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- LA SIERRA DEL BUEY POR LA SENDA DE LIN Y EL BARRANCO DEL MADROÑAL.
Posted by : Vaig a Peu
sábado, 20 de febrero de 2016
La
Sierra del Buey es una estrecha alineación montañosa de dirección NE-SO,
siguiendo la directriz general de las Cordilleras Béticas, de más de 15 Km. de
longitud. Sus mayores alturas se presentan en el sector más occidental,
alcanzado en el Pico del Buey los 1.087 m de altitud. Hacia el este la sierra
va perdiendo altura y anchura hasta finalizar en el Monte del Boalage con
apenas 687 m. de altitud. En el sector occidental, ambas laderas presentan
fuertes pendientes siendo la ladera sur más escarpada y abrupta, con escarpes
de gran continuidad lateral debido a la disposición verticalizada de la capas
de caliza. Al pie de los escarpes se forman piedemontes que conectan estos
fuertes relieves con las llanuras que la rodean. Esta fisonomía afecta a la red
fluvial que es más lineal en el flanco sur, mientras que en el flanco norte la
red de drenaje se presenta algo más ramificada. Los resaltes se producen sobre
relieves carbonatados donde se han desarrollado, por disolución, pequeños
abrigos. También existen algunas cavidades como la Cueva del Pino y la Cueva
del Cerrico del Oro. La Sierra del Buey se sitúa en el Prebético Externo. La
estructura de la sierra es un anticlinal asimétrico en el que sólo es visible
el flanco-sur oriental y algunos afloramientos aislados del flanco norte. El
núcleo está formado por materiales del cretácico inferior sobre los que se
desarrollan las dolomías y calizas del cretácico superior. Hacia el sureste se
encuentran una serie de anticlinales más o menos simétricos que terminan con la
Sierrecica de Enmedio. En el flanco sur, entre la Sierra del Buey y de la
Sierrecica de Enmedio se encuentra discordante sobre las calizas, una formación
constituida por margas, calizas margosas con algas y arcillas rojas muy
arenosas. La sierra está constituida principalmente por una sucesión de
materiales cretácicos, donde los materiales más antiguos que afloran son las
margas con yesos y arcillas margosas del cretácico inferior. Sobre ellos se
dispone el cretácico superior constituido por dolomías arenosas y yesos,
alternando con arenas y arcillas. Le siguen dolomías masivas con abundantes
restos de rudistas, dolomías tableadas y limos dolomíticos. A techo dolomías
masivas negras, que ocupan una gran superficie, con restos de lamelibranquios y
equinodermos. Por último, se sitúa un gran paquete de calizas bien estratificadas,
llegando a alcanzar los 250 m de potencia, que presenta abundantes restos de
lacazina, gasterópodos, lamelibranquios y ostrácodos, situándose en el flanco
sur de la sierra.
CÓMO LLEGAR: Por la autovía A-31 dirección Elda, salida nº 207 ELDA SUR/MONOVAR,
continuar por CV-83 hasta Pinoso, en rotonda tomar dirección Jumilla por la
RM-427 hasta Casas del Puerto, continuar por la N-344 hasta Jumilla. En la
primera rotonda tomar la 1ª salida, en la segunda rotonda tomar la 2ª salida,
en la tercera rotonda tomar la 1ª salida. A partir de aquí la carretera se
convierte en pista de tierra, es el Camino de los Colorados. Tomaremos la
primera bifurcación por la derecha y después otro camino por la izquierda, que
nos acercará a la falda de la sierra cerca de una torre de alta tensión. Hay
sitio para aparcar.
COMPONENTES: VICENTE, SANTI Y CAROL.
ITINERARIO: APARCAMIENTO / BARRANCO / SIN
SENDA / SENDERO DE LIN / CANAL / BAJAR BARRANCO / PASO DEL CABLE / PASO DE LA
LAGARTIJA / CRUZ / LA MADAMA DEL BUEY / CRESTA / CIMA 1052 M / CIMA 1063 M /
CIMA 1014 M / BARRANCO DEL MADROÑAL / SENDA IZQ. / MONOLITO / DERECHA / HITO
760 M. / HITO / COLLADO / BARRANQUITO / APARCAMIENTO.
LA RUTA: Lo prometido es deuda y dos años y medio después volvemos de nuevo a la Sierra del Buey. Esta pequeña sierra tan cercana a la vitivinícola población de Jumilla, es de una extraordinaria belleza geológica en su cara sur, a la vez que casi inexpugnable por sus verticales planchas calizas.
Ha tenido que ser un vecino conocido como Lin, quien por su conocimiento de esta montaña y con su propio esfuerzo y trabajo, ha marcado con pinturas de PR, no homologada, la ruta de subida a la cumbre por esta cara sur. Lo cual ha facilitado el acceso a numerosos senderistas, equipando con cable de acero el famoso Paso del Cable.
En esta ocasión la variante consiste en el regreso por el Barranco del Madroñal. Iniciamos a los pies de la torre de alta tensión dejando el camino ancho que asciende por donde van otros dos montañeros, y tomando el sendero de la derecha con las marcas de Lin. Las vistas son para Jumilla y el Carche envuelto entre nubes.
Es un tránsito tranquilo a piedemonte cerca de unos bancales de almendros. Hace un día casi despejado exceptuando las grandes cimas de los alrededores, con una ligera brisa que nos hace ir abrigados. Pronto comenzamos a tener las primeras miradas a los verticales paredones de piedra caliza.
Muchas de ellas asemejan a una sucesión heterogénea de enormes placas de diversos tamaños apiladas verticalmente. Tras cruzar una pequeña vaguada o barranco, dejaremos el sendero que comienza a descender. Seguimos subiendo un poco campo a través con algún esporádico hito. Se trata de un corto atajo.
Marcharemos durante unas centenas de metros hasta conectar de nuevo con el sendero de Lin, que viene desde abajo, cerca de una derruida construcción de una antigua cantera, y que realmente es donde comienza. De nuevo por senda perfectamente marcada y cuidada con esmero, nos fijamos en los pliegues y rugosidades de la sierra.
Comienza la subida por la cara sur en la que tenemos que superar fuertes desniveles en poco tramo. La senda se va abriendo paso entre los resquicios que dejan las anchas placas pétreas, que parecen la enorme presa de un pantano, o la sábana de una muralla infranqueable, conteniendo que el resto de la montaña se venga abajo.
La fase de acercamiento a la base de las paredes resulta exigente y prolongada, pero se gana altura con nitidez. Nos vamos escorando hacia la parte central de la sierra por lo que las vistas a Jumilla y su castillo son sesgadas, y a cambio aparecen entre la lejana bruma las de la Sierra de Salinas.
El matorral de esparto invade la parte soleada de esta sierra. Nos aligeramos algo de ropa. Enfilamos un espectacular e inclinado canalón pétreo, es como un amplio pasillo de firme suelo que nos sube hasta la base de otra cornisa, y que al dar la vuelta nos muestra un espléndido catalogo de pliegues, placas y paredones.
Subimos un escalón más para entrar en lo que parece el inicio de uno de los cortos barrancos fluviales de esta sierra. Forma una singular comba entre las placas de las paredes, tenemos que bajar para volver a remontar en la otra vertiente por donde prosiguen las marcas del magistral sendero.
LA RUTA: Lo prometido es deuda y dos años y medio después volvemos de nuevo a la Sierra del Buey. Esta pequeña sierra tan cercana a la vitivinícola población de Jumilla, es de una extraordinaria belleza geológica en su cara sur, a la vez que casi inexpugnable por sus verticales planchas calizas.
Ha tenido que ser un vecino conocido como Lin, quien por su conocimiento de esta montaña y con su propio esfuerzo y trabajo, ha marcado con pinturas de PR, no homologada, la ruta de subida a la cumbre por esta cara sur. Lo cual ha facilitado el acceso a numerosos senderistas, equipando con cable de acero el famoso Paso del Cable.
En esta ocasión la variante consiste en el regreso por el Barranco del Madroñal. Iniciamos a los pies de la torre de alta tensión dejando el camino ancho que asciende por donde van otros dos montañeros, y tomando el sendero de la derecha con las marcas de Lin. Las vistas son para Jumilla y el Carche envuelto entre nubes.
Es un tránsito tranquilo a piedemonte cerca de unos bancales de almendros. Hace un día casi despejado exceptuando las grandes cimas de los alrededores, con una ligera brisa que nos hace ir abrigados. Pronto comenzamos a tener las primeras miradas a los verticales paredones de piedra caliza.
Muchas de ellas asemejan a una sucesión heterogénea de enormes placas de diversos tamaños apiladas verticalmente. Tras cruzar una pequeña vaguada o barranco, dejaremos el sendero que comienza a descender. Seguimos subiendo un poco campo a través con algún esporádico hito. Se trata de un corto atajo.
Marcharemos durante unas centenas de metros hasta conectar de nuevo con el sendero de Lin, que viene desde abajo, cerca de una derruida construcción de una antigua cantera, y que realmente es donde comienza. De nuevo por senda perfectamente marcada y cuidada con esmero, nos fijamos en los pliegues y rugosidades de la sierra.
Comienza la subida por la cara sur en la que tenemos que superar fuertes desniveles en poco tramo. La senda se va abriendo paso entre los resquicios que dejan las anchas placas pétreas, que parecen la enorme presa de un pantano, o la sábana de una muralla infranqueable, conteniendo que el resto de la montaña se venga abajo.
La fase de acercamiento a la base de las paredes resulta exigente y prolongada, pero se gana altura con nitidez. Nos vamos escorando hacia la parte central de la sierra por lo que las vistas a Jumilla y su castillo son sesgadas, y a cambio aparecen entre la lejana bruma las de la Sierra de Salinas.
El matorral de esparto invade la parte soleada de esta sierra. Nos aligeramos algo de ropa. Enfilamos un espectacular e inclinado canalón pétreo, es como un amplio pasillo de firme suelo que nos sube hasta la base de otra cornisa, y que al dar la vuelta nos muestra un espléndido catalogo de pliegues, placas y paredones.
Subimos un escalón más para entrar en lo que parece el inicio de uno de los cortos barrancos fluviales de esta sierra. Forma una singular comba entre las placas de las paredes, tenemos que bajar para volver a remontar en la otra vertiente por donde prosiguen las marcas del magistral sendero.
Oímos unos gritos arriba, son los dos montañeros de esta mañana que preguntan por el Paso del Cable, pero por la altura a la que se encuentran, deben de haber tenido un error y se lo han pasado. Tras un fuerte repecho entramos en otra zona de grandes placas y panchas apiladas verticalmente.
Giramos a la izquierda y veremos que el sendero se bifurca en dos; por la izquierda se evita pasar por el Paso del Cable, nosotros seguimos por la derecha. Luego hay que sobrepasar una grada escalonada en donde tenemos que apoyar las manos para superarla. En la repisa observamos la magnitud de las láminas como hojas de libro.
Una vez arriba de los escarpes por la derecha, veremos por encima de unas placas una estrecha repisa inclinada y pegada a las paredes: es el Paso del Cable. Está equipado con unos quince metros de cable de acero anclado a la pared en forma de pasamanos, también tiene dos largos de cadena para asegurarse a un arnés.
Para subir o bajar por este paso aéreo hay que tomar precauciones. Una vez superado quedaremos situados en lo alto de una pila de placas verticales con un cortado impresionante. Los que tengan vértigo pueden ir asegurándose con un arnés, o evitarlo con la variante que hemos descrito antes.
Desde la cornisa tenemos una bonita panorámica del Serral y la Sierra de Salinas con los rayos de sol que se cuelan entre las nubes. Tenemos un duro trecho de sendero entre matas de esparto, pequeñas rampas y zigzags nos aúpan a superar el erizado desnivel. Las nubes se deshacen y nos dejan extensas miradas del altiplano jumillano.
El desnivel se apacigua y las lazadas se alargan. Pasamos por delante de uno de los pocos pinos que hay en esta cara sur. Es un viejo ejemplar achaparrado y sin tronco, que ha sobrevivido a los fuertes vendavales, y cuyas ramas y raíces parecen brotar de las rocas. Su sombra invita a quedarse.
En seguida tenemos el paso de la Lagartija. Una pequeña chimenea inclinada entre unos pliegues rocosos que no tiene ninguna complicación. El último tramo es una redondeada loma de matorral de esparto con un fuerte repecho. La Sierra de Salinas con el pico de La Capilla siguen abrumados por las nubes.
Vuelve a acentuarse el desnivel y hacemos el
último esfuerzo para culminar la loma poblada de esparto, que culmina en la
Cruz, que fue erigida por un grupo de amigos en recuerdo de su compañero Verdú,
fallecido en 1973. Disfrutamos unas prolongadas panorámicas de Jumilla y el
Carche, casi despejado.
A unas decenas de metros tenemos el punto geodésico, la Madama del Buey (1.087 m.) Por estos lares se denomina Madama al punto más elevado de la sierra. Siguiendo el cordal hacia el este, vemos un bosque de molinos eólicos. Al menos han tenido la delicadeza de alejarlos de la cumbre. Almorzamos contemplando el paisaje.
Emprendemos el regreso hacia el Este. Comienza la variante de hoy. Enfilamos la cuerda de la sierra bajando del lomo de la cima en dirección a los molinos eólicos y pegados a los cortados de la cara norte. Es un bonito trayecto por toda la cresta de la que solo nos separamos para remontar algunas lomas de menor altura.
Obtenemos lejanas vistas de la cima que se va quedando atrás, por delante la mirada fija en el bosque eólico y una rocosa cresta que le antecede. Poco antes de llegar a él, el sendero comienza a virar a la izquierda para superar una loma de 1.014 m. donde tenemos las últimas miradas a la Sierra de Salinas.
En este punto vamos girando a la derecha y comenzamos a bajar hacia el Barranco del Madroñal que nos separa de la cornisa donde está situado el parque eólico. Es un descenso prolongado que entre rampas y lazadas nos sitúa en el lecho del barranco con abundante vegetación de pinos y matorral.
Pronto viene una bifurcación en la que debemos tomar el sendero de la izquierda que nos mantiene a media altura de la ladera del barranco. Al ir girando a la izquierda para bordear la sierra dejamos de ver las aspas de los molinos eólicos. Nos salimos del barranco y la vegetación se aligera y aclara.
Entramos en la cara norte de la Sierra del Buey, pasamos por una especie de monolito, un gran pedrusco vertical con un hito de piedras arriba. En lo alto, por encima de los pinos, comenzamos a ver la barrera rocosa de la montaña por donde hace poco hemos transitado, y los molinos aparecen en la lejanía.
Comienza un entretenido recorrido entre sendas y caminos de herradura paralelo a la cara norte de la sierra, en el que cruzamos, subiendo y bajando todos los ramblizos y pequeñas torrenteras por las que desagua en épocas de lluvia. También entramos y salimos de densos bosquecillos de pino carrasco con vistas al Cerro del Oro (768 m.)
Llegamos a una zona abancalada donde el propietario, con la reja del tractor ha destrozado un pedazo de sendero que ni siquiera le molestaba. Nos fijaremos en un hito del MOP reforzado con unas piedras, para subir a un rellano donde prosigue el sendero. A la vista tenemos la curiosa colina de los Hermanillos (732 m.).
Distinguimos cerca una de las torres de alta tensión y empezamos a subir moderadamente hasta alcanzar un pequeño rellano o colladito en donde tenemos extensas miradas de la parte alta del altiplano. Bajamos hacia el fondo de un estrecho barranco que luego desagua en la Rambla del Lazareto.
Echamos una ojeada a una cara distinta de la Sierra del Buey. Marchamos por el cauce del barranco que culebrea entre las lomas hasta dejarnos en el punto de partida junto al coche. Imponente ruta por la cara sur y preciosa marcha por el Barranco del Madroñal. Ahora a tapear con buen vino en Jumilla.
A unas decenas de metros tenemos el punto geodésico, la Madama del Buey (1.087 m.) Por estos lares se denomina Madama al punto más elevado de la sierra. Siguiendo el cordal hacia el este, vemos un bosque de molinos eólicos. Al menos han tenido la delicadeza de alejarlos de la cumbre. Almorzamos contemplando el paisaje.
Emprendemos el regreso hacia el Este. Comienza la variante de hoy. Enfilamos la cuerda de la sierra bajando del lomo de la cima en dirección a los molinos eólicos y pegados a los cortados de la cara norte. Es un bonito trayecto por toda la cresta de la que solo nos separamos para remontar algunas lomas de menor altura.
Obtenemos lejanas vistas de la cima que se va quedando atrás, por delante la mirada fija en el bosque eólico y una rocosa cresta que le antecede. Poco antes de llegar a él, el sendero comienza a virar a la izquierda para superar una loma de 1.014 m. donde tenemos las últimas miradas a la Sierra de Salinas.
En este punto vamos girando a la derecha y comenzamos a bajar hacia el Barranco del Madroñal que nos separa de la cornisa donde está situado el parque eólico. Es un descenso prolongado que entre rampas y lazadas nos sitúa en el lecho del barranco con abundante vegetación de pinos y matorral.
Pronto viene una bifurcación en la que debemos tomar el sendero de la izquierda que nos mantiene a media altura de la ladera del barranco. Al ir girando a la izquierda para bordear la sierra dejamos de ver las aspas de los molinos eólicos. Nos salimos del barranco y la vegetación se aligera y aclara.
Entramos en la cara norte de la Sierra del Buey, pasamos por una especie de monolito, un gran pedrusco vertical con un hito de piedras arriba. En lo alto, por encima de los pinos, comenzamos a ver la barrera rocosa de la montaña por donde hace poco hemos transitado, y los molinos aparecen en la lejanía.
Comienza un entretenido recorrido entre sendas y caminos de herradura paralelo a la cara norte de la sierra, en el que cruzamos, subiendo y bajando todos los ramblizos y pequeñas torrenteras por las que desagua en épocas de lluvia. También entramos y salimos de densos bosquecillos de pino carrasco con vistas al Cerro del Oro (768 m.)
Llegamos a una zona abancalada donde el propietario, con la reja del tractor ha destrozado un pedazo de sendero que ni siquiera le molestaba. Nos fijaremos en un hito del MOP reforzado con unas piedras, para subir a un rellano donde prosigue el sendero. A la vista tenemos la curiosa colina de los Hermanillos (732 m.).
Distinguimos cerca una de las torres de alta tensión y empezamos a subir moderadamente hasta alcanzar un pequeño rellano o colladito en donde tenemos extensas miradas de la parte alta del altiplano. Bajamos hacia el fondo de un estrecho barranco que luego desagua en la Rambla del Lazareto.
Echamos una ojeada a una cara distinta de la Sierra del Buey. Marchamos por el cauce del barranco que culebrea entre las lomas hasta dejarnos en el punto de partida junto al coche. Imponente ruta por la cara sur y preciosa marcha por el Barranco del Madroñal. Ahora a tapear con buen vino en Jumilla.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 10,3 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 04:00 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.087 M. (La Madama de El Buey)
ALTURA MÍNIMA: 613 M. (Aparcamiento)
DESNIVEL POSITIVO: 570 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 570 M.
DIFICULTAD: ALTA. Por el fuerte desnivel a salvar en corta distancia y el paso del cable, para personas no habituadas o con vértigo. Con precaución su tránsito es sencillo. Existe una variante que lo evita.
DIFICULTAD: ALTA. Por el fuerte desnivel a salvar en corta distancia y el paso del cable, para personas no habituadas o con vértigo. Con precaución su tránsito es sencillo. Existe una variante que lo evita.