Posted by : Vaig a Peu miércoles, 19 de marzo de 2014

La Batería antiaérea de Roldán está emplazada en la cima del Monte Roldan, con una cota de 485 metros sobre el nivel del mar.  Para la subida existe una carretera de piedra machacada, de fuertes pendientes y cerradas curvas. El camino parte de Zona Militar de Algameca, aunque existen sendas que llegan a la cumbre partiendo de las laderas del Este de dicho monte. Proyectadas y artilladas durante la Dictadura de Primo de Rivera y la II Republica, para dar cobertura antiaérea  a las nuevas baterías de costa Vickers de 15,24 y 38,1. Cada una de estas unidades estaban artilladas con 4 cañones Vickers de 105/45 modelo 1923 antiaéreos, con montaje de candelero, con un sector de tiro horizontal de 360º, montados a barbeta, con un alcance horizontal de 13.400 metros y un techo máximo de 7.000 metros, con espoleta a tiempos de 22". Contaban con Dirección de Tiro tipo Vickers. Estaban montadas sobre edificaciones enterradas, que le servían de repuestos y depósitos de municiones. Las cuatro primeras batería (AtalayónRoldán, Conejo y Cabo Negrete) se artillaron antes del año 1.935 pensando solo en la defensa antiaérea de las baterías de costa. Pero al finalizar dicho año se artillan las dos restantes, cuando en el citado año se pensó en la ampliación de dicha defensa antiaérea, para proteger la Base Naval y la Ciudad. El hecho de haber sido montadas en tiempos distintos, en una época en que la aviación estaba en plena evolución, modificó, sustancialmente, la forma del despliegue de los cañones antiaéreos. Las baterías montadas antes de 1.935, lo hacían de forma análoga a las baterías de costa Vickers de 15,24. En el segundo caso, ya no se colocan las piezas en línea paralela a la costa sino en los vértices de un trapecio imaginario, para reaccionar contra los aviones procedentes de todas las direcciones, y no solo los procedentes del mar. Quedó fuera de servicio y posteriormente desartillada en el año 1965. Esta fortificación tiene la consideración de Bien de Interés Cultural (BIC), de acuerdo con la adicional segunda de la vigente Ley de Patrimonio Histórico.

CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 dirección TORREVIEJA-CARTAGENA, continuar por la Carretera de Tentegorra, girar a la derecha por Avenida del Portús. Dejar el coche en el parking junto a los depósitos del Taibilla.
ITINERARIO: PARKING / DERECHA GR-92 / MIRADOR DEL COLLADO / LOMA / 2º MIRADOR / PLAYA FATARES / FUERTE SUBIDA / DESVÍO A LAS BATERÍAS / COLLADO Y ATAJO / INSTALACIONES MILITARES CERRO ROLDÁN / SENDA DE BAJADA / PARKING.
COMPONENTES: VICENTE, SUSI Y CAROL.

LA RUTA: Para celebrar este día festivo, antesala de la primavera que llega mañana, nos vamos al mar. A Cartagena. Hemos picoteado dos veces en Calblanque,  otra en La Azohía y hoy lo hacemos en la Playa de Fatares y las baterías del Cerro Roldán. Viejos recuerdos de “mili” en marinería se agolpan en mi mente.

Llegamos con suma facilidad al punto de partida. Iniciamos desde el parking, muy concurrido a estas horas y siguiendo las marcas del GR-92 que recorre el litoral cartagenero de punta a punta. Entramos en una zona de pinar cruzándonos con mucha gente en ambos sentidos: caminantes, senderistas y corredores.

En un claro del pinar tenemos la primera visión completa del Cerro de Roldán con su rocosa cima. Comenzamos a elevarnos por sus laderas, y mirando hacia atrás,  vemos entre  la masa verde de la pineda, una brumosa panorámica de la ciudad de Cartagena.


Se acentúa la subida por el irregular sendero con vistas cada vez más directas a la montaña. Poco después viene una variante por la izquierda que sube directamente a la cima y que nosotros utilizaremos de bajada. Seguimos por la derecha con el GR-92.

Arribamos a un paso estrecho entre una construcción con un gran portón azul y la valla de una pequeña huerta, hacemos cola para pasar. El sendero sigue serpenteando exigiéndonos un nuevo esfuerzo hasta alcanzar el Collado de Roldán (308 m.).

En este mirador abierto al mar se cruzan varios senderos; el GR-92 se va por la derecha en dirección al Cabezo de la Estrella (418 m.), por la izquierda hay una nueva subida directa al Cerro Roldán en la que vemos moverse gente, y también por la izquierda pero bajando, tenemos nuestro sendero que nos llevará a la Playa de Fatares.

Las vistas del litoral hasta Cabo Tiñoso son espectaculares y en el centro izquierda aparece flotando en el mar la Isla de las Palomas, un solitario islote que nos acompañará en todas nuestras miradas al mar. Para mucha gente este es el fin de su excursión y vuelven por el mismo camino.


Empezamos el descenso que paulatinamente va rodeando la ladera sur del Cerro Roldán, con diferentes vistas al oeste donde predomina el litoral marino. Mirando hacia atrás vemos el collado repleto de gente. Bajamos hasta una rambla para remontar de nuevo.


Al dar la vuelta el paisaje se amplia. Pese a las nubes que vienen del mar y por las que se cuelan algunos reflejos del sol, vemos las instalaciones de la Algameca. Sin embargo, en el otro lado la extensa ensenada refleja un intenso mar azul. En la ladera de la montaña el diverso matorral y palmito tiñen una alfombra multicolor.

Nos desviamos un poco para subir una pequeña loma donde tenemos mejores vistas. Ya vemos la parte final de la Playa de Fatares. La playa está formada por dos cuencos de arena separados por un pequeño espigón rocoso. La isla de las Palomas sigue reinado en el mar.

La senda sigue todos los pliegues de la falda de la sierra y ésta nos muestra sus cambiantes caras en cada momento. Llegamos a una bonita ventana entre dos rocas por la que miramos desde lo alto la Playa de Fatares en su formato completo.

Emprendemos una bajada mucho más rápida y vertiginosa, sorteando el desnivel por medio de cortas rampas y en la que obtenemos muchas fotos a distintos niveles de este bonito paraje desde el espigón anterior a la arena.


Playa de Fatares. Preciosa y apartada cala de difícil acceso. Inspeccionamos todos sus rincones y decidimos degustar nuestro almuerzo mirando al mar. Hemos de repostar energías porque ahora nos espera un fuerte ascenso de 500 m de desnivel hasta la cima.

Abordamos la fortísima subida, las primeras rampas son enérgicas, pero enseguida nos recompensan las miradas al desnivel superado. Lo hacemos con calma y aprovechando los rellanos para tomar aliento y hacer fotos.


El hilo de senda transita por el sinuoso filo de la cresta, al ir centrados en la marcha no cuestionamos el riesgo, pero pensamos que habría mucha gente que no podría hacerlo. Con fuerte viento es una cuestión a sopesar, los bastones aquí son indispensables.

En un ancho rellano volvemos a tener grandes vistas panorámicas al mar y la isla de las Palomas. De frente una acentuada subida al siguiente diente de sierra del trayecto, con desgastadas y erosionadas rocas de subidos tonos de ocres dorados y verdes metálicos.



Afrontamos uno de los últimos lomos del encrestado sendero, arriba en el risco vemos moverse gente. Nosotros desechamos la opción de subir y también la de desviarnos a las baterías antiaéreas. Proseguimos por el sendero que por fin se apacigua, y continúa rodeando la montaña formando una especie de herradura abierta al mar, con la rambla de Fatares en el centro.

Ya en la otra ladera vemos la huella del sendero que se ciñe a ella y la gran mole del Cerro Roldán rasgada por los zigzags de la antigua carretera militar. Por un hueco entre las lomas divisamos las instalaciones portuarias de la Algameca en la otra parte de la ensenada.


En esta parte de la sierra, deteriorada por vientos y lluvias, la piedra caliza forma múltiples oquedades, grietas y farallones por los que transitamos terminado la herradura camino del collado. Una última mirada a la isla de las Palomas.

En el collado nos encontramos con la carretera que viene de la Algameca con un lacónico cartel que dice “camino cortado a 2 km zona miliar peligro real”. También se une la senda que a media ladera del Roldán viene desde el otro collado.

Para no hacer el tedioso recorrido por las rampas de la carretera militar, de frente se inicia un sendero que las ataja. Es una subida directa y más dura, pero vale la pena hacerla. Conectamos con la carretera en sus últimos zigzags, y por ella, alcanzamos las instalaciones militares.


Nos paseamos por los restos de las instalaciones y por la derecha vamos al punto geodésico del Cerro Roldán (470 m.) según el mapa de la zona, pero las instalaciones donde estaban artilladas las baterías se sitúan en un punto más elevado, a 494 m. Debido a un fallo estas últimas fotos no han salido bien, he logrado recuperarlas parcialmente pero perdiendo el azul del mar, gajes del oficio.

Retornamos a la entrada, y a la izquierda de donde termina la carretera, se inicia el descenso por una senda que entre el reducido pinar existente nos baja apresuradamente hasta conectar casi en la base de la montaña, con el GR-92 que traíamos esta mañana.

Mirando hacia atrás vemos la mole del Cerro Roldán entre un cielo nublado. Ahora solo nos queda continuar en suave descenso hasta el aparcamiento. Pese a la hora seguimos cruzándonos con gente, es una zona muy concurrida.





Ha sido una bonita excursión. Nos metemos en el centro de Cartagena y en la calle Mayor tomamos unas cervezas, luego café y deliciosos pasteles cartageneros. Pese a lo que ha cambiado la ciudad durante todos estos años, al pasar por la puerta de la Capitanía General, vuelan nostálgicos recuerdos de juventud.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 12,9 KM.
TIEMPO: 04:30 HORAS
ALTURA MÁXIMA: 494 M. (Cerro de Roldán)
ALTURA MÍNIMA: 0,0 M. (Nivel del mar)
DESNIVEL POSITIVO: 778 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 774 M.
DIFICULTAD: MODERADA.


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