 1. Comienza un agradable y tranquilo paseo junto al río Manzanares recorriendo su ribera. El ruido del agua es música celestial para nuestros oídos.

Atravesamos el río por un puente de madera donde tenemos una vista casi entera de nuestro itinerario de hoy. Arribamos al aparcamiento de Canto Cochino. Ha sido una ruta intensa y exigente, ya que el terreno en el que nos hemos movido resulta áspero, con continuas subidas y bajadas, y aunque sin dificultad, es necesario el uso de las manos en muchas ocasiones para trepar y destrepar, por lo que los bastones solo los hemos utilizado a partir del Collado de la Dehesilla.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. (Fuente de Prado Pino) pero al final de la ruta.
DISTANCIA: 22,9 KM.
TIEMPO: 09:00 HORAS
ALTURA MÁXIMA: 1986 m. (Base de Las Torres)
ALTURA MÍNIMA: 939 M. El Tranco, Río Manzanares)
DESNIVEL POSITIVO: 1.450 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 1.443 M.

DIFICULTAD: DIFÍCIL

{ 1 comentarios... read them below or add one }

  1. Excelente ruta y fantásticas fotos. Una corrección: el Collado del Cabrón está antes de la primera trepada (la del canal o callejón que tan bien describís). El sitio al que os referís con ese nombre, antes del Collado de la Romera, es el Jardín de la Campana.

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