sábado, 1 de diciembre de 2012

EL CAVALL DE TORMOS

El pueblo de Tormos está situado a los pies de la Sierra de Resingles, entre el mar y la montaña, en las últimas estribaciones de la cordillera Subbética, a su vez rodeado por las sierras del Cavall y Migdia,  en un valle abierto al Mediterráneo  y en la ribera del lecho seco del río Girona. Goza de un clima mediterráneo subhúmedo  con una precipitación anual elevada y concentrada en los equinoccios, con inviernos suaves y veranos cálidos. Si bien hay localizados signos de que ya hubo vida en Tormos durante la Prehistoria, el Neolítico, la Edad del Cobre y del Bronce; ser un poblamiento romano en el siglo II A.C, y en el siglo XII una alquería musulmana, que tras la conquista del Rey Jaime I (1228-76) pasa a ser propiedad sucesiva de diversos nobles, Tormos llega a la expulsión de los moriscos en 1609, y posterior arribada de repobladores de la Isla de Mallorca. En 1733 se construye la actual iglesia de estilo neoclásico y tras vivir todos los episodios históricos que de algún modo afectaron a todos los pueblos de España, desde la segunda mitad del siglo XX, hasta nuestros días, Tormos experimenta, en cuanto a infraestructuras y calidad de vida, el mayor nivel de progreso de toda su historia.
CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 dirección Valencia, salida nº 62 ONDARA/JAVEA/DENIA, hacia Ondara, por la CV-731 hacia BENIARBEIG/BENIDOLEIG/ORBA. Atravesar Orba y por la derecha tomar la CV-715 para llegar a Tormos. Aparcar en el cementerio.
ITINERARIO: CEMENTERIO DE TORMOS / CRUCE CON SENDA AL PUEBLO DE SAGRA / PLA DELS POETS / CRESTA Y CIM CAVALL / MAS DE LA MATA / PR-CV 58.1 / PLA DELS POETS / BAJADA AL PUEBLO DE SAGRA / CEMENTERIO DE TORMOS.
COMPONENTES: VICENTE, JULIÁN Y LOURDES.







LA RUTA: Ha caído algo de lluvia mientras veníamos, el día está brumoso y esperamos que se vaya despejando. Previsores metemos los chubasqueros en las mochilas, nos calzamos las botas y por la izquierda del cementerio, cerca de los altos cipreses y las hornacinas del Vía Crucis, comenzamos por las marcas del PR-CV 58.1









Pasamos entre grandes rocas de antiguos desprendimientos, por una clara senda flanqueada de abundante matorral donde proliferan los palmitos y en pronunciado ascenso por la ladera de la sierra de Resingles.








Rápidamente vamos tomando altura, y  tenemos el pueblo de Tormos a nuestros pies. Al fondo en el mar, la bruma rodea toda la mole del Montgó, que apenas se intuye. Dejamos atrás por la izquierda el desvío hacia las pinturas rupestres.








Seguimos elevándonos entre escalones de roca hacia el este, el paisaje se abre un poco más en el valle, donde tenemos una bonita vista del pueblo de Sagra y de la sierra de Segária que desde este lado parece más agreste y puntiaguda.









Comienzan a caer unas gotas. Por la derecha sobrepasamos el desvío balizado con un poste y paletas de madera al pueblo de Sagra. Proseguimos en ascenso hasta llegar un pequeño resguardo con abundante vegetación y varias hiedras.

















Es el Racó de la Dona, bonito apartado entre la sierra y un enclave rocoso paralelo a la misma, cerca hay una bañera que utilizan para abrevar el ganado. Terminamos de enfundarnos los chubasqueros aunque solo chispea, pero podemos acabar calados. Tomamos unas barritas e hidratos de carbono.









Continuamos adelante hasta llegar a una especie de planicie invadida por los palmitos y conocida como el Pla dels Poets. Tenemos buenas vistas del valle, el río Girona y la sierra de Segária desde otra posición.















Debemos de estar atentos a unos hitos a la izquierda por donde dejaremos el PR y continuaremos en dirección a una pequeña vaguada, donde a la izquierda hay una casa en ruinas junto a un pino enorme; a la derecha de la casa hay un aljibe con el brocal derruido.

















Aquí se pierde la senda confundida entre rastros de animales, pero debemos de seguir subiendo por la pequeña pineda atravesando los abandonados bancales y buscando los muretes de piedra más accesibles, algunos de ellos parecen verdaderas murallas.








Los rastros de senda se hacen más evidentes y seguimos unas marcas verdes en forma de círculo. Por el buen sendero que corrobora algún hito, dejamos atrás los bancales y comienza una fuerte subida entre las rocas hasta que coronamos un diminuto collado con una pequeña vaguada herbosa.






A la izquierda tenemos un promontorio rocoso y por la derecha los círculos verdes que ahora nos guían en dirección a la cresta. Continúa chispeando y corre una ligera pero fresca brisa. Vamos por el cordal eligiendo el paso más idóneo, derecha o izquierda, a caballo por la mojada roca o descendiendo un poco para evitar pasos más aéreos en la resbaladiza piedra lapiaz.




Despacio, sin tensión, avanzamos de joroba en joroba prestando mucha atención y asegurando los apoyos. Sin lluvia habríamos plegado los bastones y con las manos avanzaríamos más rápidos, pero al estar mojado encontramos más apoyo con ellos. El aire infla mi chubasquero y me es incomodo progresar. En días de lluvia y aire es mejor una prenda ceñida.









Las gibas no parecen tener fin hasta que divisamos el punto geodésico en una de ellas. Bajamos un poco para remontar el último escollo rocoso de la cima, donde hay dos acebuches en la cara de la umbría.





Cima del Cavall (708 m.) Espectacular atalaya. Lástima que el día esté cubierto y la bruma nos impida ver con nitidez la mayoría de las cumbres del norte de Alicante y el sur de Valencia: Montcabrer, Benicadell, la Foradá, la Safor, el Mondúver y el mar; también nos perdemos Aitana, la Serrella, Cocoll y la espléndida visión del Montgó, hoy completamente difuminado, y al sur el Cavall Verd.







Hacemos las merecidas fotos comentado el esfuerzo realizado y emprendemos el descenso siguiendo por el cordal de la sierra, al principio abrupto por el desnivel a deshacer entre las rocas mojadas, para luego ir apaciguándose y convertirse en un sendero casi agradable entre el lapiaz.






Al frente tenemos la visión del Camí d’Ebo con el Corral de la Carrasca por el que no pasaremos, y más a la derecha el de la Mata. En un momento dado perdemos las señales verdes y nos encaminamos hacia un pequeño y rugoso barranco. No deberíamos de haber bajado tanto pero tampoco importa mucho porque la dirección es la correcta.








Una vez superado el barranco conectamos por la derecha con el Camí d’Ebo y las señales del PR-CV 58.1 Llegamos al Corral de la Mata rodeado de hermosas higueras, cerezos y algún pequeño nogal. Decidimos parar a comer en una mesa de piedra bajo los árboles vestidos de otoño.






Ha dejado de chispear y continuamos cerrando el círculo por el ancho camino de herradura, junto a unos cuidados bancales con olivos y cerezos. Enfrente a la derecha, tenemos la mole rocosa de la Sierra de Migdia, por la que hemos transitado esta mañana por un llano herboso sin darnos cuenta de su magnitud.






Llegamos a una especie de colladito donde se inicia el Barranc del Frare, junto a los verticales paredones de la sierra,  formando un precioso rincón de bancales escalonados con muros de piedra seca para aprovechar sus aguas. Hay almendros y cerezos, que en combinación con algunos pequeños arces diseminados en la ladera, dan un bonito colorido otoñal a este apartado






El camino nos baja por la derecha para cruzar los bancales sin perder de vista este precioso recodo. Con las lluvias y los cambios de temperatura, algún almendro se equivoca y comienza a florecer. En la otra vertiente conectamos con una estrecha senda que nos eleva hasta media altura en la ladera.







Por el cómodo hilillo de senda tenemos vistas del marjal de Pego y el mar, pese a la persistente bruma. Por la otra parte, en un farallón rocoso  de la Sierra de Migdia, distinguimos la apartada Cova Blanca, cercana a una zona que antiguamente estuvo abancalada.








Llegamos al sector del Pla dels Poets entre palmitos y bancales abandonados; junto a una casa derruida está el desvío o ramal que llega hasta Pego, nosotros seguimos hacia delante hasta encontrarnos con los mojones donde esta mañana nos hemos desviado del PR, con lo cual hemos cerrado el círculo.






Proseguimos dejando atrás la espesa vegetación del Racó de la Dona, hasta el poste con paletas que marcan el desvío al pueblo de Sagra. Apenas dudamos unos segundos: ¿Por qué no conocer Sagra? Y por la izquierda continuamos en descenso. Es el ramal del PR-CV 58 que une Sagra con Vall d’Ebo.


























La vegetación no cambia y el paisaje nos 
ofrece una vista más cercana de la Sierra de Segária. Entramos al pueblo por el depósito de agua y por delante de l’Escoleta, piscina municipal y campos de juego; tomamos la carretera y en memos de un kilómetro estamos en el cementerio de Tormos.
Ha sido una bonita excursión. Exigente en la subida al Cavall por la lluvia, y la bruma que nos ha restado visibilidad desde este otero.



RECORRIDO: CIRCULAR
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 13,350 KM.
TIEMPO: 07:07 HORAS
ALTURA MÁXIMA: 708 M. (Cima del Cavall)
ALTURA MÍNIMA: 125 M. (Cementerio de Tormos)
DESNIVEL POSITIVO: 828 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 841 M.
DIFICULTAD: MEDIA-ALTA. (DIFÍCIL CON LLUVIA). En la cresta hay que usar las manos, apenas hay marcas pero se intuye el paso entre la roca lapiaz. 

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