BARRANC DEL CINT: PER LA CORNISA DEL PIC DE LES AGUILES HASTA EL MAS DELS CAPELLANS. RUTA CIRCULAR.

Posted by : Vaig a Peu sábado, 26 de octubre de 2024

Declarada Parque Natural en el 2002, la extensa Sierra de Mariola reparte su superficie entre las provincias de Alicante y Valencia. El Barranc del Cint es un desfiladero abierto en la cara sur-occidental de la Sierra de Mariola, localizado junto al espacio urbano de Alcoy, siendo éste uno de sus espacios naturales y emblemático más característico de la ciudad. El Barranc del Cint separa al Alt de les Pedreres (1.056 metros) del resto de la sierra. En sus riscos de más de 200 metros de altura anida una colonia de buitre leonado. Su nombre es apocope de "cingle" (risco, en valenciano). Sin embargo, existe otra versión del padre franciscano Picher (1800-1871) el cuál lo llamaba "Sint" por la Torre de Sintia que lo presidía antiguamente. Dicha torre, rodeada por un espeso bosque, estaba orientada hasta el aludido barranco y databa de los primeros años del cristianismo. Una de las leyendas del barranco dice que su fantástica abertura fue provocada por un terremoto, posiblemente en tiempos de los habitantes prehistóricos de "Les Llometes" El recorrido por el barranco es sinuoso y estrecho en la primera parte, formado por rocas calizas donde anidan las águilas. Hay gran cantidad de cuevas; en una de ellas (Cova del Pastor) se han encontrado numerosos hallazgos prehistóricos interesantes, como piedras de sílex trabajadas de unos 30.000 años.
CÓMO LLEGAR: Por la AP-7/A-31, tomar la salida hacia Benidorm/Valencia, AP-7 de pago. Salida en la nº 691 hacia Alcoy por la A-7, pasados los túneles de la Font Roja tomar la salida 443 Alcoy Nord, girar por la avenida Tirant lo Blanc, avenida Carmen Vidal, Pont Rafael Terol y seguir por por derecha carrer Barranc del Cint y la CV-796 carretera del Preventori. Después de una curva cerrada aparcar a la derecha.

COMPONENTES: VICENTE Y TOMÁS.

ITINERARIO: INICIO / DERECHA / IZQ. SUBIR / TEULAR DEL LLOGANISSER / SEGUIR MOJONES / FUERTE ASCENSO / VISTAS / VUELOS DE BUITRES / IZQ. AL PIC / PIC DE LES AGUILES / PANORAMICAS / LA MOLA ALTA / DCHA. CAMÍ DE SERELLES / MAS DE LA MOLA / DCHA. POSTE SEÑALES / IZQ. SENDA / MAS TALENCÓ D’ALT / PR-CV 37 / COLL DE SABATA-RECTO / SENDA / DCHA CAMINO / MAS DELS CAPELLANS-IZQ. / DCHA. PISTA / CASETES DE VILAPLANA-IZQ. / DESVIO A LA FONT / FONT VELLA DEL BARRANC / MAS NOU DE MARIOLA / BARRANC DEL BOU / DCHA. A POZO AGUA BC. CINT / MASOT / SENDA BC. DEL CINT / OMBRIA DEL GARROFER / MAS DEL BUÑOLERO / FONT DE LA TEULA / MAS DEL POTRO / FONT DEL PASTORET / L’ESTRET / FINAL.

LA RUTA: Volvemos a las cornisas del Barranc del Cint. Esta vez subiremos al Pic de les Águiles y la Mola, recorriendo las masías de la Mola, Talecó d’Alt, des Capellans y Casetes de Vilaplana, regresando por el cauce del Barranc.

Iniciamos desde el aparcamiento en la curva de la CV-796 hacia la entrada del Barranc del Cint para girar poco después a la derecha en dirección al teular del Llonganisser, antigua fábrica de tejas y ladrillos ahora en ruinas.

Por la izquierda cerca de sus muros comienza una senda pedregosa, poco definida al principio y con fuerte pendiente que luego se va reafirmando entre los pequeños pinos, cogiendo altura y buenas vistas hacia Alcoy que despierta.

La subida es constante y cercana a los cortados por lo que tenemos grandes miradas a los paredones de la otra vertiente. Hace un día algo fresquete, con viento y las nubes se están despejando, tenemos que tener precaución al asomarnos.

En los descansillos, las vistas hacia Alcoy son espléndidas y se amplían con la altura; en algunos huecos podemos ver la tremenda brecha del Barranc del Cint con sus altas y poderosas paredes desplomándose. Tendremos posibilidades de ver buitres.

El sendero, más rocoso ahora, se acerca a las paredes que nos sirven de protección desde donde comenzamos a ver parte de l’Estret, el lugar más cercano entre las dos cornisas. También en la otra vertiente distinguimos la Creu de Sant Cristófol.

Por nuestra derecha se abre el valle del Comtat en las faldas de Mariola, con Aitana y Puig Campana, el pantano de Beniarrés, las estribaciones del Benicadell y el resto montañoso de la Safor y la Vall de Gallinera.

Alcanzamos el Pic de les Águiles (928 m) la cornisa más elevada de esta ladera porque La Mola está más al interior. Frente a nosotros tenemos la gran mole de les Pedreres Blanques y en el fondo del barranco distinguimos diversas masías. Arrecia el aire.

Sin dejar de subir, la arboleda se hace más rala por un suelo rocoso en el que nos guiamos siguiendo algunos mojones, mientras que en la Ombría del Garrofer y el cauce del barranc del Cint la pineda es una alfombra verde.

Y de repente un vuelo de buitres rasga el cielo, son varios ejemplares y algunos dispersos. Vuelan a gran altura evitando las fuertes rachas de aire, buscando corrientes más relajadas para planear. El zoom de la cámara no da abasto.

Vuelve la calma al entrar en una zona de matorral de gramíneas que el fuerte viento helado despeina a su antojo y a nosotros nos vapulea, al menos las vistas son cada vez más extensas y diáfanas al embalse de Beniarrés y a la Safor.

El sendero hace un giro a la izquierda para afrontar las siguientes lomas que nos llevarán a la Mola, pero el paisaje cambia por completo al atravesar una gran extensión de terreno que hace varios años se vio afectada por un incendio.

Aunque el matorral se va regenerando quedan muchos troncos y restos de pinar carbonizado, y de las piñas caídas han brotado algunos pinos que tardarán muchos años en tomar tamaño. Por desgracia las zonas quemadas nunca se recuperan.

Sin pena ni gloria pasamos por el mojón que marca la Mola Alta de Serelles (1.104 m), donde también hubo un antiguo asentamiento. Mirando al norte distinguimos la mole del Montcabrer y el sendero que desde el Coll d’en Sabata llega hasta la cima.

Descendemos por el roquedo con suavidad y por un sendero que conecta con el camino que viene de la Font de Serelles. Seguimos por la derecha pasando por debajo de la Mola y junto a un enorme y puntiagudo roquedo.

El camino describe una cerrada curva en descenso a la izquierda para acercarnos al solitario Mas de la Mola. En el rocoso frontal calizo, separado del gran roquedo, vemos una cueva poco profunda y de ancha boca.

Mas de la Mola, de dos plantas y adherido a un amplio corral de ganado se salvo del gran incendio y apenas le han quedado unos pocos pinos del bosquete que le daba sombra. Abandonado, sus campos han quedado inertes.

Enlazamos con el Camí dels Talecons donde hay un antiguo poste con paletas de madera grabadas del SL-V 25.3 que nos dirigen hacia una próxima masía. Por detrás se queda en su montículo el Mas de la Mola y los pinos.

Dejamos el camino por un sendero a la izquierda que nos deja en el Mas Talecó d’Alt. Gran caserón de tres plantas y un corral trasero para ganado. También abandonado, a la entrada hay un gran tronco de pino derribado quizás por el incendio.

En su parte izquierda por encima de unas rocas enlazamos con el sendero PR-CV 37 que en moderado ascenso va recuperando el nivel anterior. Tenemos vistas ala Mola de Serelles, al Mas de la Mola y en las faldas del Montcabrer, el Piquet del Baladre (1.026 m.).

Salimos a la nueva ubicación del Coll d’en Sabata, un poste con numerosas paletas informativas en un cruce importante de senderos. Nosotros continuamos de frente casi, por una senda marcada por un poste bajo de madera con la cruz de no GR.

La estrecha senda delimitada entre abundante matorral nos desciende por una especie de barranquera hasta conectar con un camino que seguimos por la derecha, donde luego hay un gran cartel indicando un desvío para los ciclistas.

Aparecen cuidados bancales y entre los olivos destacan las hojas otoñales y rojas de un caqui con frutos todavía, y por la izquierda el altiplano de la Mola de Serelles y sus laderas repletas de pinar que descienden hasta el Barranc del Bou.

El camino nos lleva hasta el Mas dels Capellans, una agrupación de casas muy cuidadas pero no parece haber nadie. Siguen habiendo carteles de que los ciclistas deben pasar desmontados. Dejamos atrás el caserío y entre bancales vallados salimos de la propiedad.

Proseguimos por el camino hasta un poste balizado donde se nos une el GR-7 que viene del antiguo Coll

d’en Sabata y llegamos a les Casetes de Vilaplana, una agrupación de antiguas masías habitadas y punto de referencia de entrada al Barranc.

Continuamos bajando por la izquierda ahora por pista asfaltada que nos lleva por escalonados bancales en producción. Frente a la entrada el rehabilitado Mas Nou de Mariola dejamos la pista por la derecha para meternos en el Barranc del Bou.

Muy cerca está la Font Vella del Barranc ahora seca y en desuso. Debió ser un importante paso para abrevar el ganado, su gran caño y sus piletas así lo atestiguan. Siguiendo otro camino volvemos al sendero principal.

Pasamos junto al Masot y poco después por el pozo de captación de agua de consumo humano, donde se unen las dos vertientes y comienza el Barranc del Cint, formando un solo cauce intermitente del Riu Benissaidó.

El cauce se comprime y pasa a estar poblado de un bosque de espigados ejemplares que buscan la luz del sol. El sendero, de fácil caminar, se abre paso entre la abundante vegetación de matorral bajo y los pinos.

Llegamos a un cruce a la derecha donde otro camino se eleva rodeando Les Pedreres Blanques por la Ombría del Garrofero. Tenemos impresionantes vistas por esta cara al Pic del Águila, a sus pies está el Mas del Bunyolero, que veíamos esta mañana desde arriba.

El entorno se sigue estrujando entre la paredes, el sendero pasa a estar empedrado y los pinos se quedan en la parte alta al llegar a la Font de la Teula, que al menos si mana un delgado y largo hilo de agua que cae sobre los restos de una teja invadida por el musgo.

Vuelve el suelo de tierra al sendero y bajo la vertiente de les Pedreres Blanques que en esta zona están más descompuestas y descarnadas, se encuentra el Más del Potro, una antigua masía que todavía se mantiene en pie y habitada aunque con pocos recursos.

El sendero del cauce pasa a estar enlosado con piedras protegiéndolo en las lluvias y riadas en este tramo final. Bajando un peldaño, en un rincón está la Font del Pastoret que sigue manando agua sobre una pileta.

El sinuoso cauce hace un recodo formándose un estrecho desfiladero en el que las paredes parecen tocarse, es l’Estret, donde una cornisa forma una figura semejante a la cabeza de un león, mientras otros farallones parecen torreones.

Es la zona más emblemática del Barranc del Cint, la puerta de entrada a la Serra Mariola por este lado. Sobre empedrado salimos de l’Estret y cerramos la ruta junto a los paneles informativos. Precioso recorrido por las faldas de Mariola.