Posted by : Vaig a Peu lunes, 11 de febrero de 2013

La Ruta visita a su paso los vecinos conventos de Aigües Vives en Carcaixent de la orden Agustina y el insigne monasterio de Santa María de la Valldigna en Simat perteneciente a la orden del Cister, a los que se suma el del Corpus Christi de los dominicos, vertebrando así pueblos de tres comarcas centrales de Valencia, como son la Safor, la Vall d’Albaida y la Ribera Alta, y dos paisajes contrastados, desde las suaves llanuras de la costa Mediterránea a los recónditos valles del interior próximos al litoral. Los que antaño fueran centros de retiro espiritual y vida contemplativa, inestimables focos culturales, y asilo de los desfavorecidos, han llegado hasta nuestros días como tristes recuerdos de su esplendoroso pasado. Sus piedras nos rememoran un pasado no muy lejano, en el que, durante siglos, influyeron en la vida, la sociedad, la cultura, el arte y el pensamiento de los pueblos de su entorno. Los monasterios eran, por muchas razones, frecuentados por nobles, estudiosos, mercaderes, o penitentes, que acudían a ellos para hospedarse en sus tranquilas y limpias celdas huyendo de las bulliciosas y sucias fondas; o bien visitar los panteones familiares; otros consultar los fondos bibliográficos donde se conservaban valiosos manuscritos; o pedir el sabio consejo de los prudentes monjes, o la confesión y salvadora absolución de sus santos moradores; o para conseguir del prior sus favores en importantes transacciones económicas; y los más necesitados para pedir trabajo, asilo o limosna. Así pues, unos buscaban el alimento corporal y otros el alimento espiritual, mediante el rezo ante las reliquias de los santos custodiados en sus capillas o a las milagrosas advocaciones veneradas en sus altares. Los había que viajaban a caballo o en carruaje, desplazándose por los tortuosos caminos sin importarles las distancias. Otros, los más desfavorecidos, lo hacían por sus propios medios, atravesando montañas por pasos naturales, a fin de acortar el camino y evitar rodeos innecesarios. En el caso del Monasterio de la Murta, su peculiar orografía, condicionaba que el acceso fuera encajado entre agrestes sierras y para llegar a él hubiera un único camino de entrada y salida, teniendo que hacer grandes rodeos para llegar al corazón del Valle, en cuyo interior se alzaba el humilde monasterio jerónimo. Ello condicionaba que los caminantes de escasos recursos o los más aventureros, se arriesgaran a atravesar por pequeñas vaguadas de la Murta al vecino Valle de la Casella y de aquí al Vall d’Aigües Vives y atajar así un largo recorrido bordeando las estribaciones montañosas. En el siglo XIX, con la orden de desamortización y la exclaustración de los cenobios se abandonaron estos centros de espiritualidad y poder, perdiéndose tan secular e histórica peregrinación.
CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 dirección Valencia, Salida nº 691 SAN VICENTE DEL RASPEIG/ALCOY continuar hasta la salida nº 813 N-340/ALBAIDA/GANDÍA/ATZENETA D’ALBAIDA seguir  durante 9,2 km, seguir por la CV-60 16,6 km, continuar por la carretera de Gandía y salir por la CV-6081 hasta Llocnou de San Jeroni y por la CV-6070 llegar a Almiserá.
1ª JORNADA 11/02/2013
ITINERARIO: ALMISERÁ / LLUTXENT / ERMITA DE LA COSOLACIÓ /CONVENT DEL CORPUS CHRISTI / CASTELL DE XIO / PINET / BARX / FONT DEL CIRER /  SENDA DELS BURROS / LES ARCADES / SIMAT DE LA VALLDIGNA.
COMPONENTES: VICENTE, JULIÁN Y LOURDES.






LA RUTA: Aunque de otras rutas por la zona ya conocíamos el Monastir de La Murta y el de Sant Jeroni de Cotalba, teníamos en la recámara realizar la ruta entera o parte ella. Julián ha conseguido dos días libres y vamos a realizar la parte central de la Ruta. Iremos desde Almiserá hasta el Convent d’Aigües Vives, haciendo noche en Simat de la Valldigna.











Dejamos el coche junto al ayuntamiento e iniciamos por la derecha donde tenemos la primera baliza del recorrido. Cruzamos el río Vernisa por un puente de tubos de cemento para entrar en Llocnou de Sant Jeroni por el lavadero y un curioso reloj de sol.








Enseguida tomamos el Camí de la Planissa que nos saca del pueblo entre olivos y almendros floridos. Pasamos por delante de la presa entre cañaverales y agua remansada en dirección a Terrateig y Benicolet que dejaremos por la izquierda. Nos llama la atención un gran bancal con cientos de sarmientos de parra injertados prestos para convertirse en pies de cepa de nuevas viñas.



En una finca vallada, un pollino se da una carrera de más de cien metros para venir a saludarnos. Aunque estamos muy atentos a las marcas y balizas del recorrido, algo ha fallado o nos hemos saltado alguna. Estamos frente a Llutxent pero hace un rato que no vemos ninguna. Preguntamos a un joven, que nos indica el camino para entrar al pueblo pero sin marcas. Todo está muy tranquilo y en un banco de un paseo, tomamos frutos secos. Vemos un poste con paletas pero no nos convencen. Preguntamos de nuevo y nos indican otras en la otra parte del pueblo. Estas sí son las correctas. También comprobamos que en el tramo que nos hemos saltado teníamos la vista del Castillo de Vilella.






Salimos de Llutxent en dirección al Calvari, por una empinada y antigua calzada flanqueada por cipreses y algarrobos entre hornacinas con cerámicas de escenas de la pasión de Cristo, donadas a expensas de distintas familias del pueblo. Al culminar la cuesta tenemos la Ermita de la Consolació junto a dos quejigos deshojados y enormes pinos.

Continuamos hasta el Mont Sant en donde está ubicado el Convent del Corpus Christi, que fue construido en el siglo XV en el lugar donde se realizó el milagro de los Sagrados Corporales. El conjunto de edificios que forman el actual recinto  pertenecen a diferentes épocas y estilos arquitectónicos, tal y como se puede ir viendo. Las primeras dataciones se corresponden a la edificación de una ermita, de la que se conserva la espadaña románica, de las primeras décadas del siglo XIV, cuando María de Vidaura, primera señora de la Baronía de Llutxent, mandó construirla en el mismo lugar donde la tradición popular señala la aparición de una gran cruz, hecho relacionado con el milagro de los Corporales del siglo anterior. Esta ermita, dedicada al Santísimo Sacramento y a la Virgen, y los terrenos circundantes fueron dados por Olf de Pròxita en 1422 a la Orden de San Domingo para la fundación de un monasterio. En la segunda mitad del siglo XV el monasterio es ascendido a la categoría de priorato y se amplía. El 1474 recibe el privilegio papal de constituirse en Universidad y Estudio general de la Orden con capacidad para graduar religiosos en Arte y Teología. A esta etapa se corresponden la iglesia, la capilla de la Santa Faz y las primeras construcciones de la nave del refectorio. A lo largo de los dos siglos posteriores, el monasterio llega a su esplendor dedicándose a seminario de los frailes misioneros en América. Al final del siglo XVIII, durante la Guerra de Sucesión, un incendio destruye casi todo el conjunto. La consiguiente reedificación y reconstrucción del XVIII le confirió el aspecto que se puede ver ahora. A esta etapa pertenecen la capilla de la Comunión, la renovación de la de la Santa Faz y el claustro. A principios del XIX los franceses desalojaran y saquearan el monasterio y los dominicos no pudieron regresar hasta el año 1814. El monasterio pasó a manos particulares definitivamente con la Desamortización de Mendizábal, en 1836, transformándose en masía. Después de un largo período de abandono, comienza una etapa de recuperación,  primero por parte de la Diputación y después por parte del Ayuntamiento y otros organismos que pretenden convertirlo en un centro cultural.













El recinto se haya cerrado. Visitamos sus alrededores y en la parte de atrás encontramos abierta la pequeña iglesia adosada al Convento. El cura estaba limpiando algunas imágenes y nos permitió la entrada. Actualmente sigue abierta al culto.









A la derecha del recinto también se halla el ejemplar de algarrobo más enorme que yo haya visto. Sus ramas han sido apuntaladas con pequeñas columnas y su perímetro es grandioso. Resulta casi inverosímil que dada la facilidad quebradiza de estos árboles siga en pie todavía.





Nuestro camino continua ahora por detrás del Convento por una senda que nos desciende  entre  los pinos y nos dirige hacia el Castell de Xio. Hemos dejado los itinerarios urbanos y rurales, la ruta se torna más montañera. Obviamos la senda al Castell de Xio que se queda en su solitaria colina mientras nosotros comenzamos a subir por la ladera de la izquierda.









Entramos en una preciosa rambla que ha sido abancalada con muros de piedra seca a diversos niveles aprovechando todo el terreno para el cultivo de almendros, ahora hermosamente floridos. Superamos el cauce y enlazamos con la senda Pla dels Arenals.





Ganamos altura y tenemos bonitas vistas lejanas del Benicadell, Montcabrer y la Safor. Entramos en una plantación de naranjos donde hay una casa almacén con porchada de techo galvanizado y escudo familiar tallado en piedra. Volvemos a la estrecha senda para seguir ascendiendo a lo alto de la loma, que se convierte en una especie de extensa y ondulada planicie donde vamos salvando pequeños desniveles entre coscoja y matas de romero.




Llegamos al Collado de l’Aire (490 m.) y a la Serra del Migdía, que comenzamos a recorrer a media altura por una bonita, pero interminable senda que bordea todos los pliegues de la sierra. Por nuestro flanco derecho aparecen las vistas a la Serra del Buixcarró y al fondo el pueblo de Pinet, al que parece que no alcanzamos nunca, puesto que la senda no pierde altura hasta que estamos frente a él y, en una bajada vertiginosa por una pedregosa senda arribamos por fin.








A la entrada hay una zona recreativa con mesas, agua y hogariles entre espigados y deshojados chopos. Aunque arrecia el aire y el paso de nubes es amenazante, decidimos sentarnos a comer. Lo hacemos con premura, nos quedan kilómetros y desniveles que superar hasta nuestra meta.







Sin entrar al pueblo, continuamos por la izquierda entre bancales de floridos almendros y comenzar la subida por el Barranco del Castell, por una senda con piedras sueltas y un desnivel constante que nos tomamos con tranquilidad después de la comida. En la Penya del Migdía ya no quedan nubes y vamos a resguardo del aire. Superadas unas cuantas “eses” nos incorporamos al Camí Vell de Barx a Pinet.





El camino continua entre asfalto y pista de tierra adentrándonos en el Pla dels Engarbullers, hay terrenos vallados a ambos lados que parecen destinados a ganado y alguna zona de colmenas. Al frente, el Mondúber y la Penyalba van tomando posición en el paisaje. A nuestro GR-236 se une el PR-CV 60, que tiene una variante por la derecha al Barranc de Manesa y Barx, la zona parece bonita pero es algo más larga, así que impera seguir por la parte más oficialista de la ruta.






El Mondúber y la Penyalba siguen creciendo ante nuestros ojos y en una vuelta del camino tenemos a nuestros pies todo el valle, primero Barx, la Drova, Benifairó, Simat, Tavernes de la Valldigna y el mar. Iniciamos el descenso a Barx, pasamos por la Font de la Benita apenas sin agua y a la entrada dejamos a la derecha la Nevera, pozo de nieve que han reformado con aires modernistas.






Atravesamos un puente y por la izquierda, con el Camí de la Falaguera salimos del pueblo entre casitas de campo y bancales. El Avenc de la Doncella tampoco tiene agua. Llegamos a la carretera y tenemos una pequeña asamblea: Seguir la ruta oficial o hacer un recorrido espectacular por la Senda dels Burros. Esta vez gana la versión no oficial. Vamos bien de tiempo aunque nos quedan más de dos horas a Simat.




Retomamos la CV-675 en dirección a les Foies  en ascenso por asfalto marcado como PR-CV 51, por la umbría de la Penyalba, dejado atrás el ramal que sube a su punto geodésico y continuando hasta la Font del Cirer. Hermosa fuente con dos grandes pilas rebosantes de agua y un grupito de chopos. Al otro lado de la carretera entre barandas de madera, un despejado mirador para contemplar toda la Valldigna, la Casella con les Agulles y la Murta con el Pas del Pobre.



Junto a las barandas de madera se inicia la bajada por la Senda dels Burros, ramal del PR-CV 51 que viene desde Simat y que Julián y Lourdes ya conocían. Espectacular senda de apresurado descenso con innumerables zigzags y rampas, entre un tupida vegetación de umbría. Esto nos suelta las piernas que tenemos cargadas de tantos kilómetros. Tiene un remate no memos brillante, junto a les Arcades de la Font del Cirer, antiguo acueducto construido en el siglo XVIII que conducía las aguas de la fuente hasta el Monestir de Simat.








Continuamos por el PR hasta que se une a nuestro GR-236 y por la derecha entre bancales de naranjos, ya por pista asfaltada, dejamos atrás els Brolls del riu Vaca que apenas tiene agua. En tiempos de lluvia las aguas se filtran por el Avenc de la Doncella en Barx y brotan aquí y en la Font Gran.




Entramos a Simat por la Font Mayor y buscamos nuestra casa rural “Cal Ferrer” donde después de una revitalizante ducha y dejar la chimenea encendida, salimos a buscar  bar o restaurante para cenar. Decepción: es lunes y en ninguno sirven cenas. Pero nada asusta a estos avezados montañeros. Localizamos el supermercado y nos damos un festín en nuestra casa rural.


RECORRIDO: LINEAL.
AGUA EN RUTA: SI.
DISTANCIA: 34 KM.
TIEMPO: 09:46 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 590 M. (Serra del Buixcarró)
ALTURA MÍNIMA: 65 M. (Simat de la Valldigna)
DESNIVEL POSITIVO: 807 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 873 M.
DIFICULTAD: ALTA, POR LA DISTANCIA Y EL TIEMPO EMPLEADO.










 2ª JORNADA 12/02/2013
ITINERARIO: SIMAT / TRINXERA DEL PORTIXOL / CONVENT D’AIGÜES VIVES / TRINXERA DEL PORTIXOL / BENIFAIRÓ / MONESTIR DE SANTA MARÍA DE LA VALLDIGNA / SIMAT
COMPONENTES: VICENTE, JULIÁN Y LOURDES.









LA RUTA: Nos preparamos un buen desayuno y a las ocho salimos hacia el Convento por la calle Font Menor que al final de la misma está dicha fuente, muy similar a la Font Mayor que vimos ayer tarde. El viento es fresco a estas horas.








Salimos del pueblo por la CV-600 entre casitas de campo con huertos de naranjos, un señor mayor que va a su casita a dar de comer a los animales, nos indica la dirección correcta y el próximo enlace con el GR-236 que viene desde Benifairó, por donde regresaremos a la vuelta.








Este primer tramo es por asfalto. El paisaje ha cambiado por completo, estamos rodeados de huertos de naranjos por todas partes, aunque algunos comienzan a mezclarlos  con plantones de kakis. Por la derecha la barrera montañosa de les Agulles nos impide ver los valles de la Casella y la Murta.







Nos elevamos un poco y en una curva cerrada a la derecha dejamos la carretera por la izquierda y entramos en la Trinxera del Portixol, antigua vía de ferrocarril Carcaixent-Dénia. Encajonado tramo de unos quinientos metros entre muros y vallas de huertos de naranjos con descuidada vegetación.











Al salir continuamos por pista de tierra. El paisaje se abre más, nos vamos acercando a les Agulles, cada vez más agrestes, y por la izquierda la sierra de Corbera cierra la Valldigna.









Volvemos al asfalto por el Camí Reial d’Alzira con sucesivos huertos de naranjos, en algunos de ellos están arrancándolos y sustituyéndolos por plantones de kakis, quizás con mayor demanda y precio más estable. Ya tenemos a la vista el majestuoso edificio del Convento.

Situado en el valle del mismo nombre, se levanta el Monestir d’Aigües Vives, donde se custodió la imagen de la Virgen de Aguas Vivas, hasta la desamortización, cuando fue trasladada a Carcaixent y declarada patrona el año 1857. Se empezó a construir en el siglo V por San Donato, cuando éste huyó de África. Posteriormente fue asolado por el Moro Musa, en el año 826. Algunos religiosos se quedaron por los alrededores, hasta llegar a constituir una primera comunidad eremita en la zona y en el año 1243, obtuvieron del rey Jaume I las tierras para reedificar el convento. Por fin, en 1329, con el legado de Gonzalo García de la Masa y su hijo se planteó el alzamiento del edificio. La configuración actual del convento es de los siglos XVI y XVII. El claustro se amplió en 1597 y en 1695 se trazó la nueva iglesia, sacristía, retablo mayor y la torre del campanario. Durante la Guerra de Sucesión (1707-1714), el monasterio fue saqueado y después se remodeló el claustro. Hasta finales del siglo XVIII se llevó a cabo la explotación del territorio con la cría de ganado y el cultivo de moreras. Para la obtención de la seda, los frailes reservaron la cuarta parte del edificio del convento. A partir del año 1701, tuvieron lugar diversas tentativas de establecimiento de colonos en el territorio, cosa que no se consiguió hasta la construcción de un lugar nuevo en Santa María d’Aigües Vives, con Carta de Población dada el año 1776. Actualmente se llama la Barraca d’Aigües Vives. La ruina del monasterio empezó en 1881, con el saqueo de las tropas francesas y las tres desamortizaciones que sufrió el convento agustino. Finalmente sus bienes pasaron a la Caja de Amortización de la Deuda. Fueron subastadas las fincas del extinguido convento, y fue destinado a vivienda rural, granja y tierra de cultivo. La última remodelación, como hostal residencia, data de 1977. 





Actualmente está cerrado. Recorremos todo el edificio, sus escalinatas y pérgolas; en la parte trasera han habilitado un restaurante y una ermita con una alta torre con un reloj de sol. Al otro lado, en un corral vallado, un asno guiado por una cabra que parece mandarle, nos deleita con una serenata de rebuznos. Todas las palmeras, de la especie canaria, están descabezadas. El picudo rojo ha acabado con ellas.











A un lado de la gran escalinata, resguardados del aire, tomamos un tentempié. Llegan tres personas jóvenes, están haciendo la ruta entera, hoy es su tercer día y no saben si llegar a La Barraca d’Aigües Vives o a Alzira.

Iniciamos el regreso. Vamos deshaciendo camino. Ahora tenemos de frente el Mondúber y la Sierra del Toro y por la izquierda les Agulles y les Creus. De nuevo rodeados de naranjos llegamos al cruce de la carretera CV-600 y por la izquierda tomamos el GR-236. Este tramo también es de huertos de naranjos, entre acequias y partidores de agua. Primero vamos en dirección a les Creus para virar luego a la derecha y entrar en Benifairó. Continuamos entre azarbes, acequias y el curso del río Vaca hasta llegar a la joya de la corona.


El Real Monasterio de Santa María de la Valldigna fue fundado por el rey Jaume II el Just el 15 de marzo de 1298. Según la tradición, al pasar por este valle el rey se impresionó por su belleza y le dijo a su capellán fray Bononat de Vila-seca: “Vall  digna per a un monestiro de la vostra religió”, a lo que el clérigo respondió: “Senyor, Vall digna”. Y así fue como Jaume II concedió las tierras al abad de Santes Creus para una nueva fundación cisterciense en el valle que, desde entonces, se llamaría Valldigna. El Monasterio comenzó a construirse en el siglo XIV, conformando lo estructura completa del conjunto alrededor del claustro, de acuerdo con los cánones del gótico cisterciense, a la que se añadieron renovaciones después de las destrucciones de los terremotos de 1396 y de 1644, con sustituciones completas, nuevas dependencias y enriquecimiento barroco propio de los siglos XVII y XVIII. En el año 1835, con la desamortización, el Monasterio fue abandonado por los monjes y vendido a particulares. El cenobio se convirtió en una explotación agropecuaria y comenzó su destrucción, con el derrocamiento de la mayoría de edificaciones y la venta de los sillares de los arcos y las losas como material de construcción. El ejemplo más conocido es la venta de los arcos góticos del claustro alto del Palacio del Abad como elemento decorativo de la mansión del Canto del Pico, a Torrelodones (Madrid). El año 2007 fue restituido a este monasterio y reubicado en su lugar original. Después de un largo período de abandono, las reivindicaciones de la sociedad valldignenca lograron que, en el año 1991, la Generalitat Valenciana adquiriera el Monasterio y comenzase las actuaciones arquitectónicas y arqueológicas para su recuperación. En la actualidad, el artículo 57 del Estatuto de Autonomía dice: “El Real Monasterio de Santa María de la Valldigna es templo espiritual, histórico y cultural del antiguo Reino de Valencia, y es, igualmente, símbolo de la grandeza del Pueblo Valenciano reconocido como Nacionalidad Histórica...














Vamos sobrados de tiempo y dedicamos más de una hora a recorrer todas las ruinas y dependencias que quedan en pie de esta hermosa obra, la reconstrucción hace algún tiempo que está parada.







Nos vamos a comer un buen arroz al horno a Casa Teresa. Seguimos ganando tiempo y adelantamos el horario de autobús a Gandía, donde tomamos un té mientras esperamos el que nos dejará en el Llocnou de Sant Jeroni y Almiserá. Ya con nuestro coche llegamos a Elche antes de las siete y media de la tarde. La intendencia ha funcionado al milímetro.



RECORRIDO: LINEAL IDA Y VUELTA.
AGUA EN RUTA: SI.
DISTANCIA: 17,380 KM.
TIEMPO: 05:17 HORAS
ALTURA MÁXIMA: 105 M. (Trinxera del Portixol)
ALTURA MÍNIMA: 40 M. (Benifairó)
DESNIVEL POSITIVO: 102 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 107 M.
DIFICULTAD: MODERADO.

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