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Posted by : Vaig a Peu
sábado, 1 de marzo de 2014
La Serrella se
muestra exuberante ante nuestros ojos cuando la contemplamos desde lejos. El
vigor de su relieve con destacadas cimas, profundos cortados, runares
pedregosos y perfiles espectaculares, hace que nos recuerden a las montañas
pirenaicas. La grandiosidad y belleza de su agreste paisaje, nos ofrece todos
los atractivos excursionistas posibles: un gran número de ascensiones y
travesías con un panorama cambiante desde la cresta cimera por donde
planearemos a caballo entre los valles de Seta y Guadalets. Podemos dividir a
la Serrella en tres grandes bloques: la Serrella del Recingle Alt y dels
Frares; la del Pla de la Casa; y la del Regall, la Mallada del Llop y la Canal,
haciendo de separación los barrancos Fondo y del Moro. Así mismo, la sierra
está dividida por sus dos vertientes. Estas características estructurales hacen
que los itinerarios excursionistas se articulen en forma de pinta sobre el eje
axial de la sierra. La Serrella es una montaña que requiere y merece diversas
excursiones para comprender y admirar la fuerza de su paisaje, sus travesías a
lo largo de la sierra, o bien, entre una vertiente y otra son sus grandes
atractivos. Para quienes aman los largos recorridos, pueden encadenar
itinerarios y cruzar la Serrella desde Benassau hasta Bolulla. En nuestras
excursiones descubriremos rincones idílicos caminando entre els Frares, y nos
sorprenderemos del encanto y la tranquilidad del Pla de la Casa. Si subimos por
el Barranc de la Canal, con el panorama del mar a nuestras espaldas,
conoceremos el hechizo de sus contrastes; más arriba en la Mallada del Llop
encontraremos el lugar idóneo para admirarla con todo su esplendor; pero para
disfrutar de toda esta belleza, muchas veces sufriremos progresando por los
runares que hacen retroceder nuestros pasos acentuando más la dureza del
trayecto. Los itinerarios propuestos no agotan las posibilidades excursionistas
que nos brinda la Serrella; enlazar itinerarios e improvisar otros, es en todo
momento un enriquecedor ejercicio excursionista. Proponemos caminatas
circulares, con el fin de facilitar el acceso a la sierra; las sendas están
bien trazadas, así y todo, debemos ir atentos en aquellas poco definidas, en
las cuales haremos uso de nuestra orientación e intuición. A esto hay que
añadir que las ascensiones exigen una mínima experiencia montañera; no son
difíciles pero el terreno es complicado, con fuertes pendientes e inestables
runares, que son los que le dan personalidad propia a la Sierra.
CÓMO LLEGAR: Por la Autopista AP-7 hasta Benidorm, salida
nº 65 BENIDORM (LEVANTE) / CALLOSA D’EN SARRIÁ, por la CV-70 hacia La Nucia,
Polop, Guadalest y Beniardá. Continuar por la carretera que rodea el pantano de
Guadalets hasta el cruce balizado por un poste con paletas de los PR-CV 18 y
19. Continuar hasta la primera bifurcación asfaltada a la izquierda. Continuar
hasta un corral en ruinas. Hay espacio para aparcar.
ITINERARIO: CORRAL EN
RUINAS / FIN ASFALTO / FIN PISTA / SESTER / BARRANC DE LA CANAL / CORRAL DE LA
CANAL / COLLADO / POU DE NEU DE FAMORCA / SENDA DE LA IZQUIERDA / MORRET DE LA TERRA
NOVA / REGALL / MALLÁ DEL LLOP / BARRANC DE LA CANAL / SESTER / CORRAL EN
RUINAS.
COMPONENTES: VICENTE,
PATRO Y SANTI.
LA RUTA: Hoy nos proponemos una nueva variante a la Mallá del Llop, esta vez subiendo desde Beniardá junto al pantano de Guadalets, y por el Barranc de la Canal. No partimos del mismo pueblo para no pisar asfalto, pero en el apartado de CÓMO LLEGAR está bien descrito. Además del Barranc de la Canal lo más bonito era el regreso por una de sus paredes, la Cresta del Carrascal, pero la meteorología lo ha impedido, el viento y la lluvia nos han hecho desistir.
El día está gris plomizo y sopla algo de aire, las previsiones son de 1,2 mm de lluvia, pero ya hemos superado otros días parecidos sin caer una sola gota. Iniciamos desde el corral derruido subiendo un corto tramo hasta que se acaba el asfalto. Al fondo vemos una de las paredes del Barranc de la Canal.
Continuamos por camino hasta que unos mojones a la derecha marcan el inicio de una senda que sigue subiéndonos. Hacia atrás tenemos vistas más elevadas del pantano y el pueblo de Guadalest, la nubosidad hace que no distingamos el litoral marino.
Comenzamos a cruzar el Barranc de les Mates por su parte más alta y agreste. La senda se retuerce entre farallones y paredes superiores. Arriba vemos como dos rocas forman una cueva de entrada triangular que ha sido habilitada como sester o primer refugio.
Cerca de la cueva la senda se estabiliza y se pega a las paredes calizas que forman alguna visera entre varios pinos. Nos sorprende el súbito vuelo de un águila a la que no logramos fotografiar. Unos metros más adelante descubrimos el cadáver de un zorro que quizás haya sido envenenado por los cazadores.
Rebasamos la última barranquera con vistas a las laderas de Aitana salpicada de pueblecitos, y vamos entrando en el Barranc de la Canal por el Pla de Blancoc, que viene a ser su parte más ancha. En las paredes de la derecha nos llama la atención un agujero vertical que se nos antoja el ojo de una aguja.
Empieza una larga subida hasta el collado con un desnivel bastante llevadero. El día sigue gris y el aire no molesta mucho. Junto a una gran roca se mantienen las paredes de otro pequeño sester. Esta parte más llana, antiguamente estuvo abancalada, quedan algunos troncos de almendros quemados en diversos incendios.
Llegamos al corral derruido, situado a los pies de una gran roca caliza que tiene una enorme oquedad poco profunda producida por la erosión y el desprendimiento de grandes bloques. Dentro de las ruinas todavía florece un pequeño almendro que se aferra a una nueva primavera.
Caminamos por la parte derecha, esta senda no pasa por los pozos de nieve, que decidimos no visitar ahora y hacerles fotos desde arriba de la cresta cuando regresemos por ella. Tomamos varias perspectivas laterales de estas desgastadas paredes.
Poco a poco ganamos la parte más alta del collado, y enseguida tenemos una ventana espectacular al macizo de l’Aixortá, desde la Penya del Castellet (1.051 m.) hasta Penya Alta (1.219 m.); en el otro lado, unas apretadas hiedras se sustentan adheridas verticalmente a las paredes.
Tenemos que bajar para volver a subir al siguiente collado, este es un trecho con forma de tobogán, solitario y bonito poblado de cojines de monja, un tejo pequeño y dos hermosas hiedras que se extienden hasta fundirse en una sola, frente a paredes de formas sugerentes.
Desde este collado tenemos muy cerca la cima de la Mallada del Llop, pero no subiremos a ella ahora. Tenemos otro mirador hacia Fageca y Tollos en las laderas de la sierra de Alfaro. Viene un pronunciado descenso hacia la Font del Noguer, pero antes de llegar seguimos otra senda pegada a la sierra que nos lleva al pozo de nieve.
Pou de neu de Famorca. Invadido interiormente por las hiedras y la vegetación, no conserva la cúpula, pero sí el contorno circular y las ventanas de acceso. Desde aquí nace una senda por la izquierda que nos remonta hasta el Morret de la Terra Nova (1.282 m.)
LA RUTA: Hoy nos proponemos una nueva variante a la Mallá del Llop, esta vez subiendo desde Beniardá junto al pantano de Guadalets, y por el Barranc de la Canal. No partimos del mismo pueblo para no pisar asfalto, pero en el apartado de CÓMO LLEGAR está bien descrito. Además del Barranc de la Canal lo más bonito era el regreso por una de sus paredes, la Cresta del Carrascal, pero la meteorología lo ha impedido, el viento y la lluvia nos han hecho desistir.
El día está gris plomizo y sopla algo de aire, las previsiones son de 1,2 mm de lluvia, pero ya hemos superado otros días parecidos sin caer una sola gota. Iniciamos desde el corral derruido subiendo un corto tramo hasta que se acaba el asfalto. Al fondo vemos una de las paredes del Barranc de la Canal.
Continuamos por camino hasta que unos mojones a la derecha marcan el inicio de una senda que sigue subiéndonos. Hacia atrás tenemos vistas más elevadas del pantano y el pueblo de Guadalest, la nubosidad hace que no distingamos el litoral marino.
Comenzamos a cruzar el Barranc de les Mates por su parte más alta y agreste. La senda se retuerce entre farallones y paredes superiores. Arriba vemos como dos rocas forman una cueva de entrada triangular que ha sido habilitada como sester o primer refugio.
Cerca de la cueva la senda se estabiliza y se pega a las paredes calizas que forman alguna visera entre varios pinos. Nos sorprende el súbito vuelo de un águila a la que no logramos fotografiar. Unos metros más adelante descubrimos el cadáver de un zorro que quizás haya sido envenenado por los cazadores.
Rebasamos la última barranquera con vistas a las laderas de Aitana salpicada de pueblecitos, y vamos entrando en el Barranc de la Canal por el Pla de Blancoc, que viene a ser su parte más ancha. En las paredes de la derecha nos llama la atención un agujero vertical que se nos antoja el ojo de una aguja.
Empieza una larga subida hasta el collado con un desnivel bastante llevadero. El día sigue gris y el aire no molesta mucho. Junto a una gran roca se mantienen las paredes de otro pequeño sester. Esta parte más llana, antiguamente estuvo abancalada, quedan algunos troncos de almendros quemados en diversos incendios.
Llegamos al corral derruido, situado a los pies de una gran roca caliza que tiene una enorme oquedad poco profunda producida por la erosión y el desprendimiento de grandes bloques. Dentro de las ruinas todavía florece un pequeño almendro que se aferra a una nueva primavera.
Caminamos por la parte derecha, esta senda no pasa por los pozos de nieve, que decidimos no visitar ahora y hacerles fotos desde arriba de la cresta cuando regresemos por ella. Tomamos varias perspectivas laterales de estas desgastadas paredes.
Poco a poco ganamos la parte más alta del collado, y enseguida tenemos una ventana espectacular al macizo de l’Aixortá, desde la Penya del Castellet (1.051 m.) hasta Penya Alta (1.219 m.); en el otro lado, unas apretadas hiedras se sustentan adheridas verticalmente a las paredes.
Tenemos que bajar para volver a subir al siguiente collado, este es un trecho con forma de tobogán, solitario y bonito poblado de cojines de monja, un tejo pequeño y dos hermosas hiedras que se extienden hasta fundirse en una sola, frente a paredes de formas sugerentes.
Desde este collado tenemos muy cerca la cima de la Mallada del Llop, pero no subiremos a ella ahora. Tenemos otro mirador hacia Fageca y Tollos en las laderas de la sierra de Alfaro. Viene un pronunciado descenso hacia la Font del Noguer, pero antes de llegar seguimos otra senda pegada a la sierra que nos lleva al pozo de nieve.
Pou de neu de Famorca. Invadido interiormente por las hiedras y la vegetación, no conserva la cúpula, pero sí el contorno circular y las ventanas de acceso. Desde aquí nace una senda por la izquierda que nos remonta hasta el Morret de la Terra Nova (1.282 m.)
La peculiar forma del Morret nos acompaña durante este trayecto. Vuela la imaginación a medida nos vamos acercando, y creemos ver en las tres hendiduras verticales, la huella producida por el zarpazo de la garra de un descomunal dinosaurio.
En el collado, la nubosidad se acentúa y comienzan a caer las primeras gotas. Desde esta posición, la panorámica al Pla de la Casa es impresionante, haga sol o esté nublado como ahora. Realmente parece que estemos en pleno Pirineo.
Por la izquierda accedemos a la loma del Regall (1.322 m.) y conectamos con la senda que recorre todo el cordal de la cresta hasta llegar al punto geodésico. Hemos dado un giro de 180º y estamos volviendo en paralelo pero a mayor altura. En las rocas encontramos incrustada una piedra escrita en recuerdo de un amigo.
La Mallada del Llop
(1.360 m.) El viento hace que la lluvia sea más patente, por lo que no hacemos
la foto comunitaria. Ahora viene la ardua tarea de buscar y encontrar un lugar
preferente para el almuerzo, protegido del aire y de la lluvia. En la cumbre no
lo hay, pero sí, bajando un poco en las rocas de la izquierda. Resguardados del
aire que es el que lanza la lluvia, aquí no nos mojamos.
Terminamos el almuerzo
sin que nos haya caído una gota, pero al levantarnos comprobamos que la
temperatura ha bajado en varios grados y la lluvia es persistente. Nos
abrigamos bien y con los cortavientos de Goretex iniciamos el descenso en dirección hacia la Cresta
del Carrascal. El agua del pantano se
distingue perfectamente pero está envuelto en la bruma.
Mientras bajamos
arrecia la lluvia y el viento, por lo que decidimos no descender por la Cresta
del Carrascal. Solamente conocemos una pequeña parte del trayecto, de un total
de 2,5 km; la lluvia y el viento no son buenos compañeros para crestear. Nos
vamos un poco a la izquierda para entrar en el Barranc de la Canal por el
collado. Vamos a hacer el mismo recorrido de esta mañana.
Con buenas prendas
montañeras se soporta una lluvia como esta. Nos perdemos la visión de los pozos
de nieve desde arriba, pero no importa, la montaña siempre va a estar ahí. Al final del Barranc de la Canal nos
escoramos a la derecha buscando la senda de los farallones y entrar en el
Barranc de les Mates. Luego, el camino, y un poco de asfalto hasta el coche.
Pese a todo, la excursión ha sido bonita aunque hayamos tenido que cambiar la
bajada.
AGUA EN RUTA: SI. (La
Font del Noguer, muy cerca del pozo de nieve de Famorca)
DISTANCIA: 16,8 KM.
TIEMPO: 05:33 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.360 M.
(La Mallá del Llop)
ALTURA MÍNIMA: 465 M.
(Beniardá)
DESNIVEL POSITIVO: 1.037
M.
DESNIVEL NEGATIVO: 1.045
M.
DIFICULTAD: MODERADA.