sábado, 2 de julio de 2011
COMPONENTES: VICENTE, JULIÁN Y AGUSTÍN
ITINERARIO:
Autopista dirección Valencia, salida 62 Ondara/Dénia/Jávea, hacia Dénia, en la quinta rotonda donde está la gasolinera de Repsol girar a la derecha y en la siguiente rotonda dirección Hospital y la Pedrera, calle Pou de la Montaña, cruzar las vías del ferrocarril y seguir hasta el transformador, aquí por la calle de la derecha, la más ancha, que al final se estrecha convirtiéndose en carretera. Cuando se estrecha hay un cartel del Parque a la derecha y parking para algún coche. Podemos seguir la carretera 1,5 Km y al sobrepasar la Ermita del Pare Pere, llegaremos a una cadena que corta el camino de entrada al Parque para vehículos, gran cartel, fuente y aparcamiento bajo los pinos.
Fue declarado como Parque Natural del Montgó el 16/03/1987 con algo más de
El día está tapado y con mucha humedad. Nuestra ruta de hoy es de las más largas y duras del Parque, de hecho, una parte de la misma la realiza poca gente, lo que hace que en algunos tramos la exuberante vegetación dificulta el transito y hay que estar atentos para seguirla. En este trayecto se recomienda pantalón largo, a no ser que queramos una depilación tatuada de arañazos.
Descendemos un poco hasta los primeros escalones y a la derecha (bajando) se inicia una senda no balizada que se hace más visible al adentrarnos en ella en dirección a la primera cornisa. Estamos aproximadamente a unos 350 m de altitud, cota que mantendremos hasta las cercanías de la Cova del Camell en que retomaremos de nuevo la pista de tierra.
Este recorrido aéreo es impresionante por su vegetación, aparecen los palmitos y algún que otro escaso y perdido madroñero, pero sobre todo las zarzas con sus afiladas púas que amenazan nuestras piernas, por desgracia hoy debido al calor llevamos pantalones cortos ¡masoquistas!
La senda nos ciñe al sinuoso contorno de la sierra haciendo más largo el recorrido, pero regalándonos hermosas vistas al mar y a las paredes de la sierra con sus cortas y verticales barranqueras. Comprobamos la súper población de chalets individuales de Les Rotes, todos con su piscina particular, qué derroche de agua.
En algunos tramos vamos pegados a las paredes, recuerdo la entrada a dos pequeñas cuevas con alguna higuera en su interior y que ahora debido al aumento de vegetación o a nuestra concentración en los pinchos de las zarzas hemos pasado de largo. En Les Planes, cercano al mar vemos el Campo de Tiro, cerca del cual se inicia la subida Xábia.
Poco a poco nos separamos de las paredes e iniciamos un leve y prolongado descenso hasta la pista, en este tramo aparecen mojones que nos guiarán por el sitio más fácil.
Seguimos la pista durante un kilómetro aproximadamente hasta que se convierte en senda y desemboca en un pequeño barranco, al cruzarlo estamos en la Cova del Camell hay un poste indicativo y por su apertura de la derecha podemos acceder a su interior.
Continuamos por la izquierda haciendo una pequeña trepada, ya estamos de nuevo en senda balizada, pero hemos descendido al nivel de los 200 m ., por lo que tenemos el reto de más de quinientos metros hasta la cumbre de la mole que vemos delante.
Avanzamos por un tramo de roca incomoda hasta cruzarnos con la senda que viene de Les Planes, a partir de aquí la senda efectúa grandes lazos de lado a lado del frontal de la sierra elevándonos con facilidad hasta situarnos en la izquierda, cerca de un pequeño y solitario grupo de carrascas. Al dar la vuelta, nos topamos con un cartel de “SENDA PERILLOSA” que impone un poco, ante nosotros la arista con fuerte y largo desnivel que culmina en la cima, a la derecha la vista del mar se amplia hasta el horizonte y a la izquierda, gran cortado de verticales paredes, con la pedanía de Jesús Pobre y las urbanizaciones al fondo. Pese a ello, la amplitud de la arista bien balizada, transcurre alejada del vacío por lo que la sensación de peligro es mínima.
El cansancio hace mella y nos lo tomamos con calma, en un día tan húmedo como hoy la buena hidratación es esencial ya que no hay ninguna fuente en todo el recorrido. Julián y Agustín van delante y yo aminoro la marcha, poco a poco vamos avanzando por la arista haciendo alguna parada “técnica” a respirar y por fin la cumbre.
La Creueta del Montgó 753 m ., hace muchos años que la cruz desapareció de la cumbre, ni tampoco sé la razón, pero era un símbolo que no hacía daño a nadie. Las vistas al mar y las montañas son impresionantes, Cabo de San Antonio, Peñón de Ifach, Morro de Toix, Sierra Helada, Oltá, Bernia, Puig Campana, Aixortá, Aitana…
El sol pega bien y decidimos almorzar a la sombra del único pino que los incendios han respetado en estas latitudes a cuatrocientos metros por la senda de regreso. El cuerpo nos pide líquidos y fruta que vamos alternando con el sólido bocata, después chocolate puro 74% con almendras y té fresquito.
Una vez recuperados, continuamos el regreso en dirección a la Creueta de Denia (
Seguimos avanzando bajando muy poco de nivel, estamos en una especie de planicie, luego la senda nos lleva hacia la izquierda y el paisaje se estrecha, llegamos a una bifurcación, si continuamos recto bajaríamos por el barranco de la Heura a Jesús Pobre, pero nuestro coche está muy lejos de allí, así que tomamos el desvío a la derecha hacia el Racó del Bou.
Ahora el descenso es más vertical y vertiginoso entre zigzags hasta que llegamos a un nuevo desvío balizado con una tabla de madera, al CIM, de donde venimos, izquierda Racó del Bou y derecha Cova de l’Aigua por donde vamos a seguir esta vez.
La senda se estabiliza y se ciñe a la ladera de la sierra, la vegetación vuelve a brotar con abundancia y en unos diez minutos enlazamos con la senda de la Cova de l’Aigua por donde habíamos subido al principio de la ruta, la seguimos en descenso hasta la pista de tierra y continuamos hasta la cadena de entrada al Parque y el coche.
En la fuente reza el letrero de NO POTABLE pero con un cuenco de plástico nos refrescamos cabeza, cara y una vez liberados de las botas, los pies.
De regreso, una vez pasada la rotonda del Hospital, hacemos una parada en la heladería de la esquina, ¡Colosal!
Han sido casi cinco horas y cerca de diecisiete kilómetros de una bonita excursión más apropiada para días primaverales.
